Hablamos con Renzo Montalbano, quien decidió poner una pausa a Gativideo para dar la bienvenida a su carrera en solitario con el lanzamiento de «Hasta Luego». Este músico oriundo de Almagro presenta un nuevo proyecto que fusiona el yacht-rock con el pop, incorporando influencias del bolero. A su desparpajo y sonido característico se suma una orquestación de cuerdas y arreglos corales, creando un sonido distintivo y envolvente.
«Hasta Luego» está compuesto por diez canciones románticas en las que Renzo aborda temas como el amor, las separaciones, la vida nocturna y los enredos mentales que, a pesar de todo, terminan bien. Las influencias de este nuevo proyecto abarcan desde los icónicos cantantes estadounidenses de los años 70, como Michael McDonald y Bobby Caldwell, hasta el bolero de Álvaro Carrillo y la música de artistas como ABBA, Bee Gees y Paul McCartney. Además, su estética está impregnada de referencias cinematográficas, evocando la magia de «Cinema Paradiso» con la música de Ennio Morricone, así como la atmósfera de «Los Soprano» y los clásicos de Hollywood.
Otra Canción: Contanos un poco está nueva etapa que, si bien ya habías publicado un disco solista en 2019, Hasta luego representa un relanzamiento, después del final o, al menos, de un parate con Gativideo.
Renzo Montalbano: En realidad, lo que ocurrió fue que el parate de Gativideo se dio por las cuatro partes. Después de diez años tocando juntos, decidimos que era momento de hacer otras cosas, así que nos tomamos un descanso, que ya se ha prolongado bastante. A raíz de eso, empecé a aburrirme y me pregunté: ¿qué hago yo entonces? Así que decidí hacer un disco solista. De esta manera, la situación llevó a que se diera este proyecto.
O.c: ¿Por qué «hasta luego»? Suena a despedida, tal vez de Gativideo, pero al mismo tiempo es una bienvenida a un nuevo disco y a una nueva etapa de tu carrera.
R.M: Sí, me gustó el concepto de la despedida, de ese «hasta luego» que implica que uno se va a reencontrar eventualmente. Es como un «te veo», algo certero, excepto cuando te lo dice un taxista, que claramente no lo volverás a ver en la vida. En este caso, lo relacioné mucho con Gativideo; es un «en algún momento volveremos». También representa esa soledad musical, porque pasar de tener una banda a hacer algo solo es un proceso fuerte, ya que hay que lidiar con muchas cosas que antes hacías en grupo.
Aquí es como empezar un poco de cero. Después, en el disco, entraron temas que también abordan despedidas amorosas y relaciones, lo que da lugar a nuevas experiencias.
O.c: Recién me decías que el disco trata sobre despedidas, especialmente amorosas. Creo que es un álbum donde transitas, de alguna forma, una cierta cosa agridulce. ¿Cómo surgieron las canciones? Es un disco que pasa de momentos festivos y alegres a canciones tragicómicas.
R.M: Es una sensación rara, porque por un lado es algo triste, ya que todo esto suena a que nos llevamos mal, pero en realidad nos llevamos muy bien con los chicos. La amistad es una cosa, y a nivel laboral a veces uno se cansa. Te cansas de tocar siempre con las mismas personas; había algo ahí que no avanzaba.
Hay una tristeza en dejar de lado algo que fue una construcción de muchos años. Sin embargo, a veces me gusta ver el lado positivo de las cosas, ya que, a raíz de algo que se va, se abre espacio para un montón de nuevas oportunidades. También hay mucho de autoanálisis en todo esto, y las canciones sirvieron como una catarsis, como una manera de expresar algo que quizás debería quedar en el diván del psicólogo, pero que quedó plasmado en la música. Me ayuda a entender un poco qué siento, de alguna manera.
O.c: En algún momento me pongo a pensar que decidiste darle un fin a un proyecto en pos de la amistad, si se quiere. A veces, cuando uno está cansado, sigue adelante y, a lo mejor, termina peleándose. Somos amigos, pero musicalmente llegamos a la conclusión de que estábamos cansados unos de otros, así que decidimos tomarnos un tiempo. ¿Hay algo de eso? ¿Lo pensaste así de alguna manera?
R.M: Sí, fue algo natural, algo que se fue dando. Cuando decimos que estamos tirando todos para lados distintos, se siente que no se termina de concretar. Ninguno estaba totalmente convencido de lo que veníamos haciendo. De hecho, ya estábamos planeando hacer temas nuevos, todos estábamos intentando, pero había algo que no funcionaba.
