Repasamos «Cazador», la biografía de Alejandro «Bocha» Sokol con su autor

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El periodista radicado en Hurligham Isaac Castro es el responsable de “Cazador”, la biografía de uno de los personajes más emblemáticos del barrio, Alejandro “Bocha” Sokol. Genio y figura, Sokol pasó a la historia grande del rock argento como miembro fundador de Sumo, Las Pelotas y El Vuelto.

El «Bocha» es considerado por muchos como uno  de los músicos más queridos dentro y fuera de la escena del rock, recordado constantemente por músicos entre los que se destacan Tete (baterista de La Renga), Emiliano Brancciari (cantante de No te va a gustar) entre otros. Más allá de su importante currículum según el propio Isaac El bocha se destacaba por ser un hombre de barrio, un antirockstar con una vida que podía pasar de los excesos a participar de una iglesia mormón para recuperarse.

Aprovechamos la salida del “El cazador” para hablar con Isaac Castro sobre esté personaje querido por todos que nos dejó en el 2009.

Otra Canción: ¿Por qué escribir de Sokol?. Me imagino que viene un poco por ser de Hurlingham
Isaac Castro: Hace varios años que me dedico a la docencia y colaboro en diferentes medios con temas relacionados al periodismo cultural. Particularmente los libros sobre música son algo que me interesan mucho y que no había hecho de manera profesional mas allá de mi trabajo periodístico, hasta el 2017 que publiqué el libro de Los Caballeros de que Quema. Fue una experiencia gratificante porque tiene una impronta anecdotaria muy fuerte, no es estrictamente biográfico.

Con la experiencia de ese primer libro y mi curiosidad junto con admiración entorno a la figura de Alejandro Sokol, sumado el elemento geográfico de ser del mismo lugar fue una consecuencia obvia el deseo de escribir sobre él. Sobre todo responderme algunas preguntas que yo siempre me hice alrededor de su figura que no tenían respuestas y que yo intente averiguar a partir de la construcción del libro.
Me parece que es una figura de nuestra música que amerita  tener un libro de tinte biográfico. También me divertía reconstruir un poco esos años teniendo en cuenta que yo fui seguidor de Las Pelotas. Fue la banda que me acompaño toda mi adolescencia.

O.C: Me dijiste fui seguidor. ¿lo seguís siendo todavía? Pregunto porque hay gente que después de Alejandro Sokol dejaron de seguirlos…
I.C: Yo no soy de los fanáticos tan radicales. Después de Alejandro seguí yendo a ver a la banda hasta el 2014.
Me sigue gustando la música de las pelotas, me parece una de las bandas más grandes.
Si creo que la banda fue un proyecto hasta la partida de Alejandro y luego fue otra cosa.  Eso se manifiesta en términos estéticos y en la manera de manejarse dentro de la industria de la música.

O.C: ¿Cómo vez hoy al grupo? Pensando que hoy está más lento, con letras por ahí más profundas, filosóficas podríamos decir. Sokol le daba la impronta rockera y directa…
I.C: Las pelotas lo que hicieron fue profundizar una de sus aristas más pop, baladistas, cancionera. Las pelotas siempre tuvieron en su repertorio temas así. La partida del Alejandro hizo que esa beta se profundice.
En términos filosóficos las letras tomaron un vuelco más existencialista, nihilico, introvertido, llevando a que se extinguiera la crudeza propia de Alejandro.
Si uno compara los discos de los 90 con los últimos tres discos, se nota que se tratan de dos propuestas distintas.
Igual me siguen pareciendo atractivo lo que hacen hoy… Es una banda que siempre trato de ir evolucionando, de agregarle distintas características a su sonido. Teniendo en cuenta todo esto, me parece una consecuencia lógica.

O.C: El libro comienza con una declaración tuya diciendo que Sokol es el último héroe del rock. ¿Por qué sostenes eso?
I.C
: Me parece que con su muerte se cerró una  camada de líderes de bandas de rock que personificaban un montón de elementos. Algo que ya en la primera década del 2000 empieza a extinguirse. Pensemos el denominado rock barrial, categoría que personalmente no me gusta pero sirve para englobar las bandas de ese periodo. Creo que Ale fue el último rockero maldito de esa camada, era el antihéroe, anti-establishment, fuera de la iluminaria del rock.  Me cuesta pensar una figura como el tan mundana, accesible e idolatrada por otras tribus y grupos que pertenecen a géneros totalmente opuestos al de las pelotas.

