El músico y compositor Daniel Drexler regresa Córdoba luego de varios años de ausencia para presentar su último trabajo discografico, La voz de la diosa entropía. Disco que al que sus anteriores mantiene un pie en la música en las raices latinoamericanas y otro en las sonoridades del mundo. La cita es el jueves 16 de Mayo a las 20.00hs en Club Legrand.
Sus letras exploran el mundo de la poesía, así como el de la ciencia y la filosofía, enfocando las diferentes áreas de asombro de la realidad humana tanto a nivel emocional como racional. Recientemente, Drexler, fue distinguido con el Premios Graffiti de la Músicas Uruguaya en la categoría Mejor Single Pop por la canción «La voz de la diosa Entropía ft. Kevin Johansen».
A pocos días de su llegada a Córdoba Daniel Drexler nos cuenta como se prepara para la gira por argentina, su relación con Brasil y su proyecto de medicna contra el tinnitus..
La voz de la Diosa Entropía es una bandera en alto
Otra Canción: Me gustarías saber un poco como va esta gira, sé que anduviste por Brasil…
Daniel Drexler: Es un momento súper emocionante, lleno de expectativas sobre cómo funcionarán cada uno de los conciertos. Estoy saliendo hacia San Pablo, donde voy a estar grabando algunas cosas, y luego me dirigiré directamente a Córdoba. Estaré en la región de Córdoba prácticamente 20 días, recorriendo la zona. Terminaremos en Rafaela y luego me dirigiré a Buenos Aires, y después regresaré a Brasil, donde visitaré Porto Alegre, Curitiba, San Pablo de nuevo, Belo Horizonte y Florianópolis, una experiencia muy bonita. Después viajaré a España.
O.C ¿Cómo va a ser el show en Córdoba? ¿Venís solo?
D.D: Estoy realizando toda la gira solo, con guitarra y voz. Es la primera vez que lo hago, y es un desafío enorme. Me encanta tocar con guitarra y voz, pero siempre he dicho que tocar así es más difícil que desnudarse en el escenario. Esta vez voy directo a la esencia, a la emoción profunda de escuchar a una persona cantando.
O.C: Recién me hablabas de perder el pudor y pienso en el video en el que salís bailando o cuando presentaste el disco en Uruguay donde tuviste que disfrazarte de anime.
D.D: Sí, es una etapa en la cual un montón de mandatos que uno tiene a lo largo de la vida quedaron por el camino: mandatos sociales, mandatos familiares, mandatos laborales. Se viene dando el desafío de una manera correcta. Armé una familia, tengo dos hijas que ya están en la adolescencia, y uno siente a veces que hacer la vida de esta manera es salir a abrir camino en la incertidumbre más profunda. Hay que animarse a abrir la vida de una manera absolutamente creativa y no siguiendo ningún patrón, ningún camino que estuviera prefijado.
Yo, a los 29 años, me estaba recibiendo de médico y creo que lo que me empujó más hacia la música fue mi pasión. Aunque parezca paradójico, siempre me sentí mucho más cómodo en coordenadas de incertidumbre, dejando que la vida me sorprenda. Siempre me tiré a recorrer los caminos de la incertidumbre y, más o menos, las cosas salieron bien. Los mandatos que uno puede tener quedaron de lado, entonces uno empieza a hacer todas las barrabasadas que nunca se animó a hacer, como puede ser bailar arriba del escenario, vestirse de anime, o hacer lo que voy a hacer ahora: cantar absolutamente desnudo con mi guitarra y mi voz. Una vez que uno empieza a hacer foco, empieza a mirar con detalle y entra en un universo infinito.
O.C: De donde viene el nombre La voz de la diosa entropía?
D.D: Básicamente, creo que todos los seres humanos tenemos una ecuación constante por resolver: encontrar el equilibrio entre el orden y el caos en nuestras vidas. Es fundamental entender cuánto nos obsesionamos con el orden y cuánto permitimos que el caos fluya. La felicidad se construye cuando logramos equilibrar nuestros vínculos, nuestra economía y nuestro cuerpo, sin caer en la obsesión por el orden.
