Gabriel Espino, conocido como G5, es una de las voces más singulares del rap argentino contemporáneo. Nacido en Buenos Aires, comenzó a improvisar desde niño en plazas como Aramburu, donde el freestyle se mezclaba con la vida cotidiana. Influenciado por artistas como Kase.O, Eminem y Violadores del Verso, G5 fue construyendo un estilo propio: introspectivo, filosófico, urbano y profundamente humano.
A lo largo de su trayectoria, ha participado en competencias como Halabalusa, DEM Battles y Titanes de la Costa, y ha representado a Argentina en eventos internacionales. Pero más allá de las batallas, su obra se destaca por una búsqueda constante de sentido, por una lírica que no compite, sino que contempla, que no grita, sino que piensa.
G5 no solo rapea: filosofa, observa, transforma. Su escritura se nutre de libros, cine, espiritualidad, política y experiencias personales. En sus canciones, el rap se convierte en herramienta de pensamiento, en espacio de resistencia, en canal de expresión emocional.
Esa visión se cristaliza en su disco Viajeros en extinción, una obra que funciona como manifiesto generacional. A través de sus letras, G5 reflexiona sobre el arte, la identidad, el amor, la ciudad, los vínculos y los hábitos que nos forman y deforman. Cada canción es una estación en un viaje hacia adentro, hacia lo que duele, lo que sana y lo que permanece.
A continuación, exploramos las piezas que componen este disco, donde lo cotidiano se vuelve poético y lo íntimo se transforma en colectivo.
Somos una especie que desaparece (Mpdhela)
Desde el primer verso —“Lo que en la plaza se aprende, pretende ser permanente”—, G5 sitúa al oyente en un territorio simbólico: la plaza como espacio de formación y resistencia. Allí, lejos de los márgenes institucionales, se gesta un saber que no proviene de manuales ni centros educativos.
G5 no se posiciona como juez, sino como observador lúcido de una realidad que duele, transforma y exige respuestas. Musicalmente, la pieza se apoya en una base sobria, que permite que la palabra respire y se imponga. La repetición final —“Somos una especie que desaparece”— funciona como advertencia. ¿Qué desaparece? ¿La sensibilidad? ¿La comunidad? ¿El arte como forma de resistencia?
En un contexto donde la cultura tiende a la superficialidad, su propuesta se vuelve urgente y necesaria. G5 construye una narrativa donde el rap no es solo ritmo, sino pensamiento.
El arte está en el medio
Con una base instrumental rica en matices —vientos, bajos, pianos y texturas aportadas por Julián Guerrini—, esta canción funciona como atmósfera de contemplación. La frase que se repite —“El arte no es un medio de reproducción, el arte está en el medio entre vos y yo”— condensa el núcleo: el arte como acto de encuentro, como espacio de diálogo.
En tiempos donde el arte se mide por métricas y algoritmos, esta postura se vuelve profundamente contracultural. G5 observa, piensa, se incomoda y nos incomoda. Su escritura es directa pero poética, crítica pero sensible.
La canción también aborda la relación entre arte y espiritualidad:
“El arte está en el medio entre dios y yo”
“Entre el Sol y dios, entre vos y el Sol”
Aquí, el arte se vuelve canal de conexión con lo trascendente, con lo invisible, con lo que no puede nombrarse pero sí sentirse.
Quimeras (ft. Joaco Tdeb)
G5 despliega una lírica compleja, reflexiva y profundamente crítica, que se mueve entre la observación social, la espiritualidad y la filosofía cotidiana. Desde el inicio, plantea una tensión que atraviesa toda la canción: la división constante en la sociedad —“Siempre hay bueno y malo, negro y blanco”— y su decisión de no alinearse con ningún bando.
La cadencia mezcla rap clásico, jazz, funk y spoken word, generando una atmósfera introspectiva. El viaje que propone no es hacia afuera, sino hacia adentro:
“Me dijeron tantas veces que vaya a viajar afuera / Que es el viaje para adentro y recorrí por mis praderas”
La frase que cierra —“La mano que escribió todo y nunca levantó el lápiz / De principio a fin, así fue descrita la Matrix”— funciona como síntesis de su visión: una mirada crítica, espiritual y profundamente humana.
Cuadros y marcos (ft. GBZ)
La canción se presenta como un monólogo interior, donde G5 se muestra sin filtros: vulnerable, contradictorio, humano. “Concédeme un minuto, que te muestro mi mundo”, dice, y lo que sigue es un recorrido por su universo emocional y artístico.
