Cuerpos, territorios y canciones: Cecilia Zabala canta lo sagrado

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Entre memorias fragmentadas, gestos de amor y canciones que resisten, Cecilia Zabala regresa a Córdoba con Sagrado Rito, un disco que es ritual, celebración y grito sutil. Compuesto junto a referentes de la música popular como Teresa Parodi, Juan Falú, Miguel Cantilo y Javier Ruibal, el álbum convoca una poética femenina de raíz folklórica y mirada libre, que cruza paisajes, cuerpos y afectos.

La presentación tendrá lugar entre el jueves 24 y el domingo 27 de julio, en una serie de conciertos íntimos que celebran la cercanía como forma de escucha. El recorrido comienza el jueves en Otilia (Tanti), continúa el viernes en La Minerita (Unquillo), el sábado en Medio Tono (Córdoba capital) y culmina el domingo en la Sala Caraffa (La Cumbre). Cada noche promete una experiencia única, con invitados especiales como el Negro Valdivia, José Luis Aguirre, Juan Iñaki, Jenny Nager y Eli Fernandez, y entradas disponibles en cada espacio.

Con doce discos publicados en Argentina, Alemania y Estados Unidos, y ganadora del Primer Premio Nacional de las Artes, Zabala construye una obra plural y madura, donde el erotismo, la memoria y el desapego aparecen como formas de resistencia poética. Otra Canción la entrevista para adentrarse en los procesos creativos, los cruces musicales y las preguntas que atraviesan el disco: ¿Qué voz femenina desafía los discursos del poder?, ¿cómo se construye identidad desde lo ausente?, ¿qué pueblo habita la canción?


Otra Canción: Sagrado Rito me llevó intensamente a pensar en el rito de la escucha. Personalmente tengo el hábito de elegir determinados discos para momentos clave, para desmenuzarlos, pensarlos, dejarme atravesar. Teniendo esto en cuenta, quisiera preguntarte: ¿cuál creés que es el momento perfecto para escuchar este disco, sabiendo que tiene tanto para decir, sentir y descubrir?

Cecilia Zabala: Qué linda pregunta! Creo que el momento de escucha de un disco es muy personal. Imagino un oyente de domingo a la mañana, con tiempo para atravesar y dejarse atravesar por el día y la música. Pero también imagino a alguien escuchándolo en su auto en medio del tráfico, acompañándolo a atravesar la vorágine. En lo personal me encanta cuando un disco, una canción te sorprende, te conmueve, modifica algo en tu ser. Y eso sucede inesperadamente, tal vez no en la primer escucha. Por eso, también como oyente me gusta “dar segundas oportunidades” a los discos que se me aparecen…

O.c: ¿Cómo elegiste a tus cómplices musicales para este viaje compartido: Teresa Parodi, Juan Falú, Yusa, Miguel Cantilo, entre otros?

C Z: Fui eligiéndolos a medida que se fueron presentando. Por ejemplo “Solo así”, el Vals de Juan Falú al que yo puse letra es de un período anterior: cuando él estaba aún trabajando la composición me la mostró, y a mí me gustó tanto que le propuse escribirle una letra, porque quería cantarla.
En el caso de “Resistencia”, la guarania que hice junto a Miguel Cantilo, yo había grabado una versión instrumental en mi disco “El color del silencio” y a él le gustó tanto que propuso escribirle una letra. “Arte poética” es una canción que compusimos con Yusa sobre un poema de Huberto Costantini para un proyecto suyo que finalmente no tuvo mucha difusión. Como me gustaba mucho la canción le propuse hacer una nueva versión. Y la “Tonada de los Viñedos” junto a Teresa Parodi, después de componer a música le convidé escribir la letra (el primero borrador me lo envío en dos días!).
Los tres artistas que mencioné participaron de la grabación: con Juan hicimos una versión “improvisada”, donde grabamos su guitarra y voz en simultáneo, Miguel me mandó sus voces grabadas desde España, Yusa su voz y su tres desde New Orleans y con Teresa fuimos al estudio a grabar su voz sobre la base del trío de guitarras que armé para el tema.

O.c: ¿ La canción Pertenencias plantea una voz íntima: qué significa pertenecer en un mundo que fragmenta vínculos y memorias?

C.Z: Siento que todos pertenecemos a realidades fragmentadas. Trazos de memoria que van armando quienes somos, nuestros gustos, nuestras creencias. Y también que somos pequeñas partes de un todo más inmenso. En el caso de Pertenencias, el poema de Sandra Rehder habla de su experiencia como mendocina que se fue de su tierra hace años y regresa una y otra vez a ese paisaje que constituye su identidad. Para sumarle intensidad o dramatismo a la historia, la poesía tiene “una estrofa más” que ella agregó cuando supo la identidad de su verdadero padre, una verdad oculta durante muchos años de su vida.

O.c: ¿Cómo fue el proceso creativo de “Sagrado Rito” junto a Javier Ruibal y qué lugar ocupa el erotismo como forma de resistencia poética e identitaria en el disco?

