María Pien y Señorita Carolina emprenden una mini gira por Córdoba, en Otra Canción conversamos con ellas. Canciones, independencia y horizontes trazados por una mirada compartida del mundo y la música.
Maria Pien y Carolina Pacheco tienen una historia común. Un recorrido que entrelaza caminos a partir de contextos compartidos y, sobre todo, canciones. Esa historia “surgió hace mucho años, cuando yo fui a ver un reci de Leon Rogani donde María también tocaba y flasheé. Sentí automática conexión y creo que esa misma noche le pregunté si quería ser mi amiga, como niñas” dice Pacheco, voz y alma mater de Señorita Carolina, el proyecto que lidera desde hace ya una más de una década y que lleva cuatro discos en su haber. “Con Caro nos conocemos hace un montón, es la primera amiga compositora que tuve y en estos años compartimos muchas movidas, recis, participó de mi primer disco y yo del último de ella” reconoce por su parte Pien quien además agrega que, juntas, compartieron “un concierto que quedó plasmado en un disco en vivo, y lo más importante: amistad, solidaridad, cariño y respeto mutuos. Teníamos la idea de viajar juntas en algún momento y justo se dio la posibilidad, también me alegra mucho que Caro vaya a Alta Gracia y conozca Hora Libre”.
La idea, las ganas y el empuje, finalmente traerá a ambas a Córdoba durante este fin de semana, en el marco de una mini gira en la que desparramarán melodías por diferentes lugares característicos del circuito local. Las vibraciones de ambas comenzarán a hacerse escuchar el jueves por la noche en Cocina de Culturas (Julio a Roca 491, donde se presentarán junto a Clara Presta), continuarán el viernes en la librería Hora Libre de Alta Gracia (Urquiza 35, Sur) y promete extenderse durante el sábado y el domingo en sitios a confirmar.»Siempre que vuelvo a Córdoba hago nuevas amigas y amigos, es la principal razón por la que sigo volviendo» dice María Pien, que ya ha tenido un puñado importante de presentaciones en tierras mediterráneas. «También cada vez hay más bandas y solistas de Córdoba que me encantan, eso me entusiasma para venir. En Alta Gracia sucede que hay gente muy especial, es como una familia la del Encuentro de Cantautores, me siento muy en casa ahí». Sin haber pisado los mismos escenarios cordobeses, la sensación de pertenencia es compartida por su compañera en este viaje. «Nunca fui a tocar. Pero un poco es mi casa, porque mis papás se fueron a vivir a Villas de Las Rosas hace ya casi once años, así que vengo más o menos seguido. Además vine mil veces como corista de Miss Bolivia, con quien tengo el honor de trabajar y viajar muchísimo» confiesa Pacheco conversando con Otra Canción.
En el año 2014, ambas editaron sus últimos trabajos musicales, María Pien lanzó «Malinalli» bajo el sello de gestión colectiva Elefante en la Habitación, con quien tiene una relación de pertenencia casi militante. «En mi último disco quería que las canciones suenen como si estuvieran siendo cantadas y tocadas al lado tuyo o en tu oído, creo que esa proximidad se logró. Es un disco muy de las maderas y las cuerdas, también lo asocio con el fuego, con la noche, con las historias que se transmiten de boca en boca a la luz de la luna. Es lo que esas canciones me pedían. Ahora hay nuevas y piden cosas distintas así que estoy explorando por otros lados» dice María, quien en ese disco, logra unificar bajo su universo expresivo a artistas tan aparentemente disimiles como Miguel Abuelo («Lunes por la madrugada») y Miguel Hernández. «En ambos casos hay poesía y me conmueve, tienen un simbolismo que me interesa, resuenan conmigo y con mi historia… la convivencia de elementos distintos me parece natural si es así, supongo que de otro modo igual no funcionaría. Esos versos del Martín Fierro me los recitó mi viejo mil veces, cantarlos así tiene sentido para mí. La selección de la materia prima responde a ese criterio», afirma.
Otra Canción: Formas parte de una generación en la que conviven las ideas de autogestión e independencia ¿Cómo eso abre o limita las posibilidades de desarrollo en el rumbo que van tomando sus formas musicales?
María Pien: Lo único que nos puede limitar realmente es nuestra mentalidad limitante, así que intento poner mis energías en trabajar en eso y en hacer música que me aporte algo, que me lleve por lugares nuevos o de nuevas maneras por lugares antiguos, y que en el mejor de los casos también me permita ir a esos lugares compartiendo el camino con un montón de personas que están en la misma y enriquecen y llenan de amor la experiencia. La autogestión, creo, te lleva naturalmente a trabajar en red, en interdependencia más que en independencia, y es un camino de aprendizaje tremendo. Una de las cosas que me enseña es a desafiar mis prejuicios y no ser cerrada, por lo que veo las posibilidades siempre abiertas. Es difícil a veces pero creo que hay que hacer y confiar, y hacer, y seguir haciendo, porque el disfrute está ahí y disfrutar es la que va.
O.C: Ya pasó un año y pico desde la edición de “Malinalli” ¿Tenes planes para entrar a un estudio próximamente? ¿Hay nuevas canciones? ¿Por dónde estas buscando tus composiciones en la actualidad?
