Flor Otero Explora su mundo interno en La casa Secreta

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La reconocida compositora e interprete Flor Otero presenta su tercer material discográfico La Casa Secreta. La cita es el Sábado 2 de diciembre en Roseti, Buenos Aires.

Flor Otero es compositora e interprete radicada en Buenos Aires. Su música abarca diversos géneros como el folk, jazz, canción, entre otros. En 2012 lanzó su álbum debut «Nocturno Mundo», el cual recibió elogios de la crítica nacional e internacional. Este disco formó parte de un homenaje a Joni Mitchell realizado por NPR (Radio Nacional de EE.UU). En el mismo año, formó el Trío de voces, un proyecto de improvisación vocal junto a las cantantes Melina Moguilevsky y Bárbara Togander. En 2016, lanzó su segundo trabajo discográfico titulado «El Juego Verdadero». En el año 2020, recibió el premio Ibermúsicas por su composición de músicas originales junto a la cantautora chilena Camila Vaccaro.

Actualmente, Flor Otero se encuentra presentado su tercer disco solista, «La Casa Secreta», el cual fue creado durante la pandemia y nos invita a explorar un mundo interno lleno de diferentes estados y sensaciones. Desde otra canción tuvimos la oportunidad de entrevistar a Flor Otero sobre este último trabajo.

Otra canción: ¿Cómo surge el nombre La casa secreta?
Flor Otero
: La casa secreta es un disco nacido en pandemia, cuando el encierro me obligó a repensar muchas cosas. Y buscar el ratito para crear era vital para encontrar un sentido.

O.C: En el disco participa María Ezquiaga como invitada. ¿Cómo surge la invitación?
F.O:
A María la conozco desde su proyecto Rosal pero nunca nos habíamos conocido personalmente. Fue en pandemia, a raíz de un single que publiqué, que nos acercamos vía redes  y ella me escribió un mensaje por Instagram comentando que le había gustado mi música. A partir de ese contacto empezamos a charlar y surgió un encuentro, no sólo musical sino también una amistad.

O.C: Me atrevería a decir que es un disco bastante intimista y personal. ¿En qué momento nacen las canciones?
F.O: Las canciones están atravesadas por la incertidumbre de ese momento de pandemia, pero también están teñidas por las nuevas vivencias que me trajo la maternidad y surgieron naturalmente otras temáticas y una resignificación respecto a los discos anteriores.

O.C: En los tres discos que llevas editados ¿crees que encontraste ese sonido característico tuyo? ¿Cuál sería?
F.O: Creo que la idea de un sonido propio es un concepto muy abstracto, al menos para mí.  Particularmente, en mi caso al menos, creo que  si pudiera hablar de un sonido propio, estaría caracterizado  por la búsqueda; soy muy inquieta y creo que cada disco deja una huella del momento.

O.C: ¿Qué creés que une y diferencia a los discos?
F.o:
Creo que el hilo entre cada álbum es mi amor por la poesía, que está presente en las letras de Joni Mitchell – en mi primer disco, “Nocturno Mundo”, interpreto composiciones suyas -; en “El juego verdadero” hay textos basados en poemas de Cummings, por ejemplo, y en este nuevo trabajo también tengo mucha lectura de poetas argentinos como Fabián Casas, Irene Gruss, Beatriz Vignoli y poetas latinoamericanas como Marilia Garcia (Brasil). También hay una búsqueda sonora desde la producción de poder lograr ciertos detalles y universos sonoros.

O.C: En los discos anteriores creo que hay una influencia por momentos muy marcada. Mientras que en este nuevo trabajo creo que hay una necesidad de despejarte, de encontrar tu propio camino, aunque claramente siempre están presentes las influencias, aun de manera subliminal. ¿Vos cómo lo ves?
F.O:
Coincido en lo de las influencias, creo que en los discos anteriores la necesidad de homenajear y agradecer está muy presente y también poder tener esas referencias me fue llevando a un lugar de menos prejuicio a la hora de escribir. Siempre tuve mucha rosca mental con lo que escribía y este último disco es un poco más desprejuiciado en ese sentido, más suelto y mucho menos mental.

O.C: Más allá de este disco, para muchos músicos la pandemia sirvió para pensarse, buscar nuevas formas de trabajo y terminar proyectos postergados. ¿Cómo fue para vos?
F.O:
Sí, fue un momento complejo por el contexto que nos atravesó a todos y todas pero también porque en mi caso tenía el desafío de maternar a un bebé pequeño. Entonces la urgencia, la libido, todo mi poder creativo estaban puestos en esa tarea, encontrar los nuevos espacios, reencontrarme con el deseo y la necesidad de escribir canciones fue un proceso largo y de mucho vaivén. Me concentré mucho en poder decir cuando quisiera y que fuera desde el deseo, veía a muchxs artistas creando y yo entraba como en un modo de obligación o de inercia de componer que me angustiaba muchísimo. Hasta que comprendí que sólo desde el deseo era la manera y poco a poco pude ir conectando y recobrando este espacio y re significar la experiencia.