La historia del rock argentino no solo está marcada por grandes discos, sino también imágenes históricas que fueron registradas por grandes artistas desde detrás del lente. Muchas de ellas pertenecen a una de las primeras fotógrafas del rock en nuestro país: Andy Cherniavsky. Su mirada está inmortalizada en fotos y momentos inolvidables, como la última sesión que dio Luca Prodan antes de su muerte, o la infinidades de fotos que le sacó a Charly García a lo largo de su carrera, a las que se le suman fotos a Soda Stereo, Miguel Abuelo, Andrés Calamaro.
En medio del aislamiento, nos tomamos el rato para conversar con ella sobre sus comienzos en la fotografía, las razones que la llevaron a dedicarse a esa rama de la expresión, la moda y un puñado de otras impresiones que fueron apareciendo en medio de la charla.
Otra Canción: ¿Cómo empezó tu interés por la fotografía?
Andy Cherniavsky: Siempre tuve mucho interés por las artes visuales en general, sobretodo el cine, pero no específicamente por la fotografía. Mi interés vino más bien desde el lado de la música y la posibilidad de encontrar un lugar, un trabajo, desde el que podía seguir y ver a los artistas que admiraba.
O.C: Estuviste en la que fue, para muchos, la época dorada del rock. Trabajaste con Sumo, Soda Stereo, Charly García… ¿Qué ofrecían esos artistas a la hora fotografiarlos? ¿Podrías nombrarme dos o tres grupos o sesiones que destaques de aquella época?
A.C: Toda esa época fue maravillosa. Diez años en continuado trabajando con artistas y bandas que tenían una imagen muy fuerte. Recuerdo sesiones de fotos donde me enfrentaba al desafío y la adrenalina de sacar lo mejor de grosos como Gustavo (Cerati), Federico (Moura), Luca (Prodan), Charly (García) y tantos otros, cada uno desde su lugar artístico y desde su personalidad particular, ya sea en vivo o en estudio. Todos me dejaron algo hermoso y profundo, sus imágenes que se mezclan con su música y su inmensa personalidad.
O.C: Más allá de la imagen…¿Crees que hay algo que une a la fotografía con la música como hecho artístico?
A.C: Siempre la música es generadora de estados de ánimo, de percepciones internas, recuerdos imborrables del pasado o premoniciones y aprendizajes. Creo que la fotografía también tiene esa característica, ahí hay una unión en cuanto a lo que generan, algo muy interno que va desde la alegría o la melancolía, pasando por el deseo y las fantasías. Ambas son generadoras de sensaciones.
O.C: Me gustaría que me expliques una concepción muy tuya sobre la fotografía que te escuche decir varias veces y en la que sostenes que la fotografía es como pausar la vida.
A.C: Yo creo que la intrincada máquina que es el cuerpo humano no puede realizar la función de detener el tiempo. La memoria no es algo estático, sólo la fotografía detiene ese instante y lo registra para siempre como un pedazo de historia quieta. Por eso siempre una foto nos sorprende y nos genera una exclamación. Antes decían que era como robar el alma y algunas comunidades indígenas no te permiten que los fotografíes y que les robes ese instante único e irrepetible.
O.C: Sos una de las fotógrafas que más acompaño a Sumo, estuviste en varios shows y giras. Pero hay una sesión en tu estudio en la Luca parece triste. Con el tiempo supimos que esa fue su última sesión y no son pocos los que leen en esas imágenes una especie de premonición. ¿Hay algo de cierto en eso? ¿Qué recuerdo guardas de esa sesión?
A.C: Si, fotografié mucho a Sumo en vivo, en giras y shows pero esa sesión fue la última de Luca y la primera que hice yo de él solo en estudio. Recuerdo a Luca muy tímido, ese día estábamos solos. La imagen que yo tenía de él, en las giras y camarines era siempre de Luca verborrágico, hiperkinético, imparable y para mi estar sola con él era muy intimidante. Me transmitió mucha soledad y tristeza en esas tomas y ahora sabiendo que eran sus últimos meses de vida ese recuerdo es más vívido aún.
O.C: Recién hablabas de «congelar un momento», algo que la memoria no puede hacer. ¿Vos que crees?
A.C: Yo siempre dije que la fotografía es mi memoria porque no me acuerdo de nada. En mí, la memoria es algo que gira siempre alrededor de imágenes concretas y fotos. Cuando no hay una imagen coincido en que los recuerdos son difusos y pueden percibirse de millones de maneras distintas en cada ser humano y creo que la fotografía también se percibe distinta o genera cosas diferentes en cada persona.
O.C: ¿La cámara te metió en el mundo del rock o vos metiste la cámara?
A.C: Las dos cosas, pero más la excusa para meterme en ese mundo de una manera profesional, tener un lugar. En aquella época, las mujeres que no teníamos una actividad en el mundo del rock eramos tildadas de groupies, algo que no existe en masculino. Yo luchaba contra eso, mi idea de ser fan era desde la actividad no quería ser la minita aburrida que se pasa el día en la prueba de sonido y en camarines esperando para poder conocer a su ídolo, para mi fue siempre desde el hacer.
O.C: Daniel Cherniavsky te involucro un poco en la música. Fue un reconocido productor y manager de Arco Iris, Les Luthiers, Manal, Santana, Mercedes Sosa. ¿Cuánto hay de él en tu amor por la música y la fotografía?
A.C: Esta pregunta me hace llorar. Mi viejo fue y es un emprendedor, con él conocí la música, el arte, la rebeldía y de su mano, como una nena, entré a todos los teatros y estadios que después recorrería como profesional. De él hay todo en mi, soy tan emprendedora, empresaria y artista como lo es él, lo admiré y lo admiro siempre, me mostró mucho más que un camino, valores, trabajo, una forma de pensar y ver la vida.
