Carmen Sánchez Viamonte es, hoy, una de las artistas consolidadas de la escena musical de La Plata. La cantante y guitarrista nacida en Villa Elisa. El sábado 3 de mayo, se presentará en Chili Street Club (Fructuoso Rivera 273) con banda completa.
La identidad platense forma parte de un color propio con el que Sánchez Viamonte se permite moverse por los bordes entre canciones con letras y melodías que de a poco se están volviendo su marca vocal. La cantautora vuelve a Córdoba para presentar su último sencillo «17», combinado con las canciones de sus álbumes La Fuerza (2022) y Mala (2023), Carmen sumerge al público en un universo propio, proponiendo un recorrido con distintas facetas. Piensa el show como un ritual, una película de realismo mágico colectiva con el único objetivo de conmover e inspirar a quienes la escuchan.
En esta entrevista, Carmen reflexiona sobre el significado de su música, la identidad femenina en el rock y su compromiso con la autenticidad en un mundo saturado de superficialidad. También aborda temas profundos como el acoso y la importancia de la conexión humana en la era digital. Con una mirada crítica y esperanzadora, nos invita a explorar su universo musical, que se nutre de experiencias personales y de la realidad social que nos rodea.
Otra canción: ¿Cómo estás preparando tu regreso a Córdoba para la presentación oficial de tu disco con banda, que también será una despedida mientras trabajas en un nuevo álbum?
Carmen Sánchez Viamonte: Nos estamos preparando con mucho entusiasmo, ya que será la primera vez que voy a Córdoba en banda. El año pasado estuve en formato solista. Este show será mucho más potente, intenso y diverso. Vamos a tocar principalmente canciones de mis dos últimos álbumes, ‘La Fuerza’ y ‘Mala’.
En cuanto a la presentación despedida, sí, es 100% eso. También marca nuestros primeros pasos en giras con banda. He girado más en solitario porque es más sencillo y por cuestiones económicas. Pero el show en banda es otra propuesta. En el caso de ‘Mala’, cuando lo lancé, no pudimos presentarlo en Córdoba ni en otras provincias con la banda. Así que, como decís, es un poco una despedida, ya que estoy ansiosa por un nuevo disco que posiblemente salga pronto
O.c: Reflexionando sobre ‘Mala’ y lo que está por venir, me parece que, en toda tu discografía, desde ‘Episodios desde Hielo’ hasta ‘Mala’, hay una especie de catarsis o diario íntimo. ¿Lo ves de esa manera, especialmente ahora que han pasado casi dos años desde la salida del disco
C.S.V: Sí, para mí fue un paso al frente en hacerme cargo de ciertas emociones. ‘La Fuerza’, su antecesor, ya era un disco con un contenido bastante intenso, pero había algunas cosas que dudaba en presentar y publicar debido a las temáticas. Después de su lanzamiento y presentación, vi que el público se identificó mucho con esas canciones y tuvo una recepción increíble. Me di cuenta de que había personas necesitando eso, así que ‘Mala’ me dio el incentivo para llevarlo un paso más allá.
La consigna que tuve conmigo misma al elegir las canciones para el disco fue que fueran intensas. De hecho, hay canciones nuevas que compuse para el disco, pero también hay otras más antiguas, como ‘Mad Max’, que me generaban dudas sobre si debía publicarlas. Fue un proceso de abrazar mi identidad y convertirla en arte.
O.C: Es un disco muy reflexivo y un poco melancólico. Si uno lee el nombre, podría pensar que es un disco guerrero y contestatario, pero en realidad parece ser lo contrario. Hay un juego de ironía en el título.
C.S.V: Totalmente, es todo lo contrario, porque como dijiste, hay una ironía en ello. Soy una persona muy aferrada a la ética y la moral, y me gusta replantearme ciertas cosas. También le presto mucha atención al trato con los demás y a la gente de mi entorno. Hubo un momento en mi vida en el que me hacía sentir muy mal que alguien me dijera que era ‘mala’.
Al componer el disco, me di cuenta de que había mucho machismo en esos motes. Las veces que me decían ‘mala’ no era porque yo estuviese siendo intencionalmente cruel o tuviera malas intenciones hacia los demás, sino porque estaba poniendo límites y siguiendo mi propio camino y decisiones. A muchas personas les molesta cuando una mujer habla por sí misma y sigue su camino con personalidad.
