Científicos del Palo: Vuelve a tocar en vivo un disco incomoda más que mil discursos

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Lo que buscaban no era sonar en la radio, sino incomodar. Molestar. Decir lo que no se estaba diciendo. Esa intención atraviesa Gorilophrenia, el disco que Científicos del Palo lanzó en 2010 y que, más que una obra musical, funciona como diagnóstico cultural. El título, mezcla de “gorila” y “esquizofrenia”, no es solo provocación: es una forma de nombrar el odio de clase, el antiperonismo visceral y la defensa de privilegios como síntomas de una enfermedad que excede lo político y se vuelve estructural
Las letras no piden permiso. Son panfletarias en el mejor sentido: posicionadas, incómodas, filosas. Pero también hay humor, autocrítica, referencias culturales que van desde la televisión basura hasta la historia política argentina.
Quince años después, Gorilophrenia sigue siendo incómodamente vigente. En un contexto donde el poder económico ya no disputa el poder político sino que lo ocupa directamente, las canciones del disco resuenan como advertencia.
Científicos del Palo no hizo un disco para todos. Hizo un disco para decir lo que muchos callaban. Y en ese gesto, se volvió necesario. Gorilophrenia no busca ser eterno, busca ser urgente. Y en esa urgencia, encuentra su potencia.
Este sábado 6 de septiembre, la banda va a tocarlo completo en Pétalos de Sol. No como nostalgia, sino como reafirmación. Porque hay discos que no se celebran: se sostienen. Y hay momentos en que volver a escucharlos es también volver a decir.

Como antesala a su llegada, hablamos con José Pepo San Martín, voz y guitarra de Científicos:

O.c: Contanos un poco cómo vienen preparando el show de este sábado en Pétalos.

Pepo: La idea es tocar el disco completo, las 15 canciones en el orden del disco, y después seguro algunas canciones de los otros discos.

O.c: En su momento sale Gorilophrenia, un disco que salió en 2010 pero que hoy vuelve a estar vigente de alguna manera.

Pepo: El disco nace cuando estaba todo el quilombo de la 125 y de la Patronal del Campo contra el gobierno por las retenciones.

O.c: Era una situación tensa, de un gobierno que para ustedes representaba más su idea de país, ¿no? Un modelo con vocación popular, de mejorar la participación de los trabajadores en el reparto de las cosas. ¿Cómo ves ese enfrentamiento con el poder económico?

Pepo: Sí, totalmente. Era un gobierno que, más allá de que uno comulgue o no, representaba una idea más cercana a nosotros. Un modelo de país con vocación popular, que buscaba mejorar la participación de los trabajadores. Y se enfrentaba al poder económico, que tiene herramientas peligrosas como el uso del poder judicial, las presiones, los medios. Siempre es el poder político versus el poder real, que maneja las grandes corporaciones.

Entonces, creo que eso se componía como una situación de justicia social, de reparto contra ese poder económico. Y ahora lo que pasa es que el poder real está directamente en el poder. Asume alguien que se vendía como outsider, pero termina cooptado por el mismo equipo de siempre.

Ahora tenés ajuste, sueldos tristes, trabajadores que no participan de las ganancias, todo reculando. Me parece que, de alguna manera, se hermana lo que pasaba hace quince años con lo que está pasando ahora.

O.c: Ayer, mientras repasaba el disco y pensaba esta charla, me acordaba que el año pasado vinieron con La histeria argentina. Y pensaba en otras bandas, como La Bersuit, festejando los veinticinco años de Hijo del Culo. ¿Estamos volviendo a los noventa, a los dos mil? ¿Tanto en lo social como en lo musical? ¿Hay una necesidad de reflotar esos mensajes, para no revivir el pasado del que se cantaba en ese momento?

Pepo: Sí,  entiendo lo que decís y coincido.

Siempre que caen estos gobiernos de ajuste y represión, es lógico que aparezcan los artistas denunciando, empatizando con las masas. Después, cuando la cosa está un poco mejor para el laburante, el artista por ahí naufraga en otras aguas, se dedica a otras cosas. Y me parece saludable.

