Karamelo Santo: La Música como voz de resistencia en tiempos difíciles

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Karamelo Santo regresa a Córdoba. La banda se presentará una vez más en Pétalos de Sal el próximo viernes 13 de septiembre a las 21:00 horas.

Sin duda, Karamelo Santo es uno de los grupos más reconocidos del rock latino a lo largo de su historia. Liderada por Goy Karamelo, la banda ha sabido mezclar ska, reggae y otros géneros latinos como la cumbia y el folclore.

A lo largo de su trayectoria, la banda ha participado en algunos de los festivales más importantes del mundo, como el Festival de Montreux y la Fiesta del Bicentenario en nuestro país, además de colaborar en festivales benéficos y causas sociales.

Con más más de 30 años de carrera, Karamelo Santo sigue manteniendo su esencia y su espíritu político-social. Actualmente, están trabajando en su próximo disco, «Soy Cuyano Volumen 2», que, como su nombre indica, es la segunda parte del álbum editado en 2013. Este nuevo trabajo, al igual que su antecesor, busca darle valor a las grandes composiciones del folclore cuyano, esta vez con grandes invitados como Bruno Arias, El Cóndor (de La Bersuit), Néstor Villavicencio, entre otros.

A pocos días de su llegada a Córdoba, Guillermo Andrés Ogalde Guzmán, más conocido como Goy, nos cuenta cómo la banda vive el momento actual cultural y político del país, y nos adelanta detalles sobre su nuevo disco, entre otras cosas.

O.C: Cuéntanos un poco sobre cómo están preparando el show en Córdoba, en un año en el que se han estado moviendo bastante.

Goy:  Sí, igual hay un movimiento en general de poco rock, están las bandas muy del mainstream que hacen estadios y después estamos las intermedias que luchamos por tener una presencia, el apoyo el engagement y el compromiso de la gente.  Nosotros hacemos muchas cosas para mantenernos presentes en todos lados, ya sea en redes, en conciertos o festivales.
Hay muchas bandas que han dejado de tocar por lo económico y todo lo que pasa en el país. Eso me parece que es un error, porque en la época de crisis, es donde uno tiene que estar dandole fuerza a la gente y levantando una empatía energética. Aunque no siempre sabemos cuál será el resultado o el objetivo, pero quedarnos de brazo cruzados no es una opción.

En cuanto a Karamelo estamos a full. Tampoco es que tenemos tanto tiempo de ensayo porque durante la semana algunos chicos tienen que trabajar. Yo tengo un estudio y produzco bandas,.

 O.C: Recién mencionabas lo esencial que es tocar y acompañar. karamelo Santo nació en una época que, aunque no sé si se puede comparar directamente con la actual, sí fue un período en el que la música y la contracultura tenían un papel fundamental, especialmente en los 90 y 2000. En ese contexto, ustedes representaban, en cierta medida, lo contracultural. Al observar el panorama actual, parece que hemos vuelto a revivir aspectos de los 90

Goy: Hoy prendes la televisión y te encontras con situaciones que te hacen pensar: «Esto ya lo viví». Personalmente, creo que hemos vuelto a los 80, no a los 90. Entiendo lo que mencionas sobre la necesidad de levantar ese discurso en un escenario hoy en día.  Aunque la realidad es que los políticos no han cumplido con lo que prometieron. Ha habido corrupción, saqueos, y el país está hecho mierda. No se trata de culpar a la izquierda o a la derecha; es un reflejo de las ambiciones personales de los políticos.

En mi banda, somos todos de un perfil ideológico de corte socialista. Igual no puedo sentarme con ninguno de mis amigos que se dedican a la política o con muy pocos. Me siento con amigos del Frente de Izquierda, que son concejales o intendentes en Mendozona, pero que no han tenido acceso a una caja gigante.

Con respecto a lo ideológico, el presente es nefasto. Hemos estado 20 años con la idea de un cambio y no ha pasado nada. La gente sigue siendo pobre. Aquí en Capital, ahora van a quitar los subsidios de los colectivos, y la gente se va a quedar a pata. Este país no necesita subsidios ni planes; necesita una revolución cultural de voluntad, porque la gente no tiene ganas de hacer nada. Yo estoy en el barrio y trato de motivar a todos, de hablar con mi vecino, no de pelearme; está todo podrido.