Si uno piensa la escena de los 90 hubo varios músicos que uno puede emparentar, puedo nombrar korneta Suarez, Ricky Espinosa entre otros. Ellos fueron músicos que trascendieron su propia banda. De esa camada creo que Alejandro fue el último. Podríamos agrupar en este grupo al Pity pero está detenido..

O.C: En el libro Tete (bajista de La Renga) sostiene que fue la muerte que más sintió a parte de la de Korneta Suarez. Después pensando creo que hay una cuestión libertaria, bohemia, anti rockera si se quiere que los une. Al que me atrevo sumar salvando las distancias musicales tanguito…
I.C: Fueron figuras muy bohemias que recuperaron el significado del término.  Tenían esa cuestión de entregar su vida al arte, de no transar con el establishment, con no tener actitudes complacientes y ser visceralmente honestos. Han estado siempre muy conectados al público. Si hay algo que hermana a figuras como Korenta, Ricky Espinosa y Sokol es que eran músicos que no trazaban una división entre ellos y el público.
Pensemos en otros ídolos del rock como el Indio, es un tipo que vive recluido en una quinta, Juanse en un canal primetime. No tienen nada que ver con la generación de sokol, korneta…
Creo que esa cercanía con el público hace que se identifique una idolatría distinta…

O.C: Podríamos decir que eso es algo muy común del rock barrial. Pienso en los shows de Gardelitos, Joevenes Pordioseros suelen después o antes del show acercarse al público… Algo que es raro que pase con figuras como Fito, Juanse por ejemplo
I.C: Una de las cartas de presentación del rock barrial era esa autenticidad y el vínculo simétrico con el que los va a escuchar. La sensación que el que está arriba del escenario podría estar debajo y viceversa es uno de los rasgos identitario del rock de los 90.
Como decís vos están las bandas a las que te podes acercar y están las otras que andan con gafas oscuras y te niegan el saludo en la calle.

O.C: El libro plantea que Sokol no tenía una voz privilegiada aun así tuvo muchos seguidores… Algo parecido pasa con Pity, Eli Suarez, Peti…
I.C: sin duda la capacidad de transmitir no tiene que ver con lo técnico, lo académico, no sé estudia, tampoco se aprende. Creo que es algo que viene con el ADN y la forma de vivir la música. Me parece que los artistas que nombraste poseen eso, no son voces dotadas pero transmiten.
Lo mismo podemos pensar en términos musicales, en cómo están armados los temas. Podes escuchar una canción de los Gardelitos, de Las Pelotas, Intoxicados y tiene acordes sencillos y sin embargo tocan la fibra de un montón de emociones que composiciones más complejas no lo logran.
Esa es un poco la escuela de Sumo, cuando aparecen estaba toda la escuela de jazz rock con serú giran. La propuesta de Luca era un poco Fuck You tus acordes, podemos hacer música con estos pocos elementos. Eso es algo que Alejandro hizo muy bien, con muy poquitos recursos y ese poder de transmitir logro grandes composiciones que lo hicieron entrar en la historia de la música.

O.C: Hubo una época donde Sokol se aleja un tiempo de la música y se vuelca a la religión. Una de las entrevistadas dice que si no hubiera vuelto al rock capaz seguiría vivo. Echarle la culpa al rock es medio retrogrado. Aparte pienso si en parte esa idea de la Bohemia, la libertad que acompañaron a personajes como Sokol, korneta, tanguito no fue lo que hizo que terminen como terminaron.  
I.C: Yo en un momento del libro hablo sobre esa declaración. Yo entiendo que el  problema no es el rock, tampoco es la música, ni la droga. El problema son los vínculos que uno entabla con estos elementos.
El problema del Ale era con lo que acarrea el rock. Esa vida nocturna de excesos y ciertas amistades.  Se puede ser rockero sin la necesidad de destruirse y lo digo en el final del libro porque creo que es así.
Si me parece que hubo mucho público que confundió los motivos sobre los cuales construyó su idolatría hacía Alejandro. Es importante destacar que el bocha era un ídolo por lo que hacía arriba del escenario, no por lo que hacía abajo.  La idea de trasnochar y tener una actitud de excesos eso no te hace más rockero.

