Si a medida que pasan los meses (ya van siete) las formas de enfrentar los tiempos de pandemia por parte del universo artístico han logrado perfeccionarse de modo elocuente, lo sucedido el pasado jueves por fuerza, voluntad, talento y decisión de Bandalos Chinos logró tocar uno de los puntos más altos entre lo que pudo hacerse vía streaming desde nuestro país.
Con un disco listo en los tiempos previos al aislamiento obligatorio y los planes de girar por el país y el mundo triturados por la pandémica realidad, la banda nacida en Beccar decidió presentar su Paranoia pop con un musical. Ni un concierto, ni un video largo, ni una historia lanzada por capítulos. O en realidad, todo eso junto, desde el escenario del Movistar Arena. Excelencia en la producción, audacia en la apuesta, fineza en la interpretación y una afinadísima puesta en escena que incluyo a un Goyo Degano volando en medio del concierto. Para empezar un comentario, esa enumeración ya dice demasiado.
A lo largo de toda la primera aparte del musical, la apuesta por representar diferentes aspectos relacionados con lo que podríamos denominar “historia del pop” se pusieron de manifiesto a través de cuidadas apuestas escenográficas en las que hubo lugar para cielos e infiernos, arengas masivas y sentidas soledades, euforias e introspecciones. También hubo espacios para nuevas y viejas tendencias, autocine (¿autoconcierto?) y canción de fogón, todo con un respetadísimo trabajo de conexión con el nuevo cancionero “chino”.
Musicalmente, el musical estuvo a la altura de lo que el disco propone y logra convertir en realidad a lo largo de los diez tracks que lo componen, que fueron ejecutados por orden de aparición. El destacado, que alimenta en los seguidores más fieles la expectativa en la proyección de una ejecución en el tradicional vivo de la banda, fueron los arreglos de cuerdas que aparecen como uno de los agregados más finos entre las canciones que forman parte del flamante Paranoia Pop. En los puntos más altos más altos de esos pasajes (La Herida y Fulnabis), Bandalos Chinos se convirtió en una auténtica orquesta de ensueño. ¿Ya contamos que Goyo voló? Ah, sí.
Allí, otro acierto de producción en el trabajo permanente de la Parana Big Band, que a cargo de Mateo Rodó se encargó de mantener el continuum musical entre tema y tema sin dejar espacios para los silencios o las esperas que, sin la tradicional interacción entre Degano y el público, podían llegar a haber generado un vació extraño entre los asistentes que se conectaron desde la “comodidad” de sus hogares.
Entre las relaciones no forzadas del jueves por la noche, cobró una particular significación la interpretación del tema AYNMG (Así ya no me gusta), que tuvo a Goyo alejado del resto del equipo en un sentido primer plano. “Lágrimas inundaron la ciudad/ somos más que tus trajes de metal” cantaba Degano al final de un día en el que los violentos desalojos en la Ciudad de Guernica habían ocupado las planas centrales de los portales informativos de todo el país. Otro aspecto ineludible del universo pop, la conexión permanente con el cotidiano social. Piel de gallina.
Casi como para completar el tiempo de un concierto, Bandalos Chinos echó mano a algunas de las grandes canciones de BACH (2018), su consagratorio tercer disco. Para ese momento, el musical ya había tocado su fin, los comentarios en redes y el cruce de mensajes entre los conectados abría el camino a la confirmación de sensaciones colectivas que, esta vez, se experimentaron en soledad. Para esa hora, el jueves iba bajando su telón y la banda que completan Iñaki y Salvador Colombo, Tomás y Matías Verduga, y Nicolás Rodríguez del Pozo había escrito una nueva página en la historia de la música nacional. Esa que tiene a Bandalos Chinos ocupando un lugar protagónico destacado desde hace, al menos, cinco años.
*Las fotos son capturas del concierto extraídas de la cuenta de Twitter @_SignosFM