M.P: Estoy con muchas ganas de grabar y es lo primero que voy a hacer cuando vuelva de gira (en abril-mayo va a emprender una gira por España). Ahora mismo estoy despidiéndome de «Malinalli», de hecho, con estas fechas y el sábado 2 de abril tocando el disco entero con la banda en Besares Club de Cultura, en Buenos Aires. La idea es en julio grabar un EP que va a tener tres canciones que son poemas ajenos con música mía, y en otro plan sonoro, es una pequeña obra conceptual. Desde que salió Malinalli, hubo un par de canciones nuevas que grabamos con la (también nueva) banda y salieron en discos colectivos («Habeas corpus» en «Se Trata de Nosotras» y «Memoria de la luz» en «Luz al Instante»). Después del EP quiero encarar un nuevo disco largo que quizás va a ir para ese lado de vivo grupal que estuvimos explorando y me gusta mucho.
Carolina Pacheco canta, escribe y toca canciones desde 2005, cuando dio origen a su proyecto Señorita Carolina. Grabó cuatro discos en estudio, incluyendo el recién editado «El Latido En La Boca», y dos en vivo. Hoy, es una de las artistas más activas del under porteño y, además, es corista de Miss Bolivia desde hace 6 años. Sus canciones, tanto en aquellos segmentos más rockeros como en los que tienen tintes más intimistas o bucólicos (que se concentran puntualmente en su tercer trabajo llamado “Más filoso”) se carcaterizan por una convivencia casi sagrada entre tu voz y la guitarra, que por otra parte es la única pata de su banda que te acompaña que ha sido inamovible desde su primer trabajo, editado allá por el año 2008. «La guitarra es el lugar desde de donde las canciones nacen. Es mi herramienta número dos, la uno es mi voz. Igualmente desde «El Latido en La Boca» estoy tratando de despegarla un poco de ahí y empezar a pensar por fuera de ella, lo cual me cuesta mucho. Recién ahora me estoy haciendo a la idea de que, si compongo una canción desde ahí, no tiene por qué estar atada a ese instrumento. Para mí es toda una revelación» revela al conversar con Otra Canción.
Otra Canción: El año pasado estuviste celebrando tus 10 años sobre los escenarios. Digamos que sos parte del universo de la canción post-Cromagnon. ¿Existe eso? ¿Te sentís parte de una generación que tuvo que inventarse una forma diferente para mostrar sus cosas en relación a los artistas que por ahí supieron jugar en otro terreno, con otras reglas?
Señorita Carolina: Me siento de esa generación y no. Por un lado, yo ya tocaba antes; soy grande, toqué hacia fines de los 90s como bajista y hasta el 2002 en vivo. Y era cualquiera, los autogestionados estábamos muy desprotegidos y nosotros mismos actuábamos con inconsciencia. Y cuando arranqué como Señorita Carolina, y salí a tocar en 2005, todo era muy diferente y el contexto no estaba para nada dado. Lo primero que salió a hacer el gobierno de la ciudad fue cerrar todo, clausurar lugares ‘por las dudas’, cobrar grandes multas (y coimas). Entonces sí, nos fuimos inventando una movida: acústica, pequeña, nómade. Realmente muy de la nada, pero porque no podíamos dejar de tocar: es lo que hacemos y lo que somos. Nos abrimos paso desde entonces, y creo que eso nos volvió dóciles y nos obligó a jugar sin distor, sin equipos, a crear desde otro lugar, no podíamos pensar tanto en ‘el audio’. Por suerte luego se fue abriendo la cancha, nos albergaron varios lugares primero acústicos y luego más ‘rockeros’. Y ahora los más chicos que yo están jugando en otro contexto de shows en vivo mucho más ameno. A todo esto, siento que pertenecí a una movida en donde estuvimos crudamente conscientes de la vida de los demás y de uno mismo durante un show. Nada fue igual después de Cromagnon.
O.C: Atado a lo anterior. Le preguntaba también a María sobre dos conceptos en torno a los que, supongo, te deben preguntar todo el tiempo, que son la autogestión y la independencia. ¿Cómo influyeron esas formas de trabajar en tu obra? ¿Crees que esas decisiones a la hora del laburo terminan por influir en las formas que toman las canciones y las cosas por decir o, en verdad, es a la inversa?
S.C: Y, es la única forma que conozco. No le debo explicaciones a nadie más que a mí misma, y si me pongo más o menos exigente a la hora de crear sólo mi productor y coequiper (Ale Pugliese) y quizá algunos amigos de mucha confianza podrán ayudarme, opinar, estimular. Las cosas por decir, verdaderamente creo que no cambiarían; justamente hago música porque siento que quiero expresar algo mío muy profundo cada vez, así salen las canciones, es mi raíz. De hecho a veces es algo tan profundo que siento que ni siquiera es mío. Entonces eso no cambia ni cambiaría; si cuando subo a tocar no me pasa nada porque siento que no ‘digo’ lo que quise decir cuando hice esa canción, nada tiene sentido.
O.C: ¿Cómo está tu proceso creativo en la actualidad? ¿Hay nuevas canciones, un nuevo disco quizás en el horizonte?
S.C: Siempre fui muy apurada en este proceso de crear y querer grabar y editar enseguida. Esta vez me lo estoy tomando con calma. Quiero jugar a otra cosa, componer desde otro lugar y tiene un poco que ver con lo que me preguntabas sobre la guitarra. Así que ya tengo un buen puñado de canciones pero seguramente me tome todo 2016 para ir armando y desarmando ideas y sonidos, con y sin la banda. ¿Y por qué no con muchos instrumentos que nunca participaron en mis discos?