La entropía, como la ley más importante del universo, representa la tendencia natural hacia el desorden. Esta ley se relaciona con una especie de diosa, la reina del Olimpo Moderno, que nos recuerda que todo tiende a desordenarse y que mantener el orden requiere esfuerzo constante. Vivimos en una lucha constante, como enfrentar molinos de viento, tratando de ordenar lo in-ordenable. En esos momentos de orden, encontramos la felicidad, siempre y cuando no caigamos en la obsesión y la neurosis. Desde la primera célula, la vida ha requerido un equilibrio entre el orden y el caos para evolucionar y generar nuevas realidades. Debemos aprender a lidiar con el caos y el orden para encontrar nuestra felicidad.
O.C: ¿cuánto tiene de caos este disco? Me parece que tanto vos como Jorge son muy estudiosos diría que no tienen nada de caos no hay nada liberado al azar en contraposición a lo que dice al Diosa…
D.D: Qué buena pregunta. Porque en realidad, te diría que siempre en mi vida, mi problema fue evitar la neurosis, evitar el exceso de deseo de ordenar el mundo, de entenderlo de una manera racional.Yo venía de un ambiente hiper, mega racional.
Mi padre y mi madre son lo autores de la neumología. Había como una estructura muy loca y una forma de abordar la vida muy racional, de establecer planes a largo plazo y realizarlos. Pero, dentro de la propia crianza, había algo que era contradictorio, que era que durante todos los años, en el mes de diciembre, nos llevaban a La Paloma, a una casa que había hecho mi abuelo al lado del faro, y nos dejaban ahí hasta principios de marzo. Y en esos tres meses, vivíamos un tiempo con mi abuelo, un tiempo con mis tíos, un tiempo con mis otros tíos y otro tiempo con mis padres, con nueve primos, todos juntos. En esos encuentros estaba Anita Prada con nosotros y mi prima Alejandra Melpo.
Había un momento en el cual la vida era absoluta y diametralmente un caos, era placer, era ocio creativo, era contar historias, era cantar todos juntos y jugar en la playa. Siempre le decía a mis viejos, ustedes me criaron con un discurso muy contradictorio. ¿cómo hago ahora para volver a Montevideo y empezar de vuelta a estudiar, después de haber vivido esa locura hippie maravillosa que viví durante los veranos? Creo que esa tensión está presente.
Me animo a decir también que estoy hablando en nombre de Jorge. Es cierto lo que decís, somos gente muy cuidadosa a la hora de escribir, a la hora de grabar. Y quizás me tendría que permitir no ser tan cuidadoso a la hora de producir un disco. De hecho, yo me estoy yendo ahora antes para San Pablo porque voy a grabar. Voy a grabar cuatro canciones a guitarra y voz, en una sola toma, y que quede lo que quede. No va a haber corrección de ningún tipo, no se va a poder afinar nada que haya quedado desafinado. Voy a hacer un registro real, de la misma manera que lo hacía Carlos Gardel.
O.C: ¿Van a ser todos temas nuevos?
D.D: Voy a hacer cuatro temas, dos nuevos y dos son versiones de canciones que habían quedado perdidas por ahí, que quiero mucho. Mira, casualmente voy a grabar «Tutti Frutti», que es la canción que abre mi primer disco, y voy a hacer «La cuna del candombe», que es la última canción que acabo de terminar. Además, dos canciones más, una de ellas es inédita, y la otra también es una canción que está en el repertorio y vamos a ver si le puedo hacer justicia cantándola.
O.C: «Aire» me parece un disco minimalista, se nota que está muy estructurado. Por otro lado, «La Diosa de la Entropía» lo percibo más arquitectónico, pero también minimalista si lo comparo con los discos anteriores a «Aire». ¿Cómo lo definirías en ese sentido?
D.D Me alegra que hayas notado ese detalle y lo hayas percibido. En realidad, «Aire» fue un proyecto muy loco. En ese momento, me puse a estudiar armonía de una manera que no lo había hecho antes, y comencé a trabajar en corales bajos, a cuatro voces. Me di cuenta de que en esos corales estaban presentes McCartney y Yupanqui. Entendí que los artistas que más admiro tienen que ver con ese tipo de estructuras. Entonces, empecé a preguntarme cómo sería usar mis propias canciones con un coral. «Aire» son canciones arregladas a cuatro voces, con acompañamiento de guitarra y algunos elementos de percusión, todo muy minimalista. Por eso se llama «Aire», porque hay mucho espacio para que la voz lo ocupe, y no hay 120 pistas como en «Micromundo».
