Barbi Recanati, la destacada cantante y guitarrista de rock alternativo, se presentará en Córdoba el sábado 5 de octubre a las 19 hs en la Sala Formosa. Durante este único show en la ciudad, interpretará su disco El Final de las Cosas, su nuevo single Nada Nadie y más.
La artista, que comenzó el 2024 con un show en el Complejo Cultural Art Media de Buenos Aires y realizó una gira en solitario por Japón, España y Suiza, se encuentra en la preparación de su tercer álbum. Nominada dos veces al Latin Grammy y ganadora de un Premio Gardel, Barbi lanzó su carrera solista en 2018 tras liderar Utopians. Su primer disco, Ubicación en Tiempo Real, fue aclamado por la crítica y recibió múltiples nominaciones.
Además de su música, Barbi fundó el sello feminista Goza Records y es creadora del podcast Mostras del Rock, que celebra la historia del rock desde una perspectiva inclusiva. Su compromiso social se refleja en su trabajo, promoviendo la equidad en la música y organizando conversatorios sobre el tema.
A pocos días de su llegada a córdoba, hablamos con Barbi:
Otra Canción: Antes de hablar sobre el show que darás en Córdoba, me gustaría que comentaras un poco sobre esta gira que te llevó por España y Japón en formato acústico. Además, hace una semana estuviste en Paraguay. Ha sido mucho viaje para los tiempos que vivimos, ¿verdad?
Barbi Recanati: Sí, esta semana estuve en Paraguay y la semana anterior en Uruguay. Fui a España con la guitarra para presentar la edición española de ‘Mostras del Rock’, que se publicó allá. Me invitaron a tocar en Barcelona, y fui solo con la guitarra. Me encontré con un formato que, en general, me obligo a adoptar para poder acceder a ciertos escenarios que no puedo con la banda. A menudo se trata de presentaciones en radios, marchas o escenarios más improvisados, donde a veces ni siquiera necesitas un micrófono para tocar con la guitarra.
Cuando estuve en Barcelona, me sorprendió la cantidad de público que tiene muchas ganas de que los argentinos vayamos allí. He ido varias veces, y este año añadí Suiza y Japón, que también fue una gran sorpresa.
O.c: Yo, particularmente, siempre te he visto con banda. ¿Es este un nuevo formato que piensas seguir explorando? Considerando lo que mencionabas sobre cómo te permite acceder a nuevos caminos y tocar en lugares más pequeño
B.R: Sí, el formato acústico me permite llevar las canciones a otros lugares y comunicarme con el público de una manera más íntima. Me da la oportunidad de cantar de una forma diferente. Por supuesto, cuando estoy con la banda, disfruto a otro nivel. Es como si te encantara ir a los restaurantes más exclusivos del mundo, pero luego te sientas en un bodegón y lo disfrutas un montón. Para mí, el acústico es ese bodegón. Agarro la guitarra, estoy sola y charlo con el público; también cuento historias y hago versiones muy reimaginadas de las canciones.
El show en vivo con banda es distinto; requiere una sincronía con los demás músicos que lo asemeja más a una especie de semi obra de teatro. Aunque somos una banda de rock bastante clásica, muy improvisada e intensa, siempre hay una sincronización con el resto de los músicos. No puedes hacer lo que te dé la gana. En el acústico, en cambio, sí puedes.»
Recordemos que a Córdoba vas a venir con la banda completa…
Totalmente, pero bueno el acústico, es algo que para mí es medio nuevo, es que en los últimos años hubo un cambio bastante grande a nivel global con el trabajo nómade y la migración que hubo. Entonces, muchos argentinos emigraron, no tanto desde la necesidad de quererte ir a otro país, sino también como experiencia de poder trabajar desde cualquier lugar del mundo. Entonces, de repente, cualquier ciudad como Tokio o Barcelona, está llena de gente de Latinoamérica y de Argentina que sigue en contacto con sus raíces culturales a través de los streamings, a través de las radios digitales, a través de los canales de YouTube, a través de Spotify, de las redes sociales.
