El Arte como Revolución se erige como un espacio de expresión y diversidad musical. El festival tendrá lugar el 13 de junio en Sala Formosa (Achával Rodríguez 349) de 20 hs a 23 hs, reuniendo a tres grandes bandas de la escena cordobesa: Cristales, Lava Andina y Tranki Punki. Con estilos y canciones propias, estas agrupaciones ofrecerán una muestra de la riqueza sonora y del espíritu de resistencia que define a la música independiente en la actualidad.
Este festival es una iniciativa de Las Pibas y el Pogo, un movimiento de mujeres y disidencias que visibiliza el arte y la música en escenarios donde las diversidades toman protagonismo sin restricciones. En estos espacios, la conciencia de género es una premisa fundamental, promoviendo entornos de contención y seguridad para quienes habitan la escena cultural.
En un contexto donde la música se reafirma como herramienta de resistencia, la escena emergente cordobesa encuentra nuevas formas de expresión y militancia. Tranki Punki, una banda que trasciende lo estrictamente musical, construye su identidad desde el activismo y la experimentación artística. Con la llegada de Nadia, el grupo se renovó y adquirió una nueva perspectiva, sumando influencias del cine y un enfoque técnico que equilibra su propuesta sonora.
Más allá de los acordes, Tranki Punki se posiciona en el debate político y cultural, participando activamente en espacios de lucha y movilización, especialmente en torno a la comunidad LGBTQ+. En una época donde ciertos sectores buscan silenciar voces disidentes, la música se convierte en un acto de resistencia y un canal para visibilizar realidades que otros intentan ocultar. En esta conversación, las integrantes de la banda analizan su evolución, el papel de la música en la coyuntura actual y el resurgimiento de una escena punk-postpunk que desafía los límites tradicionales del género.

Otra Canción: ¿Cómo se están preparando para el festival las chicas y el pogo?
Sofi Dem: Estamos ensayando a full, dos veces por semana, ajustando detalles técnicos y súper enfocadas en el festival.
O.c: ¿Cómo va a ser el show? Porque, si bien el último disco lo editaron en 2020, sus recitales siempre tienen algo que los hace distintos…
Sofi: Bueno, eso lo buscamos tanto por el público como por nosotras mismas. No es que nos aburra hacer lo mismo, pero sí nos motiva probar cosas distintas.
Además, aquel disco tuvo una presentación truncada en 2020 por todo lo que pasó después, que no vamos a repetir. Todas nuestras presentaciones posteriores, desde que volvimos a tocar en 2021 y 2022, se basaron en los discos anteriores.
En el medio también hubo un recambio instrumental: nos dejó Andrea, nuestra violinista, y se unió Nadia, que toca el sintetizador. Es una gran pianista y una amiga muy querida, así que, apenas se fue Andrea, vimos la oportunidad de reinventarnos y apostar por una propuesta musical diferente en cuanto a sonoridad. Eso fue, si no me equivoco, en 2023.
Entonces, aunque el último disco sigue siendo el mismo, en realidad ha evolucionado, porque la presencia tan imponente del violín dejó paso a otro instrumento en manos de Nadia. Es una manera de recomponer nuestro repertorio musical.
Eso es lo que estuvimos haciendo desde 2023 hasta hoy. Ahora, con la nueva formación ya consolidada, este nuevo grupo, esta nueva familia—como nos gusta pensarnos—estamos empezando a imaginar y crear material nuevo. Todavía no definimos si será un EP, un disco, temas sueltos… estamos en proceso.
Nosotras ensayamos dos o tres veces por semana, siempre, más allá de que haya o no un show. Lo hacemos porque nos gusta, porque lo necesitamos. Todas trabajamos en otras cosas; lamentablemente, ninguna de nosotras vive de la música. Por eso, el ensayo es un momento clave en nuestras vidas personales.
Lo que sí puedo adelantarte sobre la presentación del viernes 13 es que vamos a tocar un tema nuevo.
