Comenzó la edición número 64 del festival mayor del folklore de nuestro país. Un festival que para muchos llegó con incertidumbres debido al momento social y económico que vive el país. Además, la nueva comisión de folclore asumió la organización del festival hace apenas 4 meses. Aun así, el festival tiene sus atractivos con algunas propuestas interesantes y da señales de cambios o, mejor dicho, recuperación si consideramos que en algún momento se presentaron artistas como Pablo Milanés, Lila Downs, Inti-illimani, Illapu y Nano Stern, es decir, se abrió el juego al folclore latinoamericano. En esta edición, con la incorporación de la cumbia y el tango, parece querer volver a esas épocas en las que el festival intentó tener una impronta más latinoamericana.
Una Luna agotada
Hace tiempo que Cosquín no comienza su festival con el cartel de entradas agotadas, pero esta vez lo logró. Esto seguramente se debe al gran acierto de poner como figuras centrales a lo que en algún momento se denominó los «rollingstone» del folklore: Los Manseros santiagueños, junto al infalible Sergio Galleguillo, quien llegó en medio de su gira de 25 años a pura chaya. A ellos se sumó como novedad y debutante Ariel Ardit, demostrando por qué es el embajador del tango en el mundo y tal vez la figura más importante de Córdoba dentro del género. Además, Franco Luciani, con su impecable actuación, demostró una vez más su virtuosismo tanto en el folclore como en el tango. También se destacó el canto comprometido de Victoria Birchner y los clásicos Las Voces del Orán, junto al siempre rockero Horacio Banegas.
Promediando las 22:00hs, el escenario Atahualpa Yupanqui volvió a encenderse para la clásica bendición del Cardenal de Córdoba, seguido de la tradicional frase «Aquí Cosquín», que da inicio a cada una de las lunas coscoínas de la mano de Claudio «Pipulo Juárez». Acto seguido, el ballet oficial hizo la apertura homenajeando a la coscoína argentina Betríz Betinotti, una de las principales figuras que dio Cosquín dentro de la danza y que falleció hace pocos meses. Todo esto sucedió mientras sonaba la renovada versión del himno a Cosquín grabada por La Callejera junto a Mery Murúa y Fernanda Juárez, arreglada por Marcos Cordero. Acto seguido, el reconocido armonicista Franco Luciani, junto a Victoria Birchner en voz, interpretaron una exquisita versión del himno nacional argentino.
Un comienzo acertado y tradicional
El comienzo de la programación estuvo a cargo de Las Voces del Orán, que se hicieron presentes con 5 décadas de vida y un repertorio salteño lleno de clásicos como «Recuerdos salteños» y «La chicharra cantora«, entre otros. Mientras el público empezaba a vivir una noche histórica y con una cantidad interesante de personas dentro de la plaza, que se prestó a escuchar tal vez al grupo más tradicional del folclore de la noche junto a Los Manseros.
Horacio Banegas, el rockero de la noche
Promediando las 22:45, Horacio Banegas volvió a pisar la plaza Atahualpa para demostrar por qué es uno de los músicos que mejor mezcla la esencia del folclore tradicional con el rock. Como es habitual, lo hizo acompañado de sus hijos Jana (en guitarra eléctrica), Mono (bajo, arreglo y dirección) y Franco Giovos en batería. El repertorio que ofreció no varió mucho de lo que ha venido haciendo en los últimos años, sonaron canciones infalibles como «Mi origen y mi lugar«, «Huayno de mi infancia» y «Para cantar eh nacido«, entre otras. Sin duda, Horacio volvió a demostrar por qué es uno de los padres del folklore más rockero. Aunque sería bueno en algún momento escuchar un repertorio nuevo o, al menos, distinto.
La poesía social y la necesidad de recordar a viejos compositores se hicieron presente.
Promediando las 23:28, se hizo presente otra acertada decisión de esta comisión: darle lugar a la poesía y a los poetas que se harán presentes en el encuentro de Poetas con la gente, que se realiza en paralelo al festival en la escuela Julio Argentino Roca. En esta primera luna, el encargado de subir fue el poeta coscoíno Hugo Francisco Rivela, quien se hizo presente con una poesía sentida y acorde a los tiempos políticos y sociales que vivimos.
