Marta Gómez: Todos hemos llorado o sentido que una canción es nuestra porque nos cambió el mundo.

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La cantautora colombiana llega a Córdoba para festejar 20 años de carrera y presentar su último trabajo discográfico titulado bajo y voz editado el pasado 26 de Mayo. La cita es el día Domingo 18 de Junio a las 21:00hs en Studio Teather.

Marta Gómez regresa a Argentina después de su última visita en el 2019 y lo hace a 20 años de haber publicado su primer disco homónimo, cuando era apenas una estudiante que tocaba en las calles de Estados Unidos mientras estudiaba en Berklee. Su nuevo arribo a nuestro país es una excusa más para volver a escuchar aquellas canciones de su primer disco, algunas más nuevas y otras inéditas. A las que se sumarán aquellas que le hicieron amar a la música pero que han sido escritas por otros colegas. Está vez lo hará acompañada del Andrés Rotmistrovsky quien además fue el encargado de grabar el bajo en su último trabajo discográfico Bajo y voz. Bajo y voz es un álbum compuesto por 12 canciones en el que la colombiana decidió llevar al frente su voz despojada de todo instrumento, excepto del bajo de Andrés Rotmistrovsky. A lo largo de las canciones que forman parte del disco se puede apreciar canciones de sus primeras épocas, algunas nuevas y reversiones de clásicos de la música como Plegaria para un niño dormido o El día que me quieras.

A pocos día de iniciar su gira por Argentina hablamos con con ella:
Otra Canción: ¿Cómo estás preparando tu gira por Argentina festejando los 20 años?
Marta Gómez:
Muy contenta y ilusionada porque siempre es una maravilla ir a Argentina. Esta vez creo que es especial porque desde el 2019 que no vamos. Estoy con la emoción de la primera vez después de la pandemia.

O.C: ¿La pandemia hizo que cambie en algo la forma de ver o trabajar la música desde tu lado?
M.G:
Como músico no sé si me cambió mucho porque sigo componiendo y grabando. SÍ me sorprendió ver como el público necesita la música en vivo.

Me pareció increíble como en la pandemia hacíamos conciertos virtuales y se conectaban miles de personas de todo el mundo. Cuando empezaron los conciertos la gente los agotaba y yo pensaba que sorprendente que estemos arriesgando nuestra vida en un concierto con barbijo. Eso es algo que me conmovió mucho y me da mucha ilusión y esperanza en la música. Más en un mundo inteligente y lleno de inteligencia artificial pero donde nada reemplaza al concierto en vivo. Eso me cambio mi forma de ver porque nunca pensé que fuera prioridad ir a ver un concierto.

O.C: Crees que en algún punto ayudó a demostrar lo importante que es la música o el arte en general en la vida cotidiana del hombre…
M.G:
El primer concierto que dimos en Colombia cuando recién empezaban abrir de nuevo fue en el teatro donde estábamos grabando el filarmónico y fue una lloradera. Todo el público y yo llorando porque era el público, la orquesta y yo reencontrándonos después de una pandemia. Había una intensidad y una gratitud de saber que habíamos perdidos cosas que no sabíamos que pasaban.

O.C: ¿Qué lugar ocupa en la vida de Marta Gómez la música? Siempre has estado muy involucrada en lo social desde la música…
M. G:
Sigo sintiendo lo mismo que hace 20 años. Sigo cantando historias de personas que me conmueven y no me arrepiento. No es como en la política donde votas a un candidato y después hace cosas que hacen arrepentirte de haberlo votado.

Quizás la canción de autor más nueva o por lo menos en mi caso trata de seguir a la parte humana. En la canción social de antes los artistas éramos muy usados. Todavía lo somos, pero ya no nos casamos tanto con una persona, sino con una idea.  Yo voy a seguir cantándoles a las historias que me conmovieron. Lo bonito es que sigo componiendo y que siguen saliendo ideas nuevas. Siguen pasando cosas hermosas y sigo conociendo gente que me inspira.
 Realmente no creo que haya cambiado mucho en estos 20 años. De hecho, en esta gira aparte de festejar los 20 años estamos presentando un disco a dúo que se llama bajo y voz. En ese disco por ejemplo hay canciones de hace un mes con otras de hace 20 años.

O.C: Bajo y voz es un gran disco y creo que te lleva a otro plano. Lo siento más jugado porque está solo tu voz y el bajo. Por ahí cuando uno tiene una banda se puede refugiar en los músicos. En un show de bajo y voz todo recae en el cantante y cualquier falla toma otra dimensión. Me da la sensación de que le diste más prioridad a la voz
M.G:
Que lindo que lo notes porque de alguna manera yo pensaba lo que tú acabas de decir. Yo pensaba que, si en un grupo me callo, quiero toser o me equivoco tengo una banda que me sostiene y sigue tocando. Hay un juego que me requiere menos esfuerzo. Ahora al estar bajo y voz prácticamente estoy sola y pensé que iba hacer muy demandante para mí. Pero quería probarlo porque me llamó un amigo de Suiza que quería ese formato de bajo y voz.
 