Ya no es como hace unos años que era ir a conquistar Japón. Vas también a reencontrarte con toda la gente de Latinoamérica que está allá y que encuentran en tu recital un espacio de encuentro social y de nostalgia.
O.c: Recién mencionabas las redes sociales y tu trabajo en Futurock y Goza Records, que tienen una fuerte presencia digital. Hablando con otro músico, me decía que, aunque Spotify ayuda a difundir artistas, sigue favoreciendo a los más grandes y a las discográficas. ¿Cómo ves esta situación para los nuevos artistas independientes con los que trabajas?
B.r: Lo veo tal cual como te lo dijo ese músico. Estoy en una situación de privilegio debido a mi trayectoria y porque la gente ya me conoce. Así, cuando saco un disco, hay muchas personas predispuestas a escucharlo sin necesidad de hacer promoción. Sin embargo, en los últimos dos años he notado una monopolización muy importante de las herramientas de difusión y creación por parte de las discográficas. Un ejemplo claro, que justo hoy comentaba con una colega tuya, son las pegatinas en las paredes, para salir un poco de lo digital. Pegar pegatinas de forma clandestina para promocionar un show siempre fue una herramienta de las bandas independientes y más pequeñas. Hoy, al menos en la ciudad de Buenos Aires, las paredes están empapeladas con carteles de cualquier tamaño, incluso sencillos y pasacalles, financiados por grandes discográficas para promocionar. Muchas veces, ni siquiera shows o discos, sino que promocionan singles de bandas de estadios utilizando esta herramienta que antes era súper accesible para las bandas independientes y que hoy es casi imposible de acceder. Cuando intentas pegar un cartel, a los dos minutos ya tienes 800 carteles de los Rolling Stones pagados por Sony encima del tuyo, como si fueran una banda under.
Este es un ejemplo muy claro de la monopolización de herramientas que antes pertenecían a la música independiente y la autogestión. En las redes sociales ocurre lo mismo con los algoritmos, las playlists y las pautas. Antes, subías un video a YouTube y la gente lo escuchaba orgánicamente. Hoy, debido a las pautas y publicidades, si no pagas, prácticamente eres castigado en las plataformas digitales. Esto representa una monopolización de las grandes discográficas que afecta fuertemente a los artistas más pequeños e independientes, quienes ya no cuentan con herramientas de promoción
O.c: Pienso en la historia del rock, donde hacer pegatinas era parte de lo contracultural, si se quiere. Sin embargo, en algún momento, el mainstream y el negocio lo absorbieron para su propio beneficio. De alguna manera, lo contracultural se convirtió en mainstream. Lo de las pegatinas es un reflejo de eso.
B.r: Totalmente, creo que eso sucede todo el tiempo. Es posible que en algún momento descubramos una nueva estrategia que el mainstream verá como marginal, y que funcione, generando un boom cultural durante tres años. Luego, el mercado lo absorberá y volveremos a enfrentar una crisis. Así es como la música independiente, la música alternativa y la música de nicho son las que dan pie a nuevas tendencias en el arte y en el mercado, tanto en términos de marketing como en lo artístico.
O.c: Pensando en tu trayectoria desde Utopian hasta ahora, y considerando que en los últimos años han surgido muchas bandas de punk y post-punk, he notado que algunas de estas nuevas agrupaciones, al responder sobre sus influencias, mencionan a artistas anteriores a ti, pero también te nombran a ti como parte de su inspiración. ¿Te sientes una referente de esta nueva ola musical?
B.R: En realidad, me siento más como una referente cuando me lo preguntan en entrevistas que en la vida cotidiana. Por mi parte, veo un montón de bandas que hacen música que realmente me gusta, y siento que tengo mucha suerte de que haya nueva música que me atrae. A veces, me autopercibo más joven de lo que soy, así que no llego a sentirme como un referente, porque siento que estas bandas son como yo. Este año, por ejemplo, compartí un festival y me di cuenta de que todos los músicos allí tenían 20 años menos que yo, y que podrían ser mis hijos. Casi me dio una crisis en el camerino.