Entonces, fue una decisión de los cuatro decir que era momento de descansar un poco. Tenemos entre 26 y 28 años y comenzamos entre los 16 y los 18, así que hemos tenido 10 años de ensayar solo entre nosotros. Creo que también hay una necesidad de explorar nuevas situaciones, ya sea tocando con otras personas o prestando atención a cosas que, quizás, no se pueden atender cuando tienes una banda. Las bandas requieren mucho tiempo, tanto mental como físico.
O.c: Pienso en esto y en una de las canciones. Por ejemplo, decís: Siento que la gente cambia y yo sigo aquí estancado. Pensando en que empezaste a los 19. Este disco te trae, de alguna forma, esa frescura que necesitabas. Uno podría pensar que, si te sientes estancado a los 28 años con pocos años de trayectoria, me imagino cómo se sentirá un músico que lleva 30 años tocando de forma profesionaL
R.M: Claro, sí, bueno, lo relaciono con lo musical, pero también con la vida en general. A veces uno se siente un poco triste y, no sé, te comparás con otros. ¿Qué hago? A veces soy bastante vago y me pregunto: ¿qué boludo? Podría haber hecho otras cosas. Es esa sensación de estar estancado; me aburro fácilmente de la vida y quiero hacer algo nuevo, algo que me emocione. En ese sentido, el disco representa una emoción nueva. Para mí, crear algo tan importante como un disco es un proceso que lleva tiempo, con muchas canciones y elementos que van más allá de la música, incluso lo visual. Es un proceso que está buenísimo y haberlo realizado es un paso distinto. Creo que me saca un poco de ese estancamiento y me motiva a hacer más c
O.c: En este disco se nota una búsqueda. Una búsqueda parecida en algún punto a lo que venías haciendo, pero con algunas cosas diferentes…
R.M: Yo creo que este es el disco más real que he hecho. En el sentido de que es el más transparente. Siento que en todos mis discos anteriores siempre había una cierta máscara, un disfraz. Por ejemplo, en mi disco solista anterior, todo estaba planteado desde un personaje medio galán, medio sandresco, aunque en la vida real no soy ni galán ni nada, todo lo contrario. Era como una máscara, y en Gativideo también estaba presente esa máscara del humor, porque uno, de cierta forma, se esconde detrás del humor.
Lo relaciono un poco con la película ‘La Máscara’ de Jim Carrey. Es esa sensación de salir al escenario y estar en ese personaje; tienes que ponerte la máscara, hacer piruetas, entretener a la gente, y al fin y al cabo, es algo que a mí me encanta. Pero en este disco, creo que tanto por las letras como por el sonido, hay algo muy transparente que quise plasmar, algo que refleja más quién soy realmente. Eso me dio un poco de miedo, pero a veces está bueno dar ese paso
O.c: Pensando en esto, en Gativideo jugabas un papel, tenías una máscara tragicómica. Este disco, en cambio, te despoja más, lo que debe ser un cambio fuerte. ¿Por qué decidiste no seguir con esa parte satírica? Es un paso fuerte, especialmente porque muchas veces es más fácil hablar desde detrás de un personaje que desde la primera persona.
R.M: Creo que fue una necesidad de ser más yo mismo, aunque a veces me dé miedo, porque soy bastante tímido. Hacerme el gracioso me disocia de mí mismo, es un filtro que uso, como si total estoy jodiendo, no pasa nada. Me divierte intentar ser gracioso, pero hay momentos en que siento otra cosa. En el humor, el mensaje siempre tiene ese filtro, a menos que escapes del rol, como hicieron varios actores.
En Gativideo, si intentás tocar un tema serio y luego cerrás con un tema como Bruce Willis, se pierde todo. No podés interpretar a Bruce Willis de una manera no graciosa. Por eso, hay una necesidad de buscar algo más personal.
O.c: ¿Cómo fue el proceso de búsqueda para tu disco? Es un álbum bastante orquestal y con un toque cinemático. ¿Crees que la influencia de la familia de tu papá, especialmente con relación al cine y la orquesta, ha tenido un papel en esto?
R.M: Sí, el año pasado compuse la música para una película de mi papá, titulada ‘Las Corredoras’. Fue mi primer trabajo en música para cine y la primera vez que mi familia me confió un proyecto de tal envergadura.
