Un día como hoy, aparecía en las bateas el disco debut Soda Stereo, una de las bandas más influyentes de la historia de la música popular de la Argentina contemporánea.
Cuando la dictadura militar abandonó su nefasto último período de facto en nuestro país, la música popular experimentaba una etapa de cambios representados, principalmente, en los actos éticos y estéticos que empezaban a romper aquel corset simbólico del miedo y la opresión. A fuerza de verdad, desde los comienzos de la década los recitales aparecían cada vez con más fuerza como esos pequeños espacios que ya no sólo se presentaban como «de resistencia» sino como una especie de «válvula de escape». Después de la aventura de Malvinas, ese clima se generalizó. La vuelta de las manifestaciones públicas y el final del silencio se iban acompañando con el regreso de las canciones exiliadas y prohibidas, por un lado y por una apuesta a la recuperación del estado de ánimo, por otro.
Gustavo Cerati, Zeta Bossio y Charly Alberti se conocieron en ese marco social, político y anímico. A la par del destape fueron testigos directos de las formas que iban llegando al país desde los perfiles new wave que asomaban en la Argentina con algunos años de retraso y supieron mamar las diversas formas que las artes del regreso democrático iban imponiendo. Si bien es difícil afirmar que el disco editado hace exactos 30 años haya sido el gestor de una nueva forma de hacer sonar a la música de nuestro país, es necesario decir que el combo propuesto fue un cóctel con caracteres de explosión positiva. Soda Stereo se iba a poner a la cabeza de las vanguardias estéticas durante los subsiguientes diez años de la música popular en Argentina. En aquel momento, el acierto fue (quizás) la contundencia de los mensajes que se cruzaban, ética y estéticamente a lo largo del disco. En ese aspecto es clave la figura de Federico Moura, productor del LP.
Como ya se dijo, el camino había sido abierto desde otras vías. Virus, Los Abuelos de la nada, Los Twist, Sueter, incluso Charly García eran algunos de los que habían propuesto repensar la historia actitudinal del Rock Argentino frente a la opresión. Se acababan los tiempos de nostalgias y resistencia y era necesario salir y romper para volver a unir. Romper gritando y romper bailando. La figura de Moura, junto a la de Miguel Abuelo, se destacaban un poco entre el resto de los artistas que marcaban ese tipo de rupturas. Había en ellos una combinación perfecta entre la vieja escuela poética y la nueva tendencia festiva. Una profundidad diferente, hija de una sensibilidad de un nuevo tiempo.
El disco «Soda Stereo» abría con cinco temas que, desde el Lado A, resumían en cierta forma el concepto general del disco. De hecho, los temas más importantes y recordados de aquel disco se encuentran en esa primera parte del disco. Bailable, irónico, crítico y profundo. Esas son las característica de ese puñado de temas que arrancaba con «¿Por qué no puedo ser un jet-set?«, «Sobredosis de TV» y «Te hacen falta vitaminas«, tres canciones que cruzaban la propia idiosincrasia de los integrantes de la banda desde una mirada cargada de sarcasmo crítico. «Tratame suavemente» aparecía como la balada romántica que irrumpía en un disco marcado por la velocidad y el frenetismo. El tema había sido escrito por Daniel Melero que había accedido a cederla al trío por iniciativa de Carlos Rodríguez Ares, el primer manager del grupo. Ya con un puñado frases memorables en el buche, el Lado A cerraba con el tema que, posiblemente, será el más significativo de ese primer disco, «Dietético«. Si las características del concepto de aquel trabajo debían concentrarse en alguna pieza del mismo, esa condensación se estructuraba a lo largo de esas estrofas bailables, cargadas de ironías y guiños críticos a los modelos estéticos que se construían socialmente para culminar con un grito con sabor epocal: «El régimen se acabó!«. En la misma sintonía puede aparecer, también, «Un misil en mi placard«, en el que se agrega una profundidad lírica más anclada en lo que ya conocía en Federico Moura y que luego descubriríamos más desarrollada en Gustavo Cerati.
Hoy se cumplen 30 años de aquel lanzamiento que abrió un camino que no sólo marcó la historia del trío y de sus partes directas sino de todo el puñado de artistas que trabajaron junto a ellos durante más de una década. Casi 15 años en los que Soda Stereo conquistó el continente, trazó la apertura de las fronteras del Rock Argentino y se convirtió en faro de referencia de dos generaciones de músicos a lo largo de América Latina.