 O.C: Es un poco la cita que haces del hacía el final del libro de una declaración del Indio Solari. Que en algún punto esa idea no está un poco arraigada en nuestra cultura. Pienso que por ahí cuando se habla de Luca por ejemplo si bien se habla de lo musical también hay una cuota de destacar esa parte autodestructiva, del tipo que tomaba ginebra todo el día y demás.
I.C: Esa actitud se la destacado y romantizado… Yo también fui adolescente en los 90 y cante que se muera tal artista. Ese es un error que no hay que celebrar, ni fomentar. Yo no tengo que alegrarme porque el cantante sale destruido a las 4 de la mañana. Creo que las actitudes de las que hablamos no son motivo celebratorios ni agradables.
Creo que por suerte lentamente es algo que en el rock argentino está comenzando a radicarse

O.C: Hace un rato hablábamos del rock barrial y la cercanía. ¿Eso no hizo que haya ciertas denuncias?. Por ahí con artistas que toman cierta distancia con el público como Fito, Charly no hubo hasta el momento denuncias. Si pienso la mayoría de las denuncias sucedió con bandas que siempre han tenido una cercanía con el público. ¿En algún punto no es saludable mantener cierta distancia?
I.C: Si, yo creo que es saludable la distancia. También está la cultura de la cancelación como paso con el Otro yo y otros grupos… Creo que si eso sirve para purificar, erradicar ciertas costumbres que no contribuyen está bien. Además estamos ante un cambio de paradigma y el rock no puede quedar afuera de eso.

O.C: Volviendo al libro…  Sostenes que el disco Para qué marca un poco el final de Sokol en Las Pelotas…
I.C: Yo siento que para qué es el techo creativo de Alejandro porque es su último periodo solar. Ese último lustro de los noventa es el último gran momento del Bocha.  Hay que tener en cuenta que estaba instalado en córdoba con su familia, acaba de ser padre de su último hijo. El bocha estaba muy bien y Las Pelotas estaban en un punto muy interesante.  No eran una banda Underground desconocida porque tenía cierto recorrido pero no eran una banda híper masiva que no los dejaban salir a la calle.
Es decir generaban ingresos, venían a Buenos Aires y llenaban. Grababan grades discos con sus condiciones. Además por lo que me contaron y pude saber fue el último momento de verdadera comunión con sus compañeros de banda.  Los rumores de alejamiento de Ale de la banda según gente que estuvo cerca de ellos comienza en para que…

O.C: ¿ porque hay tanto hermetismo sobre esa relación?. Pocas veces han hablado sus compañeros sobre el bocha…
I.C: Las pelotas siempre fueron muy hermética al hablar de algunos temas…. Entiendo que no hablar del Ale se debe a que fue una experiencia muy dolorosa y muy interna. Me parece que hay aristas que son muy íntimas y que hay cierto recelo o respeto excesivo sobre eso. Es una actitud comprensible…
Yo pude hablar con Germán Daffunchio para intentar tener su testimonio y el me explico lo que te estoy diciendo. Me dijo que ellos saben lo que pasaron y que por respeto a Alejandro y su memoria nunca iban hablar y que todavía siguen haciendo.

O.C: Es algo que tambien se cuida cuando hablan de Luca. No son de hablar mucho de él…
I.C: Por ahí de Luca si hablaron un poco más por los libros… Pero es cierto, siempre tuvieron cierto recelo.  Las pelotas es una banda que tiene cierta relación amor odio con los medios. Pensa el episodio que tuvieron en el 1994 con la probation cuando fueron condenados por tenencia de drogas. Eso hace que tenga una relación amor odio.
En realidad hace lo que corresponde que es hablar  de sus discos. Se sienten mucho más cómodos hablando de su música que de los vericuetos internos.

