Trece del trece

Share on whatsapp
Share on facebook
Share on twitter
Share on telegram
Share on pinterest
Share on email

Se fue la mitad del años y Otra Canción hace un repaso de los discos más interesantes de esta primera mitad del año.

Los primeros seis meses del año arrojaron sobre las bateas un puñado de discos de alta factura estética y con una producción que vale la pena destacar. Nos concentramos en los discos producidos en nuestro país y en aquellos artistas que innovando o continuando algunos lineamientos previos continúan aportando aire fresco a la escena musical de la Argentina. No es ranking, no es todo, muchos menos indiscutible. Son trece discos del dos-mil-trece que, creemos, no podés dejar de escuchar.

«Presente» – BajoFondo 

El tridente integrado por Gustavo Santaolalla, Juan Campodónico y Luciano Supervielle deja por un rato la idea de colectivo artístico para concentrar su fuerza en lo que podríamo mencionar como el primer disco de BajoFondo en su expresión pura. Un octeto rioplatense  sin invitados. Ellos cantan, ellos ejecutan. Las referencias vuelven a ser las mismas, un tanto resinificadas. Está Piazzolla, se reconoce un perfil más funk en comparación de trabajos anteriores, vuleve a aparecer el hip-hop y escuchamos un poco más de rock. Obviamente, fuelles y candombes de los que erizan el corazón del Río de La Plata con un agregado de atinados arreglos orquestales de Alejandro Terán.

 

Pop Nacional – Juan Ingaramo

La canción pop como bandera. Disco debut del cordobés que habíamos ya escuchado en algunos trabajos de menor extensión que andaban rotando por la web. Juegos compositivos, humor e inocencia plagada de simpleza profunda. Producido en conjunto por el autor en compañía de Sebastián De La Riega, el disco aparece como un manifiesto generacional de una forma de encarar las canciones apuntando al masivo sin perder de vista los condimentos estéticos que rompen con algunos preconceptos e intentan tirar sobre la mesa nuevos supuestos, marcados por la expresividad, el desparpajo y una forma particular de enteder la tradición pop de nuestro país.

 

Bicicletas – Magia amor locura animal

El disco de la confirmación. Bicicletas se desapacha con 13 canciones que proponen rockear con psicodelia bailable y una buena dosis de funk-rock en la que se asientan algunas impresiones que veníamos taniendo de antemano, como que la banda liderada por Julio César Crivelli es una de esas que vienen comprendiendo los tiempos en que se encuentran insertos y vuelcan todo lo aprehendido para expresarlo en el aquí y ahora. «Cubiertas», su anterior disco, ya había sentado una especie de manifiesto de influencia latinoamericana a la cuál si uno intentaba mezclar con «Quema» (el antecesor del 2009) podía imaginar un sonido como el que arroja Bicicletas en este «Magia amor locura animal». Supera ese cruce, para placer y sorpresa de quienes escuchan.

 

El Sacrificio – Fito Páez

Regalo inesperado para un público que reclamaba una vuelta a un Fito que parecía ya haber quedado en el pasado. El rosarino anticipó que iba a festejar su cumpleaños número 50 con tres discos, una novela y las primeras imágenes de su nueva película. Así pudimos escuchar entonces un puñado de canciones compuestas entre 1989 y l actualidad y que, por alguna razón, había quedado fuera de los trabajos que fue editando en todo este tiempo. «El Sacrificio» vuelve a la senda de los mejores años de su carrera. Esos que, paradójicamente parecen haber sido los peores de su historia personal. Las cacniones lo demuestran. Son momentos ocultos del Páez ventricular, el enojado, el asqueado. El desilusionado que se prometía “no morir de amor en este mundo de mierda” y deambulaba por figuras estéticas y musicales que lo hicieron poseedor de un perfil que marcó a fuego a la música contemporánea argentina.

 

Suba – Un día Perfecto para el pez banana  

Podemos estar en frente de una de las bandas cordobesas con mayor proyección a nivel nacional. «Suba» es un trabajo redondo por el lugar desde el cual uno desee encarar el análisis. Una base sólida, un diálogo permanente entre las ejecuciones instrumentales (en el que merecería un párrafo aparte el protagonizado por las guitarras de Javier Rabinovich e Ignacio Ruibal ) y la manera lúdica y sugestiva adoptada por Lucila Escalante a la hora de la interpretación son algunas de las características que hace a un trabajo para festejar. Producido por Manza Esaín, el disco cuenta con diez canciones que derrochan espíritu generacional, apuesta estética y un formato compositivo en el que Córdoba se identifica desde la identidad, la ausencia y la lejanía. Todo el tiempo.

 

Santo Remedio – Me darás mil hijos  

La otra pata de la invitación al baile, a otro baile. Ese que se asienta sobre las canciones marcadas por fusiones latinoamericanas y mestizas (con anclaje en esta parte del mundo). «Santo Remedio» retoma la senda tradicional de Me Darás Mil Hijos, confirmando ese perfil artístico que ya reclamaba nuevas canciones. Desde «Aire», el disco que la banda editó en el 2008, los pasos habían sido variados y cargados de expectativas. Aquí se reafirman algunas instancias y se resignifican otras, como es el apego al latinoamericanismo que es una de las vetas que más se profundizan en relación con los anteriores discos de la banda.

