Después de casi tres años sin tocar en Córdoba, Sara Hebe vuelve con un nuevo disco en proceso, una maternidad reciente y una mirada que no deja de interpelar. La cita es el 23 de Agosto en Sala Formosa a las 20:00hs. En esta entrevista exclusiva con nosotros, la artista habla de su vínculo con el público cordobés, de cómo la maternidad transformó su forma de escuchar, de escribir y de estar en escena, y de la paradoja entre ver y no ver en tiempos de sobreexposición.
Entre frases como “todavía no tiene nombre mi amor” y “estamos ciegas de ver”, su último single (y anticipo de su nuevo disco) «Siegas» se despliega como testimonio íntimo y genealogía del apocalipsis. Hay duelo, hay humor, hay ciudades reales e imaginadas, hay una crítica feroz a la industria musical y una ternura que atraviesa todo.
La voz de Sara Hebe aparece acá sin filtros, con ritmo propio, con esa mezcla de crudeza, ironía y afecto que la vuelve única. Y como siempre, con la potencia de quien canta desde el margen, desde el cuerpo, desde el vértigo.
O.c — Volvés a Córdoba después de un tiempo fuera de los escenarios. ¿Qué expectativas tenés con este regreso? ¿Qué tipo de ciudad te inspira más: la que te abruma, la que te cuida o la que te desconcierta?
Sara Hebe — Buenas, ¿cómo va? Sí, volvemos a Córdoba después de casi tres años, así que voy con todas las ganas de reencontrarme con el público que nos siguió desde siempre. Siempre hubo mucho público en Córdoba, muy efusivo, muy expresivo, muy jodón. Es una de las ciudades que más me gusta para tocar. Los shows allá siempre fueron muy divertidos. Hace años que vamos y nunca dejamos de ir, ni quiero dejar de ir. Así que la expectativa es mucha.
Sobre qué tipo de ciudad me inspira más… todas tienen lo suyo. Neuquén es muy power, se armaban pozos bastante fuertes. Pero eso va cambiando con el tiempo, según la edad del público o la onda del lugar. En Formosa y Corrientes es todo más tranqui, creo que tiene que ver con el clima y otros factores. Pero Córdoba siempre estuvo a full. Espero que esté buenísimo el 23 de agosto en Sala Formosa.
O.c — Uno de los motivos de tu pausa fue la maternidad. ¿Cómo te transformó eso como artista? ¿Cambió tu forma de escuchar, de escribir, de estar en escena?
Sara Hebe — Sí, la forma de escuchar cambió. Creo que la maternidad te transforma todo, pero todavía no puedo hablar mucho. Llevo seis meses y medio de mamá, y creo que esa transformación se va a ir viendo con el tiempo. En “Ciegas” hablo un poco de mi amor por mi hija, y en los temas del disco nuevo también aparece, de a poco. Con el tiempo voy a poder ponerlo más en palabras.
O.c — “Estamos ciegas de ver / andamos mal de la vista / solo sentimos ya no leemos nada.” ¿Cómo aparece en tu escritura esta paradoja entre ver y no ver, entre sentir y leer? ¿Es la ceguera una forma de resistencia, de intuición o de exceso de exposición?
Sara Hebe — No veo “siegas” ni como resistencia ni como intuición. Bueno, intuición sí puede ser. Pero me parece que hay un acribillamiento de imágenes y de información que al final nos deja con una inercia sin sentido. Podemos ver en alta calidad la guerra, el hambre, las atrocidades… y eso no nos cambia nada. Es muy poco lo que podemos hacer. Tanta producción de imagen nos produce una ceguera simbólica.
O.c — ¿Cómo se cruza en esa frase la maternidad, el celular y la pérdida del hábito lector? ¿Qué tipo de ceguera querías nombrar? ¿Es también un síntoma generacional?
Sara Hebe — Sí, creo que es un síntoma generacional muy preocupante, muy peligroso: el hecho de no leer nada. En esa frase se cruza todo. Estamos ciegas de ver, mal de la vista, porque estamos mirando imágenes todo el tiempo que no nos brindan nada. No aprendemos nada. Yo estoy leyendo mucho menos, también por el tema de la baby. Por ahora no puedo leer tanto, pero sí, creo que es un síntoma de la época.
O.c — ¿La letra de “Ciegas” tiene algo de carta, de testimonio? ¿La ves como un mensaje íntimo o como algo que también habla del mundo?
Sara Hebe — Siempre mis canciones son un testimonio. Son los ojos y la letra de un momento de la historia. Y también son algo íntimo, con lo que le hablo al mundo. En “Ciegas” se armó una genealogía familiar, pero también una genealogía del apocalipsis. Cuando dice “puta sí, guerra no”, son todas las imágenes que se acrillan en mi mirada. Eso es lo que se canta.
O.c — “Papá se fue eterno yes / otro ángel en el infierno.” ¿Cómo se entrelazan en tu letra las figuras del duelo y del amor? ¿Qué genealogía afectiva estás construyendo entre lo familiar, lo erótico y lo apocalíptico?
Sara Hebe — Esas figuras se cruzan todo el tiempo. El duelo y el amor están muy presentes. Hay una genealogía afectiva que mezcla lo familiar, lo erótico y lo apocalíptico. Son capas que se superponen en la escritura y en la vida.
O.c — “Todavía no tiene nombre mi amor / va a ser más viejo que nosotros con razón.” ¿Qué tipo de amor puede no tener nombre? ¿Es una experiencia pre-verbal, una memoria ancestral, una forma de saber que no necesita decirse?
Sara Hebe — Qué linda tu pregunta. Sí, creo que fue una experiencia preverbal. Queda muy lindo como lo decís. No sé si es una memoria ancestral, también podría ser. Pero no creo que haya sido una forma de saber que no necesita decirse, porque intenté decirlo en esa canción. Dije: voy a amarte como si nunca hubiese amado antes.
O.c — Entre lo urbano, lo nocturno y lo marginal, tus letras construyen una ciudad que no siempre es reconocible. ¿Qué ciudad habita tu obra? ¿Es real, imaginada, deseada? ¿Qué lugar ocupa el humor o la ironía en esa construcción?
Sara Hebe — El humor y la ironía ocupan un lugar muy grande. Siempre intento hablar de un modo no tan serio, o soy un poco extrema. A veces hay letras muy explícitas, donde pinto un drama o una situación dolorosa o injusta. Otras, como “Almacén de datos”, me doy la libertad de hacer un chiste, de imaginarme que pongo un bar porque ya estoy harta de sostener la carrera en esta industria tan difícil y excluyente.
¿Qué ciudad habita mi obra? Puede ser real, o puede tener un poco de muchas ciudades que me gustan. Me gustó mucho conocer Cusco, me gusta Buenos Aires, Berlín, La Paz. Seguro que me encantaría ir a Hong Kong o Tokio. Me gustan mucho las ciudades, eso sí.