Arbolito presentó “Por todas las libertades” (Editorial Planeta), una biografía atipa que repasa no solo la historia de la banda sino también sus vínculos con referentes y organizaciones en sus 20 años de historia. Es una obra colectiva donde hay testimonios de Osvaldo Bayer, trabajadores de FaSinPat Zanón, León Gieco, Liliana Herrero, entre otros. Para llevar adelante esta producción convocaron a Diego Skliar, miembro de FM La Tribu de Buenos Aires y escritor, quien colaboró junto a la banda. Y hablamos con él para conocer como llevaron adelante este trabajo.
Primero, más allá de la historia en común ya que se conocen con la banda desde hace mucho y teniendo en cuenta que ya has participado de textos colectivos y también publicaste por tu cuenta, parece que estaba dado pero cómo te llega la propuesta en definitiva para trabajar en el libro
El vínculo con Arbolito tiene muchos años, un poco por el recorrido que vos decís y por un laburo en periodismo alternativo. Arbolito es una banda de referencia para todos los que venimos militando en el campo popular, así que esa amistad se viene forjando de años, el vínculo periodístico, cubriendo recitales y haciendo entrevistas para distintos medios. Desde que estoy en FM La Tribu eso además se transformó como en un camino en donde se pensaron festivales, festejos de cumpleaños de la radio, producir hechos políticos juntos también en esas fiestas.
Un día recuerdo era el cumpleaños de Caravana, una banda muy amiga, cumplía 10 años y lo festejaba en una plaza en el centro de la ciudad, me lo encuentro a Ezequiel Jusid (guitarrista y cantante) y me dice “che tengo que contarte algo, tenemos ganas de hacer un libro y la editorial tiene ganas de publicarlo, lo único que nos dijeron que busquemos a alguien que pueda escribir nuestra biografía que no seamos nosotros los que tengamos que aprender un oficio de un día para el otro. Y pensamos todos en vos”. Así que ahí llego, muy emocionante para mí recibir semejante propuesta y semejante desafío profesional que es escribir mi propia biografía y la de Arbolito que es necesariamente escribir parte de la historia Argentina de la mano de sus canciones. Seguimos charlando y fue un libro muy laburado en conjunto, en el tipo de material que queríamos más allá de mi realización ejecutiva, es una obra colectiva por como la fuimos pensando entre Arbolito, la editorial y yo.
Cómo decías, el modo en que encararon el libro da cuenta de una historia que excede a la banda, a tu relación con la banda y va contando distintos momentos del país. Cómo fue manejar esos niveles para llegar a un equilibrio
Bueno son las mismas canciones de Arbolito las que te van marcando el hecho histórico argentino o latinoamericano que tenes que ir investigando y poniendo en paralelo en esa biografía. Si uno pone, por poner un ejemplo, ya “La Mala Reputación” primera producción de la banda, tiene canciones como La Máquina que ya hablan del capitalismo funcionando sobre los cuerpos y eso ya te obliga a pensar que estaba pasando en ese momento. También en ese primer disco tenes una versión del Huayno del Desocupado y te obliga a hablar del desempleo a fines de la década del noventa. Ya más acá en el tiempo tenes canciones como Saya del Yuyo que necesariamente te obliga a hablar de los campesinos en defensa de la tierra y ver cuáles son las consecuencias del modelo argentino de monocultivo de soja y la utilización del glifosato. Todo eso va apareciendo a través de las canciones. Son las propias letras de Arbolito y las propias acciones, junto a quiénes comparten escenario, qué festivales, qué tipo de denuncias permiten que suban para que puedan amplificar alguna demanda. Son las letras y acciones las que van marcando esa biografía paralela, además de la banda y mis impresiones sobre la banda el propio camino de una historia argentina, de las resistencias populares a los avances del capitalismo en el país y la región. Eso además me hace sentir muy a gusto con narrar esa historia también, porque creo que es necesario una reflexión sobre los últimos 15 o 20 años.
El año pasado, en momentos de balances de todo tipo, había quienes les costaba encontrar la banda sonora de esta última época. Ya no había un sonido identificable como en la vuelta a la democracia o en los noventa. Sin embargo quizá no haya una banda sino más bien canciones que están ahí para describir ciertos momentos y esa puede ser esa banda sonora.