O.C: ¿Cómo fue tu relación con Charly? Tengo entendido que empezó por su hermano Daniel pero después se fue a vivir a tu casa…
A.C: Si, con Charly pasamos y vivimos por todos los estados: familia, amistad, trabajo y amor. Nos siguen uniendo esos años 70 en los que vivía en casa y era mi cuñado, recuerdos que atesoramos los dos hasta el día de hoy y prometemos no olvidar, nos une esa relación fotal, como la definió él en algún momento.
O.C: Charly te regalo un libro de Anni Leibovitz. ¿Qué significó eso?
A.C: Yo era una chica muy insegura, mis cuestionamientos acerca de ser fotógrafa y no haber ido a la universidad, ser mujer en una profesión de hombres me atormentaban. No entendía lo que significaba ser autodidacta en el año 78, consumía mucho tiempo pensando en la vocación, hasta que Charly me regaló ese libro que tengo aquí a mi lado, fue revelador, valga la redundancia.
O.C: Existe algo que siempre se discute en el mundo de la fotografía de espectáculo que es quién es fotógrafo y quién es un fan que saca foto o simplemente alguien que tiene una cámara. ¿Qué es lo que te hace fotógrafa?
A.C: Cuando yo empecé eramos 7 u 8 fotógrafos, dentro de los cuales yo era la única mujer, me costó mucho entender esa diferencia entre lo profesional y ¨sacar una foto¨. Hoy soy como un fotómetro o como una cámara, todo está incorporado en mi y creo que esa diferencia se llama ¨saber mirar¨. Todos miramos y todos podemos sacar fotos y más ahora que adquirir una cámara que ¨hace todo¨ y arreglarlo en post producción o con un filtro del celular es muy fácil, pero todo eso es lo que yo no hago, me gusta mirar, pre-producir, pensar y soñar con las tomas que voy a hacer. Particularmente la fotografía de espectáculos no es nada fácil, antes teníanos que sacar fotos con 2 rollos de 36, con mala luz, revelando nosotros en el cuarto oscuro, pensando muy bien que lente usar y cuando disparar. Hoy podemos disparar como con una ametralladora sin parar y algo quedará. No es mi estilo.
O.C: Leí por ahí que hubieron fuera de la música dos sesiones que te marcaron. Una fue con Katie Moss y, otra, con Claudia Schiffer.
A.C: Esas dos sesiones fueron muy locas y muy difíciles, trabajábamos como Rocca-Cherniavsky y se presentaba el desafio con mucha adrenalina de hacer esas dos campañas de moda para dos marcas diferentes con esas dos supermodelos, que no fueron ni dóciles ni buena onda. Pero de todo se aprende. No las recuerdo como algo disfrutable, fueron caóticas y estresantes.
O.C: Hay fotos tuyas icónicas que están en internet, en posters en remeras. Algo que me lleva a preguntarme si en la era digital la foto cuando está en internet de algún modo “deja de ser tuya” y si de alguna forma no empezás a perder los derechos cuando empieza esa foto aparecer en todos lados sin tu permiso…
A.C: Opino que mis fotos forman parte de la historia y eso está muy bien, los museos tienen sus plataformas y se exiben los cuadros y fotos de grandes artistas, pero si alguien lucra con mis fotos o las de cualquier colega tiene que pagar porque existe el Derecho de Autor y el Derecho de Imagen, algo que hay que respetar.
O.C: Algunas de las fotos icónicas de Miguel Abuelo también son tuyas ¿Cómo lo recordás?
A.C: Miguel era alguien a quien yo admiraba muchísimo de chica y reapareció en mi vida cuando descubrí y seguí a Los Abuelos de la Nada en cientos de shows como fotógrafa. Luego conviví en pareja con Andrés (Calamaro) casi 9 años. Miguel estuvo muy presente en mi vida desde la música y como amigo en aquellas buenas épocas. Lo recuerdo como un gran artista que se creo a si mismo, un talentoso!
O.C: Estuviste muchas veces atrás del escenario de muchos grupos. ¿Hubo momentos que dijiste «a esto no le puedo sacar fotos» o que sacaste y dijiste «esto no se puede mostrar».
A.C: Siempre le saque fotos a todo lo que vi adelante, atrás y al costado del escenario, las fotos que no muestro es por una cuestión de ética profesional, eso es importante y posiblemente esas fotos mueran conmigo, aunque son parte de mi archivo.
O.C: A finales de los 90 decidiste hacer un parate y pasarte a la publicidad y la moda. ¿Cómo fue esa decisión?
A.C: Creo que fue una decisión relacionada a un crecimiento personal, algo del laburo que hacía no me cerraba y necesitaba un cambio, quería salir de esa violencia pero también aprender y seguir creciendo. Eso es algo que siempre fue y es necesario en mi vida, esas ganas de saber algo nuevo. Aunque nunca dejé de hacer tapas y fotos de rock (no en vivo), la moda y la publicidad eran asignaturas pendientes que necesitaba explorar, siempre en mi estilo autodidacta, y así fue.
O.C: Para terminar me gustaría que nos cuentes un poco del libro, Acceso directo, que editaste hace poco. Vale aclarar que no es un libro de fotos…
A.C: Acceso Directo saldrá post pandemia, son memorias de una fotógrafa de rock en los años 80, lleno de historias, anécdotas y cosas personales, algunas autobiográficas y de todo mi aprendizaje en este viaje increíble de la vida.