Quizás hay algo de los 90, pero los rockeros de hoy estamos más cerca de Luca Prodan y de Piltrafa que de cualquier otro rockero del país.

O.C: ¿qué tan importante es hoy la cultura, la música en el acompañar?

Goy: Hay dos partes en esto. Una es la parte musical y netamente artística, donde nosotros, como gente grande, tenemos nuestra experiencia y sabemos que la vida tiene un objetivo positivo: la empatía con la gente y la creación de una conciencia colectiva. Hemos trabajado en muchas cosas a nivel espiritual, pero no religioso. Hemos colaborado con gente de los pueblos originarios, tratando de buscar cuál es la razón de la vida. A veces, un Mapuche, un Aymara o incluso un Zulú pueden expresar mejor la realidad de la vida, que es tener empatía con la naturaleza y con todo lo que nos rodea. Ese es el mensaje que tiene Karamelo Santo.

Por otro lado, está la industria, que realmente no le importa. Nos deja afuera de todo. Necesitamos que la industria, cuando hablo de industria me refiero a todo el aparato de radiodifusión, preste un poco de atención. Si nos quedamos afuera y somos alternativos, nos lo aguantamos. Por suerte, hoy existen las redes y Spotify, donde podemos subir una canción y la escucha todo el mundo que tenga un compromiso con nosotros. Sin embargo, la industria sigue sin interesarse; solo apoya a influencers que hacen música.

Ellos prefieren que la China Suárez cante; no tengo nada en contra de ella, pero no es música. Hay un montón de chicos que cantan, pero que eran influencers antes de ser músicos. Ya han tenido una gran cantidad de seguidores en Instagram antes de comenzar a cantar. Esta es la nueva generación, a la que llaman «de cristal». Me parece que también les va a resultar difícil, porque son momentos efímeros. Como decía Andy Warhol, «todos seremos famosos durante quince minutos», y a mí me parece que también vamos a subir y bajar en menos de un minuto.

Yo también tengo un hijo de 17 años y está en la misma. Quieren ser famosos en tres segundos, así que salen a hacer cualquier cosa en TikTok. Creo que, en definitiva, lo que necesitamos es que lo artístico perdure en el tiempo. Nosotros nos sentimos bien cuando hay empatía con la sociedad, cuando hay un mensaje de conciencia colectiva, todos cuidando un poco la naturaleza y todas esas cosas que han venido de milenios. Eso no se logra subiendo por un engagement de tres millones de seguidores que se obtiene en dos días porque saliste en algún programa de televisión o en algún escándalo. Necesitamos que la gente entienda eso.

Quizás estamos en contra de esto; no sé qué posición tengo. Sé cuál es el problema, pero no puedo decir qué hace falta. Nosotros nos vamos a Córdoba y llevamos este mensaje. También queremos que la gente se divierta, como decías, que la pase bien y que todo sea mejor. Pero no estamos tomando conciencia de lo que pasa, la gente ha cambiado de gobierno, ha votado otra cosa, y después, con la misma facilidad, va a votar otra cosa. Los cambios en la política están mostrando que se está perdiendo el valor de la democracia. Eso es lo que los políticos están mostrando.

Por un lado, Maduro no quiere mostrar las actas de la gente que votó; no sé si lo quiere o no, a mí no me importa, pero el tipo es nefasto. O un tipo que invade Ucrania y ahora resulta que Ucrania le está invadiendo el país. Las autocracias son un despelote, y no importa si son de izquierda o de derecha; dejen a la gente existir, dejen a la gente respirar. Creo que la música hoy representa, o tiene que representar, un poco eso.

Volviendo al tema que me preguntaste, al menemismo le convenía, por ejemplo, que existiera el símbolo «Ritmo de la Noche», toda esa música que a nadie le servía. Hoy es un poco eso: a nadie le sirve esta música de paz, solo a los chicos que van a un boliche a divertirse. Pero la música tiene que seguir siendo, en el fondo, un mensaje. El arte en general tiene que ser un mensaje que perdure.

Nosotros seguimos leyendo a Germán G., seguimos leyendo a Galeano porque son obras que perduran.

O.C: Aun así en la música bailable, como la cumbia o Virus puede haber letras para pensar….

