Fito Páez: Promesa cumplida.

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Hace unos días, el rosarino lanzó «Yo te amo», el disco que cierra su producción prometida para el 2013.

fito-pc3a1ez-yo-te-amoNació en el 63 y, al cumplir 50 años, prometió tres discos y una novela. También dijo que iba a comenzar a trabajar en su nueva película. Fue cumpliendo y demostrando que no está en sus planes osificarse como figura de museo, como muchos intentaron presagiar a partir de una etapa de discos en vivo y auto-tributos. «Yo te amo» cierra esa trilogía discográfica que se había anticipado con «El Sacrificio» (una selección de viejos inéditos trabajados para la ocasión) y «Dreaming Rosario» (un disco más íntimo cuyas regalías son destinadas a la ayuda para las víctimas de la explosión de un edificio en su ciudad natal, en Agosto de este año). Son 11 canciones inéditas en las que la columna vertebral, desde su título, se inscribe, una vez más, en la temática que muchas veces hizo que Páez se regodeara entre las mieles del éxito: el amor.

Claro que el leimotiv del disco va tomado diferentes formas a lo largo del trabajo. Hay canciones que se expresan desde un sentido extremo y básico de las concepciones tradicionales del enamoramiento («Yo te amo», «Perdón», «Tu Everest» y «Ojala que sea», dedicada a Julia Mengolini) que conviven con su amor de padre (sus hijos reciben menciones especiales en «Margarita» y «Sos más») y la amistad (en ese sentido se destaca la canción dedicada a Gustavo Cerati, «La velocidad del tiempo»).

Del estilo más festejado del pulso Páez de la historia surgen tres canciones que, según el escriba, se destacan entre el resto a lo largo de «Yo te amo». Una de ellas es «Nadie como ella», una de esas historias que tienen mucho más que ver con el desamor y la oscuridad que con el amor, en sentido estricto. Casi una guiño a los pibes de «11 y 6» los «llamados a la fatalidad» que siempre aparecen en las historias de amor que se le cruzan a Fito por la cabeza. Otra de las canciones es «Las luces de la ciudad», un tema que vuelve a poner el acento en otro tema recurrente en la historia de Fito: la partida. «Voy a perder pero también voy a ganar/ mirarle la cara al diablo y decirle/ aún no has visto nada (…)» canta el rosarino en ese tema que vuelve a presentar una fuerte postura de canción pop lanzada desde el teclado y las programaciones.

Pero el tema que, en una primera escucha, se presenta como la canción destinada a ser recordada como una especie de joya dentro del disco se llama «Por dónde pasa el amor». Un tema con tonalidades menores y un aire folclórico que remiten a una de las mejores facetas del Fito cancionista. Un tema que densifica climas a lo largo de su descompocisión para terminar explotando en un rap que nos linkea directamente a los tiempos de «Tercer Mundo», casi como el cierre de un círculo que comenzó (en este 2013) con canciones traídas directamente desde aquellos años.

En síntesis, «Yo te amo» es un buen disco. Grabado en compañía de  Diego Olivero, Mariano Otero, Gabriel Carámbula , Gastón Baremberg, Juan Absatz  Carlos Vandera, cierra el año hiperactivo del Fito Páez que ingresa al segundo medio siglo de su vida con una postura propositiva que se aleja de la melancolía. Al menos por ahora. Los tres discos y la edición de «La Puta Diabla», su primera novela, así intentan demostrarlo. Y eso, es algo festejable.