El próximo viernes De la Rivera volverá Club Belle Epoque (Lima 373) para arrancar su año en Córdoba junto a Hiperespacio en una noche que también contará con la musicalización de Maia Dros.
Hace ya diez años, Gaston Pérez Rivera, Lucas y Tommy Rivera empezaron a reunirse alrededor de un proyecto que aún ni nombre tenía. “Solo teníamos la convicción de pensarnos con una trayectoria a futuro” cuenta Gas a Otra Canción de cara al concierto que sirve de excusa para charlar sobre un 2019 que estará cruzado por esa arbitrariedad del almanaque y un presente de la banda que tiene mucho que ver con un 2018 que el músico define como “muy difícil”, auqnue se encarga de aclarar que eso no tiene que entenderse de modo negativo.
“De repente, sentimos que ya hemos pasado la etapa en que éramos una nueva banda de pibes y eso nos llevó a replantearnos un montón de cosas. A la deriva refleja esa incertidumbre, sin dejar de hacer cancines pop y bailables. Si vos escuchás “Sin señal”, “Misterio” o “Quizás” vas a encontrar esa inseguridad reflejada. Es un momento que supone una crisis que, a lo lejos, se ve superada” cuenta a Otra Canción.
A la deriva es uno de los discos que encabezó una andanada de lanzamientos que en el 2018 coparon la agenda de la música emergente en nuestro país. Salió en mayo, es dueño de un sonido contundente que abre el abanico musical de los villamarienses a un escenario pop un poco más ligado a la canción y cuenta con la participación de Ale Sergi, Julieta Rada y Willy Crook. “Es un disco bastante superior a los otros en muchos aspectos pero creemos que es un material que pasó bastante desapercibido para la gente y para los medios” señala Pérez Rivera.
Posiblemente esté en lo cierto y que a partir de eso sea necesario volver a replantearnos la forma en que la dinámica de la producción y el consumo en tiempos de Spotify nos atora de novedades y las consecuencias que dicho bombardeo informativo genera. Pero esa es otra discusión.
“El disco representa un concepto, un estado, un panorama de algo que le sucede a la banda en un determinado momento. Los singles que van saliendo en los tiempos previos al disco no dejan de ser parte de una misma foto, lo que pasa es que antes te tomabas dos años para salir amostrar doce canciones y ahora las vas compartiendo a medida en que van saliendo. El proceso no deja de ser el mismo” dice Gas tomando el guante al ser consultado al respecto.
Vuelve al disco y señala: “Es cierto que suena un poco más pop que los discos anteriores. Yo creo que eso tiene que ver con que hay dos canciones que están escritas con Ale Sergi, que es algo así como el ícono pop de nuestro país. Pero nosotros también tenemos ese método que invita a alguien a componer y abrirnos a lo que el otro artista nos pone sobre la mesa. Siempre apostamos a aprender y dejar que los otros músicos nos lleven por otros caminos que posiblemente a nosotros nunca se nos hubiese ocurrido explorar. A nosotros no nos asustan los géneros, nuestras canciones son canciones pop y siempre lo vimos de ese modo. Nos sentimos cómodos y sabemos que el pop siempre nos va a permitir vestir las canciones con los sonidos que a nosotros se nos ocurran, la premisa es hacer música que nos guste a nosotros independientemente del género y del sonido de moda”.
Desde Cassetera, su primer disco del año 2012, la banda de Villa María fue abriéndose camino a partir de las buenas canciones y las apuestas estéticas que vinieron a representar uno de las tanas bocanadas de aire fresco que, de tanto necesitar, llegaron de a montones en la última década de la música de nuestro país. Lentamente, los rumbos se multiplicaron y la música cruzó tierras y cordilleras. Tras una muy buena experiencia en tierras aztecas durante el 2017, este año serán de la partida del Festival Marvin, que tendrá lugar entre el 16 y el 18 de mayo en el Circuito Condesa-Roma mexicano. Allí compartirán escena con una treintena de artistas de distintos puntos del globo que estarán encabezados por Damo Suzuki, Wire y Lydia Lunch.
“La verdad es que yo no te puedo decir si somos referentes de algo por dos razones, primero porque no lo siento y segundo porque creo que si lo fuésemos lo tendría que estar diciendo otra banda. De todos modos, yo entiendo que mirando nuestra historia en perspectiva y teniendo una buena cantidad de años encima nosotros estamos tranquilos por haber hecho las cosas de la forma en que las hicimos. Es muy difícil armar una banda, es muy complicado armar un disco pero es aún más difícil ser consistentes con eso y no bajar los brazos” afirma Gastón.
Referentes o no, a lo largo de una década los villamarienses han sabido construir una seire de hits que lograron saltar del indie subterráneo para ubicarse entre lo más celebrado del mainstream argento sin que eso signifique resignar ideas y convicciones en el camino. Prácticamente todos estarán sonando en la noche de Belle Epoque. A lo mejor, la mayoría de ellos terminen en un vinilo celebratorio que puede aparecer a lo largo de este 2019. No puedo anticiparte más.