Cuando hablaba con ellos, noté que me trataban con una jerarquía emocional diferente. En ese momento, comprendí que tal vez fui parte de una escena musical anterior a la suya, una escena que ellos vieron cuando eran pequeños, en la escuela. Recuerdo que un músico me dijo: ‘Vi el videoclip en el que usas tal guitarra y me la compré’. Luego me di cuenta de que cuando ese videoclip salió, él tenía solo 7 años. Eso realmente me hizo reflexionar y entender que tal vez no soy tan joven como pensaba.
O.c. Creo que esa escena también vino a romper ciertos paradigmas en cuanto a lo femenino y al rol de la mujer en la música. Músicas como tú, Paula Mafia y Marilina han seguido el camino de artistas como Marilina Ross, Sandra Mianovich y Celeste Carballo. ¿Crees que hubo una ruptura entre ellas y ustedes, que marcó un antes y un después en la actualidad?
B.r: Creo que la gran diferencia entre Marilina Ross y Celeste Carballo radica en que pertenecen a generaciones distintas, con una diferencia de 10 a 15 años. Marilina Ross regresó a Argentina en el mismo avión que Perón, mientras que Celeste Carballo fue un hito a principios de los noventa. Cuando hablamos de las mujeres en la historia del rock argentino, mencionamos a artistas que pertenecen a décadas diferentes, lo que refleja que nunca se consolidó una característica de la escena musical en la que las mujeres fueran parte integral; siempre eran las únicas. Es un gran ejemplo: al mirar hacia atrás, mencionamos a Marilina Ross, Celeste Carballo, Sandra Mianovich, y Epumer, y parece que estamos hablando de cuatro músicas de una misma escena, a pesar de que representan cuatro décadas distintas.
En los últimos años, las escenas musicales han comenzado a adquirir otro color. Hay mil diferencias, y esa es una de ellas. Yo lo he vivido: hay una gran diferencia entre ser una mujer que avanza en un entorno dominado por hombres y ser una mujer que comparte camarines, escenarios y la escena con muchas otras mujeres. Lo que sucede en ese contexto es un mundo completamente diferente.
O.c: Tu show en Córdoba, ¿será un poco la despedida de tu último disco, ‘El final de las cosas’, ¿editado el año pasado? Entiendo que estás comenzando a trabajar en nuevo material.
B.r: Mira, yo ya no creo en esto de las despedidas o bienvenidas de discos. Lo que sí noto es que los shows marcan el cierre de una etapa. De repente, estás en un momento en el que tocas ciertas canciones, y el show tiene un clima, una emocionalidad y una estética que se alinean con esa lista de temas. Cuando salió ‘El final de las cosas’, el show comenzó a adquirir otra dimensión. Pero para mí, eso es un proceso que lleva tiempo; no es algo que ocurre solo en la presentación del disco, sino que se va desarrollando a medida que tocas y tocas.
Cuando fuimos a Córdoba con ‘El final de las cosas’, estábamos aprendiendo a interpretar esas canciones en vivo y viendo cómo sonaban en el contexto del setlist. Ahora, regresamos con este nuevo show, que incluye estos dos discos, este P, y algunas canciones nuevas de un próximo álbum que estamos incorporando. Así que creo que, más que una despedida, es una invitación: si te gusta la banda y las canciones, vale mucho la pena ir a ver el show una vez al año, porque siempre está en constante cambio.
O.c: Bien, hoy, a la distancia, considerando que el disco salió en junio del año pasado y ya ha pasado un poco más de un año, ¿cómo lo ves ahora? Después de haberlo rodado, escuchado y presentado al público. Muchos artistas, no sé si será tu caso, comentan que cuando lanzan un disco, de alguna manera ya se siente ‘viejo’, que lo que expresaron en él es parte del pasado, y que a menudo lo ven con otros ojos. ¿Cuál es tu perspectiva sobre esto?
B.r: Me sucede que, en realidad, ya no siento que el disco se haga tan ‘viejo’. En los últimos años, se han roto muchas de las reglas que tenía sobre cómo hacer las cosas. Antes, tenía la costumbre de preparar un disco y presentar todas las canciones en vivo, sin tocarlas durante un tiempo prolongado. Ahora, cuando una canción está lista para mezclarse, comenzamos a tocarla en vivo casi de inmediato. Siento que, realmente, una canción se convierte en nueva cuando el público la incorpora.