Goy: Yo lo que quiero es que la gente la pase bien. Vamos a hacer una fiesta. Tenemos casi 40 canciones; tocamos la mitad de algunas, algunas van y después vuelven, los estribillos aparecen en otros lados. Hemos creado una canción que es como un cadáver exquisito con nuestras propias composiciones, como un sound system, pero tocándolo en vivo. Esto es algo que queremos subrayar: basta del tipo que canta con la musiquita de fondo, porque eso también está deteriorando la cultura de los chicos que quieren estudiar música.

Es fácil recurrir a la inteligencia artificial o bajarse una música de YouTube, pero no podemos poner eso al lado de una banda de rock o de personas que han estudiado música desde chicos y quieren superarse. La música tocada con los dedos y con el corazón también tiene que mostrarse de manera diferente. No es que sea mejor o peor; simplemente, el que quiera ver y tocar música, que venga al show.

Tampoco quiero echarle mala onda al chico que agarra un celular, porque comprar un instrumento es caro y estudiar lleva tiempo. Hubo guitarristas como Jimi Hendrix que tocaron desde chiquitos, pero también vino Sid Barrett y dijo que lo bueno del punk es que a un tipo como Jimi Hendrix, que lleva 30 años tocando la guitarra, le podés poner una bomba y lo disfrutás. Siempre ha habido esos pensamientos.

Es una cuestión de hoy en día; los chicos están sacando material rápido, pero creo que el error es no decirles que vuelvan a estudiar música. Lo que pasa es que, como son todos influencers, todos quieren crear contenido rápido.

O.c: ¿Crees que realmente Spotify ha democratizado la música? A veces parece que las grandes multinacionales siguen siendo las dueñas de la música.

Goy: El problema no es Spotify; Spotify ha democratizado la música. A nosotros nos ha metido en playlists que, si no fuera por estar en ellas, literalmente estaríamos acabados en cuanto a difusión. Spotify sabe quién es quién en el arte. Nos ha pasado que, por ejemplo, tenemos un disco de folclore, «Cuyano», y ahora estamos trabajando en el número 2, que saldrá durante este año y a mitad del año que viene, y estamos en playlists de folclore.

Yo le dije a Néstor Villavicencio, que es el Bob Marley sanjuanino: «Loco, vení, hagamos una tonada tuya». Agarramos una de las mejores tonadas de él y la cantamos; está en Spotify. Él me decía: «No lo puedo creer», y yo le respondí: «Sí, boludo, no es tan difícil». El problema es que la industria no apoya eso, que nadie va a San Juan a buscar un cantador como él, a grabarlo y subirlo a redes. Yo estuve haciendo eso en el disco «Soy Cuyano 1», donde trabajé con un montón de exponentes del folclore cuyano, pero todavía la gente no está informada.

Las cosas no son culpa de Spotify; es culpa de los que necesitan ganar dinero con Spotify. Spotify es solo una herramienta, y luego está en cómo la utiliza cada uno, y cómo la utiliza la industria. En general, las distribuidoras no son coimeables. Te lo digo porque yo soy curador de Spotify y manejo tres listas de ska argentino y una de punk. Todos los días las bandas me dicen: «Che, poneme en la playlist», y yo tengo que preguntar a Spotify. Spotify nunca me dice que no, así que lo pongo, pero no puedo tener 200 canciones; tengo que limitarme a 50. Entonces, es una pelea permanente.

Lo que produzco yo, incluso, no es ético que lo mande a una playlist porque lo siguen mexicanos y colombianos, igual que el reggae. Me llaman todo el día, y me han querido pagar. Me dicen: «Che, ¿cuánto sale estar en la playlist de ska argentino?» Y yo les digo que no, que no sale nada. Pero tengo que bancar un tiempo para que suene tal banda; no puedo sacártelo en una semana.

O.C: ¿Recién me dijiste que van a sacar «Soy Cuyano 2»? Recordemos que el primero salió en 2013. ¿Cómo va a ser ese disco? ¿Va a ser un disco folclórico totalmente, o van a reversionar temas de folclore?

