El historiador Felipe Pigna y el guionista y escritor Pedro Saborido, dos de las personas más respetadas, admiradas y queridas de la cultura popular argentina, se reúnen en un escenario cordobés para compartir una selección de Historias Argentinas.
Con su particular estilo, carisma, humor, desenfado, lucidez y a puro sentimiento, se entregan al público para desentrañar y reflexionar sobre hechos y personajes, mitos y leyendas, sentires y aromas que hacen a nuestro mundo histórico argento.
Antes de su llegada a córdoba hablamos con Felipe pinga sobre Mitos y Leyendas, uno de sus libros más destacados que fue reeditado en su aniversario número 20 y la reedición de Evita, jirones de su vida. Mientras que Pedro nos cuenta por supuesto sobre la importancia de la historia y sobre su último libro Una historia sobre el amor.
Otra Canción: El 14 de agosto estarán juntos presentando «Historias argentinas». ¿Cómo surgió la idea de reunirse y cómo será la charla?
Felipe Pigna: La idea surgió charlando juntos en algunos encuentros que tuvimos y pensamos que sería interesante hacer algo juntos. Y bueno, ahí surgieron estas historias argentinas que consiste básicamente en una charla ante nosotros abordando diversos temas como civilización y barbarie, los principales personajes de la literatura y la historia argentina, el concepto de revolución, como ha ido variando a lo largo de la historia y como ha sido malversado muchas veces en Argentina utilizándolo como sinónimo de golpe de Estado
Pedro Saborido: Mira, la idea surgió porque siempre nos cruzábamos y hablábamos de las cosas que hacíamos, y fue un momento de encontrar pedazos de charlas de cada uno y darnos cuenta de que se ensamblaban perfectamente, que era una manera distinta de hablar sobre la historia, a veces entrando en lo académico y a veces entrando en una especie de sociología y pizzería.
Entonces, creamos estas historias argentinas, que son pequeños momentos de la historia ordenados dentro de tres conceptos fundamentales que atraviesan toda nuestra historia, que son parte constante de cómo vemos la historia nosotros. Estos conceptos son la gran tensión entre civilización y barbarie, la idea de la identidad argentina que también, con sus diversidades, aparece tensionada, y luego las revoluciones que obviamente tienen esas tensiones.
El espectáculo es una manera de ver la historia, de enterarse, siempre aparecen cosas nuevas. Por eso le voy preguntando a Felipe, como si fuera uno del público, y siempre se mueve sobre la estructura de una charla que está obviamente sólida, clara y divertida. Desde el punto de vista de su narración, siempre aparecen cosas nuevas y originales, surgen momentos nuevos arriba del escenario.
O.c: ¿Qué tan importante es conocer la historia de nuestro país para comprender el presente y vislumbrar el futuro, especialmente en un contexto donde parece que hay una generación que repite el pasado, el cual no siempre es positivo?
P.S: Me parece que es como aprender de la propia experiencia. Sí, aprendes tu historia, aprendes lo que te pasó. Uno va aprendiendo todo el tiempo de la experiencia. Y entonces revisar la historia. Hay que correrse un poco del presente para salir de la emoción y de la vanidad del presente. De pensar que el presente va a ser para siempre. El presente es un momento más de la historia. Y todo lo que ocurre va a pasar. De alguna manera va a ser distinto. Se va a convertir todo en otra historia. Es necesario tomar distancia y decir, ‘esto ya pasó alguna vez, y se solucionó’. A ver cómo lo amortiguamos lo máximo posible para que la gente salga más contenta, más tranquila, más relajada ante lo que está pasando.
O.C: ¿Puede la historia ser interpretada de diversas maneras y descrita de múltiples formas, especialmente desde una perspectiva política?
P.S: Pero claro, por eso la parte de juzgar qué fue o no, qué pasó realmente en un lugar o qué dejó de pasar en ese otro lugar. Eso es una cosa, la otra es entender que hay muchos hechos objetivos: muertes, guerras, represiones, crisis económicas… Si tú hablas con alguien que tiene y de pronto te dice, ‘mi viejo se fundió en tal época por determinadas políticas económicas’, más allá de cualquier re-interpretación, hay un hecho. El tipo se fundió, la familia pasó por un momento difícil y esos son hechos objetivos más allá de cómo los quieras interpretar, porque la historia no es nada más que la historia de los grandes sucesos de todos los días.
