Mara Favoretto: Un Viaje por la Música de Fito Páez y Más Allá

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En un rincón de Australia, Mara Favoretto (1968), oriunda de Santa Fe al igual que Fito Páez, ha encontrado su hogar desde 2003 en la Universidad de Melbourne, donde se dedica a la enseñanza e investigación de literatura y cultura popular. Desde este laboratorio extranjero han surgido sus obras literarias, como «Charly en el país de las alegorías: un viaje por las letras de Charly García» (2014) y «Luis Alberto Spinetta: mito y mitología» (2017). Ahora, se embarca en una nueva exploración, esta vez con Fito Páez como protagonista. «El circo de Fito Páez: un recorrido por la poética de sus canciones» (Gourmet Musical) busca descubrir las particularidades en la vasta obra del rosarino, utilizando el circo como punto de partida. Favoretto se adentra en las múltiples referencias de Páez al circo y en la similitud entre sus roles en la cultura popular.

En una extensa pero interesante Charla, Mara nos cuenta más sobre porque decidió estudiar Fito Páez y que es lo que lo conecta con el circo.

Otra Canción: ¿Consideras que, al escribir sobre Charly, Spinetta y ahora Fito, estás completando una trilogía, dado que Fito fue tecladista de Charly y grabó con Spinetta?

Mara Favoretto: Cuando salió el libro sobre Charly, en todas las entrevistas me preguntaban sobre Spinetta. Al principio no estaba segura, pero decidí investigar sobre Spinetta y me cautivó. Al completar el libro sobre Spinetta, me pregunté quién cerraría la trilogía. Aunque inicialmente no concebí esto como una trilogía, ahora lo es. Al reflexionar sobre quién completaría la trilogía, surgió Fito. Como mencionas, Fito aprendió mucho de los dos grandes maestros del rock, Charly y Spinetta. Aunque el trono indiscutible pertenece a ellos, considero que Fito ha aportado muchas cosas diferentes.

O.c: ¿qué cosas?

M.F: En primer lugar, su genialidad, su capacidad compositiva, su personalidad rockera, porque se requiere ser un transgresor, ser un poco loco para seguir en el rock, que es contracultural. Además, él comenzó en otra época, lo que sin duda te marca. Una cosa es vivir bajo la dictadura y la represión, y otra es vivir en una época un poco más libre. Por eso lo analizo desde la perspectiva del circo, ya que la historia del circo es muy interesante. Cuando el circo llega desde Europa, adopta una forma muy particular y nace el circo criollo. El circo se transforma en lo gauchesco, se representan muchas pantomimas con temas argentinos y de tristeza. Están los payasos tristes, se recita el Martín Fierro, todas estas historias tristes que se cuentan, que son muy típicas de la cultura argentina. De hecho, se habla del tópico del triste como una constante en la cultura argentina. Comienza desde las primeras payadas que aparecen en el circo, luego se refleja en el tango, en el folclore y en el rock. ¿Y quién lo trae al rock? Fito Páez. Creo que por un lado, Fito incorpora todo lo popular al rock, dejando de lado la sofisticación europea para convertirlo en algo argentino.

 Por otro lado, lo que mencionaba sobre la tristeza, tan característico de lo argentino, es algo que Fito incorpora. Por lo tanto, considero que culturalmente, independientemente de si les gusta la música de Fito o no, lo que él hace desempeña un papel histórico y cultural fundamental.

O.c: En el libro afirmas que la vida de Fito es como un circo. ¿El circo que Fito representa en su música es de alguna manera una forma de escapar de la tristeza, de esa vida trágica que ha experimentado?

M.F: Sin duda, creo que la vida de todos es como un circo. Todos experimentan tragedias, algunos más que otros, pero así es la vida. Ojalá la vida no estuviera marcada por la tragedia, pero todos experimentan tristeza en algún momento. Creo que se trata de estrategias sobre cómo manejar y superar eso. En el caso de Fito, veo el concepto de riesgo, algo muy clásico del circo, como caminar sobre la cuerda floja, realizar actos extremadamente arriesgados.