Goy:  Con Ernesto Villavicencio dijimos: «Trae tu banda». Él tenía una banda que incluía baterista y bajista, y sonaba bastante moderna. Sin embargo, comentamos que hay versiones que hay que respetar. Ahora, con el Cóndor de la Bersuit, estamos trabajando en una versión de una cueca. En esta ocasión, Karamelo Santo va a participar, y queremos que haya viento en la producción. Nuestro objetivo es capturar ese sonido auténtico del tipo que vive en el desierto de la Difunta Correa, tocando tonadas, y que se escuche el viento y esos elementos característicos.

O.C:  hablando de Chile, si no me equivoco ahora a fin de año se van a Chile….

Goy: En un año como el que vivimos, ha sido bastante difícil, tenemos muchos shows programados aquí en la provincia y en el AMBA. Estamos muy enfocados y trabajando a full. Durante mucho tiempo, solíamos salir mucho al exterior, viajando a Europa, y luego regresábamos para empezar de nuevo. Gastábamos mucha energía en esos viajes y, a menudo, el dinero que ganábamos era poco. Sin embargo, nos dimos cuenta de que aquí en Argentina teníamos la oportunidad de ser una banda que representara el rock latino de manera definitiva, al igual que lo hacía Mano Negra o Panteón Rococó en otros lugares, o Macha en Chile.

Hoy en día, el género ha quedado bastante reducido. Obviamente, el indie está en auge, y el reggae incluso ha crecido mucho más, aunque ahora ha caído un poco. Pero nosotros éramos parte de un género muy grande, con bandas como Todos Tus Muertos o Las Manos de Filipe, que generaban un gran movimiento y decían cosas importantes. Apoyábamos ciertas causas y expresábamos nuestras opiniones sobre los cambios que debían ocurrir, pero quienes debían encargarse de esos cambios a menudo no lo hacían bien. Así que el género ha quedado un poco guardado.

 O.C: Recuerdo un Cosquín rock que tocaron antes de Manu Chao. Uno decía que Lindo esto que está pasando…

Goy: Claro, estamos hablando de 2005, 2006, 2007, e incluso en 1997, cuando conocimos a Manu Chao, era toda una movida. Empezamos a ir a México y Europa, y todos nos abrían las puertas a las bandas que teníamos un mensaje de empatía social. Después eso cayó, no solo acá, sino en todos lados, debido a todos esos cambios que comenzaron a surgir.

Recuerdo que fui a Mar del Plata con Manu Chao en 2006, cuando fue lo del ALCA y estaba Chávez presente. Todo eso fue un desastre. Hoy tenemos a Maduro que no quiere soltar el poder. Al final, la gente queda atrás, y yo tengo que mirar a la gente; no puedo fijarme en los líderes políticos, la verdad es que me han decepcionado mucho. Ha sido, al final, toda una repartija de cosas. No sé, el Frente de Izquierda se ha mantenido un poco más sobrio, siguen peleando y siendo la resistencia.

O.C: El otro día hablaba con otro músico y me comentaba sobre las complicaciones que estamos enfrentando. Decía que, en cierto modo, falta un poco más de unión entre los músicos y las bandas para transmitir un mensaje. A veces, parece que las bandas prefieren no hablar y abstenerse de ciertos temas, mientras que antes había una mayor verborragia y disposición a expresarse.

Goy: Ha habido una autocensura impresionante entre nosotros, impulsada por el miedo a la cancelación. Nadie quiere ser el «cordero». Son cosas que se sienten. En un momento, yo también expresaba mis opiniones cuando veía que algo me molestaba. Sin embargo, hoy en día, si mencionas algo sobre Fernández, por ejemplo, te saltan personas de la movida y te dicen: «Ah, pero no decías nada sobre esto otro». La gente ha comenzado a autocensurarse porque, al final, si decías algo, ya no te contrataba nadie; ni siquiera te veías en fotos.

O.C: ¿Le paso a Karamelo que lo censuren?

Goy: Si, te comparto una anécdota. Nosotros fuimos a tocar en el Bicentenario, un evento organizado por personas que todos conocemos. Habíamos estado trabajando artísticamente, produciendo bandas y músicos de pueblos originarios. Subimos al escenario con la Wiphala y banderas Mapuches. En ese momento, había un conflicto con Félix Díaz, un líder mapuche, y el gobierno. Una persona, cuyo nombre no voy a mencionar, se acercó y nos dijo que si subíamos con esas banderas, nos apagarían el sonido. A pesar de la advertencia, decidimos subir y, en un momento, sacamos las banderas. Después de eso, nunca más nos contrataron para ningún festival.

