Hoy se cumplen 40 años del «Adios Sui Generis», el concierto que marcó un antes y un después en la historia de la música argentina.
La difícil tarea de traspolar tiempos imposibilitará en todo momento el contacto con el palpitar fidedigno del momento. Somos parte de una generación que se ve obligada a reconstruir deconstruyendo, para vernos reflejados en la historia. Hace 40 años, miles de personas se volcaron al Estadio Luna Park para ver lo que se anunciaba como el último concierto de la banda que había llevado la música, la postura y la ideología joven de nuestro país al público masivo. Lo que hasta entonces era subterráneo, contracultural, despreciado por algunos sectores y estigmatizado por otros, había logrado romper las barreras. La confirmación del fenómeno, se experimentaba en el final.
Charly García y Nito Mestre habían logrado conjugar las historias sencillas y no por eso menos profundas con la interpretación sentida y sincera. Las canciones se convirtieron en una especie de manifiesto juvenil que lograba interpelar la rebeldía adolescente, las causas políticas y el enamoramiento joven. De a dos al principio, de a cuatro después. Con Nito y Charly casi susurrando en los comienzos y sumando a Rinaldo y a Juan para las explosiones finales. Cuentos de hadas, manifiestos existenciales y críticas antisistémicas se abrazaron en una noche que culminó con una etapa de crecimiento para dar paso a una de cerrazones impuestos. Porque la inocencia se fue esfumando a los golpes y las canciones, que siempre funcionaron como antídoto necesario, debieron incrementar en sus dosis de opacidad y recogimiento. Casi como tomando impulso para empujar algo que se ponía cada vez más pesado. Como pasa con la vida.
Por lo que sabemos, hubo un tiempo que fue hermoso. Lo comprobamos cuando hacemos girar los discos que fueron marcando el pulso de aquellos tiempos, tan lejanos que ni siquiera pudimos vivirlos. Pero nos lo contaron y supimos reconstruirlos y, en parte, intentar apropiarnos de ellos. Bastaría con pensar las escuchas cronológicamente. Pero no desde aquellas edades, sino desde las nuestras. Ir pasando por los estadios de inocencias y madurez, el salto de la rebeldía «porque sí «al embanderamiento con las grandes causas. Los silencios reflexivos nuestros acompasados con las mordazas aquellas. Las inseguridades, los gritos de libertad. Las canciones y el camino a la luz. El «Adios Sui Generis» logró plantar un puñado de semillas que permanecieron bajo tierra, hasta que crecieron y finalmente alguien las cosechó. Quizás en aquellas canciones germinales, todo lo que siguió pueda encontrar una razón evolutiva. Como los que crecieron con Sui, como los que crecimos con ellos, como los que crecerán con Charly y con Nito. Pasaron 40 años y la vigencia mantiene la obra intacta. Las razones están ahí, en tres discos que marcaron un momento y un par de épocas. Todas ellas se pusieron de manifiesto un 5 de Septiembre de 1975. Y ya nada fue cómo era hasta entonces…
Mira el material audiovisual para recordar a Sui Generis que preparamos en Otra Canción. Hace click en…