Incluso me parece bien que las bandas protesten contra lo que yo pienso. No es que solo es válido protestar contra lo que a mí me parece mal. Si hubiera una banda libertaria, me parecería bien que se exprese. Me gusta eso, que el arte cumpla un rol que no sea solo entretenimiento.

A veces hay artistas que no quieren opinar, lo cual respeto, pero a mí me emocionan más los que opinan, sobre todo cuando lo hacen en su obra. Y sí, este contexto reflota esas situaciones.nPasa algo parecido a lo que empezó con Macri, cuando en eventos masivos la gente empieza a cantar consignas automáticamente.

Ahí se empieza a ver un clima de saturación. Porque una cosa es que te caguen de hambre, otra es que te peguen en la espalda. Esa combinación es terrible.

O.c: Recién me hablabas de que estaría bueno que aparezca una banda libertaria. Porque parece que en la música todos los músicos son de izquierda o justicialistas. ¿No estaría bueno que también aparezca alguien que defienda una idea libertaria? Porque no creo que todos opinen igual. Y estaría bueno que dentro del arte se discuta eso: los que son de izquierda, los que son de derecha. ¿Qué te parece?

Pepo:  Claro, yo no creo que esté mal. Incluso si no coincido.
Por ejemplo, Rolo de La Beriso dijo que si ganaba Massa se iba del país. Eso me da a entender que peronista no era. Y bueno, me parece bien que lo diga. No coincido, pero me parece valiente que lo ponga en juego frente a sus miles de fans.

Yo voté a Massa porque me parecía lo menos peor en ese momento. No es que soy masista de la primera hora. Pero me parecía mejor que esto.
Y también está esa cosa de que solo validamos la opinión de los que nos caen bien. Me parece que hay muchos artistas, músicos, actores, que no se expresan en su obra pero sí públicamente se declaran anti-peronistas y no me parece mal.
Por ejemplo, yo no iría a ver una película de Francella porque no es el actor que más me gusta. Pero no porque no sea peronista. Y menos que menos decir que es una poronga lo que hace sin haberlo visto.

O.c: ¿Vos sos de los que piensan que todo arte es político? Porque hay artistas que dicen que hay que separar el arte de lo político.
Pero cuando uno habla de algo, hace política. Y cuando decidís callarte, también estás haciendo política. Somos seres políticos.
Y en tu caso, pensando en Justicialista Volumen Uno y Volumen Dos, ¿hacés un arte partidario?

Pepo: Sí, totalmente. Como vos decís, no decir también es decir.
Negar que la cultura está vinculada a la coyuntura y a cómo se comportan los pueblos es absurdo.
Uno estudia la antigua Grecia y ve a los pensadores, la arquitectura… todo responde al entorno.
La cultura es expresión de quien está sometido a esos parámetros.
Pensar que la música no tiene que vincularse con lo que pasa es demencial. Como si los músicos vivieran en laboratorios. Yo también voy al súper, pago el gas, fui al colegio. No puedo hacer arte como si fuera válido solo el arte abstracto.

Sobre si somos una banda partidaria… Siempre digo lo mismo. Leonardo Favio decía que no hacía cine peronista, sino que era un peronista que hacía cine. Porque si no, te limitan: “esto es música peronista”. Primero, no todos los temas que hago hablan de coyuntura o política. Y segundo, cuando lo hago, no estoy citando a la gente a las unidades básicas.
Simplemente opino desde un lugar, destaco lo que me parece el escenario y de qué lado me pongo. Pero no nos presentamos como una banda partidaria. Conocemos a Emi, que hace El Peroncho, y él sí presenta su espectáculo como peronista. Nosotros no.
Somos peronistas que hacemos música y hablamos, pero no nos circunscribimos a ser una banda de “rock peronista”.

O.c: Volviendo a Gorilophrenia, la canción Movistar o muerte tiene un poco de ironía, un poco de denuncia. En algún punto, parodia un rostro del capitalismo.
Hoy, ¿qué lugar ocupa la ironía como estrategia política y discursiva en la banda? ¿Y cuál es el rostro que ves hoy de ese monstruo Movistar?

