Richard Coleman: Dedicarle mucho tiempo a la nostalgia y al pasado te priva de vivir el presente

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Richard Coleman regresa a Córdoba para hacer doblete en Pétalos de Sol junto al Trans-Siberian Express. La cita es el Viernes 21 y Sabádo 22 a las 21:OOHS:

El artista repasará su repertorio clásico, algunas reversiones y por supuesto sus composiciones junto a Cerati. Además, presentará Humanidad su último single editado hasta ahora junto con un tema aún inédito. 

A pocos días de presentarse en Córdoba el músico se tomó un tiempo para hablar de música, plataformas, vinilos y libros.

O.C: Estás a pocos días de regresar a córdoba. ¿Cómo venís preparando el show? Sé que mucho no te gusta adelantar como son los shows, pero alguna cosita que nos puedas decir. 
Richard Coleman: Es un mundo sin sorpresas de alguna manera. Las sorpresas ya no son valoradas porque todo se publica antes. 

O.C: Estoy de acuerdo con vos, pero el factor sorpresa o dejar alguna incógnita para que la gente se acerque también es necesario… 
R.C: Estoy muy contento de volver a córdoba y en pétalos que es un lugar donde siempre la pasamos muy bien.  La lista de temas está basada en el repertorio que conforman nuestra temporada 2023. Obviamente hay una selección de mi repertorio solista, algunas visitas hacia mis anteriores proyectos como Fricción y Siete delfines. Tampoco va a faltar el momento Cerati que es algo que hago desde que empecé con mi proyecto solista. Siempre tengo una o dos canciones para compartir con la gente de las que hemos trabajado con Gustavo o que hemos tocado juntos. Las canciones están hechas para tocarlas y ser visitadas. Quedarse con el recuerdo es algo que no da y por otro lado las canciones hay que versionarlas, no hay que tocarlas tal cual fueron pensadas, hay que ponerle la impronta de intérprete. 

O.C: Me resulta interesante la idea de reversionar y no tocar covers. Personalmente para escuchar los covers pongo el disco original. 
R.C: Es que justamente desde que empecé a hacer temas de otros artistas nunca hice covers. siempre fueron reversiones, la más conocidas es Héroe de David Bowie que está pasada al castellano y está reinterpretada varias veces. Cuando yo empecé a ir a shows no estaba bien visto hacer covers. La banda tenía que hacer temas originales porque no estaba bien visto tocar temas de otros.  

Eso fue algo que siempre me pareció raro de la cultura del rock nacional porque a mi lo que me había sorprendido fue descubrir que las canciones que me gustaban de artistas que yo seguía no eran de ellos. Eso me hacía ir a escuchar la versión original y me enriquecía culturalmente porque no solamente aprendía del artista que ya seguía, sino que descubría un nuevo artista.  

Me parece importante que cuando uno haga temas de otros sea una versión. El tema tributo es otra cosa y otro tipo de proyecto. No los voy a denostar, pero no es lo mío.  

O.C: Yo descubrí muchas bandas por reversiones que hicieron otros. Una fue Fricción... 

R.C: Es que justamente el artista que la reversiona te lleva a escuchar la original y te metes en otro planeta después. Pero para mí no tiene sentido tocarla igual a la original. 

Los nuevos formatos, el rock actual y la nostalgia

O.C: ¿Como te llevas con los nuevos formatos de escucha? Antes uno compraba un cd y se fijaba en el librito quien era el autor y servía de alguna manera de links para conocer otras cosas… 
R.C: Es otra manera de escucha y hay que adaptarse.  Lo que más embola es la pérdida de la ficha técnica porque es mucho más complicado encontrarla inclusive googleando a veces no encontrás quienes son los músicos, el ingeniero de sonido, el productor o cuando se grabó. 

O.C: ¿te sentís parte de lo clásico? Pensando que fuiste miembro de fricción, siete delfines, tocaste con Charly, Calamaro, Skay, Cerati entre otros. 
R.C: Que te voy a decir, a esta altura soy un sobreviviente prácticamente. De ahí a la leyenda… 

O.C: Igual no hace mucho me pasó que te nombré y alguien me dijo el que escribió con Cerati tal tema. A veces podes ser reconocido sin tener que llenar estadios. De hecho, vos siempre te mantuviste por el lado del under y con una forma de trabajo más parecido a lo independiente. 

