Divididos vuelve con un disco que sutura heridas y reafirma su esencia

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Después de 15 años sin material inédito, Divididos regresa con un álbum homónimo que dialoga con la historia del rock argentino en tiempos de incertidumbre cultural. El disco, presentado el 12 de noviembre en el Movistar Arena, incluye 12 canciones que fueron gestadas entre 2019 y 2025 en los estudios La Calandria, con la producción del propio trío.

La tapa del disco es una declaración de principios: dos lienzos celeste y blanco unidos por una sutura. Ricardo Mollo lo definió como “un deseo de sanación”, una metáfora que atraviesa todo el álbum. En un país fragmentado, Divididos propone volver al centro, recomponer, unir. Esa idea se traduce en la música: crudeza y ternura, potencia y reflexión.

El disco mantiene la estructura clásica del trío —guitarra, bajo y batería—, pero no se limita a repetir fórmulas. Hay temas que recuperan el pulso visceral de los días de Sumo (Aliados en un viaje), piezas atmosféricas que exploran texturas (Bafles en el mar), y canciones que ya son himnos en vivo como Mundo ganado y San Saltarín. El cierre con Grillo, arreglado por Nico Sorín, aporta una dimensión casi cinematográfica, con cuerdas que expanden el horizonte sonoro.

Las letras oscilan entre la introspección y la crítica social, con guiños poéticos y humor ácido, sello inconfundible de la banda. Hay referencias al paso del tiempo, la memoria y la resistencia cultural. En plena era de lo efímero y digital, Divididos reafirma la vigencia del formato puro y la importancia de sostener una identidad sonora.

1. Aliados en un viaje

Desde el primer acorde, “Aliados en un viaje” establece el tono del álbum: potencia y calma en equilibrio. El riff inicial, firme y característico del trío, se combina con pasajes melódicos donde la voz de Ricardo Mollo se despliega con claridad y calidez. La base rítmica sostiene el pulso sin estridencias, dejando espacio para que la letra respire y cobre protagonismo. Es un inicio que no busca el golpe inmediato, sino la invitación a recorrer un trayecto más profundo. Es un viaje sonoro que conecta con la raíz del rock argentino, con guiños a la época de Sumo. Ideal para marcar el tono del álbum: visceral y directo.

La canción gira en torno a una idea central: aprender a buscar. No se trata solo de caminos físicos, sino de rutas internas, espirituales. Las imágenes de “aguas claras”, “cielo adentro” y “tierra firme” construyen una metáfora poderosa: la tensión entre lo etéreo y lo concreto, entre la exploración y la necesidad de arraigo.
El concepto de “aliados” refuerza la idea de comunidad y compañía en ese viaje, lo que conecta con el espíritu general del disco: sanar, unir, resistir. También aparecen contrastes que enriquecen el mensaje: lo cierto y lo impensado, lo frágil y lo intenso, invitando a reflexionar sobre la naturaleza del tiempo y la vida.

La letra está cargada de imágenes naturales —agua, cielo, viento, orilla— que evocan movimiento y transformación. A esto se suman advertencias que funcionan como consejos vitales: “Habrá que andar despacio”, “Habrá que estar alerta”. La canción no solo describe un viaje, sino que propone una actitud frente a la vida: paciencia, atención y cuidado. Divididos apuesta por la profundidad y la calma, sin renunciar a la fuerza del rock.

“Aliados en un viaje” es un manifiesto de búsqueda y resistencia. Habla de la importancia de caminar con otros, de reconocer lo que nos hace bien y de no perder el rumbo en medio de la prisa.

Este primer tema no solo abre el disco, sino que anticipa el espíritu del resto de las canciones: un recorrido que oscila entre la crudeza del riff y la sutileza de la palabra, entre la energía del power trío y la introspección poética. Un viaje que vale la pena emprender.

2. Monte de olvidos

Una de las piezas más introspectivas. La guitarra limpia y los silencios generan un clima de contemplación. El título sugiere memoria y desarraigo, y la música acompaña con una cadencia lenta, casi hipnótica. Aquí Divididos muestra su faceta más poética.

En el corazón del nuevo disco homónimo de Divididos aparece una canción que se aparta del registro más clásico del power trío para sumergirse en un territorio poético y visual: “Monte de olvidos”.

La canción construye un escenario surrealista: desierto, sal, sombras en espiral, colores vivos que lloverán. Estos elementos funcionan como metáforas de la creación y la esperanza en medio de la aridez. El “caballo alado” evoca libertad y movimiento, mientras que el “arco iris en expansión” sugiere diversidad y apertura mental.

