Norah Jones: Vision, Desde la melancolía a la alegría

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Norah Jones ha recorrido un largo camino desde su debut con Come Away with Me en 2002. A lo largo de su carrera, ha colaborado con diversos referentes de la música, desde Foo Fighters hasta Belle & Sebastian, pasando por Ray Charles y OutKast. Sin olvidar el álbum con Billie Joe de Green Day en el que rinden homenaje a los Everly Brothers.

Este nuevo álbum llamado Visions parece ser una improvisación en el estudio entre Leon Michel, su productor, y Norah Jones. A lo largo del disco se destacan momentos como la canción «Muscle Shoals» de Paradise, «Staring at the Wall» o la suave canción donde el jazz de metales, piano y el famoso órgano Hammond se hacen presentes en «I Just Wanna Dance«.

Según su nota de prensa, Norah aclara: «La razón por la que llamé al álbum ‘Visions’ es porque muchas de las ideas surgieron en medio de la noche o en ese momento justo antes de dormir». Tal vez eso es lo que hace diferente a este disco. No es tan predecible como algunos de sus anteriores.

Es evidente que desde «Come Away with Me», Norah no ha logrado vender 50 millones de discos nuevamente, aunque para muchos sigue siendo la niña mimada del prestigioso sello Blue Note. Sin embargo, es innegable el talento que posee Norah Jones, aunque actualmente parece estar más cerca de ser considerada una artista de nicho que masiva.

Afortunadamente, para sorpresa de muchos, Jones realmente cambia un poco las cosas en este álbum. Esto no implica una reinvención radical, ya que muchas de sus características distintivas todavía están presentes; simplemente están enmarcadas de manera diferente. En lugar de seguir la fórmula habitual entre pop y jazz ligero, Visions opta más por el blues eléctrico y los estilos retro-soul. Pasajes de piano clásico se entrelazan con alegres acordes de guitarra, mientras la cantautora nos guía a través de una encantadora fusión de lo antiguo y lo moderno.

Vision se mantiene fiel a sus predecesores es en su temperamento. Incluso en los temas más enérgicos, como el rockero ligero y enérgico «Staring at the Wall» y el pop de piano adornado con trompetas de «Running«, se percibe la serenidad y tranquilidad por la que Jones es conocida. Incluso, esas dos canciones nos dan una idea de lo que distingue a esté nuevo álbum de los lanzamientos anteriores de Jones: en particular, un ritmo algo más ágil y ligeros toques psicodélicos.

Una característica que refuerza este tono es la fuerte reverberación en las voces, como se aprecia en la canción principal minimalista con acompañamiento de guitarra y en el zumbido tipo vals «Alone With My Thoughts«. Pero lo que realmente realza los espacios del disco son los pequeños detalles. Esas decisiones artísticas que generan conversación. Los pájaros cantando de fondo en «On My Way«, los encantadores vientos que se cuelan en la canción principal, el fondo de sintetizador que fluye y refluye en «I’m Awake, elementos como estos añaden mucho más carácter y ambiente al álbum. Todo culmina en el exuberante y conmovedor cierre «That’s Life«, una balada plagada de armonías de fondo con toques de blues.

A pesar de todo, debo admitir que «Visions» es probable que no termine de convencerte si no eres seguidor de su música y discos anteriores. Aunque si eres seguidor dirás que sus álbumes anteriores Pick uo off the floor y el álbum en vivo que le siguió están a kilómetros de distancia en el mapa de los géneros músicales. Eso se debe que en esté nuevo álbum Norah parece haberse liberado del peso de las expectativas y se atrevió a jugar en terrenos ajenos.

Al fin y al cabo como era de esperar, es un álbum donde abunda la sensualidad y el amor por la música de la vieja escuela. No obstante, es positivo ver que Norah Jones sigue experimentando con algunas variaciones, aunque sean sutiles, ya que a lo largo de más de dos décadas de carrera, esas pequeñas variaciones se vuelven una necesidad, incluso si al escucharla parece ser más de lo mismo.