Amor Elefante: reencuentro, amistad y pop sin ornamentos

Share on whatsapp
Share on facebook
Share on twitter
Share on telegram
Share on pinterest
Share on email

Después de quince años de música compartida, pausas necesarias y reencuentros vitales, Amor Elefante vuelve con un disco que respira amistad, deseo y síntesis. La incorporación de Lucila como bajista reconfigura la dinámica interna y aporta una musicalidad inspiradora, mientras el nuevo álbum «Amigas» se presenta como una celebración del vínculo, la experimentación y la madurez.
Más directo que su antecesor Billetes falsos, este quinto trabajo fue gestado al calor de la sala de ensayo, con la premisa de capturar el sonido vivo de la banda. Las canciones, sinceras y luminosas, se abren al juego de voces, a la nocturnidad como atmósfera, y al desorden como paisaje creativo.

En esta entrevista, Amor Elefante reflexiona sobre el tiempo como personaje, el “hacer nada” como resistencia, y la música como refugio afectivo. Entre frases que se vuelven filosofía encubierta y símbolos que deambulan por el amor y la incertidumbre, el grupo reafirma su lugar: una red de amigas que hacen canciones para existir y para irradiar algo bueno.

O.c: Volvieron con un cambio: llegó Lucila como bajista. ¿En qué cambió la banda y qué le aportó ella?

Después de quince años tocando juntas, la incorporación de Lucila aportó una nueva dinámica en la banda, más allá de lo musical. Cuando alguien ingresa en una grupalidad consolidada se empiezan a mover las piezas de ese engranaje y aparece un nuevo modo de funcionar. La llegada de Lu fue como una brisa renovadora en ese sentido, además tiene un sonido que nos encanta y una musicalidad inspiradora.

O.c: ¿Cómo definirían este quinto disco, que si bien tiene sus diferencias con los trabajos anteriores guarda la impronta de Amor Elefante?

Este disco es principalmente el reencuentro musical entre nosotras después de dos años sin tocar, y un par más desde la grabación de nuestro último disco que es del 2019. De alguna manera funciona como una síntesis sonora y compositiva de nuestros discos anteriores, y tiene esa frescura pop optimista que es parte de nuestra impronta desde nuestro primer disco (del que creemos es bastante hermano), pero tal vez un poco menos ingenua, con la madurez del tiempo transcurrido.

O.c: En “La vuelta”, Inés canta con más presencia que en trabajos anteriores. ¿Sentís que es una decisión que marca una nueva etapa, un protagonismo que llegó para quedarse?

Ine canta en dos canciones en este disco (“Foto de una coreografía” y “La vuelta”), suponemos que te referís a eso con lo de la presencia. Sin dudas es una nueva etapa en la que aparecen todas nuestras voces y subjetividades, y ojalá sea algo que llegó para quedarse. Desde el comienzo pensamos Amor Elefante como un espacio para la experimentación y expansión, eso hizo que sucedan siempre cosas buenas.

O.c: ¿A diferencia de Billetes falsos, puede que este sea el disco más directo? El anterior parecía más cargado, más denso, por decirlo de alguna manera…

Estamos de acuerdo, este disco es mucho más directo que el anterior, y queríamos que así fuera. Eso se debe a que es un disco cocinado más al calor de la sala de ensayo y no tanto en la computadora, cuya premisa fue poder traducir nuestro sonido en vivo a la producción musical de estas canciones nuevas. Son canciones más directas también, simples, sinceras. En Billetes falsos hay canciones con una densidad dramática tremenda y el resultado desde la producción fue un disco mucho más barroco, ornamentado y oscuro, que de alguna manera acentúa ese dramatismo.

O.c: Juan Manuel Segovia fue el ingeniero de grabación y quien mezclo el disco.  ¿Qué le aportó a la sonoridad y al proceso de creación?

