Una mirada sobre «Experiencia», el nuevo disco del cordobés.
Entre la «Inocencia» de su primer disco y esta «Experiencia» expuesta en su nuevo trabajo, Lucas parece haber decidido abrirse y quedar desnudo a través de la vida de sus canciones. Reniega de los encierros y se presta a jugar en ellos, casi como una única forma de escapar a ellos y, así, buscar vencer obstáculos mirando hacia adentro.
En la evolución de Lucas Magnin hay vueltas a los comienzos mismos de los fines de la inocencia universal. La escucha atenta nos obliga a remontarnos al nacimiento de la cultura de occidente para volver a encontrarnos con minotauros y cancerberos o a replantearnos nuestra relación misma con el universo del conocimiento, tan necesario para (precisamente) abandonar nuestro estado inocente.
«¿Y qué tal si en el fondo de la esperanza aún existe la desconfianza de pensar que estas horas tan inertes nunca pasarán?» se pregunta en la existencial «Autorretrato» y, así, manifiesta un puente de los muchos que cruzan los planteos líricos de «Experiencia». Magnin no yerra cuando va desgranando la evolución y relacionándola con cada una de sus búsquedas en torno al ser y su lugar en el mundo, porque de esa forma logra ser él a través de (casi) cada una de las palabras que van armando sus canciones. Las formas en que se construye su experiencia, son las formas que toma ese mundo. Son sus formas de estar, hacer y enfrentarse a él. «Extranjero», «Otro» o «Los desconocidos» parecen ir en esos caminos extremadamente amplios, pero hilvanados detrás de su búsqueda espiritual. La búsqueda espiritual de Magnin, que encuentra su manifestación explícita en «Canción a Dios» y»La plaga del invierno», una especie de pre-crucifixión cargada de sentimiento y arriesgada en lecturas bíblicas e intestinas.
El disco, que fue grabado y mezclado en Paraíso Music Pro entre junio de 2014 y febrero de 2015, está cruzado por un pulso rítmico que, aunque también presente en su primer trabajo, ahora se anima a matizarse en diferentes formatos que juega con climas de modo constante. Salvo «Segunda» y algunos pasajes «Atras» no aparecen en el desarrollo del disco, canciones de amor y desamor, en el sentido tradicional impuesto sobre la idea de los formatos que giran en ese sentido. La salvedad es necesaria para agregar elementos a la descripción del recorrido que Lucas emprende desde aquella inocencia a esta experiencia. Magnin va más allá en los planteos en torno a las relaciones humanas y las observa yendo de lo profundamente espiritual a lo concretamente mundano, cuando carga sus armas musicales para que el destino deje de ser un problema y metonimia sea lo único que le queda.