Uno de los núcleos más potentes del tema es la idea de crear con el pincel: “andamiajes de sentimientos”, “traza el camino tu pincel”. La canción propone el arte como forma de resistencia frente al vacío y la clonación cultural. En tiempos donde todo tiende a la repetición, Divididos reivindica la originalidad y la visión personal como antídoto contra la uniformidad.

En la segunda parte, el tono se vuelve más ácido: “Tiran Canaros desde el balcón”, “vampiros de clonación”, “montes de olvido sin amor”. Aquí aparece la crítica a la industria musical y a la banalización del arte, con referencias que mezclan humor y denuncia. La imagen de “lustrando héroes de esta pasión” sugiere la idolatría vacía frente a la autenticidad creativa.

En medio de un panorama cultural saturado de clones y fórmulas, Divididos propone volver a la esencia: construir con lo propio, resistir con arte y caminar despacio, sin espejismos.

3. Bafles en el mar

Canción experimental dentro del disco. Juega con texturas y efectos, creando una atmósfera acuática. Es un respiro entre la potencia inicial y los temas más rítmicos. La producción destaca por el uso de paneos y reverberaciones que evocan inmensidad. “Bafles en el mar” se destaca como una de las piezas más introspectivas y cargadas de simbolismo. Es una canción que se aparta del vértigo rockero para sumergirse en un clima contemplativo, donde la poesía y la música dialogan en un espacio de calma y misterio.

La letra abre con una reflexión sobre el tiempo y sus efectos: “Por esas cosas que nos hace el tiempo”, “No hay sueño que no lleve cicatriz”. Aquí aparece una idea central: la vida como un proceso de aprendizaje, donde cada experiencia deja marcas, pero también abre caminos hacia la comprensión. El verso “De uno mismo nace el misterio que tu alma vieja te revelará” refuerza la dimensión espiritual del tema: la búsqueda interior como fuente de respuestas.

El título es una metáfora en sí misma: “Bafles en el mar” sugiere sonidos que se pierden en la inmensidad, recuerdos que se diluyen en el tiempo. En medio de esta atmósfera reflexiva, la letra introduce una advertencia: “Que lo que te demora es lo que te traiciona”, una frase que dialoga con el concepto del disco: volver al centro, volver al silencio.

4. Doña Red

Un guiño al humor característico de la banda. Con ritmo marcado y riffs filosos, parece una crítica social disfrazada de ironía. La base rítmica es sólida y el bajo cobra protagonismo, recordando la esencia funk-rock que Divididos maneja con maestría.

“Doña Red” emerge como una de las piezas más incisivas y contemporáneas. Con una letra cargada de imágenes potentes y referencias directas al mundo hiperconectado, la banda plantea una reflexión sobre la velocidad, la alienación y la fragilidad emocional en tiempos dominados por las pantallas.

Desde el inicio, la canción nos sitúa en un recorrido existencial: “Paso a paso voy, vagando en dirección al puente de los corazones”. Esta frase funciona como metáfora del intento por conectar en un mundo donde la interacción se ha desplazado al plano digital. El título, “Doña Red”, personifica la red como una figura omnipresente, casi maternal, pero también ambigua: ¿protege o atrapa?

La letra introduce imágenes que denuncian la superficialidad y la repetición: “Cayendo en las pantallas”, “vampiros de clonación”. Aquí Divididos apunta contra la lógica de consumo rápido y la pérdida de autenticidad en la era digital.

En medio de esta crítica, la canción propone una salida: “Respirar, revolución”. Es un llamado a recuperar lo esencial —crear, caminar, amanecer— frente a la prisa y la saturación. El verso “Donde el enemigo está en vos” introduce una reflexión más profunda: la tecnología no es el único problema; también lo es nuestra dependencia y falta de límites hacía las redes.

“Doña Red” es una radiografía del presente: un mundo veloz, saturado de estímulos, donde la conexión real se diluye entre pantallas. Divididos no se limita a señalar el problema; propone una actitud: volver al centro, crear, respirar. En un álbum que oscila entre la introspección y la potencia, esta canción ocupa el lugar de la advertencia y la resistencia.

5. El faro

Tema luminoso, con melodías abiertas y un estribillo que invita a la esperanza. El faro como símbolo de guía y resistencia se refleja en la estructura ascendente de la canción. Aquí la voz de Mollo se muestra cálida y cercana.