Fito ha tomado grandes riesgos en su vida, desde el principio al dejar todo, su familia, para ir a Buenos Aires en busca de una carrera musical, hasta las decisiones que ha tomado en cuanto a sus discos, grabaciones y su personalidad. En una de sus canciones, «La casa en las estrellas», del 2006, menciona «la vida me pegó una piña en el medio del pecho». Es interesante cómo, mucho tiempo después, sigue recordando ese evento que marcó una gran tragedia en su vida. En esa misma canción, él dice «toda mi vida es solo Argentina», mostrando un nacionalismo que quizás no se ve tanto en otros artistas.

Creo que su forma de lidiar con todo esto, a través de su personalidad hiperquinética, asumiendo múltiples roles en su circo personal, refleja el caos, mezcla de todo con el concepto de riesgo siempre presente. Esto también puede explicar por qué a veces se vuelve verborrágico en sus declaraciones, diciendo cosas contradictorias o sin pensar demasiado, lo cual podría ser una característica argentina. A veces, debemos pensar antes de hablar, algo que quizás no hacemos tanto.

O.C: ¿En qué parte de la discografía empieza aparecer el circo?. Hoy por ejemplo escuchaba Actuar para vivir que si bien la canta Baglietto el que la escribió fue fito. Esa canción es de 1982

M.F: El circo es un tema recurrente en varias letras de Fito Páez, como en «Actuar para Vivir» y en otras canciones. Por ejemplo, menciona un circo que se va de la ciudad y luego compara una iglesia con un circo. Esta idea surgió al notar que Fito mencionaba el circo en varias ocasiones, tanto en sus letras como en entrevistas. Al investigar más sobre este tema, descubrí que el concepto del circo era recurrente en su obra. Incluso, Fito nombró a su estudio de grabación como Circo Beat, aunque después lo vendió.

O.c: Fito Páez es hijo de la posdictadura y esta influencia se refleja en su música. ¿Podría haberle ayudado a diferenciarse de Charly García y Luis Alberto Spinetta? Especialmente de Charly, quien es hijo de la dictadura y cuyas canciones están cargadas de alegorías.

M.F: Creo que nadie se puede comparar con Charly. Sí, es el gran artista de la posdictadura del rock. Creo que lo que define el principio de la dictadura es la censura y el miedo a no querer decir cosas que te pueden traer problemas y tener que cifrarlas, que es lo que pasó con Charly. Spinetta no se preocupó, siempre fue muy críptico, no se metió en política, aunque en mi libro menciono que hay canciones que tienen mucha política. Es imposible en Argentina escapar de la política, la llevamos en la sangre. Pero creo que Fito no tiene esa limitación de tener que pensar, ‘uy, debo tener cuidado con lo que digo’. Él no tiene esa censura o limitación impuesta y tampoco tiene mucho filtro propio. Es un tipo que dice lo que se le ocurre. Pero no me cabe duda, respondiendo a tu pregunta, que es el artista de rock más importante posdictadura.

O.C: En el libro también mencionás que es un artista de resistencia. Uno pensaría en bandas de resistencia como Bersuit, Mano Negra, si se quiere… De hecho, en el disco más famoso de Fito, no sé si se ve tan clara la resistencia… ¿Por qué sostenés esta idea de resistencia?

