Antro Tour: FEMI en gira con su manifiesto emocional

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Con el lanzamiento de “No es personal” y una live session incendiaria en La Usina del Arte, FEMI no solo reafirma su potencia escénica, sino que inaugura una nueva etapa: el Antro Tour, una gira que la lleva por los márgenes encendidos de Argentina, donde el aguante se respira de cerca y la música se vuelve cuerpo colectivo.

El nombre no es caprichoso. “Antro” es síntesis y despedida: una forma de rendir homenaje al espíritu noventoso que atraviesa Cultura Famélica, su disco debut, antes de abrir paso a lo nuevo. Pero también es una declaración de intenciones: tocar en recintos pequeños, donde las caras se ven, el sudor se comparte y la música se escucha como si fuera la última vez.

La gira arranca el Viernes 5 de septiembre en Córdoba, con un show en Sala Formosa que promete intensidad y cercanía. Al día siguiente, el Sábado 6, FEMI desembarca en Rosario para presentarse en Distrito 7, donde el ritual se repite: antro, comunidad y catarsis. Luego vendrán Temperley, San Justo, Avellaneda, Ituzaingó, La Plata y Mar del Plata, con más fechas por anunciar.

Desde el pogo donde una embarazada casi da a luz hasta las rimas que nombran al FMI, Caputo y Elon Musk, FEMI construye un universo donde lo íntimo y lo político se entrelazan. “No me interesa ser famosa, me interesa ser genuina”, dice. Y lo demuestra. Su música metaboliza el absurdo institucional y digital, construye belleza desde lo que no encaja, y ofrece refugio a quienes no se parecen a lo que la tele dice.

El Antro Tour no es solo una gira: es un striptease emocional, un manifiesto en movimiento, una forma de estar con el resto.

O.c: ¿Cómo estás preparando el show en Córdoba? Venís con Antro Tour… ¿de dónde surge ese nombre y qué universo propone?

Femi:
El Antro Tour es la síntesis de mis sueños para Cultura Famélica, mi disco debut. Es un disco muy, muy inspirado en el rock de los noventa y en un espíritu noventoso que va más allá del género musical.
Ahora que estoy en el tramo de despedirme un poco de ese disco para darle lugar a lo nuevo, sentí que correspondía visitar antros con ese mismo espíritu. También estoy con ganas de más cercanía con la gente, de recrear ese ambiente íntimo, en recintos pequeños donde estamos todos pegados, nos vemos bien las caras y la música se disfruta de otra manera.

De eso va el Antro Tour: de recorrer, de visitar los antros de cada lugar donde sé que está la gente que ha viajado mucho para venir a verme, para venir siempre a Palermo. Así que ahora voy yo para allá. Para Avellaneda, para Ituzaingó, para todos los lugares donde está el aguante.

Obviamente que esto incluye a la ciudad de Córdoba, ¿no? Yo te digo “mutar a Avellaneda” y “a Ituzaingó”, pero estamos hablando de Córdoba. Y bueno, lógicamente, yo me moría de ganas de volver.

Pasé uno de los mejores shows de mi vida ahí —top 3 sin dudas—. Fue en diciembre del año pasado, y hubo un momento inolvidable: una embarazada casi da a luz entre el público. Imaginate. Nos moríamos de ganas de volver desde ese día. Cada vez que veo los videos de ese show en Córdoba, me saca una sonrisa.

O.c: Ya has sacado algunos adelantos… ¿se viene disco nuevo? ¿Tiene fecha de salida? ¿Cómo sigue el año para Femi en términos creativos?

Femi:
Estoy trabajando en nuevo material, pero no tiene nada que ver con las últimas canciones que vengo sacando. A mí me gusta mucho el contraste, el contrapunto, el subir y bajar. Así que si en algún momento muestro una cosa, lo más probable es que después salga con otra completamente distinta.

Eso aplica sobre todo a los singles y a los trabajos cortos, como los EPs. Me gusta que tengan esa libertad, ese movimiento. En cambio, cuando pienso un disco, lo hago de forma más integral, más conceptual, de principio a fin.
Así que bueno, quizás antes de fin de año haya un material corto, muy distinto a lo que se viene escuchando de mí. Y cuando pueda elaborar el disco —seguramente para el año que viene— va a ser un trabajo más conceptual, más pensado como cuerpo entero..

O.c: No es personal. ¿Qué significa para vos que “todo es personal” en un mundo que insiste en lo contrario?

Femi: “No es personal” es casi una ridiculización de esa interferencia —esa agresión, te diría— que sucede mucho en el ámbito laboral. Cuando alguien arremete contra tu integridad, contra tu trabajo, contra tu posición… básicamente, contra tu condición de ser humano.

Tiene que ver con esa conducta medio socarrona, con la que esperan que uno no se lo tome a pecho, que no se lo tome personal. Pero muchas veces el laburo es súper personal. Y sobre todo cuando uno entrega tanto en su trabajo, cuando lo pone todo ahí… que se metan con eso, ¿viste?, termina tocándote la fibra más íntima de tu ser.

Entonces viene por ahí la mano de “No es personal”. Para mí significa: todo es personal. Significa que yo estoy volcada en mi trabajo, y cuando se meten con mi trabajo, se meten conmigo. Carajo.

O.c: En “Civil” se percibe una pulsión por lo marginal y un tono entre bisturí y meme. ¿Cómo se construye belleza desde lo que no encaja y cómo curás el registro entre sarcasmo, denuncia y delirio pop?

Femi: Cuando estoy haciendo música, lo único que espero es que sea algo auténtico. Después vienen todos los adjetivos, las calificaciones… que creo que le corresponde más al otro, al que recibe ese arte, poner.
Yo no me esfuerzo porque sea más así o más asá. Ni estoy muy segura de lo que mis canciones provocan en las demás personas. Trato de que sea fiel a todas las aristas que tiene mi persona. Y mi persona está compuesta de muchas capas, muchas cosas. Entonces, lógicamente, mi música va a tener muchos componentes.