Además, hay una cuestión en el rock sobre el lugar de las mujeres; por mucho tiempo se nos ha privado de ese espacio, y ha sido necesario hacer un gran esfuerzo para ser una mujer en el rock.
O.C: Creo que aún falta mucho para que las mujeres ocupen grandes espacios en festivales y en la escena mainstream. Sin embargo, en la escena platense, especialmente en el Indie de La Plata, las mujeres están ganando visibilidad. Después de la pandemia, han surgido muchas bandas nuevas y otras se han consolidado, con una fuerte presencia femenina
C.S.V: Creo que es fruto del camino que se ha ido allanando en los últimos años, y afortunadamente, esas revisiones y reconstrucciones están siempre en movimiento. No es solo que hayamos logrado entrar aquí y ya está; hay que seguir abriendo y trabajando para abrir más puertas. En ese sentido, percibo un cambio significativo.
Comencé a hacer música a los 15 años, y hace 10 años, cuando tenía una banda de rock, me sentía cien veces más incómoda al presentarme que hoy en día. Esto no solo tiene que ver con la edad, sino con los cambios que han ocurrido y que, como sociedad, han calado más en el inconsciente colectivo.
Celebro estos avances y espero que las nuevas generaciones estemos muy unidas con las anteriores para seguir allanando ese camino
O.C: Se me vino a la cabeza tu último single 17. Una canción con un contenido fuerte y que por el nombre me imagino paso hace muchos años. Pero después de varios años decidiste cantar sobre el acoso. ¿ese acoso en la música cambio o sigue pasando?
C.S.V: Es una canción que compuse sobre un momento que viví hace muchos años. Ahora tengo 26, y aunque la escribí el año pasado, habla de cómo revisitar esa época de mi vida y los hechos que describo en la letra.
Para quienes no la han escuchado, voy a explicar un poco sobre la canción, aunque se explica por sí sola. Trata de una relación desigual y, en algunos aspectos, violenta que tuve a esa edad. Ahora, siendo adulta, he comenzado una nueva relación y tengo una pareja con la que estoy muy contenta y cómoda. Esto me ha llevado a repensar muchas cosas del pasado. Una de ellas fue reconocer cómo esas experiencias me dejaron más marcas de las que creía, y de ahí surge el impulso de escribir sobre ello tantos años después.
Además, me di cuenta de que esta experiencia es bastante común entre las chicas, lo cual me pareció alarmante. Es un tipo de relación que no es saludable y, sin embargo, pasa bastante desapercibido.
Tengo un público bastante heterogéneo, pero muchas de mis oyentes son chicas adolescentes e incluso niñas. Ellas también fueron un motor para que decidiera publicar este tema, pero principalmente necesitaba expresar eso y cerrar un capítulo de mi vida. Me siento en un lugar 100% distinto al que estaba en el momento que retrata la canción, y de hecho, la letra aborda un poco esa idea de revisar la adolescencia desde la perspectiva de la adultez.
O.c: 17 es un adelanto de lo que nos vamos a encontrar en el nuevo disco. ¿el disco que estás preparando viene por ese lado?
C.S.V: Para mí, este nuevo trabajo está relacionado con ‘Mala’ y ‘La Fuerza’, formando una especie de trilogía, aunque con una temática completamente diferente: el amor. Soy una firme creyente de que la música puede generar nuevas realidades. Paradójicamente, en un momento en el que tantas personas están pasando por dificultades y hay mucha depresión, siento que esto es un mal de época. Por eso, tenía ganas de sacar un disco con canciones que brinden alegría a las personas, cultivando un sentimiento hermoso. Es un álbum sobre el amor, pero mantiene esa impronta rockera de mis trabajos anteriores.