En mi casa, mientras estoy en el estudio, no escucho la canción. La escucho solo para sacarla, y luego no la vuelvo a escuchar. Por ejemplo, ahora que hemos lanzado ‘Nueva Nadie’, nunca me he puesto a escucharla en casa después de su lanzamiento. Sin embargo, cada vez que ensayo y la toco, la canción comienza a adquirir otra dimensión. Me pasó algo similar con ‘Lo que Queda’. Ahora que la estamos tocando en vivo, se ha convertido en mi canción favorita para interpretar. Siento un montón de cosas al tocarla, y me llevó un año conocerla realmente en el escenario
O.c: Recién mencionabas ‘Nueva Nadie’, y me parece que es una canción que podríamos calificar como pesimista
Si, es re pesimista.
O.c: Tiene una letra muy representativa de estos tiempos, especialmente cuando dices: ‘No creo que alcance el tiempo para hacer todo mejor, y no creo que los malos pierdan hoy, y no creo que venza la muerte’. Relatas un sentimiento muy actual, por así decirlo. ¿Cómo ves hoy la situación? Pregunto porque creo que venías de un disco que era bastante melancólico, y esta canción la percibo como más social
B.r: Viene con una línea de optimismo pesimista que se relaciona con algo más interno, sin caer en lo esotérico. Esta canción, en particular, me parece que habla de la importancia de aferrarse a algo que te haga sentir bien, como el amor por tu pareja, por tus hijos o por tus amigos, especialmente porque las cosas no van a cambiar de inmediato.
Personalmente, he estado viviendo con mi círculo íntimo desde un lugar muy combativo. Este año, sin embargo, llegué a la conclusión de que no tengo fuerzas para pelear, y no estoy segura de si vale la pena hacerlo en este momento. Lo que sí tengo claro es que debo estar bien. La canción refleja un poco eso: que tal vez las cosas no son tan fáciles y que no van a cambiar, y no se trata solo de que el pueblo se una. Es más bien un momento para concentrarse en uno mismo y tratar de estar bien.
A veces, el pueblo también puede ser un grupo de personas conservadoras y fascistas que te odian, y eso va cambiando. Hay que aprender cuándo es el momento de pelear y cuándo es mejor cuidar de uno mismo y fortalecerse para la próxima batalla.
O.c: Puede ser que sí, a veces me pasa al escuchar discos actuales. Recientemente, escuché que dicen ‘volvemos a los noventa’, tanto política como socialmente. En los noventa, había bandas como Bersuit que eran más guerreras y contestatarias. Ahora siento que la música es también contestataria, pero con un enfoque más reflexivo. Invita a pensar sin atacar, desde el amor, con melodías más lentas y letras más profundas. ¿Puede ser que esté pasando eso
B.r: Es cierto, nunca había reflexionado sobre esto, pero me vienen dos ideas. Primero, no es lo mismo cómo se presenta una banda de ocho hombres frente a un problema social que una con tres lesbianas y dos chicos. La vulnerabilidad cambia la perspectiva combativa. Hay una conciencia social más interseccional que abarca no solo al pueblo, sino también a muchas minorías oprimidas. En los últimos años, el mundo ha comenzado a abrirse al cambio, y eso se refleja en la música.
No es lo mismo cantar sobre una situación socioeconómica que escribir una canción sobre el lesbicidio de tres mujeres. Son sentimientos distintos y hay una sensibilidad diferente. Además, en los noventa, habían pasado menos de 20 años de la dictadura, y hoy estamos a 25 años de esa época. Eso nos da un espíritu diferente al reflexionar y hablar sobre situaciones políticas y sociales.
