Lara91k y el arte de no esconderse

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Lara Artesi, conocida como Lara91k, es una de las voces más singulares de la música urbana argentina. Su obra no busca el impacto inmediato ni la espectacularidad del hit: se mueve en otro registro, más íntimo y  más frágil. Nacida en Buenos Aires y criada en Pinamar, Lara lleva más de una década en la música, transitando un camino que va del folk indie al hip hop emocional, con paradas en el pop, el trap y la balada confesional.

Este 28 de agosto, Lara91k se presentará en Sala Formosa, Córdoba, en un show que promete cercanía, susurros y esa ética del cuidado que atraviesa toda su obra.

De los márgenes al centro: la genealogía de una voz

 Antes de ser Lara91k, fue parte de proyectos como Slow B y Lara Clauss, donde exploraba sonidos acústicos y melancólicos. Pero el punto de quiebre llegó con Coral Casino, dúo que formó junto al beatmaker Roque Ferrari. Juntos crearon una estética híbrida entre hip hop, R&B y pop indie, adelantándose a la explosión de la movida urbana. Discos como $lyterin y Lejos marcaron una época, con giras, grabaciones en México y contacto con sellos internacionales como Finesse Records.

 Aquel proyecto fue pensado para sonar más allá de las fronteras locales, pero Lara empezó a sentir que tenía canciones que no entraban en ese molde. Lo que siguió fue un momento bisagra: el inicio de su camino solista, con una estética más cruda, más emocional, más cercana a lo que le pasaba en la vida real.

 Su primer disco solista, Como antes (2022), es una declaración de principios. Mezcla beats traperos con melodías de baladas tristes, y letras que hablan de desamor, vulnerabilidad, falta de plata y afectos rotos. Nada de joyas ni autos lujosos: Lara canta lo que nos pasa. Lo que no se dice. Lo que se siente cuando se cae. Lo que se piensa cuando se está sola.

 Colaboró con artistas como Duki, Paco Amoroso y Santiago Motorizado, pero siempre desde su universo íntimo. En “Zoe”, por ejemplo, le canta a su exnovia Zoe Gotusso, en una de las canciones más honestas y desarmadas del cancionero reciente. Su voz tiene algo de susurro, algo de herida, algo de abrazo. No busca impactar, busca acompañar.

Estética de la fragilidad: lo vulnerable como potencia

Lara91k no es solo una cantante: es una compositora que convierte lo cotidiano en poética. Sus canciones funcionan como diario íntimo. Su estética visual, sus letras y su modo de cantar construyen una ética de la vulnerabilidad que se vuelve política.

En tiempos de sobreproducción y estridencia, Lara elige el susurro. En una escena donde el éxito se mide en reproducciones, ella propone otra métrica: la de la verdad emocional. Su música no busca gustar, busca resonar. Y en esa resonancia, hay algo profundamente generacional.

Algunas de sus canciones más conocidas son:

“En mi cuarto” no es solo una canción: es una declaración de refugio. En una escena urbana que suele mirar hacia afuera (la calle, la fiesta, el exceso), Lara elige mirar hacia adentro. La habitación es el lugar donde se llora, se escribe, se sobrevive. El beat acompaña esa intimidad sin invadirla.

En “Como Antes”, Lara y Santiago Motorizado se encuentran en un punto común: la nostalgia como forma de resistencia. No hay épica, hay memoria afectiva. El título funciona como loop emocional: volver a lo que dolía, pero también a lo que era verdadero.

Aunque colabora con artistas de alto perfil como Duki o Julieta Venegas, Lara nunca pierde su tono. Su voz sigue siendo susurrada, emocional, frágil. Incluso en “Eres para mí”, donde el beat podría llevarla a otro registro, ella se mantiene fiel a su estética.

En “100PRE YORO” y “Nada mejor”, Lara construye una ética del llanto. No como espectáculo, sino como forma de cuidado. Llorar no es debilidad: es resistencia. Es decir “esto me dolió” en un mundo que pide dureza.

Su último disco 100PRE YORO convierte la fragilidad en estética, y la tristeza en lenguaje generacional. El disco no busca nada más que un espejo para llorar. Y hacerlo con estilo, con verdad, con ritmo. Luego de Como antes (2022), donde ya se insinuaba una poética del margen, este nuevo trabajo la consolida como una de las voces más singulares de la escena urbana argentina.

El disco se mueve entre géneros como el R&B, el pop, el soul, el trap y hasta el corrido mexicano, pero siempre con la misma premisa: que la canción respire con lo que duele. Lara no busca mostrar poder, sino mostrar lo que se quiebra. Y en esa fragilidad, hay una fuerza que no necesita gritar.

 

– En “Nada mejor”, canción que abre el disco, es una confesión lo-fi sobre el vacío post ruptura. La producción es mínima, casi casera, como si la canción se grabara en el mismo cuarto donde se llora.

– “Dear Rita”, junto a Dano, es soul suave y sensual, donde la musa aparece como figura que desestabiliza. “¿Por qué siempre es complicado?”, se preguntan, y la respuesta está en el tono: porque el amor no se sincroniza.

– “Peli de terror”, con Álvaro Díaz, lleva el álbum al pop nostálgico de sintetizadores. El amor como amenaza, como escena que se repite. “Esta es mi peli ‘e terror, y creo / que muero si veo el sol”, dice Lara, y el beat acompaña ese drama con elegancia.

– En “Reyes Magos”, baja el ritmo y se instala en la balada oscura. La guitarra aparece como único sostén, y la letra pregunta: “¿Cómo es esta vida cuando el amor se termina?”.

– “Te me vas” sorprende con un corrido mexicano. Lara lo encara sin impostura, como si el género fuera otro modo de llorar.

– Y en “Un día”, junto a Julieta Venegas, se produce un cruce generacional donde ambas cantan desde la vulnerabilidad. No hay épica, hay ternura.

El título del disco no es solo una frase: es una declaración. 100PRE YORO no se esconde. No maquilla el dolor. Lo exhibe con dignidad. En un mundo que premia la dureza, Lara elige el llanto como forma de cuidado. Cada canción es una escena emocional, una carta sin destinatario, una nota de voz que no se borra.

La estética visual del disco, los títulos, las colaboraciones y el tono general construyen una narrativa coherente: la tristeza como lenguaje, la fragilidad como potencia, el susurro como forma de resistencia.