Todo esto está entrelazado y es muy complejo. El mundo de las redes sociales nunca me ha resultado sencillo; nunca fue algo natural para mí. Tuve que trabajar en ello en un punto de mi carrera, cuando me planteé que, además de ser artista, quería ser un producto de las canciones que estaba creando, es decir, vivir de mi arte. Esto implica salir a venderlo de alguna forma, y ahí es donde las redes juegan un papel fundamental. Sin embargo, es un arma de doble filo, ya que es un mundo adictivo y frío, una realidad paralela que, aunque no deja de ser real, afecta nuestra realidad de carne y hueso. En ese sentido, me parece muy importante regular estas cosas
O.C: Relaciono lo que hablamos con ‘Piñas en el aire’, que refleja la lucha contra la superficialidad y las expectativas sociales en la música. En las redes sociales, a menudo mostramos solo lo superficial, y son pocos los que comparten sus debilidades. ¿Cómo manejas esto como mujer, considerando que a los hombres a veces les resulta más fácil
C.S.V: Le atribuyo gran parte de esta tristeza colectiva a las redes sociales, ya que creo que restan importancia al contacto humano. Este es un discurso que defiendo mucho en mis canciones, donde resalto la importancia de encontrarnos, de asistir a shows y de compartir momentos con nuestros amigos. Promuevo la idea de generar situaciones convocantes y de que somos capaces de cultivar cosas valiosas por nosotros mismos.
Sin embargo, en este contexto, también existe el riesgo de convertirnos en objetos de consumo. Exponerse en las redes para buscar seguidores y oyentes de mi música puede ser un camino peligroso. Intento tomarlo como un juego y ser paciente conmigo misma. Hay días en los que no tengo la energía para eso, y simplemente decido dejarlo de lado, y está bien.
O.c: Lo relaciono con ‘Mad Max’, donde hay una necesidad de autoconocimiento en medio de un mar de emociones. Estamos constantemente bombardeados por música; al entrar a Spotify, nos encontramos con miles de novedades. ¿Qué papel juega la música en la gestión de este caos informativo, especialmente en un contexto de problemas económicos y sociales?
C.S.V: Justo ‘Mad Max’ es una canción que aborda un proceso muy importante que viví; el disco ‘Mala’ retrata ese proceso. Me sentía bastante perdida en términos de identidad, y creo que, debido a este bombardeo de información en todos los frentes, es fácil que los artistas se dejen llevar por la corriente, intentando hacer lo que está de moda o lo que podría atraer al público. A veces, se pierden las guías sobre hacia dónde queremos ir.
En mi caso, el proceso que inicié estuvo relacionado con reconectar con la niña que fui. De hecho, ‘Mad Max’ comienza con un recuerdo de cuando aprendí a andar a caballo a los cinco años, y habla de la importancia de conectar con esa ingenuidad que todos tuvimos en nuestra infancia. Cuando era pequeña, me sentía muy segura, y eso fue cambiando con el tiempo. Esta canción es un intento de recuperar mi identidad y volver a mis raíces, lo cual siempre ha sido mi faro.
Siempre estoy muy conectada con mi familia y con mi historia, y eso me mantiene arraigada a mi identidad. Creo que tener una identidad sólida es la fuerza más grande que un artista puede tener, ya que ayuda a no dejarse llevar por las modas
O.c: Hablando de familia, en la portada del disco ‘Mala’ aparec tu mamá, y en un disco anterior, tu abuela, quien también es parte de las Madres de Plaza de Mayo.
C.S.V: Vengo con una tradición de retratar a mujeres que admiro en las portadas de mis discos. Desde hace tiempo quería que mi madre apareciera en una de mis tapas, pero me tomó varios años convencerla. Como mencionaste, en un disco anterior está mi abuela, y en otro, mi mejor amiga. Hay una línea que une estos retratos: mostrar a mujeres desde mi perspectiva y resaltar las cualidades que valoro en ellas.
Elegí a mi madre porque creo que ejemplifica perfectamente el significado del nombre del disco. Ella es una mujer muy especial, con una gran personalidad, y es la persona más bondadosa que conozco. Es increíblemente empática y siempre está dispuesta a ayudar a los demás. Sin embargo, también es una persona poco convencional, lo que a veces hace que otros se sientan amenazados por ella. A lo largo de su vida, ha enfrentado críticas y exclusiones por ser quien es, pero nunca ha hecho daño a nadie y siempre ha permanecido fiel a sí misma.
