La Dame Blanche camina con la cabeza alta. No por arrogancia, sino porque sabe quién es. “Atómica”, su último disco, no es solo un título: es un estado de ánimo. “Atómicamente bien”, dice ella. “Invencible, determinada, bella, cabeza alta, orgullosa de sí. Atómica.” Esa frase, dicha con firmeza y dulzura, condensa el pulso de una artista que ha hecho de la mezcla su bandera y del ritual sonoro su forma de resistencia.
Su música es un cruce de caminos: hip hop, cumbia, electrónica y raíces afrocubanas. Pero no se trata de una fusión por capricho estético. La Dame Blanche busca que cada oyente se encuentre en sus canciones. “Busco que todo ser escuche en mi música un pedacito de sí y sus raíces.” En ese gesto hay una ética: la de incluir, la de invocar memorias compartidas, la de hacer del beat un espejo.
En “Veneno”, por ejemplo, escribe desde el dolor. “La escribí como un grito de auxilio. El amor del hombre y su enamorada la tierra, habla del pecado de no haberte respetado y la consecuencia de no haberte valorado.” La espiritualidad, para ella, no es un concepto abstracto. “Está en todos lados, hasta en ese empujoncito que te recuerda quién tú eres. Poco importa la vulgaridad de tu defensa. Lo importante es el resultado.”
Hay en su obra una dimensión performática que no se limita al escenario. “Los Fines de Semana” tiene una narrativa visual, casi teatral. La Dame Blanche no canta: encarna. Cada canción es una escena, cada verso una coreografía emocional. Su puesta en escena es parte del mensaje, una extensión del cuerpo que baila, denuncia y transforma.
En “Comadre 2”, junto a Vakero, el ritmo es crudo y contagioso. Pero también hay humor, doble sentido, alivio. “Esta colaboración ha sido un encuentro entre dos almas gemelas, todo fluye cuando hay buena vibra. Quisiera primeramente que lo bailen y lo canten y que de alguna manera alivien el dolor. Porque pase lo que pase la vida continúa.”
La Dame Blanche no trabaja para el mercado. “No creo que el mercado se haya dado cuenta que yo existo jaja. Soy una artista independiente, no trabajo para el mercado, trabajo para la gente.” Esa frase, dicha con risa y convicción, revela una postura clara: la libertad estética no se negocia. “Intento concentrarme en mi trabajo, hacerlo lo mejor y sinceramente posible, lo demás vendrá, solo tengo fe.”
Su vínculo con América Latina es profundo. “Yo soy latinoamericana, en este continente está mi casa.” En Argentina, especialmente, se siente comprendida, amada, recompensada. Hay algo en el público que la abraza, que la reconoce, que la celebra. Y ahora, Córdoba se prepara para recibirla. La Dame Blanche se presentará el sábado 13 de septiembre a las 21:00 hs en Pez Volcán, Av. Marcelo T. de Alvear 835. Será una noche para bailar el dolor, para cantar la memoria, para celebrar la fuerza de lo femenino y lo afrolatino. Será, como ella misma dice, “una fuerte hermandad musical, que se hace sentir más que nunca.”