M.F: Porque tiene canciones muy sociales con otro estilo. O sea, Bersuit es verborragia pura, es otra cosa y es más neoliberalismo. Es fascinante lo que hace Bersuit, pero bueno, eso es otro tema. Hay canciones como, por ejemplo, ’11 y 6′, que es del 85, que cuenta esta historia romántica de los niños que venden rosas. Esos dos chicos son pobres. La historia es muy romántica, pero esos chicos están vendiendo rosas para comer, no están en el colegio, no están estudiando como otros chicos. Y fíjate que 5 años después aparece la canción ‘El Chico de la Tapa’, en la que habla de los niños de ’11 y 6′. Y dice, el chico que vendía rosas en calle Corrientes ahora anda con un revólver en el bolsillo, no recuerdo la palabra exacta. Y su madre es prostituta y su hermano vende drogas. Es una historia que es la consecuencia de la pobreza y de la falta de acceso a la educación. Hay cosas sociales siempre en las canciones de Fito, incluso en las últimas, en las que ya se habla de un Fito mucho más adinerado que antes, cuando estaba muerto de hambre. Pero igual él sigue hablando de lo social.

Me estoy acordando de una de mis canciones favoritas, que es ‘DLG, Día de los dragones’, negro animal de trabajo, brama a la luna por vos, hijo cansado, te observamos, pero no te amamos. Se refiere a los trabajadores, te observamos, sabemos que estás ahí pero no te amamos. Fíjate qué profundidad tiene esa frase, sabemos que estás ahí, hablamos, pero te observamos sin involucrarnos afectivamente. Y después, más adelante hay una canción en la que dice ‘Little Black Head’, que es una traducción de ‘Cabecita Negra’, es una traducción libre de ‘Cabecita Negra’, que son los mismos, en inglés, porque ahora está el neoliberalismo, están las multinacionales, o sea, él sigue hablando de la pobreza, después se mete con temas de género que tiene muchísimas. Fito tiene muchísimas canciones con connotaciones sociales, por eso digo que es transgresor y es parte del rock, porque el rock es contracultura y tiene que constantemente estar renovándose y transgredir contra algo para seguir siendo rock. Si no, pasa a ser algo mainstream.

O.c Me hiciste acordar la canción Sofi es una nena de papá, habla de uan violación.

M.F: Son situaciones que existieron siempre. Sofi fue una niña de papá, dice que ella lo atropelló con la rural y va presa. Son cosas que existieron toda la vida. Sofi fue una nena de papá, dice que ella lo atropella con la rural, y va presa. Habla que se produce cierta justicia porque ella no se queda calladita, reacciona de cierta manera y después va presa. Esto representa una crítica social increíble, hay un montón de cosas, hay historias de incestos, hay de todo.

En el caso de Fito, suele suceder que la gente se queda con el Fito del principio, con el de «El amor después del amor». Sin embargo, si uno se pone a mirar toda la obra de Fito, se descubren letras muy interesantes. Personalmente, me pasó, no estaba tan familiarizado con sus últimos álbumes y encontré letras muy interesantes. Por ejemplo, «El dolor», una canción del 2021 me parece fascinante. En esta canción, Fito se reivindica al expresar:  Yo agito delirios / Conquisto planetas /Tengo la rabia intacta /Y sigo cantando abrazado a la música.. Entonces él sostiene estoy acá pero tengo la rabía intactaa, es me parece significativo.

O.c: ¿Podemos decir que tiene algo de cronista?

M.F: Sí, de hecho, en un momento pensé en Fito como un trovador. Cuando estaba buscando el hilo conductor de este libro, consideré su origen en la trova rosarina y comencé a verlo desde la perspectiva de un trovador, precisamente por lo que mencionas: como un cronista que narra lo que sucede. Esto se evidencia desde «Del 63», la primera gran canción famosa de la generación del 63, que incluyó a aquellos que participaron en la guerra de Malvinas. Fito comienza a relatar toda esta historia con la que todos nos identificamos, y continúa contando más hechos. Creo que puede ser considerado un cronista, ya que sus canciones, en muchas ocasiones, deben ser interpretadas en su contexto para comprender exactamente a qué se refiere. En ese sentido, él actúa como un verdadero cronista

O.c: Recién hablabas de la troca y Fito muy allegado a Mercedes sosa, Pablo Milanés, Santiago Feliu, entre otros. Es un artista que siempre tuvo una pata en la trova y otra en el rock…

M.F:  Y en el tango, pero entre el tango y el rock hay mucha conexión, creo que esto es más técnico y sería más para un musicólogo que pueda mirar eso, pero en cuanto a lo cultural, creo que sí, y no es el único, lo han hecho otros artistas también, esto de conectarse, pero creo que también, además de lo musical, hay otra cosa acá en los argentinos, músicos argentinos, que es la comunidad, esta sensación de estar juntos, de compartir.