Una historia económica no es solo la historia de los números, es también lo que le pasa al tipo que tiene un kiosco, al otro que trabaja en una fábrica. Esa es la historia de todos los días, lo que pasa es que la historia de los grandes es la que pesa y la que siempre estamos limitados a leer. Pero cada una de las personas tiene una historia que es la historia de su vida y que tiene relación con esa otra historia más allá de cualquier discusión.
No sé, no tiene muchas lecturas. ¿Quién es ese? El tipo pierde el trabajo. Entonces, cuando hablamos de la historia, más allá de toda la experiencia, si fue bueno, malo, quién tuvo la culpa, ¿pasó esto? No vuelva a pasar, ¿cómo hacemos? Y a veces uno tiene que pasar por el mismo lugar a otras velocidades y prever que va a ocurrir exactamente lo mismo.
Reflexiones sobre la historia y los mitos en la cultura argentina con Felipe Pigna
O.C: Pensando en la historia y en tu libro «Mitos de la historia argentina» que cumplió 20 años. Hay un capítulo que me gustó mucho, donde hablas sobre la «madre patria», sugiriendo que en realidad deberíamos usar el concepto de «madre adoptiva» o «apropiadora». ¿Es factible cambiar la percepción que tenemos de la madre patria por los conceptos que propones?
F.P: Sí, siempre digo que deberíamos tener un día de la cultura española donde celebremos lo bueno que tiene que ver España con nosotros, que ha aportado España a nuestra cultura, donde exaltemos a los Quevedo, a los Cervantes, a los Miguel Hernández, a toda esa gente maravillosa que nos dio y nos sigue dando aportes culturales y bueno, por supuesto señalar a aquellos que fueron los conquistadores como Pizarro, como Cortés, Colón, toda esa gente que tanto daño hizo en aquel verdadero genocidio que fue la conquista de América.
O.C: ¿Qué vuelve a una persona un mito o leyenda?
F.P: Yo creo que la mitificación del personaje es algo tiene más que ver con el sentimiento. Es casi imposible que se evite algo así y que forma parte de la identidad del pueblo argentino, le hemos dado esa forma a personajes sobre los que se cuentan historias muchas veces incomprobables, pero que la gente da por cierta justamente por tratarse de un mito popular. Creo que es muy interesante y es apasionante abordar históricamente los mitos. Me pasó, por ejemplo, con el libro de Gardel, donde tuve que desglosar una cantidad de mitos que había sobre esa persona porque el libro tenía que contar, obviamente, la verdad. Era cantidades y cantidades de mitos sobre este personaje extraordinario y único que fue Carlitos Gardel.
O.C: Muchos discursos de Milei citan a políticos como Alberdi, aunque en el libro mencionas que Alberdi criticaba fuertemente a los liberales. ¿Por qué crees que se establece esa identificación histórica con Alberdi cuando él mismo criticaba la idea liberal que Milei apoya?
F.P: Creo que hay un recorte interesado por parte del gobierno sobre ciertos personajes históricos dejando al lado lo central, tomando lo que la gente supone que ese personaje representa, como por ejemplo el Alberdi como el pope del liberalismo, cuando en realidad fue un liberal consecuente que hablaba siempre de libertad y equidad. Alberdí decía que la ausencia de equidad o igualdad hace que ganen siempre los más poderosos, que en esa libertad donde no hay equidad, solamente pueden triunfar los poderosos e imponer su voluntad al resto.
Alberdi fue un personaje muy interesante, un enorme intelectual argentino que decía que los liberales argentinos eran amantes platónicos de una deidad que no han visto ni conocen, la libertad, y que el uso del gobierno era para ellos la libertad posible, así que sí, es un enorme personaje Alberdi que ojalá lo leyeran más y lo tuvieran más en cuenta.
O.C: También se reeditó «Evita, jirones de su vida». En momentos como los que vivimos, con respecto a los feminicidios y el cierre del Ministerio de la Mujer, ¿consideras necesario conocer y reflexionar nuevamente sobre la historia a través de Evita?