 

El Corazón es el lugar – Pablo Dacal

Una de las tendencias que cruzan esta selección es el apego a lo que llamamos «espíritu de época» y hace rato que Pablo Dacal viene comprendiendo de qué se trata esto de hacer canciones en los tiempos actuales. «El Corazón es el lugar» es un ejemplo de eso. Desde las compocisiones y la fomas de encarar las canciones, que no hacen más que confirmar esa tendencia en el que el pasado y el futuro se abrazan en un diálogo permanente sino hasta las formas de autogestión e independencia que Pablo sigue eligiendo para llevar adelante su obra.  Para publicar en vinilo su nuevo disco, eligió subierse a la idea del financiamiento colectivo y dio forma a este nuevo trabajo con el que sigue parándose en la escena como uno de los referenctes obligados para comprender la nueva impronta de la (ya afianzada) canción rioplatense.

 

Nueva era, viejas mañas – PEZ

En la línea de «Volviendo a las cavernas», editado en el 2011,  Ariel Minimal, Franco Salvador y Fósforo García vuelven a poner el acento en un sonido ventricular, crudo y primal a través de un trabajo que confirma la maduración colectiva a partir del crecimiento virtuoso de cada una de sus partes. El disco consolida la formación de power trío con la que PEZ viene enfretando su shows en vivo desde hace más de un año, tras la partida del tecladista Pepo Limeres.

 

 Un fuerte en el corazón – Rosal 

Maria Ezquiaga, Ezequiel Kronenberg:, Martin Caamaño y Manuel Caizza festejan sus diez años de carrera con un nuevo trabajo que se asienta sobre las bases que han cruzado a la banda a lo largo de su historia, la canción pop caracterizada por la interpretación y la belleza simple de su formación estètica. María Ezquiaga lo es casi todo en Rosal y es posible que «Un fuerte en el corazón» sea su mejor performance, por eso es un disco para escuchar y disfrutar. Incluso  más de lo que muchos estamos acostumbrados a escucharlo.

 

Gajito i´ luna – Jose Luis Aguirre

José Luis Aguirre probablemente sea uno de los compositores más interesantes y profundos que andan dando vueltas en el mundo actual de la fusión folclórica argentina. «Gahito i´luna» es una confirmación. La simpleza armonica y sonora de su disco, despojado de rimbombantes instrumentaciones, bailan al compás de unas letras bien cargadas de poesía, certezas y la sabiduría de un changuito de traslasierra que ha sabido escuchar. Nada sobra y nada falta en ese disco. Y es desde esta óptica que se escriben las historias que canta Aguirre, una óptica que refleja a un artista que después de muchos años de vivir en la capital cordobesa ha vuelto a sus pagos; a los que le sigue cantando, ahora, con la sabiduría del reencuentro.

 

Esto es un abrazo – Palo y La Hermandad

Palo Pandolfo vuelve a editar un disco luego de cinco años y vuelve a firmarlo con nombre de banda, cosa que no  sucedía desde la disolución de Los Visitantes. Palo vuelve a etapas que parecían haber quedado atrás en sus últimos trabajos pero que fue puliendo en todos estos años hasta encontrar el momento de volver a esa ventricularidad artística en donde todo se cruza dando forma al producto final. En el disco hay canciones de furioso rock, hay pasajes setentistas y guiños claros al pasado criollismo-tanguero místico, aunque lo místico en realidad recorra todo el trabajo. «Esto es un abrazo» es un trabajo que vuelve ubicar a Palo en la senda de la canción psicodélica, en el sentido remozado del término. Ya no hay delirios, pero si un conglomerado de imagenes que se amontonan, se funden, se mezclan, se transforman en canciones y nos vuelven a traer un Palo Pandolfo que no hace otra cosa que lo que sabe hacer, ser un artista auténtico y consecuente con su historia.

 

El espiritu de la golosina – Jimena López Chaplin 

Segundo disco de esta cancionista que se ubica sobre uno de los puntos neurálgicos de la canción actual. Ese en donde se mezclan la psicodelía libertina y lo más simple de la canción pop. En eso va ete trabajo que muestra grandes avances en materia de sonoridad y en donde el coqueteo rockero es más fluido que en «Ojos de plástico» (su disco debut del 2010), tal vez, por la presencia de una banda que ensambla de mejor manera la solidez del acompañamiento y por la mano de su productor, Alfonso Barbieri, cuya impronta también cruza todo el disco dejando un indentificable halo de influencia.

 

Viaje a un minúsculo planeta – Viaje a un minúsculo planeta 

Disco debut de el trío cordobés formado por Santiago Viale, Julian Barbieri y Simón Beaulieu. La carta de presentación e invitación a la entrada a este Minusculo Planeta, logra hermosas atmósferas musicales instrumentales, sin frenetismos ni excesos de virtuosismo. El disco tiene una interesante paleta de sonidos y colores que no encierran el disco en un universo instrumental oscuro. Con linkeos a bandas como Cinematic Orchestra y otras bandas de un jazz, Viaje a un minúsculo planeta plantea su recorrido por los lugares que Lito Vitale exploró hace un tiempo, pero con toques modernos -hay temas que parecen salidos de una consola de videojuegos-.