 Fíjate que la gran diferencia con los artistas europeos, por ejemplo, es que ellos son más subjetivos, pueden hablar de sí mismos, en cambio el artista latinoamericano tiene una connotación comunitaria y social, y se deben más a su gente, traen otro bagaje, es otra cultura, entonces creo que puede venir con eso de incorporar otro tipo de géneros, de no encasillarse.

O.C: ¿Qué papel desempeñan las mujeres en la obra de Fito Páez? Siempre están presentes y, de hecho, él las nombra constantemente en su vida. Hasta se animó a ponerse cuerpo de mujer en la tapa de uno de los discos…

M.F Yo creo que lo que está haciendo ahí es unirse a todo esto de lo inclusivo. Lo que yo veo es que, si bien hay muchas canciones de mujeres, por ejemplo, en Thelma & Louise, él no habla por la mujer. Cuando tiene que hablar, invita a Fabiana Cantillo y a Celeste Carballo a que canten ese pedacito, y eso me parece muy significativo. Al no ponerle voz a la mujer, deja que la mujer diga lo que tiene que decir.

Siempre se ha hablado de que el rock ha sido muy machista, eso es Vox Populi. Sin embargo, creo que la industria es muy machista, pero yo demostré que Charly no era machista en sus canciones. En su vida privada, no tengo idea, no me interesa, pero en sus canciones no es machista, sino que la mujer tiene su independencia. Las mujeres nunca son tradicionales, sino que son libertinas, y con Fito pasa lo mismo.

O.C: ¿Qué lugar ocupa la muerte, el suicidio?

M.f: Hay ciertos temas que siempre están presentes en gran parte de la discografía de Fito Páez. Estos temas comienzan desde muy temprano, desde sus primeras composiciones, cuando era muy joven. Puñal tras puñal, esas canciones terribles ya hablan de historias terribles de depresión y suicidio, y eso está siempre presente.

Son cosas muy profundas y personales. No sé si esto está, por un lado, relacionado con historias muy duras en las que uno encuentra cierta salida en la botella u otras cosas, o si simplemente es parte de la vida. La depresión, la tristeza, forman parte de la vida y se incorporan a todo un cuerpo de canciones que están llenas de personajes, de toda esta gente marginal que pasa por situaciones extremas como el deseo de terminar con su propia vida. Se incorporan y se plasman también en lo que forma parte de un cuerpo cultural.

 O.C: Como fue la elección de la parte más teórica y académica.

M.F: Vivo rodeada de libros por todas partes y leo mucho. No me gusta escribir un libro solo con lo que yo pienso, creo que siempre hay que conectarlo con las ideas de otros y alimentarse de teoría, filosofía y de todo lo que se ha dicho sobre diferentes temas para poder entender el producto cultural que uno está analizando desde diferentes perspectivas. Leer mucho permite abrirse a diferentes ideas, explorar diferentes enfoques que de otra manera no se nos ocurrirían. Eso es lo que más me preocupa hoy en día, que los jóvenes no leen, porque es crucial leer. Si no se recibe información, no surgirá nada interesante.

Lo interesante es el resultado de leer mucho, de investigar, de tener acceso a todo lo que existe. Esto implica leer cosas que quizás no sean útiles, tal vez tengas que leer diez libros para encontrar un párrafo que realmente te impacte, pero se trata de una búsqueda, de conectarse con todo lo que está escrito y creado.

