Balance 2015. Termina el año y Otra Canción hace un breve repaso por alguna de las producciones destacadas del 2015.
«La isla común» – La isla común
El debut del trío integrado por Rodrigo Banegas, Francisco Kreiman y Agustín Vivián fue uno de los estrenos musicales que inauguró la producción cordobesa del año. Un viaje compartido sumergido en el universo de la canción pop-rock que se entrelaza con lo más destacado de los perfiles musicales del presente nacional. Ese que toma los elementos centrales la cultura joven del país y el mundo y los resignifica a partir de las miradas generacionales del aquí y el ahora. Editado a través del sello Discos del Bosque, el trío convida su puñado de canciones acompañados de Juan Ingaramo, Juan Pablo Toch, Eduardo Valdés, Fran Saglietti, Bernardo Ferrón, Clara Presta, Federico Seimandi, Andrés Nicolasa y Lu Leiva. Un gran presentación que explicita una buena perspectiva de apuesta a futuro.
«Circología» – Los Caligaris
Los de Residencial América hacen su camino al andar. «Circología» aparece en ese trayecto como la base desde la cual partir en la búsqueda de una nueva consagración, que tiene horizontes continentales. El nuevo disco viene de la mano del influyente sello Pop Art y vuelve a contar con importantes compañeros de grabación, que siempre estuvieron presente en los trabajos de la banda y que, esta vez, vienen a unirse a esta reivindicación de la expresión circense que la banda decide emprender. Las presencias de Emiliano Brancciari (cantante uruguayo de No Te Va Gustar), José Guadalupe Esparza (vocalista mexicano del grupo Bronco) y la de Dr Shenka (también mexicano, líder de Panteón Rococó) parecen destinadas a hacer valer el perfil latinoamericano de la propuesta de la banda en el doble camino del diálogo con el público continental. Una forma de vivir, convertida en ciencia en el presente de Los Caligaris.
«Family game» – De la Rivera
Con la pelota picando sobre la red para dar el golpe consagratorio, De la Rivera se arriesga a destrozar recetas y revolucionar el sonido con un puñado de temas que redundan en una apuesta moderna de relectura. Desde su nombre, «Family game» nos remite a un clima ochentoso interpretado desde esta parte del siglo 21. El pulso rítmico vuelve a transportar al escucha a un estado-de-pista-de-baile-permanente que ya había funcionado en su disco anterior y que ahora recibe el guiño de referentes nacionales del estilo como Emmanuel Horvilleur, Nico Cota y Rafa Arcaute. Una vuelta por los sonidos de la generación que vuelve a ocupar un rol central en el andamiaje compositivo de estos tiempos. De la Rivera crece a pasos agigantados y lo hace amarrándose a esas influencias sinceras que los hacen ser lo que hoy han llegado a ser.
«De siesta y monte» – Juan Iñaki
Una de las voces más relevantes de los últimos años en la escena de la música de fusión folclórica en nuestro país, renueva sus pergaminos como intérprete y vuelve a mostrar un crecimiento sustancial en materia autoral. «Siesta y monte» conjuga los recuerdos de la vida de Iñaki en su encuentro con las canciones que lo determinaron como artista, entre juegos e inquietudes estéticas, pero además se entrelaza con el presente y el futuro de la música popular al convocar en el cancionero a Ramiro Gonzalez, Pachi Herrera, Mery Murúa, Mauro Ciavattini y Raly Barrionuevo, por sólo nombrar a algunos de los invitados que aparecen a lo largo del trabajo. El disco aparece en medio de un tiempo de expansión para la carrera de Juan Iñaki que lo hace girar por el continente suyo y el continente viejo, elevando la expresividad a sus puntos extremos.