O.c: Hablando de Nadia, me imagino que les trajo cierta frescura e ideas nuevas, sobre todo teniendo en cuenta que viene del ámbito de la musicalización para cine, aunque con una impronta rockera en sus gustos…
Sofi: Totalmente, cada una tiene su impronta. Yo, por ejemplo, soy profesora universitaria de Letras, así que también vengo del mundo del arte. Vicky es muy estudiosa de la música y conecta mucho con Nadia en el conocimiento técnico y la precisión musical.
Nadia le aporta muchísimo a la banda. Cuando ella se sumó, nos vimos envueltas en una nueva etapa, con otra proyección, porque vino a traer un equilibrio distinto al que veníamos viviendo.
O.c: Hablando de proyección… Son una banda que publicó su primer disco en 2016 y su último vivo en el CCK en 2020. ¿Cómo ven hoy la actualidad de la banda y su proyección? También teniendo en cuenta los cambios culturales y políticos en los que estamos inmersos.
Sofi: Lo pensamos, al menos, en tres niveles.
Por un lado, la forma en que circula la música. Me parece que el comentario va también por ahí: cómo se distribuye, cómo se produce, cómo se publica, cómo se difunde, a dónde llega. Por eso todavía no sabemos si será un EP, un disco o temas sueltos, porque de alguna manera eso está determinado e influenciado por las lógicas del mercado. Más allá de que seamos independientes y autogestivas, queremos que nuestra música llegue a distintos lugares y sea escuchada por la mayor cantidad de gente posible. En esa búsqueda intervienen muchos factores, desde el dinero, que es clave, hasta cuestiones estéticas.
Por otro lado, está el contexto político. Casi todas nuestras letras, incluso las que hablan de amor, tienen una impronta de protesta y una posición de resistencia. Eso también nos hace variar el contenido, lo que queremos expresar, contestar y proclamar.
Y, por último, está el paso del tiempo. Nos vamos volviendo más grandes, más tecnológicas… Y hay algo de todo eso. Más allá de lo político, lo económico y las formas de distribución, también cambiamos a nivel individual. Evolucionan nuestras ideas, nuestros trabajos y lo que hacemos, lo que inevitablemente modifica las relaciones entre nosotras, los deseos y los gustos.
Si bien intentamos mantener una impronta que se sostiene con los timbres musicales—algo que cambió con la entrada de Nadia—, también cambió por otras razones, no solo por la transformación instrumental, sino por nuestros deseos, gustos y maneras de escuchar música. No somos las mismas personas que hace 12 o 13 años. Es inevitable que estemos atravesando otra etapa.
Además, intentamos romper con nuestros propios moldes. Por ejemplo, los primeros dos o tres años pensábamos que debíamos tener sí o sí un tema punk, porque la banda tenía una identidad «tranqui-punky «. Pero con el tiempo nos preguntamos: ¿por qué esa necesidad autoimpuesta? ¿Por qué no hacer mezclas, jugar con los cruces musicales, dejarnos llevar por nuestros propios gustos y los de la banda?
O.c: Son una banda que trasciende lo musical; están siempre colaborando en distintas causas y marchas. El ejemplo más visible son las marchas LGBTQ+.
Sofi: Coincido completamente. En primer lugar, me gusta decir que rompemos el género, en todos los sentidos—incluido el musical. Es algo que nos planteamos constantemente. A veces una letra no tiene por qué hablar explícitamente de política, y, aun así, inevitablemente, terminamos dándole un tinte político.
Cuando contamos la historia de alguien, es imposible que lo político no atraviese el relato, porque nos atraviesa a nosotras y queremos que lo haga. Que nuestras letras sean políticas es una decisión consciente; no es algo fortuito. No es una novedad, sino nuestra forma de resistencia, nuestra militancia a pequeña escala.
