Esta mañana antes de que el sol comience a disparar sus primeros rayos me topé con este mural camino a la parada del bondi. Medio dormido, medio despierto, la pared amarilla llamo mi atención un par de metros antes. La dirección es Chile al 200 y pico, a un par de cuadras del Parque de las Tejas y otras pocas de Ciudad Universitaria. En la misma cuadra donde se instaló la familia del Che Guevara en Córdoba. Pero ese es un solo un dato anecdótico.
Ahí estaba el paredón amarillo, y la imagen de Luis, con esa sonrisa cómplice y picara, la sonrisa que lo acompaña en centenares de fotos sacadas por su amigo Eduardo «Dylan» Martí. Ahí estaba Luis sonriéndome aún, y sonriendo a cada transeúnte que se acerque por allí. Una obra de arte callejero hermosa. Y al lado suyo una frase de la canción Fuji que reza «te has impreso en mi como una luz». Y eso hizo Spinetta imprimirse en nuestros seres y en nuestra cultura popular. El que, durante mucho tiempo, se dio manija con eso de querer trascender, y de tanto darle vueltas lo logró, ¿no?
Lo bueno es que cada día al ir al trabajo o a la vuelta voy a ver esa pared, homenaje merecido de la calle a ese monstruo que es Luis Alberto Spinetta.