O.C: Creo que la lectura, al igual que escuchar a ciertos músicos, nos ayuda a entender mejor ciertas cosas, e incluso a nosotros mismos

M.F: Totalmente de acuerdo. También implica comprenderse a uno mismo. Una vez que el artista termina de escribir una canción, como mencionó Ricardo Piglia, cada persona es libre de interpretarla a su manera. Cuando el artista finaliza la canción, la graba y la banda ya está lista, a menudo los artistas no son conscientes o no tienen una intención específica al escribir la letra. Ellos son solo la punta del iceberg; nosotros, como oyentes, somos quienes producimos y podemos interpretar la obra del artista. Creo que esto tiene que ver con lo subjetivo, con la individualidad. De hecho, en esta conversación, tú tenías una idea sobre una canción y yo tenía otra. ¿Quién tiene razón, tú o yo? Ambos. Una canción puede tener innumerables interpretaciones diferentes, ya que cada uno la percibe desde su propia subjetividad, lo cual resulta fascinante.

Uno puede conectar con una canción y que signifique una cosa para ti y algo completamente distinto para otra persona. Sin embargo, se crea una intimidad entre el artista y el oyente; la canción parece dirigirse personalmente a uno, como si supiera lo que nos sucede. Esta intimidad se produce cuando la canción toca nuestras fibras más íntimas, ya que cada uno trae consigo su propio bagaje, historia y contexto, interpretando la obra del artista desde esa perspectiva. Cuando esto ocurre en un concierto con miles de personas coreando la misma canción juntas, la interpretación cambia y se experimentan ambas facetas: cantas lo que significa para ti, pero compartes esa experiencia con la multitud. Es casi una experiencia religiosa, es muy interesante la comunión que se da tanto en lo público como en lo privado, dos aspectos fascinantes que se desarrollan en paralelo

O.c: El libro haces hincapié sobre todo en los discos del 63 y Giros, aunque obviamente abarcas otras partes de la discografía… Por lo menos esa fue mi sensación.

M.F:   Yo miré absolutamente todo. Lo que pasa es que las canciones más conocidas y con las que el público más se va a enganchar son de estos dos discos, por eso utilicé varias de esas, y fíjate que funcionó, porque vos te estás acordando de las canciones que vos conoces y te acordás de otras que vienen después, que leíste la letra, pero no tenés ni idea cómo es la música o que no las escuchaste, se te pasan más desapercibidas. Pero de hecho yo miré toda la discografía, hay una canción de 2022 que se llama Hogar, se refiere a la República Argentina, y hace otra vez la historia, vuelve a la época del 63, él dice en la época en que se abrían las flores, éramos todos jóvenes y nos moríamos de sida, tiraban cuerpos al río, y después viene a la época actual y dice hoy se cierran las flores.

 Es una canción muy interesante, pero lo que vos me preguntas si fue estratégico usar muchas canciones del principio, fue porque son las canciones con las que la gente más se engancha y el público conoce. Mi intención sería que a los lectores les llame la atención canciones más nuevas y vayan a ver de qué está hablando, pero creo que es una decisión estratégica usar muchas de las canciones que todo el mundo conoce.

O.c: ¿Has tenido en cuenta la última trilogía de Fito? ¿Qué aspectos destacarías de esta serie de discos? Son tres álbumes completamente distintos: uno con un enfoque muy rockero, otro centrado en el piano y con similitudes a «Rodolfo», «Moda y pueblo», si se quiere, y un tercero de carácter orquestal que explora diferentes géneros como la música clásica y el tango.

M.F: Fito tiene la libertad de hacer lo que le plazca. Ha construido una carrera sólida y ahora debe disfrutarla sin preocuparse por vender discos. Es un artista versátil que ha incursionado en el cine y la literatura. En mi opinión, en esta etapa de su vida, Fito debería seguir sus instintos creativos y hacer lo que le apasione, al igual que cualquier persona en su edad madura. A medida que envejecemos, adquirimos madurez y una perspectiva diferente de la vida, distinta a la que teníamos en nuestra juventud. Los artistas también evolucionan, cambian y exploran nuevos intereses, y es algo natural. A veces, como seguidores, tendemos a querer que los artistas sigan haciendo lo mismo que nos cautivó en el pasado, pero debemos recordar que son seres humanos que crecen y evolucionan.