C.Z: Con Javier Ruibal nos conocemos desde el 2012, cuando hizo su primera gira en Argentina. Quedé muy impresionada por sus canciones y por su performance en vivo. Aquella vez tuve la suerte de tocar invitada en su último concierto en Buenos Aires, y poder ser parte de sus músicas fue magia pura para mí. Así fue como iniciamos una amistad musical que se fue afianzando con el correr de los años. Cuando regresó a Argentina en el 2016 me regaló unas décimas “sueltas” que estaba escribiendo. Hablaban del amor, de los amantes en su encuentro amoroso.
Tiempo después me puse a “jugar” con ellas, intentando ordenarlas, de modo que tuvieran un sentido para mí. Así fue como nació la estructura de “Sagrado Rito”, y luego que estuvo definida empecé a trabajar en la música. Recuerdo que hice varias opciones bien diferentes hasta que quedó la actual, inspirada en el registro vocal de Javier y con mezclas de aires de la península y colores de la pampa. Javier regresó a Argentina en el 2022 y fue allí, durante su gira, que termine de definir el arreglo y lo grabé, para que él pudiera registrar su voz, justo un día antes de regresar a España. 

El erotismo como motor de comunicación, conexión, deseo, es vida y constituye la resistencia poética de este disco. Se traslada luego a otros planos que conforman nuestro cotidiano, pero el fuego, el nacimiento, proviene de ahí.

O.c: ¿Qué desafíos enfrentaste al producir el disco entre Argentina y Estados Unidos y cómo impactó esa geografía en el sonido final?

C.Z: Algunos de los músicos que participaron enviaron las grabaciones de sus instrumentos o voces desde Estados Unidos, pero también desde España. Por suerte la tecnología nos permite grabar desde home studios y enviar los tracks para editar, mezclar, etc. A pesar de que es un esfuerzo de producción coordinar los tiempos y las realidades en los diferentes hemisferios, quiero destacar el trabajo de César Silva, el técnico que grabó, mezcló, masterizó y  acompañó en todo el proceso de hechura de Sagrado Rito

O.c: La canción Resistencia junto a Miguel Cantilo me hizo pensar. ¿Qué papel cumple hoy el arte frente a las tensiones políticas contemporáneas, y cómo se posiciona la voz femenina en el disco ante los discursos hegemónicos del amor y el poder?

C.Z: En estos tiempos el arte es fundamental para insistir en la búsqueda de la belleza y resistir, reconociéndonos en comunidad. La música de esta guarania surgió hacia fines del 2015, la letra hacia finales de la pandemia, pero ambas son totalmente actuales para la realidad que estamos atravesando como país. En este contexto, la voz femenina es emblema de lucha donde lo sutil se hace potente, el misterio de la poesía es cobijo y la mujer, madre, e hija parándose en el presente y a la vez mirando hacia atrás y adelante es emblema de lucha.

O.c: “Solo así”, con Juan Falú, plantea una ética del desapego. ¿Qué filosofía de vida se revela detrás de esa entrega sin condiciones?

C.Z: Siendo sincera, creo que, primero que nada, si hay alguien a quien podemos entregarnos sin condiciones es a nosotros mismos. Y a nuestros hijos. Siento que los vínculos se construyen, nos enriquecen, nos modifican pero hay un punto donde la propia identidad no es negociable. Es, al mismo tiempo, la celebración de ser con el otro, de construir comunidad, pero a la vez no olvidarnos de nosotros, no dejar de mirar hacia adentro. 

O.c: En “Corazón de Nuestro Pueblo”, con Lula Bertoldi, aparece la noción de pueblo como energía simbólica. ¿Qué pueblo habita esa canción y qué corazón lo impulsa?

C.Z: Nosotros, los argentinos somos ese pueblo que habita la canción, con corazón que late y pulsa por nuestras creencias, con todo y más allá de todo.

O.c: “Tu Canción”, con Eugene Friesen y Eugene Uman, parece hablarnos de la memoria afectiva. ¿Qué historia guarda y cómo construye identidad desde lo ausente?

C.Z: Esta canción en particular está dedicada a Chabuca Granda, y evoca una nostalgia de una época pasada y una presencia en la ausencia, a través de la voz, de la melodía, de la canción.

O.c: “Inventario” es breve pero contundente. ¿Qué gestos esenciales reivindica frente a una cultura del consumo y el exceso?

C.Z: Cultivar el desapego. Las mudanzas siempre me han servido para eso. No es fácil porque nos bombardean con la construcción del consumo en relación a la felicidad. Pero si hay algo que viajar me ha enseñado es que no necesitamos mucho para vivir. Creo que es cuestión de practicarlo. 

O.c: “Tonada de los Viñedos”, con Teresa Parodi, evoca paisaje y raíz. ¿Qué vínculo encontrás entre la música de raíz y la construcción de una identidad crítica y plural?

C.Z: La música de raíz es un espacio al que siempre necesito volver para encontrarme, leerme y releerme como parte de una cultura, una y otra vez. En paralelo, disfruto mucho de la irreverencia de intentar romper con los cánones estipulados, para poder caminar hacia adelante. La música, la cultura, los pueblos están en constante movimiento y nos invitan a ser parte consciente y comprometida en esa evolución.