Luego, fue el turno de Victoria Birchner, quien pisó por primera vez (y esperamos que no sea la última). La cantante rafaelina estuvo presente con el repertorio más político-social de la noche, con canciones como «Canta, Canta» (de José Luis Aguirre) y «La resentida«, junto a una pareja de bailarinas que hacían alusión a la historia de amor de una mujer hacia otra mujer, escrita en los años 30 por Julia Fierro. Cerró con las canciones «Bla bla bla» y «La canción es urgente» (ambas de Teresa Parodí), una invitación a levantar siempre la voz y a destacar la importancia de la canción para romper los silencios impuestos muchas veces en la sociedad.
El prestigioso armonicista Franco Luciani entrelazó clásicos de la música argentina con algunas canciones propias y otras incluidas en «Frutos del país», editado en 2023. Fue una lista acorde a la noche, que prometía estar plagada de clásicos a ritmo de chacareras y chaya. El armonicista se mostró como siempre alegre y se encargó de destacar lo importante que es recordar a los grandes compositores de nuestra música, como Arsenio Aguirre, a quien Franco homenajeó en el centenario de su natalicio. También resaltó la importancia de la cultura, diciendo: «No nos olvidemos de nuestros grandes compositores, sepamos que la cultura es la inversión más importante que puede haber y nunca puede ser un gasto injustificado«. Acto seguido, interpretó «La Plumita».
Hay que destacar que la presentación contó con la participación del pianista italiano Fabrizzio Mocatta, con quien Franco Luciani editó «Tangos cruzados», que será presentado a finales de enero en Buenos Aires.
El merecido debut de Ariel Ardit ante una plaza respetuosa y atenta
La primera noche se vistió de tango con Ariel ardit, uno de los máximos exponentes del tango actual. Llegó a la plaza para interpretar esas canciones que les gusta a los amantes del tango con canciones como rondando tu esquina, esta noche de luna, y Nada junto a Lidia Borda. Pero también recordó que nació en córdoba, que su madre Oviedo canto en el escenario Atahualpa y que aunque hace mucho que se fue a Buenos Aires lleva el folclore y a Córdoba dentro de su música entonando Córdoba de antaño. Si está comisión quiso traer nuevos aires, la incursión de Ariel Ardit, como también lo hizo en su momento la comisión anterior con Omar Mollo es de destacar.
Los Manseros y Flor paz recordando a Martín Paz.
Pasada la media noche Flor paz, hija del fundador de los Manseras Santiagueños subió al escenario para intentar una vez más cautivar al público luego de una soberbia actuación de Ariel Ardit. Si bien hay que destacar que Flor paz viene ganando terrenos día a día, no logró cautivar al público coscoíno. Se encargó de recordar su hermano Martín Paz, fallecido el año pasado.
Por su Lado Los Manseros se hicieron presente una vez más para demostrar que a pesar de los años y que por lógicas razones su voces no son las mismas, la gente sigue rindiéndose ante sus voces y su repertorio. Onofre Paz y compañía subieron para interpretar lo que podríamos denominar cante si lo sabe. Una lista de canciones que como todos los años estuvo cargada de clásicos como Chacarera para mi vuelta y una homenaje a su hijo Martín paz junto a Florencia y su nieto Santiago (hijo del fallecido Martín paz) interpretando el clásico Eterno Amor ante los ojos llorosos de Onofre Paz.
Galleguillo recordando sus 25 años de carrera
El cierre esperado de la noche estuvo a cargo de Sergio Galleguillo, que llegó a la plaza para empezar a festejar sus 25 años de carrera. Como era de esperar y lejos de discutir si lo que hace el folclore o de a pocos va dejando de serlo o si simplemente es una artista para fiesta. Lo cierto es que el riojano hizo chayar y que la gente se pare desde el comienzo del show como ningún otro lo hizo a lo largo de la noche. Su repertorio no vario tanto de lo que viene haciendo excepto por algunas perlitas como Carnaval de los barrios, una de las canciones que supo interpretar infinidades de veces cuando Sergio formó los amigos y cuyo autor es Pancho Cabral, uno de los músicos y poetas más destacados que tiene La Rioja.