La distopía, el cuerpo y la ciudad: el universo Mostruo

Share on whatsapp
Share on facebook
Share on twitter
Share on telegram
Share on pinterest
Share on email

Mostruo nació en La Plata en 2003, como una banda que desde el comienzo apostó por la canción como vehículo emocional. El grupo integrado por  Lucas Finocchi , Kubilai Medina, Gabriel Ricci Liajovetzky, Santiago Rogati,  Alfredo Calvelo y Víctor Amoresano se consolidó como una referencia del rock platense por su lírica afilada, su sonido envolvente y su compromiso con lo colectivo. A lo largo de más de veinte años, construyeron una obra que dialoga con la ciudad, con el cuerpo, con la memoria y con la resistencia.

A un año del lanzamiento de No Morí, Mostruo celebra no solo un disco, sino una etapa de renacimiento. Con más de dos décadas de trayectoria, la banda platense atraviesa un momento de disfrute, reinvención y resistencia emocional. En esta entrevista, conversamos sobre el pulso urbano de sus canciones, el imaginario sonoro de La Plata, las transformaciones internas y externas que marcaron su último trabajo, y el deseo de permanecer en una escena que muta, pero no los arrastra.

O.c: su último trabajo discográfico el pasado julio cumplió un año.  ¿Hoy con un recorrido hecho y a la distrajera como lo ven?

}Estamos muy contentos con “No Morí”. Ya pasó un año; de hecho, el 13 de noviembre, en Unclan, celebraremos el primer aniversario de este disco, que nos costó mucho hacer y que nos alegró mucho cuando salió, porque tuvo muy buena repercusión. Sentimos que fue una especie de resurgimiento de la banda y, la verdad, es un disco que queremos mucho, que nos gusta tocar en vivo y que hemos disfrutado un montón.

O.c: “No morí” como título y como canción: ¿es una declaración, una ironía, una resistencia? ¿Por qué eligieron ese nombre para representar este momento?
 
Fue un poco declarar que estamos vivos. Un poco es un chiste y un poco es una declaración de principios también. La canción no iba por ahí, pero, cuando El Kubo la trajo al ensayo, le dije: «Así se tiene que llamar el disco», porque veníamos de la pandemia, de mucho tiempo sin sacar nada; veníamos tocando mucho, pero sin producir material, y fue como decir: «Acá estamos, estamos vivos».

O.c: ¿En qué momento se encuentra hoy la banda después de 20 años de trayectoria?
 
Hoy la banda está en un momento de disfrute: de juntarnos, ensayar, tocar cuando se puede y disfrutar mucho de tocar en vivo. Ya, la verdad, estamos pensando en cómo encarar un próximo disco; con lo cual creo que estamos bien.

O.c:La trampa”, “No morí”, “Voy a enloquecer”: ¿cuál de estos títulos les representa más hoy? 

Creo que, sin dudas, es “Voy a enloquecer”. Es un momento muy difícil: estamos viviendo una especie de distopía que nos cuesta asimilar como real, pero, bueno, la estamos viviendo y, un poco, todos estamos enloqueciendo diariamente

O.c: ¿Qué lugar ocupa La Plata en su imaginario sonoro actual? Después de la pandemia parece haber recobrado una vida más activa 
La Plata es como nuestro hábitat: somos un animal criado en estas condiciones, en esta flora y en esta fauna, y creo que nos influye un montón. Somos parte de La Plata y tratamos de devolverle a esta ciudad todo lo que nos dio en cada recital y aportando a otras cosas: ayudando a otras bandas, escuchando a las bandas nuevas… Nada, somos parte del ecosistema.

O.c: ¿Qué les incomoda del circuito actual y qué los entusiasma?
 
Del circuito actual no sé si hay algo que nos incomode. Me parece que vienen a tocar muchas bandas de otros lugares y eso me da un poco de bronca: ¡que toque cada uno en su ciudad! (es un chiste, obviamente). Disfrutamos mucho el circuito platense, o sea, a toda esa gente hermosa que va a tantos recitales y que hace que todo esto sea posible.

O.c: “Estudio Bar” tiene algo de crónica nocturna. ¿Qué historias reales se filtraron ahí? 

“Estudio Bar” es una canción que habla de esa sensación que te contaba antes: vivir en una especie de distopía, asumir que ya estamos en un futuro que nada tiene que ver con lo que nosotros vivimos en nuestra juventud. Asumir el paso del tiempo, asumir la degradación —por ahí— del país, de algunas convenciones sociales que se fueron rompiendo y que hoy ya parecen imposibles.

O.c: “Humo en la ciudad” parece una postal urbana. ¿Qué ciudad habita esa canción: La Plata, Buenos Aires, ¿otra? 


“Humo en la ciudad” es 100 % La Plata; te diría que está geolocalizada en 120 y 60. Un día había humo y escribí esa letra pensando en esa idea de perderse en la ciudad en la que uno vive y, aun así, poder perderse igual y sentirla como algo extraño.

O.c: ¿Cómo fue el proceso de incorporar dos tecladistas y qué transformaciones abrió eso en el sonido y la forma de componer? 

Fue un proceso que se dio bastante orgánicamente, porque nosotros, después de usar a Alfredo como productor en muchos discos, queríamos que tocara con nosotros; entonces se fue incorporando. Con Vittorio pasó algo similar: yo había tocado con él en mis discos solistas y en mi banda solista, y me encantaba tocar con él. Cuando su banda se desarmó, les pregunté a Los Mostruos si lo podía traer y me dijeron que sí. La verdad, no fue una decisión muy pensada desde lo musical, sino más bien desde lo humano; y después creo que le aportó un montón a la música: le dio más capas, más texturas, otras sonoridades… creo que le dio mucho.

O.c: ¿Qué influencias aparecen lateralmente en “No morí” y cuáles prefieren no nombrar? 
La verdad, no sabría decirte cuáles son las influencias que aparecen. Un poco son siempre las mismas: Beatles, Wilco, todo el rock platense, todo el rock argentino; pero, la verdad, no sé si hay una que aparezca claramente.

10. “Hierro” suena a peso y a defensa. ¿Es una canción sobre el cuerpo, sobre el blindaje emocional? 

¿Puede decirse que “Hierro” sea una canción sobre el blindaje emocional? La verdad, no lo había pensado, pero sí, estoy de acuerdo.

O.c: “Permanecer” suena a manifiesto. ¿Qué implica permanecer en una escena que muta constantemente? 

“Permanecer”, bueno, no tiene que ver con la escena. Esa canción tiene que ver con aferrarse —por ahí— a ese estado emocional en el que uno siente que es feliz y se quiere quedar sin conciencia, sin neurosis, como si fuera un animal, que es un poco lo que cuenta la canción.

O.c: “‘Voy a enloquecer’ mezcla delirio existencial y crítica institucional. ¿Qué tipo de guerra se libra en esa canción y qué lugar ocupa la locura en el universo Mostruo?”
 
“Voy a enloquecer” puede ser una crítica institucional, pero, más que nada, tiene que ver con tratar de expresar un momento en el que se estaba vanagloriando mucho aquel que se caga en los demás, y eso nos enloquece.