“El faro” conecta la fuerza del rock con lo ancestral. La letra reivindica el bombo como símbolo de identidad y resistencia: “El bombo es lo ancestral, lo primitivo”. Con imágenes de naufragio y salvación, la canción invita a insistir en lo que uno es, a confiar en la propia esencia como faro. Dentro del pulso del disco, sin duda esté es uno de los cortes más intensos y emblemáticos del disco.

6. Mundo ganado

Uno de los puntos altos del disco. Ya conocido en vivo, mantiene su fuerza en estudio. Es un himno de resistencia, con riffs pesados y un groove contagioso. La letra, aunque no la citemos, apunta a la lucha y la conquista personal.

La canción abre con una imagen cinematográfica: “Hoy llegó la carroza del cielo trayendo pociones para este mal”. Aquí se dibuja la figura del poder como espectáculo, con personajes que prometen soluciones mientras ocultan intereses. El “virrey actual” y las “valijas de piel de otros” son símbolos claros de la explotación y la desigualdad. La frase “Es el mundo ganado la frase que te engañará” resume la crítica: la ilusión de progreso que esconde saqueo y sometimiento.

En medio de esta denuncia, la letra introduce un contrapunto esperanzador: “Yo te espero en un valle de almas, del fuego sagrado, ancestral”. Es un llamado a volver a las raíces, a la conexión con la tierra y la espiritualidad como refugio frente a la deshumanización. La oposición entre “la suerte de un mundo robot” y “la Pacha y el Sol” refuerza esta tensión entre lo artificial y lo natural.?

7. San Saltarín

San Saltarín es el momento más festivo y descontracturado del nuevo álbum de Divididos. Desde el primer verso, la canción irradia energía y optimismo, con imágenes que evocan movimiento, juego y vitalidad: piruetas, trampolines, remeras al viento. La repetición del estribillo refuerza la idea de celebración, casi como un mantra que invita a vivir intensamente.

La letra propone una actitud clara: “Mejor te enciendes al vivir”, una frase que resume el espíritu del tema. Frente a la incertidumbre, la banda apuesta por la alegría y la acción. Hay un tono lúdico que contrasta con la densidad reflexiva de otras canciones del disco, convirtiendo a “San Saltarín” en un respiro luminoso dentro del recorrido.

En lo musical, el tema despliega un ritmo contagioso, con riffs dinámicos y una base rítmica que invita al movimiento. Es una canción pensada para el vivo, donde la interacción con el público potencia su carácter celebratorio. La voz de Mollo se muestra más desatada, reforzando la sensación de fiesta y libertad.

8. Vos ya sabrás

“Vos ya sabrás” es una de las canciones más íntimas y sensibles del nuevo álbum de Divididos. Desde sus primeras imágenes —mañanas que llegan, ojos que brillan, manos que se juntan— la letra construye un clima de cercanía y vulnerabilidad. Es un tema que habla de amor y de conexión profunda, con metáforas que evocan crecimiento y transformación: “Destino semilla, serás hoja también, como niño que eres, árbol serás”. Esta idea de ciclo vital refuerza el tono esperanzador y cálido de la canción.

La música acompaña con una base suave, guitarras limpias y un tempo pausado que permite que la voz de Mollo se despliegue con delicadeza. No hay estridencias: todo está pensado para sostener la intimidad y la emoción. Es uno de los cortes más melódicos del disco, ideal para equilibrar la potencia de otros temas más enérgicos.

“Vos ya sabrás” funciona como un puente emocional dentro del álbum. Habla de dar y recibir, de confiar en el tiempo y en la vida. En medio de un disco que reflexiona sobre identidad, resistencia y raíces, esta canción aporta luz, recordando que la revolución también puede ser silenciosa y afectiva.

9. Revienta en Mi mayor

“Revienta en Mi mayor” es el estallido rockero del nuevo álbum de Divididos. Desde el primer verso, la canción se carga de imágenes que mezclan nostalgia y rebeldía: viejas chimeneas, ventanas que crujen, poetas que traen luz. Es un tema que habla de la urgencia por recuperar la esencia en medio del caos, con guiños irónicos a la cultura popular y frases que evocan resistencia: “Calmate cambalache, calmá tu tempestad”.

La letra oscila entre la crítica y la celebración, con referencias a tiempos mejores y advertencias sobre la voracidad del presente. El verso “Revienta el Mi mayor, acordes de mejores tiempos” funciona como declaración sonora: el rock como refugio y arma frente a la uniformidad. Hay también un tono surrealista en imágenes como “Tres robles en avión sueñan que son plumas de aire”.