Me sentí absolutamente libre porque justamente ya no había un grupo al que convencer. Antes si yo quería hacer una frase diferente tenía que mirar al grupo. Ahora es solo hacerlo porque sé que Andrés me va a seguir con el bajo. Han sucedido cosas hermosas en conciertos con melodías que hemos cambiado o improvisado. Cosas que yo nunca hago porque soy como muy rígida y me gusta ensayar mucho.

Soy muy meticulosa y en este concierto pasó lo contrario, me sentí absolutamente libre. Sentí que no tuve que hacer ningún esfuerzo a nivel vocal, podía susurrar o callar para que Andrés toque la canción solo. Se hizo un espectáculo casi como si estuviéramos casi en una fogata. Eso es lo que intentamos hacer en los conciertos y por eso incluimos también covers que es algo que nunca hago.

Hasta ahora creo que es mi formato favorito y con el que quisiera siempre cantar. Es como tú dices que no solo la voz queda al frente sino la canción, algo que nunca pasa porque siempre nos distraemos viendo cómo suena un instrumento. En este formato oyes la palabra, la canción o no oyes nada. Eso me parece bellísimo

O.C: En el disco más que covers diría que haces reversiones porque reinterpretas a tu manera canciones de otros. Algunas de ellas son El día que me quieras y plegaria para un niño dormido. ¿Cuál es tu relación con la música argentina? Recordemos además has compartido música con Georgina Hassan, Fandermole, Raúl Carnota entre otros. Es como si fueras de alguna manera argentina por lo menos dentro del mundo de la música.

M.G: Yo lo siento así porque conozco más argentina en todos los aspectos que Colombia. No podría decir que me siento argentina porque no crecí allí y lo conocí a los 20 años recién. Pero como decís hay una conexión fuerte porque mi maestra de canto tenía una amiga que vivía en argentina y le manda casetes.

Argentina tiene una educación musical que en Colombia fue mucho más lenta porque fue una tierra mucho más intensa a la que no se le ha permitido invertir en el arte. Colombia es un país muy rico a nivel folclórico, pero eso nunca llegaba a las ciudades. Incluso viviendo a dos horas de una cuna musical maravillosa. Había una tradición que no llegaba.  Se creía que esas músicas eran de negro, el mismo vallenato que es maravilloso no se oía hasta que llego Carlos Vives.

Colombia era un país que siempre estaba mirando afuera. En ese sentido Argentina fue y es todavía una potencia. Con la serie de Fito Páez quedé aterrada diciendo que loco que me sienta absolutamente identificada, aun cuando yo no nací, ni crecí en argentina. Pero me crie con la música de Charly, Fito, Baglietto… 

O.C: ¿Cómo ves la escena cultural actual de Colombia?
M. G:
Estamos pasando por un momento cultural buenísimo. Hay gente muy joven haciendo cosas súper nuevas. En algún momento paso que la gente imitaba a ciertos cantantes o a cierta manera de componer. Ahora siento que estamos en un florecimiento de artistas. Por ejemplo, hay un dúo que se llama las Añez que son dos gemelas que cantan unas cosas únicas y locas.

Hay otra artista joven que se llama la muchacha que también está haciendo canciones con un toque feminista. Hay cosas súper bellas y estoy fascinada con lo que está sucediendo en la región. En providencia también hay artistas maravillosos.

 Creo que Colombia siempre estuvo en un buen momento a nivel comercial porque siempre ha estado allí con Shakira, Juanes y los premios Grammys. Pero creo que ahora estamos en otro momento de cultura musical en la cual muchos jóvenes se dieron cuenta que se puede vivir de eso y empezaron hacer festivales y shows.

O.C: ¿Te sentís una referente de la música colombiana no mainstream o cancionista?
M. G:
Yo me fui a estudiar afuera en un momento interesante a nivel más cercano a lo rítmico o al jazz. Somos un país muy rítmico por ejemplo en ese momento una Toto Momposina ya estaba girando por afuera y brillando junto a otros grupos folclóricos. Pero creo que había como un hueco en la canción de autor, algo que Argentina, Brasil y chile siempre lo tuvieron cubierto. Nosotros éramos como un pueblo que aparentemente era más rítmico que otra cosa, con una simpleza en la letra porque el trance estaba más en el bailar.

Yo me imagino que por esa influencia argentina de la que hablábamos a mí me gustaba la canción de autor. Después fui a estudiar a Berklee y me empezó a pasar de no querer ser la típica cantautora con la guitarra. Fue esa confluencia que me hizo llenar ese huequito que no había en ese momento en Colombia. Me imagino que, si había muchos artistas, pero no había redes por eso no nos enterábamos. Si yo me hubiera quedado en Colombia tampoco nos hubiéramos enterado.