Uno de los ejes centrales es la relación entre arte y autenticidad. G5 se distancia del arte como producto y lo reivindica como espacio de encuentro. Habla de meditación tibetana, de dejar de fumar, de escribir con sangre, de cuidar el marco del cuadro aunque no sea el autor de la pintura.
“Desde que nacemos hasta que morimos, somos arte en distintas formas, distintas materias, distintos planos. Pero arte, al fin y al cabo”
Esta declaración finaliza la canción con una visión profundamente humanista: el arte no es algo que se hace, es algo que se es.
Antes de los 20
Desde el verso inicial —“Otra vez me pierdo en el cómo fue el recuerdo”—, G5 nos sitúa en un estado de vulnerabilidad. La canción habita las dudas, el recuerdo como espacio difuso y doloroso.
La letra mezcla confesión, crítica social y poesía urbana. G5 habla del trabajo como esclavitud moderna, del consumo como trampa emocional, de la adultez como proceso lleno de demoras y contradicciones.
“Laburando como esclavo un año entero, para gastarme los ahorros en enero”
El artista no se posiciona como víctima, sino como observador crítico, que reconoce sus propias contradicciones y las transforma en arte.
Bahamas
En “Bahamas”, G5 reafirma su capacidad para transformar lo cotidiano en poesía y lo personal en reflexión colectiva. “Vamos a salir de viaje” es una pieza breve pero intensa, donde el deseo de escapar se convierte en motor creativo.
“Tengo en cada muela una idea nueva”
El viaje no es lujo, sino necesidad emocional. El reencuentro con los afectos, el esfuerzo por llenar la alcancía, el valor simbólico de la plata como herramienta: todo se entrelaza en una visión crítica pero esperanzada.
Volver atrás (ft. Magamo)
La canción se presenta como una confesión íntima, donde la nostalgia y la contradicción conviven. El estribillo —“No entiendo por qué volvés / Si sabes que ya no somos lo que fuimos”— revela el retorno de alguien que ya no encaja, pero sigue apareciendo.
“Me puse romanticón en la composición”
“No le escribo al desamor, me desarmo amor”
G5 observa el amor desde sus grietas. Las imágenes simples —el ramo de flores, los murales, los silencios compartidos— se vuelven significativas. El cierre —“Vos queriendo volver atrás / Yo pensando que nunca más”— sintetiza la tensión emocional sin resolverla.
Repetir encuentro
“Te invité a cenar afuera aunque no tenga un sope”, dice G5, construyendo una escena cotidiana que se vuelve universal. La “sopa de emociones” como plato de entrada condensa el tono del tema.
La canción avanza como una película íntima, con gestos mínimos que se vuelven poéticos: fumar juntos, compartir silencios, acariciar una espalda en la madrugada. G5 convierte lo simple en arte, lo privado en expresión colectiva.
Capital de la Capital
G5 ofrece una radiografía lírica de Buenos Aires, donde la hiperactividad, la desigualdad y la búsqueda de identidad se entrelazan. La ciudad aparece como espacio que exige, que consume, que no duerme.
“La plata simboliza que hay más herramientas, y todos quieren eso, a mí no me mientan”
“Acá por plata baila Dios y tus dos también, no cambies”
La lírica se despliega como mapa emocional y social. G5 se posiciona como testigo y protagonista, entre la denuncia y la celebración, entre el español y el inglés, entre el rap y el spoken word.
Viajeros en extinción
“Venía a buscarme la luz. Y hago búsqueda de madre en el lugar más común”
G5 construye un universo simbólico donde lo espiritual y lo cotidiano se entrelazan. La canción es un viaje hacia el origen, hacia lo que duele y lo que sana. Habla de fe, ansiedad, estrés, amor, cultura, arte, familia.
“Si no erro, no aprendo. Si no pruebo, no entiendo”
El artista se muestra vulnerable, contradictorio, humano. Su arte no busca perfección, sino verdad.
Latinaje en viaje
Esta pieza se despliega como flujo de conciencia, una bitácora emocional donde G5 reflexiona sobre los hábitos, el deseo, la tristeza, el amor, el arte y la contradicción de vivir.
“Ya cruzaste el desierto y encontraste el oasis”
El viaje es simbólico: dejar atrás rutinas autodestructivas, encontrar aire en medio del caos. La tensión entre el deseo de bienestar y la atracción por lo que daña atraviesa toda la canción. G5 habla de sus amigos, sus hábitos, sus contradicciones, y lo hace sin juzgar, con una honestidad que conmueve.
La lírica se abre al amor, al arte, a la ciudad. El paisaje urbano aparece como escenario de encuentros, memorias y gestos mínimos que se vuelven significativos. G5 convierte lo cotidiano en poesía, lo íntimo en colectivo.