Tuve que aprender mucho, ya que la película está ambientada a finales de los cincuenta y principios de los sesenta, lo que requería un estilo musical muy orquestal, típico de las películas antiguas. Todo ese proceso tuvo una gran influencia en el disco. Las canciones inicialmente tenían una base muy pop, casi ‘gatividesca’, y luego decidí añadir la orquesta para ver qué sucedía. Fue en ese momento que, junto a Nano, el productor, decidimos que íbamos en esa dirección, buscando un enfoque cinematográfico. Las bases ya estaban, pero la pregunta era cuál sería el sonido final del disco, y creo que ahí fue donde lo encontramos. La primera canción que surgió fue ‘Mi Amorcito’, que se desarrolló rápidamente. Nos reunimos con Nano y, en casi un día, ya teníamos la idea clara. Ese fue el punto de partida para el resto de los temas en términos sonoros.
O.c: Hay elementos de los años setenta y ochenta en tu música, y a la vez hay baladas que tienen un toque moderno. ¿De dónde proviene esa búsqueda? ¿Crees que esa influencia retro está en tu ADN de alguna manera?
R.M: Todo nace de una búsqueda, pero también de lo que escucho. Si intentara hacer algo más moderno, me costaría porque no escucho mucha música actual. Me considero un ‘viejo choto’ de alma; mis grandes influencias son Elvis, ABBA y Ennio Morricone, especialmente en lo orquestal. Para este disco, hubo mucha influencia de artistas de los setenta, como los Carpenters o Paul Williams, con ese sonido tan característico de esa época. Lo último que me llamó la atención en la música moderna fue lo de Sabrina Carpenter, que tiene un enfoque interesante, combinando elementos de la composición clásica con un estilo más contemporáneo. Me encantan las canciones, las melodías y la armonía de esas épocas, así que hay una gran influencia de esos sonidos en mi trabajo. Es un proceso tanto intencional como involuntario; creo que no podría crear algo diferente.
O.c: En una de las canciones, hay una frase que dice: no hace falta buscar culpable, el único culpable es el tiempo. No es necesario despedirnos en esta historia, sino siempre decir ‘hasta luego’. Me pregunto, ¿por qué ‘hasta luego’? ¿Por qué considerar culpable al tiempo o la historia? ¿Por qué siempre se le echa la culpa a un acto o a una situación específica? En este momento, diría que el culpable es el tiempo. Sin embargo, al pensarlo así, en el contexto psicológico que tiene tu disco, el tiempo se vuelve algo abstracto
R.M: Sí, hay muchas cosas en juego. A veces pienso en detalles muy específicos, pero prefiero dejarlos más al aire. Esto se debe a que, como oyente, no suelo prestar tanta atención a las letras. Cuando escucho una canción y puedo darle mi propio significado, siento que la adapto y la incorporo mucho más que si se trata de una historia muy concreta. Esto es algo que me sucede a mí, aunque entiendo que no a todo el mundo le pasa igual. La búsqueda en mis letras se orienta más hacia que la gente pueda interpretarlas en relación con sus propias experiencias.
O.c: Volviendo a la canción, termina con esa frase que dice que en nuestra historia siempre es ‘hasta luego’. Es como si, eventualmente, siempre nos volviéramos a ver. Pensándolo en lo personal, ¿nunca cierras una historia? Según lo que veo, para ti, una historia nunca se cierra; siempre se mantiene de alguna manera abierta…
R.M: Yo creo que sí, puedo ser rotundo al respecto, pero pienso que las personas siempre estamos cambiando. Si te reencuentras con alguien que no ves desde hace 10 años, encontrarás en parte a la misma persona, pero también tendrá toda una historia que tú no conoces. Es como un reencuentro nuevo. Estoy reflexionando sobre esto, pero creo que la idea del ‘hasta luego’ implica que puedes reencontrarte en cualquier momento.
O.c: Al escuchar tu disco, me doy cuenta de que hay canciones que expresan sentimientos que de otra manera tal vez no nos animaríamos a decir. ¿Cuánto hay de eso?
Hay muchísimo de eso. Creo que fue para mí fue una catarsis. Viste que uno cuando va al psicólogo, muchas veces el psicólogo te dice algo que vos ya sabías, pero en el fondo como que lo negás y decís, no, tiene toda la posta. Me pasó con muchas canciones de este disco, de agarrar la guitarra y empezar a tararear algo, y empezar a decir palabras que en el momento no tienen sentido, y después ves lo que escribís y es como, ah, estoy bajando a línea mi inconsciente, de lo que me está pasando y no me estoy dando cuenta. Es un poco un autoanálisis que me hice de escribir y ver qué me estoy diciendo a mí mismo.