Cuando fuimos a grabar «La Voz de la Diosa Entropía», le dije al productor Fede Wolf que quería hacer lo mismo que en «Aire». Fede me dijo: «Ay, Dani, no está bueno hacer lo mismo. Vayamos a un punto intermedio, hagamos una especie de ‘Aire’ expandido». Es decir, «La Voz de la Diosa Entropía» se encuentra en un punto intermedio entre «Aire» y el otro extremo que es «Micromundo». Con «Micromundo», se me fue la pelota de las manos, fue una locura. Nos fuimos con Matías Chela, el productor, a grabar en Madrid, luego en Buenos Aires, después en Viedma, y finalmente en Montevideo. Fue todo un caos cuando tuvimos que organizarlo. Tuvimos que sentarnos y tratar de aterrizar todo eso. Algo similar me pasó con «Uno», porque lo empecé a grabar en Río de Janeiro con Casim, luego en Montevideo con Dani López, y finalmente en Buenos Aires con Matías. Fue una experiencia muy caótica. Diría que los dos sistemas más caóticos en relación a este punto. Antes mencionabas que mis discos son muy ordenados, pero quizás al escuchar esos dos discos, son discos muy caóticos. Y ojo, en ese caos surgen cosas hermosas. Creo que el caos debe estar presente en cierta dosis, creo que es bueno navegar en él. Creo que así uno va navegando en esto. Veremos cómo se refleja en el próximo disco, qué dosis de caos o de orden contendrá en su interior.
O.C: Creo que es la primera vez que grabas un reggae, aunque se que es un genero que te gusta mucho…
D.D: Yo sentía que la música era la búsqueda de la entropía. Sentía que la canción debía reflejar también esa dicotomía interna, al tocar un reggae bastante complicado de explicar. Todo el caos y dolor de la mente, la actitud y la verdad. En realidad, los creyentes te dicen «relax, relax, relax, relax», pero no, es la búsqueda de esa entropía. Es decir, todo se dirige hacia allí. Hay que estar en medio de este caos y confusión, hay que tener la capacidad de disfrutar y vivir de manera relajada. Lo que sucede es que el reggae tiene ese propósito. El reggae te lleva automáticamente allí, no necesitas tener ese propósito de relax.
O.C: En este disco está Vitor Ramil, brasileño. También le has dedicado a Brasil la canción, salvando la distancia, en tu disco anterior. ¿Qué es lo que hace que tengas una relación estrecha con Brasil?
D.D: Ese es un punto muy interesante el que estás tocando porque yo casualmente soy uruguayo, y una vez me dijeron un chiste en una radio de Brasil. El periodista me dice ¿saben lo que son los uruguayos?, Son argentinos viviendo en el territorio brasileño. Fíjate que cuando dividieron esto en dos y trazaron la línea de Tordesillas, los mapas eran una especie de esbozo. Entonces, esa línea nunca se supo muy bien por dónde pasaba. Y en un momento pasaba por el límite entre Río Grande del Sur y Santa Catarina, casi Florianópolis. En otro momento pasó ya sobre el Río de la Plata.
De hecho, Uruguay fue parte de las provincias unidas al Río de la Plata, pero también fue parte de Brasil durante la historia. Entre 1820 y 1828, Uruguay fue la provincia cisplatina. Y la ciudad de Colonia, que es la primera ciudad desde que se fundó Uruguay, fue fundada por portugueses. La ciudad de San Carlos, que está al lado de Maldonado, también fue fundada por portugueses. Entonces, esta zona siempre fue un combo, y nosotros acá en Uruguay no precisamos el título para tener una película en portugués. O sea, prácticamente todos los uruguayos tenemos el portugués en el oído.
