“Para nosotros es súper importante llevar nuestra música y nuestro show a todos los rincones del país en la medida que se pueda. Conocer a gente de otros lugares no solo nos enriquece en lo musical sino también en lo personal, las charlas y experiencias que se generan abajo del escenario con la gente que trabaja y con las personas que nos van a ver te dan otra perspectiva de lo uno hace y eso sirve para seguir tratando de ser mejores, no solo músicos sino también personas”. En la previa al show que en Córdoba sirvió como primer paso de la gira para presentar su último disco, El club de los nostálgicos, Las Sombras exponían a Otra Canción su alegría por salir a tocar sus nuevas canciones por el país.
El show de Casa Babylon estuvo cargadísimo. De emociones y de explosión. La vuelta a los escenarios mediterráneos y la novedad que representan las nuevas canciones, con un sonido renovado mediante elevaron el pulso general para un concierto que se repetirá antes de fin de año, cuando el nuevo material los vuelva a parar en tierras cordobesas.
La próxima cita será el 12 de agosto en el ND Ateneo (CABA), una semana más tarde actuaran en Mendoza (Foxy Live Bar), luego llegaran a San Juan (el 20 de agosto en Mamadera), San Luis (21 de agosto en Comuna Club), en Quilmes (27 de agosto en Club de Arte Tempuja), y en Santa Rosa el 9 de septiembre en Jockey Discoteca. La gira continuará para completar un total de doce provincias y países limítrofes.
En El club de los nostálgicos, Las Sombras suman sintetizadores y percusiones a su clásico sonido y se proyecta a un universo más pop. Siempre manteniendo su identidad y su compromiso con la canción.
“Somos tipos nostálgicos, nos gusta mucho el arte de tiempos pasados en todas sus formas, desde el cine hasta la música y la pintura. Esto no es un capricho, es solo es una sensación que tenemos a la hora de persivir el arte en sí”, comentan cuando la pregunta por el nombre del disco se impone, aunque aclarar que esa condición “no es sinónimo de que vivimos en el pasado”.
-El sonido del general del disco sostiene la tendencia de los primeros discos que los ubicaba como exponentes de un estilo que se retrotraía a la lisergia rockera de los sesenta y setenta. Pero le agrega instrumentaciones que también los lleva a la relectura que, sobre esa época, se hacía en los ochenta. Hay cosas que suenan muy Virus, por ejemplo. ¿Decidieron cambiar el sonido para ese lado o hubo algo de fortuito en esa referencia?
-Definitivamente hubo una búsqueda de ese sonido, no fue algo fortuito para nada. Hacía rato que veníamos coqueteando con este tipo de instrumentaciones y con muchas ganas de hacer algo diferente, algo mucho más influenciado por bandas como Virus, Los Encargados o Los Abuelos de la nada. Este fue el norte a la hora de hacer el disco.
-Los dos temas que eligieron como adelantos, Me Dijiste Tu Nombre y Las Vueltas de la Vida, auguraban un alejamiento mayor al sonido que finalmente sintentiza el disco. ¿Fue un movimiento consciente?
-Si, fue un movimiento consciente. Quizá Me dijiste tu nombre es el tema que más se pegaba a lo que habíamos hecho previamente por eso decidimos sacarlo primero dado que funcionaba como bisagra a el nuevo sonido que se logra en su totalidad en Las Vueltas de la vida.
-Vuelvo al inicio. En el disco predomina un halo de referencias a relaciones del pasado, en sus varios formatos. ¿Qué otras cosas les generan nostalgia?
-En gran parte el cine, pero como dijimos antes, el arte en sí. Creemos que hay un cierto tipo de dialéctica en arte, un movimiento cíclico en el cual lo hegemónico deja de ser vanguardia y perdemos interés en eso. Quizás por eso cuando la vanguardia se vuelve hegemónica nos deja de gustar y nos resguardamos en el arte de tiempos pasados.
-Antes de que estalle la pandemia ustedes venían con un crecimiento realmente significativo. ¿Cómo les pegó eso? Más allá de las cuestiones que vivimos todo, pregunto qué significó para el proyecto.
-No nos afectó demasiado, la banda siguió trabajando puertas adentro, hicimos la preproducción nuestro tercer disco y con el boom de los streamings que hacían las bandas aprovechamos para hacer El precio de la canción, un mediometraje diferente a lo que se veía en la plataformas lo que nos llevó a qué Rolling Stone USA nos haga una nota y nos de su reconocimiento lo cual los ayudo a seguir llegando a gente que no nos conocía.
-¿Con qué se encontraron cuando todo volvió a “la normalidad”? La salida del disco generó una gran expectativa. ¿Lo notaron? ¿Lo esperaban?
-La normalidad volvió el año pasado, todavía el disco no había salido por lo cual aprovechamos a adelantar algunas canciones en la gira que hicimos junto a Los Siberianos. Si ayudo a generar expectativa y también a dar a a entender que lo que se venía iba a sonar diferente.
-Ustedes crecieron con un sonido personal muy orgánico en medio de una revolución sonora generacional más volcada al pop y a los sonidos más relacionado con lo digital. Sin embargo en el último tiempo, ese sonido más puro que podía verse en los conciertos en vivo de muchas bandas hoy se nota en los discos. ¿Nota ustedes que hay una tendencia que va ganando espacio?
-Creo que las tendencias son una construcción social dónde el foco siempre se pone en lo que está de moda pero así como dije las modas son cíclicas. Igualmente creo que sí, se ganó un espacio, y hay que dar lo mejor de uno para seguir reinventándose.
-Les pregunto por el trabajo de producción junto a Norman McLoughlin. ¿Cómo fue el laburo y cómo creen que alimentó el sonido final respecto a la idea que ustedes tenían del disco?
-Norman nos ayudó a ordenarnos. Nos abrió el camino y trajo nuevos matizes y armonías que hicieron que el disco sea diferente. Más allá de producir, grabar y mezclar, el también tocó las teclas y sintetizadores del disco, armó los coros y organizó nuestras ideas. Sin lugar a dudas es una persona muy talentosa que transformó nuestras ideas y las hizo florecer.
*La foto de portada es de Manuel Cascallar