¿Cómo ves la escena actual? En tu caso, parece que es como volver a empezar. Hablando con casi todas las bandas, es un momento difícil…
R.M: Sí, no sacaba nada hacía cinco años y nunca toqué ese disco que lancé hace cinco años. Así que sí, es raro; es una situación bastante complicada a nivel país. Hay una percepción de que hacer cultura ahora está mal visto, lo cual es fuerte. Al mismo tiempo, hay mucha crisis… Pero viéndole el lado positivo, en toda crisis, para mí, nacen un montón de cosas creativas que son más innovadoras que cuando no hay crisis.
A veces, la limitación genera más creatividad. No lo digo como algo positivo a nivel país, pero veo que hay una escena argentina de música muy, muy fuerte y hay de todo. Eso es algo que rescato mucho: por cada persona hay básicamente tres bandas en Argentina, lo cual me parece increíble y es importante valorarlo, porque en muchos lugares eso no sucede. Aquí hay una cultura musical muy fuerte que me parece asombrosa, y todo esto de la globalización permite que cada uno tenga su propio nicho.
Hay cosas muy distintas para escuchar y de calidad internacional, pero muchas veces se menosprecia a uno por estar en este país. Para mí, es increíble la cantidad de información musical que hay en Argentina.
O.c: A lo largo del disco, hay canciones abstractas que se pueden relacionar con lo social y, a pesar de tener letras trágicas, transmiten un mensaje positivo. Se dice que estamos volviendo a los 90 en términos sociales y políticos, donde bandas como Bersuit o Las Manos de Filippi eran muy contestatarias y buscaban que la gente se revelara. Sin embargo, hoy creo que hay nuevas bandas que intentan transmitir un mensaje más desde el amor y menos confrontativo. ¿Es un poco el mensaje de Renzo también?
R.M: Buena pregunta, no lo había pensado, pero es cierto que siento que soy de una generación que peca de tibieza en cierto punto, porque también falta esa contestación hacia lo que está pasando. A mí me cuesta un montón el conflicto en la vida, pero siento que hay un mensaje de que ya estamos todos hinchados los huevos de todo. Es como que ya no quiero pelear contigo, simplemente me chupa un huevo. La gente está muy enojada, con total justificación, de cualquiera de los dos lados que lo veas; todos tienen sus razones para estar enojados.
Creo que quizás el mensaje debería ser: ‘che, banquemos un cacho’, como que no da ir a Navidad y pelearte con tu tío, aunque opine cosas de mierda, porque es tu tío. Falta un abracito, un poco de amor. También falta lo otro, porque putearse un poco estaría bueno, pero sí, siento que eso que decís no se ha dado mucho en mi camada. Veremos qué pasa; esto lo digo como si fuera muy grande, pero veremos qué sucede a futuro. No lleva ni un año este gobierno, así que veremos a dónde vamos.
O.c: Para cerrar, ¿presentación oficial en Buenos Aires y en el interior? Me imagino que ya estarás considerando a los músicos que te van a acompañar…
R.M: Estoy en proceso de armado, pero estoy trabajando con gente con la que no he tocado antes. La búsqueda ha sido esa: entrar en contacto con músicos y músicas con los que nunca había interactuado y ver qué sucede. Así que estoy contento y entusiasmado con eso
O.c: También sé que estás trabajando en otros proyectos, componiendo para otra gente…
R.M: Sí, hay cosas que aún no han salido. He compuesto algunas canciones para otro artista, que eventualmente se publicarán, pero no sé cómo lo querrá anunciar, así que no puedo decir mucho al respecto. Además, estoy coproduciendo un disco con un amigo, Dante Mercuri, que saldrá bajo otro alias, y estoy muy contento con eso. También estoy en la búsqueda de seguir componiendo con otras personas o para otras personas, porque me parece atractivo pensar en la composición desde la perspectiva de que lo cante alguien más. Es un enfoque que me resulta interesante en este momento.
O.c: Recién me decías que estás por sacar un disco a dúo con Dante Mercuri, bajo un alias, ¿es así?
Eso en realidad son temas de él, yo lo estoy coproduciendo, tiene como una producción de él, y yo me meto a coproducirlo, no es algo que hicimos en conjunto a nivel composición, lo mío es más de producción.