Rayos Laser editó su segundo disco, «Villa Nueva».
Cuando Tomás Ferrero, César Seppey y Gustavo Rodríguez editaron su disco debut, las canciones fueron celebradas (por la crítica y por el público) por sus condición de refrescantes en un panorama en el que la receta y la repetición parecían ser moneda corriente. Esa fue la razón y pretexto para que todos comenzasen a mirar al trío, a DDB, a Córdoba, a Villa María. Algo estaba pasando y tenía sabor a futuro.
Con el paso del tiempo, vinieron los primeros pasos hacia la masividad, el ensanchamiento de los escenarios y, con ello, la atención de los sellos y los productores. El resultado primario de esos primeros cruces tuvo su manifestación en un trabajo de reversiones de algunas canciones de aquel primer disco y el comienzo sobre las formas de este nuevo trabajo. Rayos Laser podría haber caído en la tentación de continuar sobre la rampa de ascenso a pesar, incluso, de sus propias decisiones. Hubiese sido fácil estandarizar su sonido sobre el esquema de la canción pop mainstream y, con ello, garantizar los caminos supuestos. Cuando uno hacer girar el nuevo disco, esos supuestos se caen.
Compuesto, producido e interpretado por Rayos Laser, la búsqueda de la originalidad y el respeto por las ganas y la apuesta sobre la obra, rastrea y encuentra conceptos sobre el pasado. Ya desde el nombre del disco, esa referencia a los orígenes, parece ponerse de manifiesto. El trío, oriundo de la Ciudad de Villa María, elije nombrarlo con la localidad/posta que la antecedió y la que, en cierta forma, explica su existencia. De la misma forma, las musicalidades que los Rayos Laser eligen para desarrollarse en este nuevo trabajo explica el presente desde el ayer que anticipó el futuro. Anclados en los ochenta, el trío da vueltas sobre sus formas de comprender la canción que se siguen proyectando con la imagen en el horizonte. Sólo que en este caso, esa apuesta para avanzar, busca su razón en el ejercicio de explicitar de las raíces.
En medio de linkeos que pueden ambientar al escucha en medio de sonoridades que dan vuelta en torno a Toto, Los Abuelos de la nada, Europe o Virus, las 12 canciones de «Villa Nueva» (que ya puede descargarse desde la página del sello Discos del Bosque) vuelve a poner el acento sobre una de las corrientes de la canción actual que, acertadamente, va recogiendo lo mejor de una de las décadas musicalmente más ricas del siglo pasado.