Desde la década del ochenta tanto el punk como el hardcore fueron dando pequeñas explosiones sobre todo en el conurbano bonaerense y en el interior del país. Son innumerables los proyectos que surgieron y entre todos los músicos hubo uno que por carisma, presencia y absoluto desenfado logro captar las miradas y llevarse varios cientos de escupitajos. Manuel Ricardo Espinosa, Ricky, fue quién comando Flema en esa escena under del punk y además un gran promotor, quién dio a conocer otras bandas haciendo covers en el proyecto paralelo bautizado Flemita e invitándolas a los festipunks.
La historia sobre su muerte es conocida. Supo decir que había intentado suicidarse seis veces hasta que lanzo su leyenda por la ventana de un quinto piso en un monoblock de Avellaneda la noche del 30 de mayo de 2002, a los 35 años. A partir de ahí su figura creció y también se distorsionó. Si bien su vida tuvo episodios de deformidad las anécdotas pasaron a ser magnificadas. En vida fue una persona plenamente consciente de sus limites, del vacío y la soledad que sentía. Y si bien se refugio en el punk fue muy desprejuiciado en torno a la música, algo no habitual en un estilo que puede tener sus fundamentalistas. Se aprovecho para construir un personaje que no tenía en cuenta todas las dimensiones de la persona y solo se quedaba con las etapas de descontrol. Ricky hoy en día sigue vigente, los punks se reúnen en el cementerio del barrio que lo vio nacer y morir cada aniversario y ya se han publicado dos libros (uno de los cuales es muy criticado en el documental) y hasta una obra de teatro, además de los múltiples homenajes. Ahora Juan Pablo Duarte es quien recopiló testimonios de su familia, amigos y personas cercanas que dan cuenta de su paso por esta tierra. Se trata de un proyecto sin fines de lucro que subió ayer a YouTube. Hay en él un muy buen trabajo de archivo, no solo de los recitales en Cemento (su casa predilecta) sino también de testimonios, conferencias de prensa, fotos y hasta una perlita en el programa Forum de Canal 13 donde una madre acusaba a Flema de ser un mal ejemplo para su hijo.