Todo eso que vos decís —lo que no encaja, el sarcasmo, el delirio— muchas personas pueden ver mi Instagram y pensar que soy de determinada manera. Pero después está la realidad, y cómo uno opera en la realidad. Yo he sido, soy y seguramente seré una persona muy introvertida. No soy el alma de la fiesta bajo ningún aspecto. Nunca fui parte de un grupo popular en la escuela. Estoy más del lado de la gente de bajo perfil.

Hay seres humanos que están en palcos, y hay seres humanos que están más en la calle. Yo me considero de la gente que está en la calle, con el resto.
Creo que yo construyo lo único que puedo construir, porque soy esta persona. Y no me puedo evitar para hacer una canción.

O.c:
¿Cómo se metaboliza el absurdo institucional y digital en una era donde el presidente “pelea con Britney Spears” y los trolles, los sobrecitos y la noche tuitera moldean el relato político?

Femi:
Creo que en mi caso, todo eso se metaboliza haciendo música. A veces uno ni siquiera puede escapar a las lógicas medio berretas con las que se opera en la sociedad, en la modernidad, en esta actualidad que tenemos. Pero también creo que hay una cierta belleza —y una capacidad de digerir todo eso— a través del arte.

En mi caso, es la música. Y esa canción, justamente. En otras personas, bueno… cada uno tendrá su forma de metabolizarlo. Justamente.

O.c: ¿Qué tipo de verdad se revela en este striptease político y emocional?

Femi:
Creo que se revela la verdad así como le tengo acceso al día de hoy. Porque también creo que hay tantas verdades como puntos de vista. Y los puntos de vista cambian, se enriquecen, mutan.

La verdad es un concepto medio entre comillas. Nadie tiene la verdad de nada. Son estadios de conciencia. Son estadiso de conciencia y uno trata de hacer lo que puede con lo que tiene a mano, con sus capacidades, con sus herramientas.

A mí me gusta justamente eso. Y es lo que hace que muchas veces los artistas —como las personas— se contradigan. Porque estamos todos en búsqueda. Y estamos todo el tiempo cambiándonos. Eso es lo humano.

O.c: ¿Qué te permite nombrar directamente figuras como Caputo, el FMI o Elon Musk desde la canción? ¿Hay una ética en esa frontalidad?

Femi:
Creo que eso proviene de un lugar mucho más lúdico que agresivo. Muchas veces es un agresivo por los géneros, por la indignación también que uno carga, pero incluso es un juego para mí, es una forma.

Creo que la realidad solamente se puede afrontar si uno se está cagando de risa, porque si no, si no te estás cagando de risa, es muy duro. Y si bien también reírse es una posición de privilegio, es un privilegio que elijo tomar, porque si no a mí me pone muy triste la situación actual y me inmoviliza, y me hace sentir como que no.

A mí me cuesta mucho estar contenta si nadie más lo está, ¿viste? Y yo creo que la temperatura a nivel social esta me viene medio mal, la cosa está bastante caldeada.

Entonces, si yo desde mi posición —incluso de privilegio— puedo aportar algo, aunque sea una rima o una imagen, una canción que es una tontería, que es graciosa, que le saca una sonrisa a alguien… bueno, por lo menos voy a hacer esa gracia. Pero bueno, entiendo que también es eso. No deja de ser un privilegio.


O.c: En Pura Pose la letra repite “sexo, conflicto, dinero” como mantra. ¿Qué tipo de relato social se construye desde esa tríada?

Femi:
Pura Pose es una canción muy divertida y satírica. Es absolutamente satírica. Me encanta mi Pura Pose porque, bueno, es el personaje, es la vida de la chica de la tapa, del arte de tapa.

Es esta persona que tiene muchas ganas de pertenecer al mainstream, y tiene ganas de manejarse con las lógicas que el mainstream —y todo lo que le va bárbaro— propone. Tiene ganas de manejarse con esas reglas, en ese juego. Y termina siendo muy enunciativa y superficial de todo lo que cree que está bueno.

La gente la odia. Ella es hermosa. Lo tiene todo: sexo, conflicto, dinero. Son estas temáticas en las que siempre termina rondando y redundando lo mainstream. Y ahí está ella, esa persona de Pura Pose, contando sus verdades

O.c: ¿Cómo se negocia el deseo de fama con la ironía que atraviesa tus canciones con la actualidad?

Femi: Yo creo que la fama no es algo importante en sí misma. En mis humildes años de carrera —que son pocos pero muchos al mismo tiempo— se me han aparecido muchas oportunidades que me hubiesen servido mucho para ser famosa, que me hubiesen servido mucho para estar en un lugar de mucha exposición. Y nunca fue eso lo que a mí me movilizó
Sé que hay cosas que te hacen el camino más fácil, y buenísimo, está perfecto la gente que lo elige. A mí no me mueve mucho. Me interesa más ser genuina que famosa.
 Me interesa más hacer un camino auténtico. Y me interesa llegarle a personas que quizás tienen dudas respecto de su propia identidad, y de cómo moverse y desenvolverse en su arte sin ser particularmente como lo que está en boga, lo que está de moda ahora.

Hay un montón de gente que no se parece a lo que la tele dice, o a lo que el mainstream dice. Y creo que yo quiero poder fomentar —desde mi arte— que esas personas florezcan, y sientan que es posible hacer caminos distintos. Y si eso implica ser menos notoria, o menos famosa, o más alternativa… que así sea. Es mi camino. Y lo voy a hacer feliz.