R.C: Es un acuerdo que tengo entre con la industria y mi trabajo. Es como el acuerdo que hay entre los autos y las palomas que nunca vas a pisar una paloma hasta que la pisaste. Yo siento y entiendo que a esta altura de mi trayectoria se puede considerar lo mío como clásico.  Creo que de alguna manera lo de la popularidad no es una elección abierta, es algo que se fue dando. Es un territorio en el que me encontré y me empecé a sentir cómodo. Obviamente cuando uno empieza hay una contradicción porque yo me negué a los primeros contratos discográficos que me ofrecieron porque no estaba de acuerdo con el proyecto y la comercialización. Tenía una actitud medio anarco-punk. 

Lo de sobreviviente que te dije medio en broma, en realidad a la larga el tiempo me ha dado la razón porque me siento muy cómodo en el lugar que ocupo en el rock nacional. Me siento muy bien y nunca he traicionado mis principios.  

Recuerdo cuando empezamos el proyecto Los Siete Delfines a principios de los 90 con Gamexane (Todos tus muertos) lo que queríamos de alguna manera era instalar la idea de que las canciones podían permanecer y durar más que la banda.  

Cuando te digo que el tiempo me ha dado la razón es porque al hacer la reedición del disco de Los Siete Delfines lo volví a escuchar después de mucho tiempo y encontré que el sonido no es de época como sí se podía dar en algunas cosas que pasaron en los 80. Hay discos que si escuchas un tambor o un efecto de los teclados ya sabes que es de los 80.  

O.C: ¿Sos nostálgico? ¿Hubo algo de nostalgia en la decisión de reeditar ese vinilo? Por lo menos en los vivos o en la idea de reunir algún proyecto anterior parecería que no. 
R.C: Yo no soy nostálgico y aborrezco el concepto. La nostalgia es recordar buenos viejos tiempos, recordar el pasado como algo mejor y es un filtro para mí muy traicionero. Además, dedicarle mucho tiempo a la nostalgia y al pasado te priva de vivir el presente y proyectar el futuro.  

El tema de la reedición fue primero una decisión de Sony que como toda compañía está tratando de sacar plata de donde sea invirtiendo lo mínimo imposible. El negocio discográfico siempre fue gastar lo mínimo para ganar lo máximo.  

O.C: Los derechos entonces lo tiene Sony… 
R.C: Sí y los va a tener por 50 o 60 años. El contrato es de ellos y son los dueños de la grabación.  

Sony decide reeditarlo en vinilo porque está de moda. Lo bueno fue que se comunicaron conmigo para contarme la decisión y pude proponer hacer un resmastering para que se pueda escuchar correctamente. El vinilo original de los Siete Delfines lo hicieron mal. Faltaban dos temas y en la tapa están mal los nombres de los temas. Además, el vinilo pesaba 100 gramos. Creo que fue en 1992 cuando cerraron las fábricas de vinilos. La primera edición no tenía las letras, así que me metí en la producción de la reedición, hicimos el mastering nuevamente y corregí todo el arte gráfico. Distribuí todo el cd en dos vinilos, rescaté todas las fotos de archivo. Es una edición de lujo que vale la pena, pero no por nostalgia sino por respeto a la obra.  

O.C: Recién me hablabas de la actitud anarco-punk y me acordé de un show tuyo que hiciste con Andrea Álvarez que se llamó el rock ha muerto. ¿Cómo ves hoy la escena, crees que ha muerto? Siempre fuiste de modernizarte a nuevos sonidos, pero manteniendo una estética rockera. Hoy el rock parece irse más al pop…. 

R.C: El proyecto que hicimos con Andrea el rock ha muerto otra vez fue una movida mía para poner de nuevo sobre la mesa que el rock ha muerto. Fue una movida publicitaria porque me encantaba la idea de hablar de que era eso de que el rock ha muerto. La respuesta siempre era la misma porque en realidad no ha muerto, sino que está mutando. La actitud del rock es lo que siempre debe estar de una u otra manera. A veces está más velada o hasta más under que en otros momentos o con otro nombre.  

Hoy la actitud del rock vive bajo otro nombre, todos los artistas nuevos que conservan el espíritu del rock no están en el rock. Básicamente está en el género urbano que tiene un código y un lenguaje de la cual los más veteranos no lo entendemos y así debe ser. A los 20 años cuando generas un hecho cultural la identificación es para los más cercanos, es entre ellos y lo hacen justamente para diferenciarse de las generaciones mayores. Para mí el rock no está muerto.  

Ahora si vos me das un ejemplo de bandas concesivas o blandas como decía Papo, eso es pop. Todo eso que mientras le conviene vive en el espectro del indie es un conformismo que no comparto. A Dillom, Wos y a Trueno los banco mucho más que a las bandas pop. 

Después un artista joven va revisando las influencias sin ánimo de nostalgia. El músico joven busca en las raíces culturales que semilla quedó sin brotar o como transformar algo que ya está hecho porque es parte también del rock el reformarlo.  

El último tema de Wos tiene estructura de canción de rock. Tiene estrofa, estribillo y una línea de bajo que podría ser de Kiss. Eso está muy bueno porque lo puede escuchar un chico de 13 años y es su rock, aunque no le diga rock.  

O.C: Tu último single fue Humanidad. ¿Estás trabajando en algún disco nuevo? 
R.C:  No estoy pensando en el concepto de álbum hasta que tenga tiempo, engería y ganas de concebir un álbum completo.  

Si terminé una canción nueva que supongo que saldrá en el último trimestre. Humanidad no fue pensado como parte de un álbum y la canción nueva que voy a tocar en Córdoba tampoco está pensaba como parte de un álbum. Estoy trabajando en otro tipo de frecuencia y también es otro experimento a nivel audio y sonoro. Estoy desarrollando algo nuevo que me está gustando, pero voy paso a paso mientras lo comparto con la gente en el camino. 

O.C: Parece que te estás agiornando a las nuevas modalidades de la industria de sacar singles. No sé si tan rápido como lo hacen otras bandas, pero sacando singles. 

R.C:  Hoy todo el trabajo es diferente a nivel producción o financiero. Hay una situación socioeconómica que me lleva a no disponer del tiempo para hacer un álbum. A mí hacer un álbum me lleva dos años de trabajo.  

Yo ahora estoy viendo como plasmar la idea del tema en un video porque es parte de un nuevo paradigma para que el tema tenga exposición. Hoy un tema tiene que tratar de impactar en todas las plataformas.  

Además, tengo que tocar para comer, todos los meses tengo un par de espectáculos y gracias a eso mi familia está mas o menos equilibrada. No puedo darme el lujo de parar un mes, algo que antes sí lo podía hacer. Esa situación da bronca porque como artista es un palo en la rueda. Más allá que cada uno en su oficio la está pasando mal. La realidad es para compartirla con la gente y la realidad como artista es muy difícil.  

Hoy decir, para cuando un disco nuevo, es decir bancame y vení a verme. Hoy hay que salir a bancar las bandas y con eso van a bancar que se pueda hacer un disco nuevo.  Porque si no salgo hecho en los shows no puedo parar de tocar para grabar algo nuevo. 

O.C: ¿Cómo ves la a escena cultural en un momento de crisis?  
R.C:  Lo que puedo ver es que la protesta artística no tiene que ver necesariamente con hacer una descripción de la realidad social. Yo nunca fui parte de eso, nunca consumí música con ese contenido porque no me interesó. Lo que entiendo es que la sociedad de consumo y la fuerza del capitalismo están haciendo mierda el consumo cultural. Hoy el consumo cultural es básicamente gastronómico. 

Hoy la gastronomía paso por arriba al arte. No digo que la gastronomía no tenga un contenido cultural porque lo tiene y tiene que ver con la naturaleza de las sociedades. Pero lo que se vende y la gente compra es la experiencia de una salida a comer. Hoy el turismo y la gastronomía pasa por encima al teatro, a la música y al cine. El arte hoy es un consumo alternativo. 

También la realidad economía hace que como no se pueda ahorrar y la gente se hipoteca para pagar entradas a festivales que son muy caros. Lo hacen con la idea que eso va a ser una buena inversión y van a ver cosas que de otra manera no verían. La gente decide hacer mierda la tarjeta y gastarse las sesenta lucas y después no tiene un mango para salir o ver un artista nacional. Es más fácil gastarse diez o quince lucas en salir a comer que para ir a ver una banda. 

Yo lo veo desde mi generación por ahí los más jóvenes no se lo gastan en comer, pero si en el boliche y alcohol. 

O.C: Pero el arte también alimenta otras cosas… 

R.C: Por supuesto y por eso uno tiene que tratar de convocar a la gente a que tengan la experiencia del espectáculo en vivo. De ser parte de un hecho artístico porque sin público no hay show. Son cosas que a través de las plataformas no se consigue. Tampoco podés evaluar un show por un registro documental del público o por una captura de teléfono. 