El estar afuera me dio la posibilidad de conocer gente en Nueva York, entrar al putumayo. Yo creo que fue una puertita que se abrió. Yo aplicaba a festivales en Estados Unidos y decía canto música colombiana cuando nadie sabía que era la música colombiana.  Me decían no es tango, no es salsa, no es Bossa-nova ¿entonces que es?  Recuerdo que en ese momento estaba de moda Buena vista social club y yo les respondía que era un poquito como Buena vista porque no era tango, no era salsa, pero tenía una nostalgia rítmica.

O.C: Estás por sacar un disco musicalizando poemas de Wisława Szymborska
M. G: Sí, ya lo terminé, pero no las he grabado todavía. Están todas las canciones escritas con un cuentero que hizo la adaptación. Son 14 poemas de Wislawa que nos encanta a los dos. Son unas canciones maravillosas.

O.C. ¿cómo fue el proceso? Entiendo que no es lo mismo traducir un poema para un libro que para una canción. Hay ciertas licencias y cosas que se dan en la canción para que pueda quedar bien…
M. G: El disco es una adaptación muy libre porque Nicolás que es el escritor que trabajo conmigo, lo que hizo fue tomar las traducciones en español y francés de Wislaba que originalmente están en polaco y reescribirlas.

Las tuvimos que reescribir porque como tú dices hay palabras que por ahí no son bonitas para una canción o no suenan bien. Por eso fue una interpretación muy libre, lo lindo de Wislawa es la idea del poema más allá de cada palabra.

Yo creo que alguien que hable polaco nos va a decir que nos estamos perdiendo de tantas cosas por eso lo lindo de estás interpretaciones es que la idea de cada poema este intacta. Intentamos darle la vuelta a los conceptos para que estén en las canciones, pero las traducciones son muy libres.

O.C: Ya en algún momento hiciste adaptaciones de poemas de Borges y Lorca. Pienso que el movimiento cancionista está rodeado de poetas. Un ejemplo puede ser Silvio Rodríguez, Fandermole, Goergina Hassan, Pedro Guerra, Drexler…

M.G: Yo creo que la canción puede ser poesía, pero no es obligatorio. Yo estudie un máster en creación literaria y mi tesis sostenía que hay canciones que son poemas y cantautores que son poetas. Pero debo decirte que no todos los son y que está bien que no lo seamos. En mi caso lejos de cualquier humildad no me considero una poeta porque en general yo escribo canciones.  De hecho, yo escribo juntas la música y la letra. Puede haber alguna que sea un poco más poética pero nunca he escrito un poema para después musicalizar.

Yo creo que hay gente como Georgina Hassan que son poetas. Pedro Guerra tiene libros de poesía. Silvio es un poeta absoluto. Drexler por ejemplo sobre todo en los últimos años se ha especializado en el soneto y en la palabra y eso es algo que hace mucho el poeta. Jorge Fandermole es un poeta, pero yo no soy poeta y me encanta no serlo. No sufro por no ser una poeta porque creo que son cosas muy diferentes. 

O.C: Sin ir más lejos el último músico en ganar un nobel de literatura fue Dylan.
M. G:
En mi opinión Dylan se merecía el premio porque es un poeta, pero muchos no son poetas. Hay muchas canciones que son bonitas justamente porque tienen una melodía, un ritmo, una voz y una letra bonita pero no es poesía. 

Tiene que ver con la intención, a mí me gusta que cuando escribo una canción sea acompañada por la música. Le doy mucha libertad a lo que salga, es raro que me quede trabajando la canción más de un día. Eso un poeta no lo hace nunca, se pasa meses trabajando sobre una misma frase.
  Son maneras diferentes de encarar la creación. A mí me encanta dejarme sorprender y decirme que curioso que me haya salido tal o cual palabra. Yo me pongo analizar lo que quería decir, pero no me quedo buscando la palabra ideal porque me gusta la frescura.

O.C: A la hora de reversionar canciones de otros como lo haces en bajo y voz. ¿En qué te fijas? Recuerdo una versión que hiciste de Solo luz muy linda. Creo que en algún punto se nota una búsqueda…
M. G:
Tengo que amarla y me pasa que cuando me enamoró de una canción al otro día necesito sacarla sí o sí. Es algo que me sucedía cuando tenía catorce años. Ese amor por la música y la canción no muere nunca.

Elegir las canciones que integran bajo y voz fue un actor de amor puro. Le pregunté a Andrés que canciones le gustan y me dijo que adoraba Spinetta. Acto seguido le dije hagamos Plegaría para un niño dormido. También crecí con mi mamá escuchando Gardel y por eso le dije hagamos El día que me quieras. Justamente hay una de Jorge Drexler un poco desconocida que salió en una película y se la mande a Andrés para que la cantemos. También cantó una canción de Piero que la canté toda la vida, pero nunca la había grabado.