Yo siento realmente que morar en Brasil es tan natural como morarme en Argentina. Lo disfruto de la misma manera. Siento de alguna manera que en el momento que empecé a ir a tocar a Brasil, dejé de vivir una vida hemipléjica, porque obviamente mi relación con Argentina fue natural desde un principio, pero la de Brasil la descubrí tardíamente. Hoy en día tengo un universo afectivo, principalmente en Río Grande del Sur, en la ciudad de Porto Alegre, en Santa María, en Uruguayana, pero también en Curitiba, en San Pablo. Ahora también se está empezando a ampliarse hacia Río de Janeiro. Para mí es muy natural ir a Brasil y tener coautorías. De hecho, de las canciones que estoy pensando para el disco nuevo hay otras coautorías con Vitor Ramil, tengo un montón de coautorías con Ramos, con Duca Duart y Jana Müller.
Oc: Recientemente leí en internet sobre música latinoamericana y noté que se habla mucho de los países de habla hispana, como Uruguay, Perú, Ecuador, Bolivia y Chile. Brasil, al tener el portugués como idioma principal, a veces se percibe como diferente o separado en este contexto de música latinoamericana…
D.D Caetano Veloso abre su libro «Verdad y Tropical» diciendo que Brasil es una isla, que ha tenido una relación autista con el resto de Iberoamérica. Es un continente, un país continente, con 220 millones de habitantes y una riqueza cultural increíble. Tiene una conexión diferente con la colonia matriz, que es Portugal, ya que Portugal es el ratón que parió al elefante. No es la relación histórica que tuvimos con nuestra metrópoli, que era España. Hay muchos fenómenos interesantes en Brasil. También está separado del resto de Iberoamérica por un espacio geográfico impresionante que es el Amazonas. Probablemente la única frontera viva que tiene Brasil, donde hay siete ciudades binacionales.
Para los uruguayos, parece normal cruzar caminando la avenida central de Rivera y entrar en Livramento sin que te pidan documentos. Pero es raro en cualquier lugar del mundo que la frontera sea la avenida que separa Rivera de Livramento, o Río Branco de Yaguarón, o Artigas de Cuaraí. Todas son ciudades binacionales. Este fenómeno de desconexión de Brasil encuentra una puerta natural para ser roto en Uruguay. Este pequeño experimento que se armó y que nadie sabe cómo se produjo, resultó ser exitoso. Nadie pensó que esto iba a durar, y resulta que hoy en día es un país bastante estable, con una democracia que funciona y una economía que está más o menos encaminada.
Creo que la pregunta que me estás haciendo es maravillosa porque el encuentro que hemos tenido durante 15 años en una playa llamada La Serena, a 6 kilómetros del centro de La Paloma, ha reunido a músicos, cantautores y creadores de toda Iberoamérica y también de la Península Ibérica. Es el único lugar donde vemos una integración muy natural y orgánica entre el universo hispano-parlante y el universo luso-parlante.
En La Serena, llegan músicos brasileños de San Pablo, Porto Alegre, Curitiba, Río, Belo Horizonte, Florianópolis, así como músicos argentinos, chilenos, peruanos, mexicanos, entre otros. En el encuentro, todos hablan una especie de lengua que nadie entiende muy bien si es español o portugués, o una mezcla de ambos, pero nos entendemos perfectamente. Creo que se está generando un punto de conexión, ya que es una desgracia para Brasil estar aislado de la riqueza cultural y humana del resto de Sudamérica, y para Iberoamérica, es una desgracia perder esa maravilla de Brasil.
O.C: Recién nombraba a Vitor, ahora nombro a Kevin uno otro de los músicos que está en el disco y que estudia muy a profundidad lo que escribe y como lo va a decir. De alguna manera tienen algo de Literato o poeta.. ¿Cuál es tu relación con la poesía?
D.D: Kevin y Vítor, dos destacadas figuras de la canción iberoamericana, han sido una fuente de inspiración para mí debido a su profundo nivel filosófico y poético en sus letras. A lo largo de los años, he tenido la fortuna de cultivar una amistad cercana y entrañable con ambos artistas, lo cual ha enriquecido mi vida de manera significativa. Recuerdo con cariño la ocasión en la que Kevin vino a cantar y se quedó para celebrar mi cumpleaños, un gesto que valoro enormemente.