Mi madre me ha transmitido, más que nadie, la importancia de tener personalidad y de no cambiar para encajar. También elegí a mi abuela porque tenía muchas ganas de retratarla; ella desempeñó un papel fundamental en mi vida y en mi familia, siendo la matriarca. Además, como madre de Plaza de Mayo, nos inculcó a todos su descendencia que es posible transformar las cosas. Lo más poderoso de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo es que, a partir de lo más trágico que nos ocurrió como sociedad, ellas convirtieron ese dolor en una lucha por el amor. De alguna manera, siento que esa es también la razón por la que me convertí en escritora de canciones: analizo las cosas malas que percibo a mi alrededor y las transformo en algo diferente a través de la música.
O.c: ¿Qué papel ocupa la música en un momento en que muchas artistas, especialmente mujeres, son menospreciadas por ciertos sectores de la sociedad y la política? Creo que la música debería tener un rol más protagónico, ya que en tiempos difíciles su valor cultural se vuelve aún más importante.
C.S.V: Creo que el arte nos brinda la oportunidad de retratar y denunciar los momentos que atraviesan las comunidades. Como artistas, tenemos el poder y la responsabilidad de canalizar todo ese potencial que puede tener el arte. Esta es una carga significativa, y precisamente por ello, hay ciertos sectores de la sociedad que atacan a los artistas, especialmente a las mujeres artistas.
Me parece que hay una ideología muy evidente detrás de esto, ya que no solo ocurre en Argentina, sino que también se observa en otros lugares del mundo, y no creo que sea una coincidencia. En lugar de desalentarnos, considero que esto representa una oportunidad para responder con toda nuestra fuerza y creatividad.
O.C: también encuentro algo cinematográfico en el disco, hay algunas reminiscencias al cine o la literatura…
C.S.V: Sí, totalmente. Para empezar, ubico mis discos dentro de un imaginario de realismo mágico cuando los compongo y pienso en el concepto. A partir de ahí, cómo se percibe esa obra ya no depende de mí. Hay una fuerte conexión con el realismo mágico, y el cine está siempre muy presente en ese proceso.
De hecho, en mi álbum ‘Mala’ hay dos canciones cuyos títulos hacen referencia al cine: una es ‘Mad Max’, de la que hablamos hace un momento, y la otra es ‘Haku’, que hace alusión al dragón de ‘El Viaje de Chihiro’. Me inspiro constantemente en las películas. Soy una gran amante del cine y me interesa mucho contar historias y mantener una narrativa. Busco la manera en que las canciones se interrelacionan para contar algo más grande. Esta misma conexión la siento también en mis shows.
O.c: ¿Cómo surge la canción ‘Haku’, que trata sobre cuidar el dolor y cómo el miedo influye en nuestra percepción de las señales para vivir más tranquilos?
C.S.V: Por un lado, ‘El Viaje de Chihiro’ es una de mis películas favoritas. Siempre me he sentido muy conmovida por la historia y también me he visto representada en el personaje de Haku. En realidad, en la canción ‘Haku’, soy yo quien habla, no mi interlocutor. La canción aborda el tema de hacer las paces y de buscar la manera de transformar mi forma de querer.
En la película hay una frase que dice: ‘Todos los dragones son buenos y estúpidos’, y tomé esa idea del dragón como una imagen de una presencia poderosa y, a veces, temeraria. Sin embargo, también hay una revelación de que, en esencia, son buenos y un poco ingenuos. Así que la canción refleja esa ambivalencia y esa intensidad, convirtiéndose en una expresión de esos sentimientos.
O.c: Para finalizar, sabemos que estás preparando un nuevo disco, pero me imagino que también tienes más planes para este año. Uno de ellos debe ser realizar una gira por distintos lugares. Sin embargo, entiendo que vivimos en un momento complicado para hacer proyecciones.
C.S.V: Sí, la verdad es que el sentido de proyección ha cambiado muchísimo, pero eso no nos mantiene paralizadas. Así que seguiremos proyectando muchas cosas. La idea es salir de La Plata lo más que se pueda. Cuando vayamos a Córdoba, pasaremos antes por Rosario y Paraná. También queremos girar un poco por otras partes del país y tocar mucho en la ciudad de Buenos Aires, que representa una historia bastante distinta para los platenses. Aunque estemos muy cerca, es un universo mucho más grande.