O.C: La famosa farándula musical podríamos decir…
I.C: Claro y es algo coherente con ellos porque siempre criticaron eso. Los showsbisnes del rock siempre fueron uno de los puntos de crítica en sus letras.

O.C: Esa libertad que promulgaba no era en algún punto contraproducente?
I.C: La libertad que promulgaba Alejandro no se circunscribía solo al reviente, tenía que ver con una filosofía de vida, de ser libre, no estar pendiente de las apariencias. De concentrarte en quien vos queres ser y no lo que los otros quieren que seas. Tiene que ver más con una militancia de la autenticidad. En el caso del bocha, la autenticidad estaba ligada a los excesos, creo que esa fue su experiencia y pero él hablaba de vivir sin atadura.

O.C: Esa esencia no es lo que lo llevo un poco a la muerte temprana?
I.C: Me cuesta hablar de esto pero lo que sucede en el caso de Alejandro es que ya había una enfermedad. No había una cuestión libertaria. Vos podes salir una noche y experimentar con drogas pero otra cosa es generar una dependencia. Ser un adicto y perder todo por eso. Yo creo que esa sea la diferencia….

O.C: La etapa de córdoba cuanto ayudo a Sokol y a las pelotas mismas. Pensando que toda la parte de excesos paso casi en Buenos Aires…
I.C: E
s como lo decís, por algo Germán y Tomás se quedaron en córdoba. Podemos decir que la central de Las Pelotas está en córdoba todavía.
En el caso de Alejandro, todos dicen que su mejor periodo fue en Córdoba con su familia. Después él se separa vuelve a Buenos Aires que siempre fue el lugar de la perdición. Mientras córdoba fue muy reparador para ellos porque tiene que ver mucho con lo que son Las Pelotas como banda.

O.C: hay una parte que presentan a Sokol como una figura outsider. ¿Por qué? Pienso que dentro de todo era una figura reconocida o por lo menos Las pelotas ya tenían cierto reconocimiento dentro de establishment…
I.C:
Esa figura la usa Andrea Prodan en el libro. Yo creo que era un outsider que lideraba una banda conocida pero a la vez pero a la vez ser permitía seguir yendo a  los mismos bares de siempre, ir a jugar al Pool, lo veías con una ropa sencilla. Nunca lo veías en una situación de pose. Alejandro era exactamente el mismo arriba y abajo del escenario. En ese sentido creo que no encajaba porque incluso pensando en los cantantes de bandas que también se les puede atribuir cierto patrón de autenticidad, es muy difícil que tengan los mismos comportamientos que tenía  Alejandro. Es muy difícil que vaya al supermercado y me lo cruce al Chizzo de La Renga.

O.C: Sería difícil porque no lo dejarían en paz…
I.C: En algún momento las pelotas tenían el mismo nivel de popularidad que La Renga.  Pero al Ale si te lo podías cruzar en un supermercado o en un bar tocando para diez personas.  Ese tipo de detalles es lo que lo volvía como alguien que no encajaba. Creo que no encajaba desde el estereotipo de estrella de rock.

O.C:  Te paso de cruzártelo en una bar…
I.C
 Varias veces. Una vez me paso de tocar en un bar para 100 personas y cayo a tomar una cerveza. La banda que estaba después que nosotros lo invitó a tocar unos temas. Ese día cantó Sin Hilo, tocó dos temas de sumo en la batería. Te estoy hablando de la época del disco Show de Las Pelotas. Era común estar en un bar y entre a jugar al pool.
En hurlighan todo el mundo lo conocía..

O.C: Me imagino debe haber sido uno de los ídolos del barrio…
I.C: Si claro, junto a Diego Arnero que hasta el año 2012 vivía acá en Hurligham y era común cruzárselo también. Son dos idolatrados primero por haber sido parte de Sumo y ahora por formar parte de las bandas más grandes del país que son Las pelotas y Divididos.