«El sonido que perdura» – Los Frenéticos
El «surf mediterráneo» de Frenéticos y su apuesta a la confirmación de una construcción que se reconoce tan particular y audaz como genuina y eficaz sintetiza las claves centrales del segundo disco del quinteto cordobés. Trece canciones de puño y ejecución propia, que sólo se interrumpen con la irrupción de una vuelta por el clásico de Sandro, “Rosa rosa”. Todo lo que había sido atención en “La playa”, su disco debut, encuentra una solidez evidente en «El sonido que perdura». La incorporación de vientos y la percusión en temas como “Frantic Stomp”, el halo psicodélico de “El mentalista” o “Until The Ccean Take Us” aparecen como momentos memorables en un disco que vuelve a poner sobre la propuesta de renovar el concepto de surf rock que se suele naturalizar a la hora del imaginar una combinación de sonidos.
«El templo Sodoku» – Telescopios
Impregnados por el sonido pop/electrico que orbita por sobre una parte importante de la escena actual de las bandas cordobesas, Telescopios emprende lo que parece ser el viaje hacia su sonido definitivo. La canción toma el centro de la producción y se cruza con la exploración experimental de seña propia. «El Templo Sudoku» es otra apuesta a futuro. Un crecimiento con sello identitario que deja de lados las comodidades conformistas y se aleja del acostumbramiento. Una apuesta por la canción con las patas en el presente y el corazón que galopa hacia el futuro.
«Vivir en la tierra» – Vivi Pozzebon
Pozzebon respira música. Con la sinceridad y la intrepidez que la caracteriza, se para desde el centro del país y proyecta su obra que se ubica, desde hace años, como uno de los faros más importantes de la música local. Once composiciones propias que se hace convivir con «La Maza» de Silvio Rodríguez y «Piensa en mí» escrito por Agustín Lara y popularizado por Chavela Vargas. Amparo Sánchez, Liliana Herrero, Paola Bernal, el dramaturgo Paco Gímenez, Hugo Lobo, Rodrigo Carazo, Miguel y Roberto Ballumbrosio de Perú, Pedro Pacheco, la Murga La Tunga-Tunga y José “Pepo” Gómez, son algunos nombre del grueso número de invitados que aparecen en los créditos y engrandecen el sonido de «Vivir en la tierra». La cumbia, milonga, huayno, ska, festejo peruano, reggae-calipso, conga-disco, cumbia electrónica, rumba, chacarera, vidala, chamamé-vallenato, por nombrar un puñado de manifestaciones que aparecen en este disco y a lo largo de todo su accionar musical histórico sirven para dar cuenta de lo dicho y valorar ese monumento a la expresividad y el ritmo que se expresa de Córdoba al universo.
«Ruido de antes» – Fabricio Moras
Acompañado por Lucas Millicay en percusión, Sebastián Teves en bajo y Emanuel Borgna en batería, el ex Sur Oculto escarba en todos los matices de las raíces musicales de su generación y le da forma a un trabajo que, con la canción elevada, toma de las fuentes de su formación los elementos necesarios para despacharse con 12 temas que cruzan la frontera de lo lúdico y lo expresivo. Desde la simpleza y la profundidad. “Hay que ver cómo vamos a hacer para que el mundo gire sin volver al mismo lugar”, dice en “Formándome” y, ahí, parece esconderse una clave de lectura. La clave del horizonte que se construye llevándose a las patadas con las barreras.
«Permiso para ser yo» – Cci Kiu
Todas las luces sobre el primer trabajo de Cci Kiu, uno de los más esperados a comienzos del año que comenzaba a asomar. A medida que se dejaba espiar, el alma del trabajo iba rompiendo fronteras y estructuras en la cabeza de quienes íbamos intentando imaginarlo. “Permiso para ser yo” es una declaración de principios con los pies en la identidad, esa que se nutre de mil costados y nos forma es seres gratamente impuros. Las musicalidades expresadas en el trabajo manifiestan cruces constantes en donde el rock, la experimentación, la fusión folclórica y el testeo electrónico a través de inserts y expresiones propias del Glitch music (un subgénero electrónico nacido a mediados de los 90) confluyen con una naturalidad casi perturbadora. Hay que quemar los libretos de escucha y dejarse llevar aparece como la única posibilidad. Todo va a convivir en la escucha de “Permiso para ser yo” con un trabajo concreto y concienzudo sobre la lírica que, también, va de la mano con esa perspectiva de rastreos internos y encuentros con el universo.