Pepo:  Movistar o muerte era, como decís, claramente un chiste.
No sé si fueron los inicios, pero sí era una novedad el tema de tener todo en el teléfono. Ese dispositivo empezó a ocupar cada vez más lugares en nuestras vidas.
En ese momento era raro ver gente en los bares con la cara iluminada por el celular.
Lo veía como que empezaba a ser una situación importante. Se hablaba de los “minutos libres”, por eso decíamos “más minutos libres para los esclavos”.
Veía que eso empezaba a tener peso en la vida cotidiana. Y también a qué compañía pertenecías, quién te daba tal cosa, quién tal otra.

Me parecía gracioso que la gente estuviera fascinada buscando su compañía de celular ideal, su plan acorde a sus necesidades. Como que eso empezaba a tomar mucha importancia. Y bueno, ahora ya llegamos directamente a la dependencia. No se puede vivir sin celular. Me parecía gracioso que alguien diga “yo soy de Movistar”, como si fuera una identidad.
Después llamás y nunca te cobran lo que dicen, todo una felpeada. Y esa ironía también venía de ver gente bancando a la patronal del campo porque les ponían retenciones extraordinarias, y militaban más su compañía de celular que la realidad.
Es una especie de análisis gastador, tampoco muy profundo, pero que muestra cómo ciertas cosas se vuelven centrales en la vida sin que lo notemos.

O.c:  Pensando en eso que decías de los “minutos libres”, hoy creo que necesitamos “megas libres”. Uno está siempre en las redes, fijándose cuántos me gusta tiene la nota, si la vieron o no, cuántas personas.
Los que trabajamos en medios somos un poco esclavos de eso. ¿Cómo se llevan ustedes con esa vorágine? Porque a veces uno le pone más énfasis a eso que al mensaje.

Pepo: Sí, eso es espantoso y muy útil a la vez. Porque sociabilizó un montón de situaciones.
Yo me acuerdo que hace veinticinco años, que en la historia no es nada, para que alguien te escuchara tenías que moverte mucho.
Una vez fuimos en auto hasta Capital a repartir cassettes por los sellos discográficos. No era fácil que alguien te escuchara.
Lo que sí estaba bueno es que era más normal romperte el orto en bares, tocando todos los fines de semana para que te viera alguien.
Ahora mucha gente está más pensando en entrar a listas de Spotify.

Billie Eilish grabó un disco en su pieza y se viralizó. Es otro camino. Pasan cosas muy distintas. Yo no sufro la situación de redes, me cago de risa. Ahora soy como mi propio manager. Me cansé de que las cosas las hagan otros como no me gustan, y las hago yo mal y listo.
Si tengo que putear a alguien, me puteo a mí.
Estoy en la terraza tomando sol y publicitando una fecha en Córdoba con la tarjeta de crédito.
Después, con mayor o menor astucia, te manejás en redes o elegís cómo hacerlo. Pero son muy útiles.
Como decíamos recién: no manejarse en redes también es una postura. Como lo de la política: no opinar también es opinar. Hay bandas que deciden no estar o estar muy poco, y es una estrategia. Hay bandas que están todo el tiempo.
Yo creo que las redes son útiles, pero desde el mundo del que vengo, sigue siendo más útil tocar. Lo que sí no hacemos es torcer lo que nos gustaría hacer porque es lo que se usa en redes.
Ahora se usa sacar un tema y no un disco, que salga los jueves porque entra en la lista de no sé qué. Eso ya me parece alienante.
Hay gente que se rige por estadísticas: publicar a las seis de la tarde porque hay más gente. Trato de usar las redes para comunicar que sacamos una canción, que vamos a tocar.
No baso el crecimiento de la banda en la red. Sigo siendo como viejo en ese aspecto.

O.c:  Recién hablábamos de Spotify y pensaba en eso de sacar los discos los viernes, los jueves.
Eso ha hecho que se pierda un poco la idea del disco como concepto. Recuerdo que yo los conocí con Histeria Argentina, que tenía un mensaje, un concepto.