Fue un capricho escoger cosas que pudieran sonar lindas en ese formato. De pronto las cumbias o los carnavalitos que son más alegres pero las letras no son tan relevantes las dejamos de lado. Lo bonito es interpretar historias donde las letras sean muy potentes.

O.C: ¿pensaste alguna vez que tus canciones iban quedar para la historia o transformarse en himnos para algunos? Algo que creo que lo logró Para la guerra nada.
M. G:
Es algo que nunca lo pensé y me encanta. Igual más allá de la historia de Para la guerra nada que la veo en grafitis, marchas. Lo que no me deja sorprender es ver a la gente cantar mis canciones. Así sea en la casa porque no necesariamente tiene que ser alguien famoso. Para mi es increíble cuando amigas maestras de música me mandan audios de alumnas que llegan a clase con canciones mías.

Me pasa con Nahuel Penissi que me dijo que su madre le ponía canciones mías cuando él era chiquito. Es alucinante pensar que mi música es la conexión entre una madre y su hijo.  Ver que vayan a mi concierto madre e hijo y saber que soy parte de la crianza de un hijo me parece muy mágico.

O.C: Que le diría la Marta Gómez hoy a aquella que grabó canciones como Seis, Eso pido yo, canción de cuna…
M. G: Solo tengo admiración y quisiera aparecerme a ella en todo. Uno va creciendo y va perdiendo seguridad y empie za a tener vergüenza. En cambio, esa Marta de 20 años se comía el mundo mandaba los casetes a putumayo con toda la ingenuidad. Le abrió a Mercedes Sosa un concierto feliz de la vida. Hoy me costaría mucho más tener toda esa seguridad. Solamente tengo admiración por esa Marta.

O.C: Me llama la atención lo de la inseguridad. Uno pensaría que los años de experiencia te dan seguridad.  Más cuando el camino recorrido te hace entender la industria de la música.
M. G:
Creo que es esa juventud que dice yo voy a lograrlo todo. Ahora ya conoces algunas cosas y sabes que nadie va a tocar la puerta. Que no va a estar el gran productor a la vuelta de la esquina. 

A los veinte estaba esa cosa de decirme voy a cantar con tal persona. Eran demasiados sueños que creo que tiene que ver con la edad.  Es como la política que crees que van a cambiar el mundo y después dices desesperanzado que todos son iguales.

O.C: Cuando uno es niño a veces piensa que una simple canción puede cambiar el mundo. ¿vos crees que puede hacerlo?
M. G: Absolutamente, lo que pasa es que no cambia a un nivel de parar una guerra, pero si cambia nuestro mundo. A mí me han escrito personas diciéndome que querían acabar con su vida y que le mandaron una canción mía que le dio esperanza para seguir. Otros que me dijeron que estuvieron en un campo de guerra y mi música les dio esperanza. Otras personas me escribieron diciéndome que mi música las acompaño en un parto o en la muerte de un ser querido. A esas cosas no le podemos quitar la magnitud que tienen. Las canciones cambian la vida de las personas y eso es cambiar el mundo, aunque sea uno pequeñito. Todos hemos llorado con una canción o sentido que es nuestra canción porque nos cambió el mundo.

O.C: Sé que estás preparando otro disco para niños. ¿En qué anda ese proyecto?
M. G:
Están todas las canciones compuestas y sigo componiendo. De hecho, hace unos días le compuse una canción a Piero que sueño que la cante.

La verdad es que sueño con un disco infantil nuevo porque es algo importante para mí. Es algo muy rico componer canciones para la infancia porque es distinto a componer canciones para los demás.

Es un disco que ya está compuesto y empezamos hacer las maquetas. La idea es grabarlo en agosto. Espero poder ir encuadrando todo para poderlo sacar pronto al igual que el de Wislaba que está compuesto y no nos hemos sentado a grabar.

O.C: ¿Para terminar que nos adelantas algo de lo que veremos en el show de Córdoba?
M. G:
Estoy muy feliz particularmente con el show de córdoba porque voy a compartir un momento con Rodrigo Carazo que es un referente para mí. Es un cantautor de cabecera que lo conocí hace cinco años y no dejo de oírlo. De hecho, tomé clases de composición con Rodrigo en la pandemia.

El concierto lo he planeado con algunas canciones que hace quince años que no cantaba como las que nombraste al principio. Por ejemplo, como un secreto que es una canción viejísima. También hay canciones nuevitas que compuse hace un mes para el disco bajo y voz que salió hace dos semanas. Después hay canciones nuevas que acabo de escribir. Otras del homenaje a García Lorca. También van a ver algunas infantiles.