Cada una de nosotras tiene su espacio de activismo. Nadia, como sabés, participa en Abriendo la Cancha. Yo también tengo otros frentes, y nuestras compañeras lo mismo. Pero, como banda, sentimos que nuestro aporte es estar ahí con la música, resistiendo en la medida de nuestras posibilidades. Es así como nos hemos encontrado y nos seguimos sosteniendo.
O.c: En el contexto actual, donde se atacan a la comunidad LGBTQ+ y a ciertos artistas como Lali, ¿qué papel juega la música? Mientras que un sector de la sociedad sostiene que los músicos deben mantenerse al margen de lo político, otros, como Lali, responden y, en cierto modo, se vuelven aún más políticos.
Sofi: Lo veo en muchas bandas, y me encanta. Me emociona, me sensibiliza muchísimo. De hecho, mientras te escuchaba, pensaba en una frase que no recuerdo quién dijo: quizás fracasamos en establecer una agenda en los últimos años, quizás fuimos demasiado extremistas en nuestros reclamos y deberíamos haber sido más suaves.
Yo pienso lo contrario. Nuestros reclamos se quedaron cortos; tendríamos que haber ido mucho más a fondo. No podemos relegar lo que pensamos, lo que necesitamos, los derechos que nos faltan—que son muchos—y, sobre todo, la efectivización de esos derechos que ya están en leyes. Porque sabemos que muchas leyes son el resultado de luchas materializadas, pero todavía falta mucho por recorrer.
Algunos dicen que deberíamos haber sido más moderadas; yo creo que no fue suficiente. Lo vemos claramente en la batalla cultural de hoy: la resignificación de Gramsci que hacen estos sectores demuestra que nos falta muchísimo. Si pueden instalar en la agenda y relativizar conceptos tan básicos como la identidad y la dignidad, o incluso hacer que alguien dude de que un homosexual es pedófilo, es porque hay mucho por hacer.
Por eso, justamente ahora es cuando tenemos que redoblar la apuesta. Tenemos que celebrar más que nunca que quienes estuvieron dormidos durante años hoy se levantan y alzan la voz en defensa de los derechos LGBTQ+.
O.c: En los 90 hubo una fuerte presencia de bandas con un tinte político, como Las Manos de Filippi, La Bersuit y la movida punk. Después hubo un período de descanso, en el que no aparecieron tantas bandas con compromiso político. Hoy parece que vuelve la necesidad de decir, de hacer política desde la música. De alguna manera, como dijo Trueno: «somos el nuevo rock» o como dijo Dillom: «soy el rock».
Sofi: Sí, estoy completamente de acuerdo. Esa frase—«somos el nuevo rock»—va más allá de las formas musicales.
Otra Canción: Recuerdo que hace un tiempo algunos cuestionaban por qué ciertos artistas, como León Gieco, Teresa Parodi, Celeste Carballo o Sandra Mihanovich, no opinaban. Pero en realidad, ¿por qué no dejarlos descansar y entender que ahora quienes tienen que tomar la nueva lucha son las Tranky Panky, Marilina Bertoldi, Trueno, Wos, Lali, Dum Chica y toda esta nueva camada?
Sofi: También en Córdoba hay una nueva generación de pibes, pibas y pibites haciendo música, y es emocionante verlos. Nos vemos reflejadas en eso de alguna manera. Pienso en Dramamine, que tiene apenas dos o tres años.
O.c: ¿Cómo ves la actualidad de la escena cordobesa? Si bien sigue siendo interesante, algunos lugares han cerrado, otros han abierto, pero la escena cambió. Ya no se ven tantos shows donde toquen varias bandas locales juntas, como antes. ¿De alguna manera este festival Las Pibas y el Pogo, en el que además de ustedes va a estar Cristales, busca recuperar esa esencia?
Sofi: Sí, pero creo que la clave está en el territorio, en lo geográfico. Antes, espacios como la Costanera hacían que el movimiento se distribuyera de cierta manera; como espectadores, como público, como músicos, todos rondábamos por esa zona y terminábamos encontrándonos.
