Amuletos de canción: Onda Vaga y el ritual de volver

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Hay regresos que no suenan a novedad, sino a necesidad. Onda Vaga vuelve sin estridencias, como quien se sienta al borde del río con una guitarra criolla y un corazón que no se apura. No hay promesa de impacto, sino de compañía. No hay fuegos artificiales: hay fuego lento.

Cada canción es una piedrita de río guardada en el bolsillo. Las voces se entrelazan sin imponerse, los acordes acarician sin invadir, y la percusión late bajito, como si respetara el silencio de quien escucha.

Las letras no gritan. Dicen con humildad: amor, espera, tránsito. No hablan para todos, pero tal vez susurran para vos. Y ahí ocurre la magia: cuando una canción parece escrita con tu propio temblor.

Amuletos de Cristal, