Este sábado 16 de agosto a las 21:00, Peligrosos Gorriones se presenta en Pétalos de Sol, Córdoba, con un show que promete ser más que una cita con la nostalgia: una celebración del presente, del margen como lugar de fuerza, y de una poética que nunca dejó de sonar.
A treinta años de su irrupción en la escena nacional, la banda vuelve a girar con Microgramas, un disco que no busca entenderse sino sentirse, como todo lo que han hecho. En esta entrevista, Francisco Bochatón repasa el recorrido con una lucidez que no explica, sino que convoca. Hablamos de canciones como zonas de fuga, de la ética del estilo, de lo que queda cuando se apaga el ruido.
Más que una crónica, esto es una conversación con alguien que nunca dejó de escribir desde el borde. Porque si algo define a Peligrosos Gorriones, es que el tiempo no les pasa: les canta.
Periodista: Contanos un poco cómo están preparando este show con Peligrosos Gorriones y en qué andan.
Francisco: Con esta formación acabamos de grabar un disco que vamos a estar terminando cerca de fin de año. Estamos tocando en todos lados: Quilmes, La Plata, Buenos Aires… Por suerte volvemos a Pétalos de Sol, con público cordobés que amamos. El show será un recorrido por todos los discos, incluso Microbio, que grabamos en 2017. Desde el primero del ’93 hasta ahora. Tal vez levantemos algo nuevo, pero no nos va a dar el tiempo. Así que vamos a hacer un gran repaso por los temas más importantes en la historia de los Gorriones.
O.c: Ayer, mientras repasaba la historia de Peligrosos Gorriones, pensaba que fue una banda que marcó una época. ¿Dirías que fue una banda política?
Francisco: No sé si política, pero sí marcó cierto movimiento cultural, cierto movimiento social de esos momentos.
O.c: Hoy, después de más de 30 años de banda… ¿cómo viven el movimiento cultural y la música comparado con los 90? Algunos músicos dicen que estamos volviendo a esa época, como una necesidad de decir cosas, de lo contestatario.
Francisco: Gorriones es un grupo presente. Estuvimos nueve años sin tocar, pero seguimos. Coincido en que los 90 fueron muy grotescos. No era violento, era cultural. Gorriones tiene una parte política, una parte fuerte. Es un gran antiguo, si se quiere. Y sí, creo que se está volviendo a lo visceral, a lo que no tiene estructura formal. Es un placer poder mostrar algo fuerte cuando el contexto lo amerita.
O.c: Hoy parece que el rock va por otro lado, más pop, más light en estética y confrontación. ¿Es momento de recuperar esa fuerza contestataria?
Francisco: Siempre me gustó tocar en vivo, más allá de las circunstancias. Lo que noto es que tanto las bandas jóvenes como nosotros, que venimos de un estilo similar, están con más fuerza que antes. Tal vez sea un momento de recuperar lo fuerte, lo rockero, lo contenido. Lo light está quedando un poco de lado. Son olas que van y vienen. Uno hace la música que quiere. La esencia no cambia. Y eso permite que varios grupos se sumen a esta historia. Como público, también nos gusta ver algo fuerte, no complaciente.
O.c: Recién me decías que están armando discos nuevos. ¿Qué te interesa narrar hoy? ¿Qué mueve a Peligrosos Gorriones a seguir componiendo?
Francisco: Tanto solista como Peligroso Gorrión. Escribo cosas oníricas, paisajes que me representan. Cosas que vivimos muchos y no contamos. El anecdotario de Gorrión viene por el lado B, el lado “no entiendo”, el lado “no sé por qué”. Las preguntas que pasan por tu cabeza en una conversación y no las preguntás. Últimamente hay un vuelco. Por ejemplo, hicimos una canción que se llama Dificio. Es una persona en un piso alto, que no sabe si se va a suicidar o no. El video va a ser al revés: todo lo que el tipo piensa no hacer. Está buenísimo. Muestra su desagrado con la realidad, su desilusión. Pero hay algo atrás que recuerda su fama, sus cosas buenas. Esa doble mirada está apareciendo ahora. También hay una cosa social. En Microbio nos metimos con el tema del paco. El tema es Hueco Universal. Este disco también habla de relaciones. Es un EP de cinco temas. No pudimos explayarnos mucho, pero tiene una sonoridad fuerte. Las letras juegan con la dicotomía mostrable: una intención visible y otra oculta. Y cuando hay dicotomía, tiene que haber equilibrio.
O.c: Recién me hablabas del videoclip, y pensé que iba en contramano de la letra. Siempre sentí que Peligrosos Gorriones tuvo un cruce con la poesía. ¿Cómo ves ese cruce hoy?