En mi opinión, la esencia de la poesía radica en su capacidad de evocar emociones profundas y genuinas en el lector o el oyente. Para mí, la poesía debe ser algo más que simples palabras en una página; debe ser una experiencia sensorial y emocional que resuene en lo más íntimo de nuestro ser. Es como disfrutar de algo delicioso, beber un buen vino o incluso hacer el amor: una experiencia que nos conecta con lo más profundo de nuestra humanidad.
Como compositor, entiendo la importancia de combinar la palabra con la melodía, la armonía y el ritmo para transmitir la belleza y la emoción de las letras. Aunque he explorado la escritura de poesía en ocasiones, reconozco la maestría de autores como García Lorca, Rubén Darío, Borges, Ida Vitale y otros, cuyas obras revelan la profunda belleza y el poder transformador de las palabras.
Mi relación con la poesía es de admiración y respeto. A medida que sigo explorando las estructuras métricas y los secretos del lenguaje poético, me maravillo ante la habilidad de ciertos individuos para crear magia con sus palabras. La poesía es un don único que pocos poseen, y mi profunda admiración por los poetas y su capacidad de inspirar y conmover a través de sus versos perdura en mí como una llama eterna de creatividad y belleza.
El asombro como motor: la fusión entre medicina y música
O.C: ¿En que anda el proyecto contra el tinnitus?
D.D: Incluso en eso no supe manejarlo de una forma normal. El trabajo médico normalmente se realiza en un hospital o en el entorno de un servicio mutual, lo que ustedes llaman en Argentina obra social. Yo empecé a desarrollar una idea en el año 98 y en estos últimos 20 años la fuimos haciendo crecer. Desarrollamos un protocolo para el tratamiento del tinnitus con estimulación acústica durante el sueño, de una manera absolutamente a la intemperie, en un país del tercer mundo donde hacer ciencia es difícil y desarrollar un protocolo nuevo, hacer investigación clínica, investigación básica es una odisea, más aún cuando se hace fuera del marco de cualquier institución.
Ahora hay más de dos mil pacientes tratados en el mundo, y eso también es una aventura que para mí, a pesar de estar dentro de la medicina, la asocio con esta locura de cómo se lleva la vida en una disciplina artística, y también lo disfruto mucho. Estoy muy contento también con lo que pasa a nivel terapéutico, con la gente a la que hemos ayudado a mejorar su calidad de vida y a poder enfrentar una situación tan angustiante.
O.C: ¿cuánto tiene la hora de grabar un disco lo emocional que te puede dar la música y lo racional que te da la ciencia?
D.D: En los últimos 30 años, te diría que mi gran desafío fue ir dominando el león racional que tengo dentro y tratar de dejarlo de lado. Creo que después de haber grabado nueve discos, el mayor desafío siempre es tratar de que la emoción quede plasmada. Entonces, ¿cómo hacés para que no se pierda la emoción que esperás que tenga el oyente escuchando esos 45 minutos?. Ese es el gran desafío. Y nosotros muchas veces nos olvidamos de eso.
Creo que tratar de dominar la racionalidad es un desafío incluso cuando uno hace ciencia. Porque la ciencia es muchísimo más intuitiva y emocional de lo que uno se cree. Y a veces la música parece muchísimo más lógica y mucho más sorda de lo que uno se cree. Así que el gran desafío es ese. Ese es el desafío que voy a tener cuando grabe en el estudio, tengo de acá al 27, y creo que es muy parecido al desafío que voy a tener arriba de los escenarios en toda esta serie de conciertos, porque voy a tratar de hacer eso mismo. Voy a tratar de impregnar emoción simplemente con la guitarra y cantando.
O.C. ¿Hay algo de la medicina que te inspire hacer música y viceversa?
D.D: El afán poético, el descubrimiento de acordes, de melodías, de teorías científicas, de nuevos métodos terapéuticos; pero en el fondo, y ahora que ya tengo 9 discos grabados y casi 30 años de ejercicio médico, lo que realmente me impulsa es el asombro. Si desaparece el asombro, me aburro y abandono. Siempre ha sido así en mi vida, en todos los caminos que he explorado. Donde desaparece el asombro, abandono, incluso en las relaciones de pareja.
