El grupo comandado por Micaela Vita, Juan Saraco y Valen Bonetto parece volver a la piedra fundacional de Duratierra y el folclore, el criollaje en un momento en el que las músicas del mainstream dentro del ambiente folclórico parecen alejarse del folklore más tradicional o del mal denominado «del campo». Ellos parecen tener la necesidad de cantarle a los amores, a aquellos que supieron alimentar a Duratierra desde la salida de Floralia hasta hoy. Tal vez por eso, Micaela canta en Árbol: «Soy un hoja en la rama, caigo de nuevo en la tierra y entro por las raíces«, porque si hay algo que tiene este nuevo ep compuesto por ocho canciones, es la necesidad de Duratierra de volver a caer en la tierra y entrar en la la música nuevamente por las raíces que que hicieron crecer al grupo. Volver a las raíces es también como lo hacen en A los amores una invitación a recordar lo importante que es decirle que sí a los amores y no a los temores, lo importante que, como dice la canción, es esperar para ver caer el mal con una sonrisa pura. Luego, da paso a una de las canciones más hermosas del disco, que ya supo ser cantada en su momento en la última peña trashumante con Raly: «Te vi por vez primera«, donde nos hace recordar lo importante que es mirar a la gente, enamorarse de esas personas que dicen lo que piensan y hacen lo que sienten, en un mundo donde eso parece cada vez más escaso y donde lo importante es, como dice la canción, que «la mañana ya se asoma y echa luz sobre mi hoja, que me muestra con simpleza que en la claridad hay sombras«, pero que lo bello muchas veces está en la sencillez, como puede ser esperar a que se levante la otra persona mientras aguardamos con un mate el encuentro con el aroma de esa persona a la que miramos con ojos nuevos, renaciendo desde cero el amor.
También hay lugar para una zamba llamada «Mudanza«, donde pareciera estar ambientada en el balcón de un departamento desde donde se ve todo Liniers como algo viejo, como esas zambas de antaño que siempre están en la memoria y que de vez en cuando nos llaman para ser recordadas y traernos de nuevos viejas casas, esos hogares que, aunque ya no habitamos, siempre volverán a nuestra mente para recordarnos quiénes somos. Porque tal vez, como dice la canción, la casa, la plaza, el balcón, los recuerdos volverán porque están presentes en cada vuelo que demos. La sorpresa del disco es, sin duda, «Las flores del jardín«, con la participación de Sara Arroyo Factorovich, una chacarera que nos hace recordar lo importante que es regar las emociones con canciones y lo importante que es cuidar la infancia, esa que nos da luz y nos guía. Llegando al final, aparece «Verano 19«, tal vez una de las canciones más antiguas del EP, para dar paso a «Las cosas«, una sencilla canción interpretada por Valen Bonetto que nos recuerda lo importante que es cantar las cosas que salen del alma sin que nada se interponga entre el sentir y el cantar, y lo importante que es cantarle a las cosas que no tienen dios y quizás tampoco nombre. Porque las cosas de monumento son puro cemento, mientras la tierra da fundamento de puro sustento. Acto seguido, Micaela y compañía se despiden dejando el más puro agradecimiento y sentimiento, recordándonos que no hay ramas secas, ni árboles que cantando no florezcan.