Francisco: Argentina siempre tuvo un aspecto lírico importante. Desde Spinetta, Nebbia, Virus… hasta ahora. Me parece que está volviendo esa forma poética de hablar. Nosotros siempre nos manifestamos así. No es que no pueda escribir literal, tipo novela. Pero me gusta la expresión automática. Lo primero que sale a veces es lo que más importa. El otro día vi un show de Nina Suárez, la hija de Rosario. Tiene mucho de Rosario, Iván. De paso te cuento que vamos a tocar juntos en noviembre, en Capital. Nina es un encanto personal. También vi a los Metegol. Los grupos tienden a tener un lado más visible, más rockero, más sacado.
O.c: Recién pensaba en estos grupos y en Peligrosos Gorriones. ¿Son como los padres de ciertas bandas?
Francisco: No sé si padres, pero sí creo que influenciamos. Somos una banda histórica, con cierta trascendencia, pero desde el margen. No desde lo despectivo, sino desde lo independiente. Siempre por otro carril. Hoy muchas bandas que siguen el paso de Gorriones han tomado otra trascendencia. Han entrado en un circuito más comercial. Instagram, redes…
Los chicos hacen la música que les gusta, y les llega un montón de gente. Pero Gorriones viene de otra época. No pretendemos parecernos a nadie. Yo trabajé con Cerati. No quería parecerme a Soda Stereo, ni él quería parecerse. Los resultados son los que ocurren. No es que no nos importe. Pero hay que situarse en el momento y en la realidad. Pasó lo que pasó gracias a la música que hicimos. Estuvimos en todas las compañías discográficas: Warner, Sony, Ariola, RCA… No es por independencia. Nunca fuimos independientes. Lo que sí es el estilo que hacemos. Y los resultados… bueno, la juventud hoy nace a los doce y a los quince ya son jóvenes. Cuando nosotros éramos
O.c: ¿Cómo te llevas hoy con las redes, con Spotify, con todo este mainstream? Digo, muchas bandas tienen otra llegada porque utilizan estas plataformas que Peligrosos Gorriones en su momento no tenía. Pero aún así lograron trascendencia. Tenían su nicho.
Francisco: Nosotros pasamos de llenar Cemento con mil personas, tocamos en Obras, fui soporte de Page & Plant, toqué como solista en el Morón Park… Hicimos un montón de cosas. Después, en 2014, resucitamos. Estuvimos de gira por todo el país, con lugares llenos. Puerto Madryn, Tucumán, Córdoba, Mendoza, Uruguay, Chile… No tenemos problema en tocar para menos gente ahora. La tecnología se fue adaptando a la necesidad de la sociedad, y nosotros a ella. Tuvimos que desarmar y rehacer cosas por cuestiones de integrantes. Instagram, Facebook… No me parece raro que un tipo de cincuenta años tenga menos seguidores que un chico de dieciocho. Yo no quiero hacer eso. Todos son mis hijos para mí. No quiere decir que sea un viejo tirado.
O.c: : ¿Qué lugar ocupa hoy La Plata en el imaginario musical de Peligrosos Gorriones?
Francisco: No vivo más en La Plata. Hace treinta años que no vivo ahí.
Periodista: Pero si la banda, nacieron ahí y creo que hay algo de ahí…
Francisco: Hay algo originario. La cosa visceral viene de ahí. La Plata ha sido un semillero de bandas prolíficas, con un estilo marcado. La forma de la ciudad influye. Es un cuadrado, le decíamos el tatetí. Ha tenido un intercambio cultural muy grande por las universidades. Mi padre era de Entre Ríos. Muchos amigos míos son de Mendoza, Córdoba… Eso aumenta la posibilidad de hacer música. Se confluye todo.
O.c: Recién me hablabas de la poesía. ¿Cómo se siente hoy el proyecto en temas como Manicomio Gris o Mi propio brujo? Pensando en que las canciones se resignifican, ¿cómo lo ves hoy? ¿Tienen otro sentido?
Francisco: Las canciones son inamovibles. No es lo mismo escuchar Bach ahora que antes, pero la canción es la misma. Lo bueno de Peligrosos Gorriones es que siempre fue atemporal. El grupo subsiste ahora, y la gente salta y canta, incluyendo chicos jóvenes. Eso quiere decir que los temas no tienen tiempo. Yo no hago una canción para un año. No le hago un tema a Milei directamente.
O.c: Para ir cerrando, ¿cómo está conformado hoy Peligrosos Gorriones? ¿Quiénes te acompañan este fin de semana?
Francisco: Gorriones somos Guillermo Coda, Braulio D’Aguirre y yo. Hicimos un trío a propósito. Estamos probando ese sistema. El disco está grabado así, con algunos teclados míos. Más adelante veremos si se suma algún integrante. A veces hay colaboradores, pero el trío es lo principal. Nunca habíamos estado así desde hace muchos años. Estamos como un trío rock muy fuerte, y el repaso este por todos lados.