«Isla» – Lautremont
Definitivamente, Viejasound y Guille Camusso lanzaron su disco más cordobés en este 2015. Un disco motorizado por un pulso roquero por definición, que vuelve a hilvanar géneros y sonoridades que terminan por acentuar la potencia experimental de la que han hecho una de sus marcas registradas. Desde la misma denominación de los temas, esa identidad se afirma. “Córdoba City Blues” y “Jean Carlo´s Panic” remiten a escenas de danzas frenéticas y situaciones que pueden ser identificables con facilidad por aquellos que han desandado el latir de la ciudad. En “Scabius Landscape” hay un paisaje autóctono sin traducción, pero que se entiende desde cualquier lugar del mundo a medida que el tema comienza a detonar. Hasta pueden hallarse retazos críticos a esa tierra que pisan en el nombre con el que el disco se nombra y un fragmento de la canción “¡Oh Señor!“, cuyo intérprete más conocido es “La Mona” Jiménez pero que en realidad fue tomado del epígrafe inicial del libro “Automotrices”, del poeta cordobés Lucas Tejerina.
«El éxastis del siglo» – Anticasper
El sucesor de «Armónicus Daltónicus» vino con un sonido más depurado junto a nuevas texturas obtenidas del trabajo con sintetizadores, vientos y una batería más presente que obran de marco para que se aprecien los juegos vocales y la contundencia de las canciones. Un paso más a las formas definitivas de estilos y perfiles que se afianza en el presente musical de Córdoba y el país. Cinco canciones que ponen a la banda en el sendero de la consagración final. En el balance, Anticasper culmina un 2015 testigo de una proyección con horizontes claros y perspectivas de afianzamiento en la parte más alta de la escena del pop-rock en nuestro país.
BONUS TRACK: «10 caprichos de Carnota» – Fer Romero, Julián Beaulieu, Diego Bravo y José Gómez.
A casi un año dela partida de uno de los exponentes más importantes de la historia de la música popular contemporánea en nuestro país, cuatro artistas afincados en Córdoba dieron luz a uno de los primeros homenajes póstumos a ese compositor que tuvo la capacidad de unificar genérica y generacionalmente al más nutrido abanico de músicos argentinos. Quizás sea el primero, aunque por el ancho del territorio que lo cobijó y la admiración que supo cosechar, la afirmación puede sonar temeraria. Julián Beaulieu, Fer Romero, José Gomez y Diego Martín Bravo dieron nacimiento a “10 caprichos de Carnota”, una obra que recupera diez de las obras más representativas del autor, a dos guitarras, piano y percusión, que fue trabajado y realizado íntegramente en la Ciudad de Córdoba. El proyecto se completa con un micro documental en el que el cuarteto interpreta en vivo algunas canciones y se avanza en definiciones artísticas acerca de la obra en cuestión bajo la realización de MOMARANDÚ-Arte Audiovisual, la producción periodística de Gonzalo Puig y la dirección de Fer Romero.
BONUS TRACK 2: «Rock Toro» – Torax
Esteban Kábalin, Andrés Arias, Gonzalo Bissón y Pablo Gómez son los responsables de ponerle el cuerpo las guitarras que Titi Rivarola dejó encendidas, para seguir el mandato de «seguir». Así, con un trabajo que no se detuvo tras la partida de uno de los músicos más importantes de la escena de la música cordobesa de los últimos 20 años, la banda que recoge el legado de Rivarola y se despecha con 10 canciones que confirman la identidad construida a lo largo de los años a partir de un sonido que gana en contundencia y sensibilidad. Un disco póstumo, un legado, un homenaje, un compromiso cumplido, de los más esperados en los últimos años.