O.C: Tambien hay algunos que consumimos la obra de un artista sin importar lo que haga. Personalmente, considero que algunos de los mejores discos de Fito son «Moda y Pueblo» y «Rodolfo». Disfruto especialmente de su faceta más tranquila y pianística.

M.F: Por otro lado, me viene a la mente la forma de cantar de Fito en canciones como «Buenos Aires o Madrid». A pesar de que a veces desafina, su estilo vocal visceral y emocional es lo que nos conecta con su obra. No nos importa que no tenga una voz perfecta como la de Baglietto, por ejemplo, porque lo que valoramos es la emoción que transmite a través de su interpretación, tan auténticamente argentina. En definitiva, creo que la emoción es lo que nos conecta con la música de Fito y lo que la hace tan especial.

O.C.: Para ir terminando… ¿Ya estás pensando en el próximo libro? Recuerdo que en nuestra última entrevista mencionamos a varios músicos interesantes como Moura, Miguel Abuelo y Cerati. También me gustaría preguntarte si hay algún poeta actual que te guste. A mí se me viene a la mente Gabo Ferro, por ejemplo, que nos dejó no hace mucho.

M.F.: Sí, exactamente. Tengo una carpeta dedicada a Gabo Ferro. Es una pena que nos haya dejado. De todos los artistas recientes, él es el que más me ha interesado. No encuentro a muchas personas que compartan ese interés.

O.C.: Gabo tiene canciones tremendas como «Soy Todo lo que Recuerdo» y «¿Por qué no lloras un poco?». Además, es un historiador y escritor como pocos.

M.F.: Es una persona que posee un profundo conocimiento de historia. Ha escrito libros históricos que son increíbles. He leído todo lo que ha escrito. Es sumamente original. A pesar de ser un profesor de historia que habla sobre el olvido. Es fascinante cómo en sus canciones aborda la idea de que a veces es mejor olvidar.

Continuando con tu pregunta, acabo de publicar un libro en inglés con Liverpool University Press que trata sobre las letras del rock argentino. Este libro acaba de salir y actualmente estoy trabajando en otros dos. Uno de ellos es sobre Cerati y se publicará con Gourmet si todo sale bien. Estoy muy entusiasmado con ese proyecto. También estoy trabajando en otro proyecto en inglés sobre un álbum de Serú Giran para una serie de Bloomsbury. Sin embargo, como escritor, nunca se sabe si al final decidirás dejar un proyecto o si lo terminarás. Es todo un proceso y veremos qué sucede.

O.C.: ¿Existe un interés por la cultura y la música latinoamericana? Entiendo que, al estar a punto de publicar un libro en inglés, de alguna manera estamos despertando interés.

M.F.: Sí, hay bastante interés. Digamos que ahora han empezado a descubrir que existe Latinoamérica y que somos capaces de crear cultura, no solo ser un lugar para extraer minerales y comida. No creo que las editoriales anglosajonas hayan comenzado a mirar hacia otros mercados porque realmente quieran vender. Por ejemplo, Bloomsbury, yo no lo había considerado, pero me contactaron y me solicitaron un libro. Parece que realmente tienen interés en abrir el mercado, tal vez porque no están surgiendo cosas demasiado interesantes últimamente. Hay que volver al pasado para encontrar las bandas más interesantes, ya que hoy en día todo es muy efímero. No existe la profundidad que existía en los años 80, 90 e incluso en los 70.