Cuando desaparece el asombro, se acabó, hay que moverse hacia otro lado. Hemos creado ciencia, arte, religiones, filosofía, poesía, siempre tratando de entender el sentido de la vida. En el fondo, lo que siempre queremos saber es ¿qué estamos haciendo aquí? Por más explicaciones que hayamos buscado, por más años que llevemos buscando respuestas a esa gran pregunta, es como caminar hacia el horizonte. Cada paso que damos, el horizonte se aleja. Creo que es algo que nunca sabremos, porque somos este grano, este átomo, dando vueltas alrededor del sol en una galaxia, entre 50 mil millones de galaxias. ¿Qué sentido tiene esto? Es profundamente asombroso, la vida es un milagro asombroso.
Pasamos días y días yendo a trabajar, haciendo cosas concretas, pero de vez en cuando tenemos esas conexiones con momentos de asombro, ya sea al ver el mar, una puesta de sol, o experimentar algo que nos sacude en la vida. Nos damos cuenta de que este pequeño universo ordenado en el que nos movemos flota sobre un magma de incertidumbre, de caos. Eso es muy asombroso.
Creo que tanto en la medicina como en la música, lo que me impulsa es ese asombro, y no lo evito. Aunque a veces puede ser angustiante, con los años cada vez más me maravilla, cada vez más alivia mi existencia. Creo que la angustia es un error de perspectiva. Si entiendes dónde estás parado, si te detienes al aire libre y ves la Cruz del Sur, te preguntas: ¿a quién le importa este problema que tengo? ¿A quién le importan estos pequeños melodramas humanos que tengo? Estar en contacto con el asombro, con la amplitud, con el vacío, con el infinito, para mí, es una cuestión de práctica.
Daniel Drexler y su Primer Premio Grafitti
O.C: Me llamó la atención que por primera vez te hayan otorgado el premio Graffiti, pensando que tenías un Gardel y que ya tenes varios discos editados. ¿Qué significó el Graffiti para un músico que ha recibido premios fuera y que hasta hace poco no lo había recibido en Uruguay?
D.D: Creo que nadie es profeta en su tierra, y eso es un fenómeno bastante común en todo el mundo. Quizás en Uruguay hoy estoy un poco más posicionado como músico porque tenía tal vez más peso la medicina. Lo sentí al recibir el premio y lo expresé es que siempre sentí que venía de otra tribu y que me integré a otra tribu. Es una tribu maravillosa, hermosa, la famosa república de la música de la que habla Gilberto Gill. Para mí fue como decirme: la escuela acaba de decir que eres parte de esta tribu, bienvenido».
O.C: Hablando de tribu y de lo que mencionabas la República de la música, ¿cómo ves la música latinoamericana, la música argentina, en un momento muy particular, social y políticamente hablando?
D.D: Creo que Las Américas en general, y Latinoamérica en particular, siempre han sido una gran potencia en la creación de música popular. Siento que esta importancia siempre ha estado presente. También hemos sido muy productivos en ambientes musicales y rituales. Creo que este continente ha sido un verdadero crisol de culturas, al igual que lo han sido Estados Unidos, Canadá, y en general México, lugares donde se han construido diferentes culturas y se han mezclado con otras culturas.
Me asombra la capacidad que tiene Argentina para ser un lugar de continua innovación, incluso en medio del caos y desastres económicos y políticos. Es similar a lo que sucede en el fútbol, donde surgen jugadores todo el tiempo. Esto ocurre tanto en Uruguay como en Argentina. Lo mismo sucede sin duda en Brasil y México, lugares donde hay una especie de gran caldero en el que se está cocinando lentamente y surgen nuevos sabores.
O.C: Para termina…. ¿Cómo sigue el año?
D.D: Ahora viene mucha ruta con Argentina, Brasil, después Uruguay, España y México. En medio de todo eso, terminar de coser las nuevas canciones. La idea es cerrar el año con estas canciones nuevas que han surgido. Ya hay alrededor de ocho o nueve canciones que están tomando forma. Y en algún momento, más cerca del final del año, comenzar a reproducir el nuevo disco.