Termina un año particular. Otra Canción destaca 16 discos que nos dejaron cosas para seguir conversando.
* Franco – Francisca y los exploradores
Desde el nombre elegido para su tercer disco, Fran Saglietti se desnuda ante un auditorio que crece a la par de cada una de sus canciones. Las ocho canciones de Franco se elevan entre lo más destacado de la canción pop de los últimos años con matices que refuerzan una identidad forjada en lo natural del lenguaje propio que se construye con base en las experimentaciones personales y una marcada línea histórica de escuchas. Escuchar «El destino», la canción en la que comparte escena con un Adrián Dárgelos llevado a su mejor versión, sirve como muestra de un trabajo que maneja los tiempos exactos para actualizar, con frescura, el panorama actual de la cancionística argentina. Mundano, simple y coloquial pero a la vez audaz, intrépido y profundo, el tercer disco de Francisca y los exploradores aparece como pieza necesaria de una triología que había comenzado allá por el 2014 con el lanzamiento de «Barbuda» y que mostraba el camino con su «RA» del 2015. «Franco» demuestra que las casualidades no existen y que los senderos se forjan con la mirada en el horizontes y los pasos embadurnados del barro de nuestros propios caminos.
Obligadas para el playlist: «Aspirinas»; «El destino«; «Todo hoy«.
* Rock Nacional – PEZ
Con su más de dos décadas en la ruta de la producción independiente, Pez se despachó a comienzos de este 2016 con un disco que desde su título que parece asumir los laureles a los que, desde hace años, están destinados Ariel Minimal, Franco Salvador y Fósforo García. Acompañados desde hace ya tiempo por Juan Ravioli en los teclados, se metieron a los estudios a grabar su disco número 15 en un tiempo de celebración para el género más joven y amplio de la música popular argentina. Álbum alusivo desde el nombre pero no precisamente un homenaje. Esquivando las loas innecesarias los Pez proponen una mirada que se ampara, reflexiva, ante un escenario en donde posiblemente el posicionamiento generalizado sea otro, más declamativo. Un disco pensado para adelante y expresado por una banda que nunca mira para otro lado. Se renueva cuando es necesario y vuelve a las cavernas si los tiempos lo llevan hacia ese lugar. Incluso el tema que dedicado explícitamente a Cristina Fernández de Kirchner, insólito por su originalidad, pone a la banda en el lugar que siempre ocupó de modo discreto: al frente de una vanguardia que se rige por sus propias normas y camina sin descanso a pesar de los vientos y las corrientes. Al fin y al cabo, después de 50 años de rock en nuestro país, no estará mal recordar que de eso se trata esta historia.
Obligadas para el playlist: «Más música«; «De la vieja escuela del amor«; «Calabacita«.
* La luz buena – Tomates Asesinos
Romper, romper y romper para rearmar y reformar las tradiciones, incluso con aquellas que se presentan como de ruptura. Así son los Tomates Asesinos. Saben reinventarse disco a disco y, hasta por momentos, parece que se han obligado a hacerlo con maestría. Cuando las miradas hacia las culturas de raíces autóctonas parecen haber dejado de ser una original forma de construcción para convertirse en un lugar común entre los músicos urbanos de nuestro país, Luis Obeid, Santiago Guerrero y Esteban Favaro editaron un disco que trabaja sobre esas estructuras pero lo hacen moviéndose con eje en las esencias. Por un lado la de Tomates Asesinos como banda y, por otro, la de cada uno de sus integrantes como seres que brillan con luces particulares, cruzados por una historia de vida y de mucha música. «La luz buena» se compone con 13 piezas que aparecieron cuando una productora audiovisual contactó a la banda para que se hagan cargo de una musicalización que encararon con la premisa de combinar «música moderna» con aires folklóricos. Así se parió un disco con métrica, armonía e instrumentación folklórica y una carga emocional auténtica que, por identificación generacional y territorial, se contagia a partir de la primera escucha.
Obligadas para el playlist: «Rancho aparte«; «Pasteurización«; «Cachamulita«.
* Impuesto de fe (desde adentro) – Babasónicos
Cargados de un peso simbólico preponderante en la escena actual de la música nacional, Babasónicos decidió repasar algunas de las canciones más importantes de su repertorio de un modo tan original como la propia obra con la que fueron forjando su historia. Alejados del formato tradicional de los discos en vivo y/o acústicos, Dárgelos y compañía encararon una obra conceptual cargado de magnificencia sonora y estética. Dos temas nuevos, «Vampi» y «El maestro» y una batería de clásicos que no sólo fueron reinterpretados sino que directamente parecen haber sido recompuestos para tener un nuevo nacimiento especial. «Impuesto de fe (desde adentro)» se editó en formato CD/DVD con una puesta en escena acorde a lo que la banda tiene acostumbrado a los auditorios suelen desplomarse ante cada una de sus muestras magistrales de sensibilidad presente y contundente perspectiva histórica.
Obligadas para el playlist: «Vampi«, «El Maestro«, «Como eran las cosas«.
* La experiencia intransferible – Lucas Pelliccia y Fabricio Moras
Hay discos que suelen pasar desapercibidos en medio de tanta ebullición sonora publicada. Pese a ser uno de ellos, el de Fabricio Moras y Lucas Pellicia merece un lugar destacado en nuestro repaso del año. Por factura musical y por las características de la génesis del trabajo que da cuenta de la riqueza estética que puede surgir de los encuentros musicales que muchas veces parecen aislados en los mapas del tiempo. Se conocieron por los caminos que para muchos resultaran demasiado obvios y comunes en el transcurrir de dos músicos que, en un determinado momento, andan la misma escena, se cruzan con la misma gente, dan vuelta por los mismos lugares y comparten los mismos amigos. Según Morás, la razón más profunda para avanzar en un proyecto común fue “la necesidad de movimiento. La necesidad de hacer cosas, de no dejarse comer por la niebla corrosiva de la vida. Los dos, por distintas razones, nos encontramos parados frente a esa motivación. Digamos que el disco es un fin en sí mismo. Cumple con el objetivo de no dejarnos rendir ante la adversidad”. Y esa explicación sirvió en su momento como argumento suficiente para adentrarse en un disco que se reparte autoralmente en partes iguales y que sumerge al escucha en un universo sonoro en que, con la canción como bandera, las capaz expresivas circulan por abanico expresivo en donde los vestigios de luz se asoman en un contexto denso de guitarras distorsionadas y frenetismo de encuentro fugaz.
Obligadas para el playlist: «Piedras y balas«; «La luna en carnaval«; «Esperando la luz«.
CONTINUARÁ…