F.P: Sí, por supuesto, Evita es una personalidad realmente extraordinaria en el ámbito mundial. Fíjate que en la época en que Evita ejerció el poder, sin tener un cargo público, pero ejerció efectivamente el poder, no había mujeres destacadas a nivel mundial prácticamente. Empezaron a haber algunas después, con poder me refiero, más allá de las reinas o algunas que tenían poder por herencia, Evita fue una mujer política que de alguna manera inauguró esa presencia potente de las mujeres en la política mundial. Y bueno, que por supuesto dejó una marca indeleble en la historia argentina inaugurando conceptos como niñez, por ejemplo, insistiendo en los derechos de la niñez, de la ancianidad de la mujer, como pocas en la historia argentina. Y creo que también es el producto de una trayectoria muy importante que arranca mucho antes de ella con las socialistas, las anarquistas, como Virginia Bolten en Socialistas, como Alicia Moreau, como mujeres como Julieta Lanteri que lucharon tanto por el voto femenino. Es decir, toda una secuencia de mujeres luchadoras que evidentemente llegan a su punto más alto con la figura de Evita.
Explorando las complejidades del amor: una mirada desde diferentes perspectivas con Pedro Saborido
O.c: Tú último libro se llama “Una historia del amor” ¿por qué la necesidad hablar sobre el amor?.
P.S: Porque es algo que está siempre y vamos a seguir viviendo. El amor es algo que a veces te puede provocar un daño y a veces te da alegrías… Un poco en el libro revisa esto que nos pasa con el amor y las cosas jodidas que tiene. Cómo a veces nos sentimos unos pelotudos gracias al amor. Cómo a veces sufrimos, pero lo volvemos a hacer porque es una de las imperfecciones más interesantes o recomendables que nos puede dar la vida. El amor no es perfecto, no tiene certeza. El amor no tiene disyuntor, ni tiene flota flota. El amor puede ser disfrutable como el agua, pero también te puede ahogar. Puede ser disfrutable como la luz, pero también te puede electrocutar.
Estamos en una época que pareciera que el amor escasea o que no quieren que haya amor, pero no hay que asustarse con eso. No son mayoría, sino que a veces esos pocos son más intensos. A veces hay cincuenta autos y parece que todos tocan bocinas, pero son solo cinco los que tocan la bocina, lo que pasa que son más intensos que la mayoría. Así que no hay que confundirse, ni amedrentarse frente a eso.»
O.c: El libro está divididos en 10 tópicos ¿Cómo los elegiste?
P.S: Es un libro que toma los temas de una forma divertida y graciosa, como si fueran sketches de Peter Capusotto y sus videos, que es el programa donde yo escribo y produzco junto a Diego. Está dividido en tópicos porque es inmensurable, todo está organizado por el amor. En todas las actividades está el amor, en el club del que uno es hincha, en el deporte que hacemos. En todas las cosas hay amor en diferentes medidas, hasta en el dinero, por eso hay amor por los negocios. Así que el amor es una forma de relacionarse.»
O.c: Me pareció interesante el tópico del amor por el dinero. En esta época, parece que, si decimos que tenemos amor al dinero, somos capitalistas o materialistas…
P.S: Bueno, pero es un amor a eso, puede haber amor a algo que a vos no te parezca bien. Hay gente que hace dinero porque ama el dinero y hay gente que hace dinero por el amor a su familia, por el miedo, por cuidar o por amor a sí mismo. Entonces hay gente que simplemente ama el dinero, es así. Ni siquiera ama lo que puede hacer con el dinero porque una cosa es la plata y otra las cosas que podes hacer con la plata. Hay gente que tiene amor a Córdoba, otros aman el dinero, otros aman a las personas, otros aman a un animal, otros aman a su auto, otros aman ir a Grido y otros ir a Freddo
O.c: Muchos dicen que el amor no se puede comprar, pero en algún punto, ¿se puede comprar el amor? ¿Se puede consumir ese amor de diferentes maneras?
P.S Yo no sé. Por ahí, más que comprar amor, se puede amar lo que uno compra con él. Si amas el turismo carretera, y bueno, vas a ver si te compras por amor una gorra de tu marca favorita. El amor es una de las formas en las que el capitalismo encuentra la transacción. Uno trabaja, genera plusvalía por amor a sus hijos, por amor a su familia, a su pareja. Uno trabaja y genera dinero para eso, o sea que el amor y el dinero se relacionan ahí. Uno tiene que hacer dinero muchas veces para cuidar, para la supervivencia de aquellos que ama.