Además, nadie paga por música y nadie está dispuesto a pagar por un espectáculo. Hoy la música la podés consumir por las opciones gratuitas que tienen las plataformas. En este siglo la música se dejó de pagar… 

O.C: ¿Cómo elegís que escuchar música hoy? ¿Escuchas cosas nuevas por plataformas? 

R.C: La música nueva la escucho todos los fines de semanas por la programación de BBC que tiene un par de podcasts con las músicas nueva de la semana. Son dos horas de música que por primer impacto me voy dando cuenta de algo que me gusta o me interesa. Encontré en esa playlist que había alguien en quien confiar porque a esa lista la hacen seres humanos no es un algoritmo. Después también recomendaciones de amigos. 

Últimamente estoy encontrando varias bandas inglesas (siempre fui anglófilo para la música) que me gustan porque encontré influencias que puedo reconocer y me hacen bien. Tengo una linda colección de cds pero hace bastante que no compró. Cada tanto compro vinilos porque me gusta como objeto.  Hace poco restauré mi sintoamplificador de cuando era adolescente.  

O.C: Yo nací en una era donde uno ponía un cd y se iba por casi una hora hacer otra cosa mientras sonaba. Hoy uno pone una playlist mientras cocinas, manejas el auto, charlas con un amigo. ¿el vinilo ayuda a una escucha más atenta de algún modo? De alguna forma te obliga estar cerca y atento. 

R.C: El vinilo es un poco elitista. Los melómanos que escuchan vinilos son pocos, yo no me considero un consumidor de vinilos como los que he visto. Tengo unos pocos que rescaté de mi vida y los últimos dos años debo haber comprado una docena como mucho. 

Si es cierto que el vinilo hace que te sientes frente al equipo y que por lo menos te tengas que quedar 20 minutos. Eso te obliga a buscar el momento de disponer de 20 minutos para estar sentado experimentando la música. No creo que haya un verdadero retorno del vinilo porque es muy caro consumir vinilo. Es un laburo y una guita que gente grande como vos o mi generación podemos estar acostumbrados, pero es muy difícil que un pendejo hoy destine esa cantidad de dinero a consumir música.  

O.C: Ayer mientras leía las letras sin escuchar la música de algunos de tus discos le encontré algo parecido a la poesía. Es una experiencia diferente leer las letras con la música y sin la música. 

R.C: yo siempre hice y lo voy a seguir haciendo porque le dedico mucho tiempo a las letras. Para el mí el tema de las letras es una disciplina y un arte en sí mismo. Pero para no entrar en confusiones, yo escribo canciones no poesía. Es algo que lo determiné hace muchos años cuando conocí a un verdadero poeta. Lo que yo escribo es funcional a la música, aunque si me pongo desafíos y elijo muy bien lo que escribo. Tal vez tengan una estética que permita que lo puedas disfrutar sin la música. También la música que hago permite ser escuchada sin la parte vocal.   

La literatura en el mundo Coleman

O.C: No recuerdo que canción era, pero había una que me hizo acordar a Allan Poe. ¿hay algo de literatura en tu música? 
R.C: En este momento no estoy tomando cosas de la literatura nueva.  Hoy no creo que lo que leo influya en mi manera de escribir, puede llegar a influir, pero en este momento no recuerdo. Si hay una formación literaria porque fui un habido lector durante mucho tiempo. Todo lo que fue misterio, ciencia ficción y terror son las cosas que más he leído y me han gustado. De esas lecturas aprendí el lenguaje. En mí adolescencia y niñez Edgar Allan Poe y Julio Verne han sido mis influencias. De ahí pase directamente a Stephen King y Philip Dick, Ray Bradbury, Lovecrafts que me formaron más de grande. 

Igual mi mayor referente siempre será William Burroughs. Es un escritor muy especial se puede considerar como de ciencia ficción, pero en realidad no lo es. Es escritor de la generación beat que lo que des construyó la manera de escribir novelas y cuentos.  Fue el primero que describió el lenguaje como un virus. Después Lori Anderson lo utilizo en los 80 como temática. 

O.C: No conozco a William Burroughs, pero parece interesante… 

R.C: Hay dos libros que son claves. Uno es el Almuerzo desnudo que es su obra clásica. Es un libro un poco complicado de leer porque no tiene una escritura lineal. Tiene una técnica de escritura intervenida, no se lee de corrido.  Tenes que ir salteando y entender que hay cosas que son pensamientos expresadas en voz alta.  

El otro libro es Yonki que creo que la primera novela que se editó William que lo recopilaron sus amigos porque él fue yonki entre los 30 y 40 años. Fue completamente adicto a la heroína, pero pudo zafar porque sus amigos lo ayudaron y empezó a editar después de los 40 años.  

