Silvio, el comienzo de una trilogía que lleva su nombre

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Silvio Rodríguez Domínguez nació en San Antonio de los Baños, Cuba, el 29 de noviembre de 1946. Con los años se destacó por ser unos de los músicos más comprometidos de la isla con la revolución cubana junto a Pablo Milanés, Vicente y Santiago Feliú entre otros.

Hoy halaremos de Silvio, el comienzo de la interesante trilogía del trovador cubano dividida en tres partes que lleva su nombre y apellido. El primero Silvio, mitras que los otros dos lleva cada uno un apellido Rodríguez Domínguez.

Silvio, no solo es el principio de la trilogía, es también el regreso del cantautor cubano con temas inéditos desde la salida de Oh, Melancolía en 1988. Seguido por el aclamado disco en directo “Silvio en Chile” grabado en 1990 luego finalizada la dictadura pinochetista. Considerado también como el primer concierto en democracia donde participaron algunas de las figuras más destacadas de la música chilena.

Volviendo al disco, Silvio está compuesto por 12 canciones grabadas entre 1989 y 1992 en la ciudad de La Habana.

Para mí uno de los mejores discos de la trova cubana como también de la amplia discografía de Silvio Rodríguez. Tal vez sea el disco de la trilogía donde el músico deja de ver su lado más personal e intimista.

El disco abre con Compañera cuyo verso muestra la importancia de la música (y porque no del arte) en cada uno. Compañera es un homenaje al oficio del cantor y de quienes creen que la canción es un arma para ver el futuro y defender ciertas posturas ya sean sociales o políticas. Un ejemplo puede ser la castrista por aquellos años media desgastada y cuestionada.

Le sigue Trova de Edgardo, en ella Silvio se anima a tocar algunos arreglos más cercanos al jazz que a la música reconocida como trovadoresca. La canción está dedicada a Edgar Allan Poe, la misma contiene algunos guiños a distintas obras del autor como en la primera estrofa que arranca diciendo “Hoy a mi puerta un pájaro trinó, pero abrí y una sombra se echó a volar.” Sin duda se podría tomar un guiño al famoso libro el Cuervo, donde un cuervo entra a la casa de un joven y se lo lleva hasta la locura. La canción también se puede observar la similitud de sentimientos entre Edgar Allan Poe y Silvio Rodríguez cuando canta «Hoy, cantando solo con la luna, ya que se hizo puta la fortuna. Hoy me trovaré para alegrarme, como Edgardo, sin alarde».  
Es que al parecer Silvio se siente solo al igual que se sintió alguna vez Edgard y para alegrarse el trovador hace uso de su música.

Silvio entre la desilusión de los tiempos históricos y el inconformismo

En tercer lugar, está La desilusión fechada en 1989. En este caso Silvio juega con la melodía para cantarle a la desilusión cotidiana de los tiempos históricos que corrían al momento de componer la canción. Algunos de ellos eran la caída del muro de Berlín. Mientras que la URSS que empezaba a colapsar y con ellos empezaba el fin de algunas teorías y utopías. Aún hoy el tema podría hablar de cualquier desilusión, de las mías, las tuyas, las de aquí y las de allá; las públicas y las privadas, arremete contra todas pensando que la desilusión también puede ser contrarrevolucionaria.

En cuarto lugar, aparece Y Mariana, una oda al permanente inconformismo que tenemos los seres humanos y la ambición de siempre querer ir por más.» Los que tienen nada quieren algo, / los que tienen algo quieren todavía más» canta SilvioLa canción está inspirada en una niña llamada Mariana que según cuenta su autor le dijo que de grande quería ser canción.

A está parte queda claro que hay un Silvio interprete de las causas perdidas y otro que le canta al amor de manera extraordinaria como pocos. Un ejemplo es el quinto tema Abracadabra donde dice Pero a mí lo que me embruja es volar / Y hechizarme con tus sortilegios”.
Promediando la quinta canción llega el homenaje a uno de sus referentes, Ernesto “Che” Guevara, uno de los ideólogos de la revolución cubana. La canción fue escrita en 1987, tas veinte años de su muerte y se titula “hombre”.

Si hablamos de canciones bien resueltas hay que destacar la más longeva (escrita en 1984), “Monologo”, dedicada a la actriz Tete Vergara. La canción retrata la vida de un actor que conoció la fama y que ahora no pasa sus mejores días. Casi un año después la canción sonará inolvidable en el mano a mano Luis Eduardo Aute — Silvio Rodríguez.

A partir de este momento entramos a las canciones sublimes del disco empezando por el Necio escrita en 1991. Tema que con el tiempo se convirtió de una de las más representativas y comprometida de su discografía. En la misma Silvio reafirma su compromiso y su postura con la revolución cubana escribiendo» Yo quiero seguir jugando a lo perdido / yo quiero ser a la zurda más que diestro (…) Yo me muero como viví.

En la recta final tenemos para mí la mejor canción del disco: La guitarra del joven soldado y Quien Fuera, compuestas en 1989 y 1990.
En la primera Silvio evoca su época de servicio militar obligatorio con una melodía y forma de cantar pacifista. En ella el trovador declara “La guitarra del joven soldado/ Es la celosa amante que lo ha de seguir /En la dicha y también en el llanto/ Pero siempre ayudando a vivir / La guitarra del joven soldado / Es su mejor fusil”. Composición que tranquilamente podríamos ponerla a dialogar con compañera porque otra vez el cantautor evoca a su instrumento, su canto y la música.
Mientras “Quien fuera” es sin duda la joya del disco al igual que en la canción «hombre» Silvio vuelve a rendir homenajes a sus más grandes influencias. Está vez musicales y lo hace escribiendo “Estoy buscando melodías para tener como llamarte. Quién fuera ruiseñor. Quién fuera Lennon y McCartneySindo Garay, Violeta, Chico Buarque. Quién fuera tu trovador”. El cubano vuelve a rendirle homenaje a la música y aquellos que curaron y alegraron corazones con su música aún en momentos de desamor.

Llegando al final aparece “Juego que me regalo un seis de Enero” en ella vuelve a evocar sus principios políticos y a otro gran escritor cubano José Martí. Otra vez Silvio se interesa por las ilusiones y las utopías perdidas. A esta altura está claro que estamos ante uno de los mejores discos del trovador cubano, pero inconformista como es necesitó rematar el disco con crisis, la única canción instrumental, en el que por el nombre que le puso deja en claro su mirada crítica y conformista con el mundo que lo rodea.