A Juan lo conocemos desde hace un tiempo y siempre admiramos mucho su trabajo, nos encanta su sonido y su capacidad de llegar a resultados muy sofisticados a través de una aparente simpleza. Cuando empezamos a trabajar con él nos sentimos súper cómodas, con una energía muy afín. Es clave compartir esa sensibilidad, no solo llegar al efecto deseado, sino pasarla muy bien en el proceso, disfrutar y divertirnos, y creemos que eso quedó plasmado en el disco. Él logró desde la grabación y la mezcla, que el sonido de nuestra banda en vivo se pudiese proyectar en un disco de estudio, que era uno de nuestros desafíos. Además compuso y grabó guitarras en “La vuelta” y la llevó al paisaje exacto que nos imaginábamos.

O.c: Es un disco atravesado por la amistad. ¿Qué tan importante es en estos tiempos la amistad?

Para nosotras la amistad es refugio, y en nuestra banda siempre estuvo la amistad muy en primer plano, incluso en esos dos años que dejamos de tocar, nunca dejamos de ser amigas, de vernos, de compartir, eso persiste y va a persistir. Es también el lugar de pertenencia, lxs amigxs, las grupalidades que nos sostienen, lxs colegas que nos inspiran y con quienes armamos red para imaginar un mundo más justo y hermoso.

O.c: En “Tanto” se siente que el tiempo es un personaje más. ¿Cómo surgió esa relación entre lo emocional y lo temporal en el disco?

Quizás esto que mencionas tiene que ver también con esos dos años que estuvimos sin tocar, en los que pudimos revisar qué cosas eran importantes para nosotras y que cosas ya no necesitábamos, es esa perspectiva que te ayuda a filtrar lo trascendente de lo accesorio.}

O.c: “Universal hit” habla de hacer nada. ¿Qué representa ese “hacer nada” dentro del universo emocional del disco: es pausa, resistencia o revelación?

Es un poco las tres cosas. En los procesos de creación a veces es necesario frenar, la pausa hace lugar al pensamiento, y en la recreación suelen aparecer las ideas y las revelaciones. Y en una era que te exige productividad constante, también ese “hacer nada” puede ser una manera de resistencia, ya lo dijo Cristian Castro en ese video que circula por las redes ; )

O.c: ¿Qué lugar ocupa el desorden en sus letras—es reflejo del caos interno o un paisaje donde surgen nuevas ideas?

En este disco escribimos las dos Rocios e Inés, y las maneras de escribir son muy distintas para cada una y en cada canción en particular. A veces la escritura está pensada desde un lugar más abstracto, más sonoro que lírico, en el que no es tan importante el sentido de las palabras sino su aspecto musical.

O.c: La imagen del “falso lunar” y el “camino incierto” atraviesan la canción como símbolos—¿representan una búsqueda, una incertidumbre o una forma de amor nocturno?

El falso lunar podría ser un amuleto con poderes extraordinarios para deambular por terrenos misteriosos y desconocidos, en la performance de la noche y del amor. Continuará…

O.c: La frase “Una buena mañana debe empezar por la noche” suena casi como una filosofía encubierta. ¿Qué significa para ustedes en el contexto del disco?

Recién lo discutimos y decíamos que puede ser! Es una frase que surgió de manera improvisada, burlona incluso, pero podría leerse de un modo más “espiritual”. No tiene ese peso en el contexto del disco, pero se puede interpretar como anticiparse y estar preparadas para afrontar el porvenir.

O.c: “Vamos a viajar, vamos a existir, para el mundo entero, somos algo bueno”—¿es un manifiesto estético, emocional, colectivo? ¿De dónde nace esa certeza de irradiar algo positivo?

Es un manifiesto para nosotras y para quién lo quiera adoptar, y nace como respuesta a alguna que otra indiferencia.

O.c: A lo largo del disco y en “Hipnótico”, por ejemplo, hay una clara presencia de la vida nocturna. ¿Creen que la noche tiene un lenguaje propio dentro de su música? ¿Cómo construyen esa atmósfera?

Creo que sin darnos cuenta evocamos un imaginario de la noche porque es parte de nuestra cotidianidad: los bares, salir a tocar, ir a escuchar otras bandas, ir a una fiesta, bailar. Hay mucho material, mismo en la soledad nocturna, quedarte en tu casa y ver caer la noche, hay una presencia que cambia.

FOTO: Maru Rasdolsky