A mí me parece que Arbolito es la banda para poder hablar de eso porque aparte es consecuente con sus modos de acción y sus modos de organización interno. Los chicos desde el origen siguen trabajando de modo asambleario las decisiones, como piensan la división cuando tienen un ingreso, las tareas y como las distribuyen, cómo se vinculan con el equipo de trabajo. Cómo piensan todo eso también da cuenta de un modo de organización política, sobre todo a partir de 2001 poniendo sobre la mesa una fuerte discusión contra la verticalidad, contra los centralismos. Me parece que en eso también Arbolito es emblemática de esta época. Obvio que no es la única, a mi interesa narrarlo desde esa perspectiva que la banda nos comparte y convida. Por supuesto que uno podría narrar los últimos 8 años de la Ciudad de Buenos Aires con Tan Biónica y es otro modo de narrar lo que pasa en las formas de existencia y en los consumos de la gente. A mí lo que me hace lucha día a día es una perspectiva del mundo distinta y me parece que Arbolito es la que permite tener esa perspectiva, soñar en acciones lo que queremos y no sé cuántas bandas hay para narrar eso. Hay bandas con letras contestatarias que dan cuenta de conflictos de época, se puede nombrar a Las Manos de Filippi, momentos de la Bersuit, buena parte del movimiento punk y hardcore también nos sirve para pensar esto. Mucho de lo que fue la movida del oeste bonaerense pos 2001 nos habla también de un modo de acción política muy interesante. Menciono estas experiencias en el libro. Si tengo que elegir una es Arbolito y tengo la suerte que la banda me haya elegido a mí para compartir con ellos la experiencia de escritura de eso.
Hay invitados también en el libro, el nombre de Osvaldo Bayer es uno, parte fundacional de la banda. ¿Cómo fueron decidiendo los nombres y qué buscaban de cada uno que pudieran aportar?
Bueno eso fue charlado con el grupo y repasando cronológicamente la historia como fueron apareciendo los distintos amigos, amigas y articulaciones de todo este tiempo. Por un lado si queríamos dar cuenta del vínculo profundo con organizaciones y movimientos sociales, por eso esa fue una primera mirada de los diálogos que queríamos tener, por ejemplo, con Zanón. Arbolito fue muchísimas veces a Neuquén a la fábrica recuperada, compartieron escenario con León Gieco en un festival en capital y después con Manu Chao y Bersuit en Neuquén. Nos parecía que las fabricas recuperadas representadas por su vínculo con Zanón era algo que queríamos contar y fue uno de los primeros diálogos que fuimos a buscar. Lo mismo el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE) y la cantidad de vínculos que la banda tiene con este movimiento que lucha contra la sojización y por la soberanía alimentaria. Nos parecía que en ese dialogo con organizaciones tenían que estar los pueblos originarios, y allí su vínculo amistoso con Moira Millán referente mapuche nos parecía fundamental que este.
Después por otro lado estaban los músicos, amigos y referentes de la cultura popular que nos parecía que estar y ahí se cae de maduro el nombre de León Gieco. Osvaldo Bayer también que tiene que ver con el origen del nombre directamente. Liliana Herrero, una referente que ha compartido tantos escenarios con ellos como no iba a estar. Verónica Condomí, que además de ser profesora de canto de toda la banda durante mucho tiempo, fue un emblema de todo lo que fue el movimiento de MIA, de la música autogestiva e independiente en la argentina entonces también nos parecía importante esa perspectiva. La Unión de Músicos Independiente y Diego Boris como otra organización. Todas cosas que hablan muy fuertemente de quehaceres políticos y amistades muy profundas. Y eso lo decidimos en conjunto y fui avanzando como periodista en todas las aristas que me parecían que tenían que ser narradas. Y después hay toda otra parte que tiene que ver con la puesta en escena de Arbolito y el sonido de los discos, donde entran sonidistas, técnicos, escenógrafos, vj’s, personas que los han acompañado desde la organización y producción de conciertos. Personas que han trabajado en compañías discográficas y productores artísticos de los discos. En este sentido esta la voz de Dani Buira, de Tito Fargo que han acompañado la producción. Los chicos de La Renga, con una amistad y un modo del cual han aprendido. Todo esto fue el criterio para salir a buscar los interlocutores para narrar juntos este libro.