En lo musical, es el tema más explosivo del disco. Riffs potentes, batería seca y una energía que recuerda la época dorada del power trío. La voz de Mollo se despliega con fuerza, alternando entre la calma reflexiva y el grito visceral.

10. Insomnio

La letra nos sumerge en un escenario surrealista y nocturno, donde los fantasmas invaden la cocina y el pensamiento se convierte en un vagón sin terminal. Es una canción que explora la inquietud, la vigilia y la locura creativa, con imágenes que mezclan humor, poesía y crítica: sahumerios que no persuaden, poetas brindando con absenta, recuerdos que flotan como barcas que nunca zarpan.

La atmósfera es reforzada por versos que evocan desorden mental y búsqueda de calma: “Insomnio, eterno abismo, vuelo en mente, vuelo sin querer”. Hay un tono confesional que se alterna con guiños irónicos, como la idea de “poner a todos a bostezar con el humor”. La canción también dialoga con la tradición bohemia, mencionando cócteles de libertad y la locura de los poetas, como si la vigilia fuera el espacio donde se gestan las ideas más radicales.

En lo musical, “Insomnio” apuesta por texturas, acordes disonantes y una base rítmica contenida que refuerza la sensación de desvelo. La voz de Mollo se mueve entre la calma y el desvarío, acompañando la densidad poética del tema.

“Insomnio” no es solo una canción sobre la falta de sueño: es una metáfora de la inquietud existencial y del proceso creativo. En un álbum que oscila entre la potencia y la introspección, este tema ocupa el lugar del abismo necesario, recordándonos que la luz también nace en la oscuridad.

11. Cabalgata deportiva

“Cabalgata deportiva” es pura energía y movimiento. La letra describe una carrera hacia uno mismo y hacia el otro, atravesando junglas de miradas, espinas y lluvias, con imágenes que evocan esfuerzo y libertad: barro, tren, cabalgatas hasta el fin. Es una metáfora del impulso vital, de la necesidad de avanzar a pesar del desinterés social y las dificultades. El tono es optimista y visceral, con frases que transmiten urgencia: “Voy corriendo hacia mí”, “Voy corriendo hacia vos”.

En lo musical, el tema despliega un ritmo galopante, riffs dinámicos y una base rítmica que sostiene la sensación de carrera. Es uno de los cortes más físicos del disco, pensado para el vivo, donde la fuerza del power trío se siente sin filtros. La voz de Mollo refuerza la intensidad, alternando entre la confesión y el grito.

“Cabalgata deportiva” funciona como símbolo del espíritu del álbum: avanzar, resistir, crear. En medio de un mundo veloz y fragmentado, la banda propone un movimiento consciente, una carrera que no es huida, sino búsqueda.

12. Grillo

“Grillo” es la despedida perfecta para el nuevo álbum de Divididos. La letra se mueve entre la melancolía y la contemplación, con imágenes que evocan silencio, naturaleza y transformación: ventanas del mundo, restos de sal, ecos de la inmensidad. El deseo de “ser un grillo más” funciona como metáfora de humildad y conexión con lo esencial, lejos del ruido y la prisa. Es una invitación a mirar desde otro lugar, a encontrar belleza en lo mínimo.

Musicalmente, “Grillo” se aparta del pulso rockero para abrazar una atmósfera casi cinematográfica. Los arreglos de cuerdas, a cargo de Nico Sorín, aportan profundidad y emoción, creando un clima expansivo que contrasta con la sencillez de la voz. Es un cierre que no busca estridencia, sino calma y luz, como si el disco terminara abriendo una puerta hacia lo interior.

Conclusión

Este nuevo álbum de Divididos no es solo un regreso esperado: es una obra que respira autenticidad en cada acorde. Después de quince años sin material inédito, la banda entrega un disco que no busca la moda, ni guiarse por algoritmos, sino por esa convicción artística que ya característica del trío. Hay potencia, sí, pero también calma; hay riffs que sacuden y silencios que invitan a pensar.

Divididos no se limita a denunciar la prisa y la clonación cultural: propone alternativas, rescata lo esencial, reivindica la imaginación, la naturaleza y la identidad. Es un disco que dialoga con la historia del rock argentino, pero también con la incertidumbre del presente, ofreciendo un faro en medio de la tormenta.

En tiempos donde todo parece fugaz, este trabajo apuesta por la permanencia. No es un álbum para escuchar de fondo: es para detenerse, para dejar que las imágenes y las melodías nos atraviesen. Porque, al final, eso es lo que hace grande a Divididos: su capacidad de recordarnos que la música no es solo sonido, sino experiencia, resistencia y emoción.