O.C.: Hablando de literatura y de mirar hacia Latinoamérica, menciono el premio Nobel que, creo, fue otorgado a Bob Dylan. Este premio ha roto la dicotomía de que un músico no es literatura, no hace poesía. Creo que Dylan hace ambas cosas, al igual que Charly, por ejemplo. ¿Crees que algún día se le podría otorgar el premio a Charly o a Silvio Rodríguez?

M.F.: Estamos lejos de eso. De hecho, cuando le dieron el premio a Bob Dylan, tuve sentimientos encontrados. Por un lado, pensé «¡Guau, me han solucionado el problema!», ya que, en mi universidad, para escribir sobre rock y letras de canciones, tenía que justificar constantemente mi enfoque, ya que no era lo convencional. En mi tesis de doctorado, incluí un capítulo sobre letras de rock, pero tuve que justificarlo extensamente, algo que también experimentamos quienes estudiamos música desde una perspectiva cultural. Aún hoy en día, hay muchas personas que se oponen rotundamente a considerar la canción como literatura; sin embargo, la canción es mucho más que literatura, es una forma de arte compleja.

Cuando le dieron el premio a Bob Dylan, legitimaron esta idea, pero lo que no me gustó es que provino del mundo anglosajón, donde siempre son los anglosajones quienes legitiman al resto del mundo. Mi pregunta fue la misma que planteas: ¿Por qué no se lo dieron a Chico Buarque, a Charly, a Silvio Rodríguez, entre otros, que tienen una poesía impresionante? Hablo desde la perspectiva de Argentina y Brasil, pero seguro que en el resto del mundo también hay artistas con un talento similar.

De hecho, escribí mi libro en inglés no solo porque deseo que esto se conozca en el mundo anglosajón, sino también porque en mi universidad se valora más si publico en inglés, ya que estoy inmerso en un entorno anglosajón. Es una realidad que el mundo anglosajón sigue siendo considerado como la civilización, mientras que nosotros, los latinoamericanos, somos vistos como la barbarie. Debemos luchar contra esta percepción y demostrar que somos capaces de producir cultura de alta calidad. Observa cómo Hollywood y la industria cinematográfica presentan a los latinoamericanos siempre bajo estereotipos: los mexicanos como narcotraficantes o corruptos, las mujeres como seductoras de mala reputación. Existe un estigma muy marcado y rara vez se nos ve como científicos, académicos o productores de conocimiento.

Me molesta profundamente cuando en la universidad se recurre a estereotipos al representar lo latinoamericano, como dibujar a una mujer negra con un vestido colorido y frutas en la cabeza al estilo de Carmen Miranda. Esto no debería ser así en un entorno académico. ¡Basta de estereotipos!

O.C.: ¿Estuviste recientemente en Argentina? ¿Cómo ves el movimiento cultural y político argentino?

M.F.: Creo que Argentina es un país especialmente propicio para los estudios culturales. Siempre hay algo sumamente interesante que esperar en Argentina. Los argentinos tienen una personalidad particular: consumen cultura, son muy políticos y reflexivos. Hay muchas cosas fascinantes en Argentina que no se encuentran en otros lugares. Por ejemplo, Buenos Aires es la ciudad con más librerías en el mundo, en términos per cápita, y se venden más libros per cápita que en cualquier otro lugar, a pesar de la situación económica.

 Siempre regreso de Buenos Aires cargada de libros cada vez que visito. Creo que hay una gran diferencia en ese aspecto. Lo que observé la última vez que estuve en Argentina, en noviembre antes de las elecciones, y luego para la Feria del Libro en abril y mayo, es que ha habido un cambio en la actitud de la gente. Algunas personas no tienen ganas de hablar de política debido a la complicada situación que ha dividido mucho a la sociedad. Me encontré con académicos y escritores que, al sacar el tema de la política, preferían cambiar de tema. Esto es muy llamativo, ya que generalmente los argentinos son muy políticos, pero parece que la situación actual es tan compleja que prefieren evitar ciertos temas de conversación.