Al leer yonki entendes algunas situaciones que están veladas en los otros libros porque usa metáforas. Encontras una serie de situaciones muy interesantes de dealers, el mundo gay y la ciencia ficción.  

O.C: Fuiste parte de la playlist curada por Brian Eno para la fundación Earthpercent.  
R.C: Si hago reversiones, el año pasado hice Changes de Blak Sabbath que la tengo grabada en mi disco A song Is A Song  que es un disco todo de versiones en inglés.  Este año saqué una versión que estaba grabada en vivo de estoy azulado que sigue siendo una versión porque la canción originalmente la grabó Soda Stereo aunque sea de Gustavo y mía.  

Es una fundación que dirige Brian Eno y en la que trabaja la esposa de un amigo. Me propusieron formar parte de la Playlist. Es una colecta anual que se hace para tratar de revertir los problemas con el cambio climático. Earthpercent más que nada es un canal para que los músicos podamos hacer algún tipo de aporte real a la situación porque uno solo no puede hacer mucho. Encontré por medio de esta fundación una manera de colaborar. 

O.C:  También participaste del último libro de Sergio Marchi sobre Cerati… 
R.C: Es una revancha porque el primer libro para el que me llamaron para colaborar fue una decepción total. Realmente me enojé mucho con ese libro que sacó RollingStone, tuve la entrevista con el periodista que me contó que iba hacer y terminó en una decepción total. Ese libro empieza con la muerte de Cerati de una manera falsa y amarilla. 

 Sin embargo, cuando Sergio me llamó hace un par de años pasaron un par de cosas. Primero me gusta como escribe Marchi. He leído varios de sus libros y todos me hicieron escuchar música. 

Te confieso que el libro de Cerati lo tengo, pero todavía no tome envión para leerlo porque es un viaje que tengo que estar preparado por razones que están demás extenderme. Sabiendo como investiga, escribe y que además lo conozco hace 40 años a Sergio me sentí cómodo para participar.   

O.C ¿Nunca pensaste escribir un libro de tu historia? Tenes una historia musical interesante tocando con Fricción, Cerati, Siete Delfines, Charly entre otros.. 
R.C: Me lo han propuesto siempre dije que no. Tengo dos amigos periodistas que escriben bien y quieren ser mis biógrafos, pero los tengo en standby hace varios años. Por otro lado, creo que llegado el caso lo escribiría yo. Pero es un viaje escribir mi autobiografía al que no estoy dispuesto. No tengo ganas de hacer eso porque desde que falleció Gustavo fui requerido muchísimas veces para contar cosas intimas y no quiero tener esa experiencia de nuevo. Un día dije no doy más entrevistas porque es muy estresante, quedas muy movilizado y mal. Además, la memoria y los recuerdos una vez que los expones no son más tuyos porque pasan a ser públicos.  

Por otro lado, tengo la esperanza y el espíritu de pensar en el futuro y entrar en el viaje de escribir recordando, rememorando, explorando la memoria es mucho tiempo y una situación oscura en el buen sentido de la palabra. Tenes que dejar se pensar para delante para pensar en el atrás. 

No sé si alguna vez lo voy a hacer porque no sé si voy a tener el espíritu para hacer el recorrido para atrás. Convengamos también que todo el tema de la nostalgia que me nombrabas recién como bien consumo es una tocada de culo de la sociedad capitalista.  El golpe bajo más grande que se le puede hacer a una sociedad es recontarle o cerrarle el pasado para que lo extrañen. Para el que no pudo estar piense que bueno hubiera sido estar ahí y para los que estuvimos nos haga pensar que esa si era una buena época. Mientras nos hace olvidar del presente y nos vela la situación social actual que creo que se puede revertir. 

O.C: Para terminar ¿Quiénes son los músicos que te van a acompañar? 
R.C: El Trans- Siberian Express es la banda que me viene acompañando hace 12 años sin ningún cambio en la formación. Algo que para mí es espectacular poque todas mis bandas y proyectos fueron cambiando. Fricción por ejemplo tuvo cinco formaciones al igual que Siete Delfines.  

Sin embargo, El Trans -Siberian Express que es mi banda solista es la única que no ha cambiado. Esa paradoja me enorgullece de alguna manera porque hemos establecido una relación entre nosotros que es muy buena. 

Está conformada por Diego Carriola en batería, Bodie en teclado, guitarra y coros. Más Gonzalo Córdoba en guitarras y Dani castro en bajo.