 OC: En el libro plantean que es como el hermano menor de Luca  ¿Vos lo sentís así?
I.C:
A mí la figura de hermano menor no me gusta, pero si siento que absorbió muchas cosas de Luca a nivel artístico, filosófico y de libertad. Recién hablamos de esa actitud punk, de hacelo vos mismos. Esas cosas tenían mucho que ver con el ADN que Luca había importado de Inglaterra a fines de 1970.
En eso creo que eran parecidos y todos los que conocieron a los dos, los asocian porque eran personas que vivían el arte en carne viva, muy despojada de lo material. Eran dos personas que vivían muy el aquí y ahora. Además de tener mucho carisma.
Tenían ese poder de transmisión del que hablamos antes y eso emociona a la gente.

O.C: El libro lleva el nombre de una canción “cazador”. ¿Por qué elegiste esa canción?.  Ya sin el Ale parece un poco autobiográfica. La frase No te engañes, como yo Que quise tomar por presa Al cazador…” Suena premonitoria.
I.C
: Elegí la canción porque había elegido uno de los versos para título de uno de los capítulos. Después cuando me puse a revisar la letra me di cuenta que cada verso por sí mismo funcionaba de manera autónoma para nombrar lo que yo iba contar de su vida. Cuando elegí los versos para cada capítulo me di cuenta que por decantación tenía que usar el cazador como nombre del libro.
Lo que vos decís de esa frase tiene mucho que ver con su vivencia. Uno podría resignificarlo ahora con sokol muerto, esa frase quiere decir un poco que hasta el más vivo se le escapa la liebre.  Es imposible no relacionarlo  con el vínculo que tuvo con las adicciones y que lo acompaño hasta la muerte.  La letra es sin duda representativa y de manera muy poética sintetiza su existencia…

O.C: Del libro casi no participa la familia de Sokol…
I.C: Sucede algo muy parecido a lo que les pasa a Las Pelotas. Son muy respetuoso de la historia de Alejandro y si bien yo tuve reuniones con la familia decidieron no participar del libro. Fue una decisión que yo respeto y que tiene que ver con la intimidad de la familia. De hecho tengo contacto con ellos y han sido muy generosos conmigo para hacer este libro.

O.C: ¿Hay algún otro que te haya faltado?
I.C:
Hice un listado muy largo de gente para entrevistar y por suerte pude entrevistar a la mayoría.  Me hubiese gustado  entrevistar a Diego Arnedo y Petinatto.

O.C: Petinatto no quiso participar? Digo porque habla mucho por ahí de Sumo, de hecho de los integrantes de sumo es el único que escribió dos libros sobre Sumo…
I.C:
Si, pero a pesar de estar en tratativas con su representante no tuve respuestas…
Con Arnedo la imposibilidad  fue por cuestiones de tiempo. Después me di el gusto de hablar con un montón de gente que creo son un hallazgo porque aportan un testimonio increíble.

O.C Algún ejemplo..
I.C: Toda la gente que lo conoció en los 80, que estaban vinculadas a la banda de la iglesia..
Me parece que el aporte de los músicos consagrados como Tete, Juan Subirá, Emiliano Blancciari, Pity fernandéz fueron todos músicos que enriquecieron el libro.

O.C: ¿Crees que hubiera cambiado algo si hubiera seguido metido en la iglesia?
I.C: Creo le hubiese generado una vida más ordenada y tranquila.  Hay muchos músicos que encontraron en la religión una forma de preservarse.

O.C: Para terminar estás escribiendo algún otro libro o atrás de algún proyecto…
I.C: Estoy colaborando con un libro sobre cromañon  que va a salir para el aniversario. El libro está escrito por la universidad nacional por la catedra de rock e historia. También estoy viendo escribir otro libro para Sudestada pero no puedo decir de qué se trata.

O.C: Algo que nos puedas adelantar del libro de Cromañon
I.C:
Es un libro de cromañon en contexto. Es el proyecto de un historiador que quiere contar que pasaba en argentina que justo tiene que ver con el comienzo del kirchnerismo.  Yo colaboraría con la parte artística contando que fue callejeros, como llegan al primer disco  y como estaba la banda en el momento consagratorio

O.C: Es un libro histórico político…
I.C:
Si, es un libro histórico político académico