Manu Chao en córdoba: Música, compromiso social y libertad

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El cantante francoespañol José Manuel Arturo Tomás Ortega, más conocido como Manu Chao, volvió a Córdoba después de 8 años con un show cargado de éxitos y, como era de esperar, con fuerte contenido político-social. La encargada de abrir la velada fue Sol Pereyra junto a Tati Falco, con un setlist acorde al momento y a su último disco.

Manu Chao siempre comprometido
Pasadas las 21:30, Manu Chao salió al escenario para repasar los clásicos de siempre y con una palabra que hoy en nuestro país parece tener un significado diferente según quién la diga, como es la libertad. Está claro que desde su irrupción en la música con Mano Negra, Manu siempre dejó en claro cuál es el significado al que él aboga, el mismo que comparten diferentes organizaciones sociales que se encuentran en plena lucha hoy y que también se hicieron presentes en el concierto: Asamblea Paravachasca y Punilla (Córdoba), Asamblea por la Vida de Chilecito (La Rioja), Asamblea El Algarrobo de Andalgalá (Catamarca) y Asamblea por el Agua de Uspallata (Mendoza).

Manu sabe que siempre es bien recibido en Córdoba, por lo que a lo largo de los años ha entablado una relación con diferentes organizaciones y luchas sociales, como la del barrio Malvinas Argentinas o su relación con La Luciérnaga, así como también ha sabido entablar relaciones con diferentes músicos.

Aunque parezca raro en una provincia que votó a la motosierra, Manu llegó para decirnos «fuera motosierra» y pedir que Córdoba vuele alto hacia la libertad, esa que promulgó alguna vez el comandante Marcos, uno de los referentes de Manu Chao. Este mensaje llegó en un momento donde todo parece estar patas para arriba y parece que nos han cortado las alas. El concierto empezó pasadas las 21:30 con la intervención de diferentes organizaciones sociales (Catamarca, Mendoza, La Rioja y Córdoba) que hicieron su reclamo contra las fumigaciones y el modelo extractivista que hoy apoya muchas de las provincias recién mencionadas. Por supuesto, también se hizo presente el reclamo por la educación pública y el ajuste que hoy vive el país.

Por otro lado, Manu pareciera ir siempre en contramano de lo que dicta el mainstream, en un momento donde Spotify exige tener siempre novedades, singles y demás. A Manu parece no preocuparle eso, más si tenemos en cuenta que su último disco, «La Radiolina», fue lanzado en 2007. Tal vez sea porque el músico sabe que es dueño de un repertorio inoxidable y que no importa cómo las interprete, siempre son bien recibidas. Por eso, esta vez y como lo viene haciendo desde hace un tiempo, Manu planteó un show lejos de aquellos shows históricos donde la potencia de la banda era evidente.

Esta vez eligió volver a nuestro país en un formato acústico, apelando por momentos a la intimidad en la medida de lo posible. Aunque hay que aceptar que la energía se hizo sentir y no faltaron los tradicionales pogos. Manu lució contento y agradecido en las casi tres horas de show que brindó, mientras Miguel Rumbao (bongó) y Lucky Salvadori (guitarra – bichito cordobés) se encargaban de agitar al público y demostrar por qué fueron los elegidos por Manu para esta gira. También se hicieron presentes en algunas canciones Sol Pereyra, quien fue la encargada de abrir minutos antes el show de Manu, en trompeta, y Serafín Nazareno en trombón.

El listado de canciones no varió de lo que fue en Buenos Aires; algunas de las canciones que sonaron fueron Vecinos del Mar, Todo llegará, Me llaman calle, La vida tómbola y Me quedo contigo. También se hicieron presentes algunas perlitas de aquel proyecto que le sirvió para comenzar a ser lo que Manu es hoy, me refiero a Mano Negra, de las cuales sonaron Mala vida, King of bongo, uno de los temas más coreados y bailados por los 3500 asistentes. En medio aprovechó para invitar a diferentes músicos y, por qué no, amigos de luchas de años como Negro Cheto, Juli Rivarola, entre otros. Todos con un mensaje claro: es momento de resistir y tomar estos espacios hoy cuestionados como trincheras.

En una ciudad donde ganó Milei, Juli Rivarola le puso voz a lo que muchos piensan, defendiendo el trabajo realizado por Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, mientras que Negro Cheto, como lo hace cada vez que agarra el micrófono, se lució hablando sobre las realidades que viven los barrios marginados, pero sobre todo los jóvenes. Por su lado, Perro Verde intervino mientras sonaba Por la carretera para dejar en claro la resistencia a Monsanto, esa de la que Manu siempre se hizo eco y apoyo desde sus inicios.

Con casi dos horas de show y cuando todo parecía ir promediando su final, Manu se tomó un breve descanso para lo que sería para muchos la coronación de un show perfecto, donde se hicieron presentes canciones como Clandestino, Bienvenida a Tijuana y Vagabundo de las calles. A esta altura, si había algo que quedaba claro en cuanto al setlist, era que había poco que reprocharle a Manu, y mientras la gente empezaba a retirarse, el músico volvió al escenario para interpretar sus últimas canciones, Lágrimas de Oro, La primavera y Me gustas tú. El final fue del público ovacionándolo a Manu y dejando en claro con qué intención usa Manu la palabra «Libertad», cantando «el que no salta votó a Milei», mientras Manu desde el escenario ponía el micrófono hacia el público.
Es sabido que Manu guarda un fuerte cariño por nuestro continente y su música. Por eso, eligió dentro de su repertorio interpretar «Huelga de Amores», de Divididos. Su elección claramente no fue azarosa si tenemos en cuenta la fuerte militancia de la canción, la misma que el grupo argentino defiende cada vez que puede. Mientras que en el tramo final interpretó Comó que no, una de las canciones más lindas del cancionero uruguayo y escrita por el siempre recordado Gustavo pena, conocido como El príncipe.

El arte el camino a la «próxima estación, esperanza»

Sin duda, Manu volvió a demostrar que el arte y el compromiso social van de la mano, más cuando el arte refleja y le da voz a los marginados y a las luchas a las que muchas veces los grandes medios y políticos les dan la espalda. Por eso, hoy y como lo viene haciendo desde el principio de su carrera, el hijo del periodista español Ramón Chao, Manu, se sumerge en cada lucha y nos demuestra que la música siempre estará ahí para invitarnos a reflexionar y demostrarnos que el arte funciona como un tren, ese que nos llevará a la estación que él tanto anhela, que es la esperanza.

Fotos: Mauro Bruno