Algunas canciones no llegan: se demoran, se ocultan, se resguardan. Como si esperaran el momento justo para revelarse. Selassie Is the Chapel, grabada por Bob Marley en 1968 y publicada recién en 2023 por el sello JAD Records, es una de esas piezas que parecen haber sido guardadas por el tiempo, conocidas por unos pocos, como si su mensaje hubiera estado en pausa. La canción circulaba entre fanáticos desde hace décadas, pero no formaba parte de su discografía oficial: era una especie de reliquia espiritual, un canto devocional que permanecía fuera del canon.
La canción es un homenaje íntimo y reverente a Haile Selassie I, emperador de Etiopía y figura central del movimiento rastafari, al que Marley adhería espiritual y políticamente. En la cosmovisión rastafari, Selassie no es solo un líder histórico: es el «Rey de Reyes», el «León Conquistador de Judá», una encarnación divina que representa resistencia, liberación y guía espiritual.
Lo que vuelve a esta canción especialmente significativa es su origen: la letra fue escrita por Mortimer Planno, mentor de Marley y figura clave del rastafarismo en Jamaica. Planno, además de letrista y guía espiritual, fue tamborista Nyabinghi: su contacto con Selassie durante la visita del emperador a la isla en 1966 se entrelaza en cada verso como una revelación rítmica y testimonial.
Musicalmente, Selassie Is the Chapel se aleja del reggae más conocido de Marley y se acerca a una forma de góspel rastafari, donde la capilla no es un edificio sino un estado mental, una dirección espiritual. La canción invita a «construir la mente en esa dirección», a leer «el libro del Hombre» y encontrar en la Revelación la confirmación de la divinidad de Selassie.
En ese paisaje sonoro, los tambores Nyabinghi no son simples instrumentos de percusión: son el latido ceremonial del rastafarismo, una forma de oración rítmica que conecta con los ancestros, con África y con Jah. El bajo (Thunder), el funde (pulso del corazón) y el repeater o akete (espíritu e improvisación) se entrelazan en un ritmo hipnótico que no solo acompaña, sino que eleva el mensaje. Cada golpe es resistencia, cada repique es redención. En Selassie Is the Chapel, ese pulso ancestral sostiene la voz de Marley como si fuera parte de una ceremonia íntima, una groundation donde la música no solo se escucha: se medita, se afirma, se celebra.
De Elvis a Marley: la capilla rastafari que reescribió el góspel
En 1965, Elvis Presley grabó una de sus canciones más íntimas: Crying in the Chapel, un góspel melancólico sobre redención espiritual. La letra hablaba de encontrar consuelo en una iglesia, de llorar en silencio y hallar paz en la oración. Fue un éxito tardío, grabado en 1960 pero publicado cinco años después, cuando el mundo parecía más dispuesto a escuchar a un Elvis menos provocador y más devoto.
Tres años más tarde, en Jamaica, Bob Marley regrabó esa misma melodía. Pero lo que hizo no fue una simple versión: fue una reescritura radical. Bajo la guía de su mentor rastafari Mortimer Planno, Marley transformó Crying in the Chapel en Selassie Is the Chapel, un himno espiritual dedicado al emperador etíope Haile Selassie I, figura central del movimiento rastafari.
La letra original desaparece por completo. En su lugar, aparece una invocación: “Build your mind on this direction / Serve the living God and live.” La capilla ya no es un edificio cristiano, sino un estado mental, una dirección espiritual. Selassie no es solo un líder político, sino el “Rey de Reyes”, el “León Conquistador de Judá”, una encarnación divina que representa resistencia, liberación y guía.
La operación es profunda y editorial: Marley toma una canción góspel del mainstream estadounidense y la convierte en un manifiesto rastafari. La melodía se mantiene, pero el mensaje se resignifica. Donde Elvis lloraba en busca de consuelo, Marley revela una verdad espiritual. Donde había redención cristiana, ahora hay revelación africana.