Pepo: También la muerte del CD como objeto hizo que se choteara todo. Ahora está de moda hacer vinilos, pero es una tecnología que no todos tienen y vale una moneda. Y al no tener un disco con las letras, que puedas leer, se perdió esa emoción inicial de escuchar un disco entero.
Con Justicialista Volumen Dos sacamos los temas de a dos, porque los íbamos mezclando tarde y quisimos probar. Mucha gente nos dijo que los temas les gustaron más cuando salió el disco entero.
Porque escuchar un tema suelto no es lo mismo que escucharlo en contexto.
Lo que parecía intrascendente, en el disco cobra sentido. Por suerte hay público para todo. Hay gente que no le importa escuchar un disco entero, o no tiene tiempo, o tiene ansiedad. Incluso yo, que soy defensor del disco, no estoy escuchando discos enteros todo el tiempo.
No sé cuándo fue la última vez que lo hice. Yo también fui cooptado por el presente.
No soy ese melómano que se hace un tecito y se pone a escuchar el disco nuevo.

O.c:  Cuando me decías eso de Justicialista, que la gente entendía mejor los temas cuando salió el disco entero. Y hay bandas que, si sacan los temas sueltos, capaz no te gustan, pero cuando escuchás el disco completo decís “ah, ahora entiendo”. Mientras que hay obras que las podes escuchar por separado..

Pepo: Sí, es así. Es raro el presente. Nadie sabe bien qué tiene que hacer. Y está bueno que funcione todo.
La otra vez hablaba con los Camioneros, que están en auge y hacen cosas rarísimas y les va bien.
A mí me gusta el arte porque no parece que haya reglas. Y si las hay, se pueden torcer, tocar mal, bien, sobrio, en pedo. Lo que tiene que trascender es que la obra esté buena. No hay una sola forma de que algo esté bueno. Hay gente que toca como el orto y te conmueve. Y virtuosos que no te generan nada. Gente que saca uno, seis, dieciséis discos en pandemia. Frusciante saca diez discos por año.

Lo único que me parece medio ridículo es eso que hacemos los músicos, sobre todo los emergentes, de ver “qué hay que hacer”.
“No, ahora se usa así”. Yo me digo  internamente: hacé todo al revés.
No hay muchas reglas. Lo importante es que las canciones estén buenas y que cuando vayas a tocar, conmuevas a alguien.

O.c: Y si salen nuevas reglas, es porque alguien modificó las viejas. Las transgredió

Pepo: Por ejemplo, hay gente con miles de reproducciones en Spotify y sin público real. Y bandas con menos éxito en Spotify que tienen gente que los ama y los va a ver. Es muy relativo el tema de las estadísticas.

A mí lo que me sigue moviendo es ver a la gente en vivo. Todo lo que hago es para que después vaya a tocar y haya gente a la que le guste lo que hacemos. Ese es mi sueño y siempre luché para eso.
Sabíamos que por algunas cuestiones no íbamos a ser una banda supermasiva y es lo que uno elige también. Uno toma ciertos riesgos.
Decís “vamos para acá” cuando podríamos haber sido otra cosa. Hay bandas que llenan estadios. Pero nuestro compromiso tenía ciertas limitantes, y decidimos que estaba bien pagar ese precio.

Creo que cuanto más sincero sos, suceden cosas más honestas. Primero, no podés saber lo que quieren los demás. Segundo, aunque funcione, si no te hace feliz, la decisión que tomaste es una tortura.

O.c:  Ayer, mientras repasaba el disco, otro de los temas que me llamó mucho la atención fue Llame Jah. Le encontré  Me hizo acordar a un tema de Los Cafres, donde dicen que los dreadlocks no son una moda, que es una filosofía. Porque hubo un momento donde parecía que todos eran “rastas”, amor y paz. Sonaba al reggae pro todos lados todos, parecía que todo era amor y paz.  Pero re dabas vuelta y capaz te jodían.

Pepo:  
Sí, totalmente. No sé si fue de los primeros que llamaban, pero me acuerdo que en los noventa era muy común el “Llame ya” para venderte algo.
Siempre me llamó la atención esa bizarreada del tipo que aparece, le tira un químico a un pantalón y después lo limpia. “Llame ya y les mandamos dieciséis gratis”. Era un delirio.