Creo que no conozco a nadie de toda la gente que me rodea que es súper militante y quiere cambiar el mundo, y, sin embargo, nadie organizaría el asesinato de Aramburu, ¿me entendés? Estamos en otra instancia. Se sigue hablando de eso, como que no estamos en un momento pacifista, pero creo que entendemos las consecuencias de ciertos combates. Yo no quiero, por ejemplo, que, si veo que le están echando gas a una nena, incitar a la gente a que salga y enfrente a la policía. Si veo que la policía está descontrolada y amparada por el Estado para que te masacre, le diría a la gente: ‘che, veámonos adentro y tratemos de encontrar otra manera y otro espacio porque nos van a matar.
O.C: Una solución que creo que en los 90 hubiera sido ir más al choque. Cuando hablo de lo reflexivo, me refiero a eso: en lugar de atacar, volvamos a nuestra casa y reflexionemos sobre qué otras alternativas hay
B.r: Sí, pero eso también tiene que ver con que tenemos un mayor respeto por la democracia. Hoy, el gobierno que tenemos es uno que fue elegido y sigue siendo elegido. Es complejo y merece mucha reflexión, discusiones y debates. Para mí, estar triste y angustiado y hablar de eso hoy es mucho más rockero que querer salir a romper todo. Veo que los que quieren salir a romper son los libertarios.
Veo violencia y veo a los libertarios. Veo gritos e insultos completamente homofóbicos y clasistas. Un libertario no me interesa. Y no se trata solo de votar o no votar a Milei. Una cosa es votar a Milei y otra es ser una persona que odia a los homosexuales, que odia a los pobres y que cree que hay que ser rico a costa de todo, que no cree que nadie se merezca estudiar gratis o ir al hospital gratis, que no les interesa el Estado. Para mí, son personas súper violentas y enojadas, y yo no quiero ser como ellos.
O.c: ¿Ya estás componiendo otras canciones nuevas? ´¿Qué cosas te incitan a escribir hoy?
B.r: Siento que cuando me siento a escribir, surgen un puñado de emociones y, al final, se convierten en canciones abstractas. Son canciones que te hacen bailar y llorar, y hasta que no están terminadas, no sé bien de qué van. La musicalización de la letra y la composición varían mucho en el estudio. Siento que el concepto se lo ponen más los periodistas a los discos; ni yo sé cuándo sale el disco ni de qué va a ir.
O.c: ¿Tenés fecha pactada o por lo menos pensado alguna salida del nuevo disco?
B.r: Mira, desde que grabamos en nuestro estudio, pasa algo muy loco con los discos: pensamos que van a salir en seis meses y terminan saliendo en seis semanas, o creemos que saldrán en seis semanas y al final tardan seis meses. Por eso no le pongo fecha, porque si le pongo una, hago lo opuesto
O.c: Los otros días salió una colaboración con Telescopios. ¿Cómo se dio esa invitación?
B.r: La verdad es que me invitan bastante a colaborar en canciones, pero muy pocas veces digo que sí. Para que acepte, la canción tiene que gustarme mucho; de lo contrario, no le veo sentido a participar por razones estratégicas o comerciales. Con Telescopio me pasó exactamente eso. Me enviaron la canción y me pareció realmente hermosa. Ellos tenían un interés muy artístico en que yo participara, y me lo tomé muy en serio. Para mí fue muy especial vivir esa experiencia: recibir una canción y pensar ‘¡Esta canción la hice yo!’. Siento que, en ese caso, realmente necesitaban que yo cantara en la canción. Es muy diferente a cuando buscas un featuring con alguien. Yo percibí la honestidad y sinceridad de Telescopio al decirme que esta canción la hicimos y que sentían que yo debía cantar aquí.
O.c: Para cerrar la charla ¿Quiénes van a ser los músicos que te van acompañar en córdoba?
B.r: Hace cinco años que la formación de mi banda es por lo general Lux en teclados, Juan en guitarra, Tommy en batería y Marilina Bertoldi en bajo. Maru ha tenido varios reemplazos cuando no podía, pero en este momento está. Y yo creo que ya el año que viene va a ser ella el reemplazo porque calculo que va a empezar a laburar en sus canciones. Pero en este momento estoy con Maru en el bajo que me parece muy divertido tocar y viajar con ella.