Podríamos haber estado en otros eventos, pero, digamos, si se trataba de una cuestión ideológica, estaba claro lo que pensábamos y lo que pensaba el oficialismo en ese momento, que tenía conflictos con los pueblos originarios. A nosotros nos generaban conflictos pequeños que no nos interesaban o ni siquiera conocíamos. Sin embargo, terminábamos cancelados para las secretarías de cultura, que a veces son importantes para una banda que quiere tocar.

A pesar de todo, nunca traicioné a los pueblos mapuches. Sigo trabajando con la Confederación Mapuche y tengo el orgullo de que Roger Waters, en sus presentaciones, me haya conectado para invitar a tocar a las bandas mapuches que he producido. He estado en el escenario junto a él, y esas experiencias me llenan de orgullo, aunque estén lejos de la política.

O.C: Me hablaste de bandas Mapuches, pareciera que les cuesta salir o de alguna manera hacerse conocidas…

Goy: A ellos no les interesa llegar a ser parte de un sistema más amplio; tienen un mensaje interno. Cantan en mapudungun, su idioma, y viajan a Chile. El pueblo mapuche es como el pueblo palestino: quiera o no, el argentino o el chileno, tarde o temprano, querrán ser reconocidos como una nación. Eso está escrito. No es que vayan a empezar a poner bombas, pero habrá un trabajo constante y una lucha por ser reconocidos como nación. Ellos son una nación, al igual que la izquierda defiende a Palestina, al País Vasco o a Kurdistán. El mapuche no quiere ser argentino ni chileno. No les interesa el mercado; su mensaje está en los discos que graban en mapudungun.

Trato de entender todo lo que ellos cantan y dicen, porque se comunican con su tierra, con la naturaleza, con los mensajes del río. Tienen una especie de cabalá, escriben todo lo que les sucede para no volver a cometer los mismos errores. En algún punto, sería importante que se abrieran un poco. A veces discuto con ellos y les digo: «Che, armen un partido político como en Estados Unidos, México o Perú», pero no quieren. Si forman un partido político, sienten que estarían legalizando el saqueo que han sufrido. Es complicado; a veces lo entiendo y otras no. Pero en general, no me importa, porque yo también vengo de inmigrantes. Mis abuelos eran ucranianos, romanos, judíos, y fueron masacrados por los nazis. Todos venimos de historias así. Para mí, los respeto; ellos son nuestros ancestros. Vivían tranquilos aquí en Argentina y en Chile, y de repente llegó un país a decirles que eran otra cosa.

O.C: Para cerrar, me dijiste que están trabajando en el disco Soy Cuyano 2… ¿tiene fecha de salida?

Goy: Volviendo al tema de Spotify, es interesante cómo funciona el lanzamiento de música. A ellos les gusta que saques una canción cada 20 días, y cuando ya has lanzado al menos 10 canciones, publicas el disco completo. Así, vas calentando los motores. A veces, el error es lanzar todo el disco de una vez, ya que la gente no suele escuchar un álbum entero. Por eso, es preferible ir sacando una canción y masticándola un poco.

Creo que el disco completo estará listo recién en abril del año que viene, porque ya han salido dos temas. La primera tonada se llama «La tonada de tus labios» y ahora viene «Póngale por las hileras», que es una canción de Mendoza. En total, habrá 14 o 15 canciones y contaremos con varios invitados.

Va a estar El Macha, porque no se trata solo de hacer cosas del folclore. Lo que sucede con el folclore cuyano es que está muy influenciado por el folclore chileno, pero el mendocino a veces se hace el desentendido y no quiere aceptar ciertas cosas. Sabemos positivamente que la frontera no la escribe un ejército, la escribe la gente. Cuando alguien me dice que Chile es de tal manera, me parece que se están comiendo el discurso de Videla. Y si odias a un argentino, te estás comiendo el discurso de Pinochet. Por eso, no estoy con ninguno de los dos lados, porque amo a los chilenos, y lo demás que digan lo que quieran.

O.c: Es que las banderas solo sirven para dividir un territorio

Goy: Claro, somos lo mismo. San Martín fue a liberar Chile y también vino para acá. Todo esto es un invento que le conviene a los políticos; a la burocracia le interesa que tengamos enemigos.