Después, yo también tuve una etapa fuerte de investigación del reggae.
Me gustan mucho los Wailers. El bajista, Aston “Family”  Barret, siempre me pareció increíble. Lo fuimos a ver con Pepe un par de veces solo para verlo a él en acción.
Estaba fascinado con el manejo de los tiempos, los audios… Y un día se me ocurrió ese juego de palabras, que era bastante evidente. Pero no tiene un ánimo de deschabar a ningún careta del reggae. Es más una mirada sobre cómo ciertas cosas se vuelven moda.
Como pasó con el rock también. Hay bandas que están de moda, después baja la espuma.

O.c: El reggae tuvo su pico, pero ya no mueve estadios. En ese momento todos usaban Dreadlocks.

Pepo:  En ese momento, incluso en Mar del Plata se le decía la capital del reggae. También pensaba en cosas más cósmicas.
Llame jah dice “ Que asome por la ventana y mire al cosmos un instante
Porque sos una célula Viajando entre la nada y la eternidad”
Uno se hace quilombo por cosas y después te das cuenta que sos insignificante.

O.c:  Pareciera que hemos vuelto un poco a los noventa en lo religoso tambien. Tenemos un presidente que tiene algo  metafiico, algunas religiones metiéndose de lleno en los gobiernos…

Pepo: Si, es algo rarísimo. Después te dicen “zurdo, hay que correr hijos de puta”. Una combinación rarísima de paz y violencia.

O.c:  Otra canción que me gustó fue The World is Over y Somos el enemigo. Hablan de una guerra cultural que hoy está pasando. ¿Cómo ves esa guerra hoy?

Pepo:  El presente es raro. Es lo mismo de siempre con un condimento que no termino de codificar. No sé qué expresiones culturales vienen a defender.
El tipo escucha ópera, es pro-yankee, pro-Israel… muy raro. No entiendo qué proponen, si es que proponen algo.

 Somos el enemigo hablaba de ese quilombo del 2010, gente indignada por las retenciones al campo. Ahora pagan impuestos y nada. Lo que votaron tampoco los lleva al mundo.

O.c: Recuerdo que alguien alguna vez dijo siempre vamos a ser el culo del mundo, pero prefiero serlo con mis propias leyes.

Pepo: Él propone ingresar al mundo como colonia. Sin fabricar nada, solo entregar recursos. Ni un cordón para zapatillas. El granero del mundo, esa imagen liberal espantosa.

The World is Over hablaba bastante de mi viejo. A veces la gente hace lecturas de mis canciones que me sorprenden. Silvio Rodríguez decía que no le gustaba explicar sus letras porque cada uno hace la lectura que quiere. Y Somos el enemigo hablaba de eso: de que la gente ya no quiere ver piquetes ni pobres. “No se puede andar”, dicen. Pero los que hacen el piquete son gente que no tiene para comer. Yo entiendo que estar parado dos horas en el auto es incómodo. Pero también hay que ponerse en el lugar del otro.

O.c: Nadie quiere hacer piquete, pero a veces parece ser la única forma de que te escuchen.

Pepo: Lo difícil es ponerse en el lugar del otro. Es más fácil putear a una mina que está quemando una goma con un bebé en brazos que al CEO de Shell. Es más tangible putear al que corta la calle que al que contamina o roba todo.

 Yo trato de entender a todos. Pero ponerle cara de negro de mierda al enemigo no parece lo más amoroso ni comprensible.

O.c:  Para ir cerrando, ¿cómo sigue el año para Científicos del Palo? ¿Van a seguir girando con este show? ¿Van a grabar algo nuevo?

Pepo:  Todo lo que dijiste, a la vez. Tenemos gira este fin de semana: Paraná, Córdoba. Después al sur: Cipolletti y Bahía Blanca. Vamos a grabar unas cosas que espero que salgan pronto.
En noviembre tenemos el Teatro Flores, que es la apuesta más grande del año en Capital.
Estamos tocando más que en años anteriores, retomando el ritmo de viajar. Por suerte está creciendo la gente. Estamos muy agradecidos. Ojalá salgan esos temas pronto. Hace mucho que no soltamos nada nuevo. Estamos mezclando un disco en vivo que, por alguna razón, se sigue extendiendo eternamente. Pero esperemos que este sea el año en que salga.