También influyen otros factores, como la plata. Antes era mucho más accesible comprar una entrada para un recital. Ahora, ni siquiera nos alcanza para pagar el alquiler. Son muchas las variables que afectan la escena musical y van más allá de si las bandas se juntan o no.
Por ponerte un ejemplo cotidiano y personal: ahora tenemos trabajos distintos de los que teníamos antes, con más horas de laburo y más responsabilidades. Se sale menos. Hay microfactores y macrofactores que hacen que la escena no sea la misma.
Y pensándolo en voz alta, creo que también influyen los géneros musicales. Estamos en una etapa de transición, una indefinición. Ya no es como antes, cuando había una década del rock, o los 90, donde podías diferenciar cada banda y ubicarla claramente. Ahora todo es más variable, lo cual tiene su lado positivo porque permite que se mezclen más grupos.
Pero eso también hace que no siempre nos sintamos identificadas con lo que hace el otro, lo que dificulta juntarnos y generar escena colectiva.
O.c: Igual, me parece que está resurgiendo una escena punk-postpunk.
Sofi: Sí, yo también lo siento. De hecho, cuando empezamos, había una escena bastante punky, aunque yo no la habitaba en ese momento; la evité mucho cuando era más pendeja. Para cuando armamos la banda, ya no estaba tan metida en eso, pero algunas de las chicas venían de tocar en bandas de ese circuito, que era un ambiente súper machista.
Después, con la oleada del feminismo, muchas de esas bandas empezaron a desaparecer por distintas razones—entre ellas, las denuncias contra músicos que eran abusadores.
Hoy, tal como decís, en los últimos dos o tres años han surgido bandas súper interesantes, con integrantes de identidades diversas, no necesariamente varones. Eso cambia mucho los espacios donde se toca, el público y el contenido de los mensajes en la música.
Me parece que hay una movida que está resurgiendo con nuevos matices, tanto por la conformación de las bandas como por las formas de entender la música y el mensaje detrás de las canciones.
O.c: Hablando de mensajes y de que están trabajando en nuevas canciones… ¿Por dónde va lo que tienen pensado grabar?
Sofi: Por ahora, no lo tenemos grabado profesionalmente. Lo estamos registrando nosotras con los medios técnicos que tenemos en nuestra sala, así que, por el momento, es una escucha casera e interna. Pero probablemente toquemos uno de los temas en el show del Viernes 13.
Las canciones hablan de lo que vivimos día a día con este gobierno. No es posible no hablar de las leyes, de las noticias diarias, que son horribles y deprimen. En este contexto, las canciones son un poco un grito de guerra.
Estoy muy contenta con cómo están quedando, porque también hay una apuesta sonora interesante. Sobre todo en la canción que vamos a presentar en el festival, que tiene ritmos raros y distintos. A mí me encanta, pero veremos cómo la recibe la gente.
O.c: ¿Tienen pensada una fecha de salida o algún momento para entrar a grabar profesionalmente, con producción y postproducción?
Sofi: Mira, todavía estamos componiendo. Queremos aprovechar que nos podemos juntar semanalmente y darle tiempo a que las cosas surjan de manera tranquila. No queremos apurarnos con una fecha; queremos darle espacio a los temas que necesiten salir.
Si llegamos, la idea sería grabar a fin de año. Pero no tenemos ninguna fecha que cumplir, así que, si no se da, será el año que viene. Mientras tanto, pensamos en ir mostrando algo.
O.c: Para terminar, se viene el show el 13 de julio en Sala Formosa. Después de eso, ¿tienen pensado tocar o girar por otras ciudades?
Sofi: Tenemos algunas fechas programadas para la segunda mitad del año, pero también queremos aprovechar que estamos en una sintonía creativa. La idea es encerrarnos un poco para componer.
Cada show nos corre del foco, porque implica ensayar el set completo y ajustar los detalles de la presentación. Y ahora queremos concentrarnos en el material nuevo, así que preferimos no ponernos en esa dinámica de ensayos para shows.
Si todo sale bien, la idea es girar el año que viene.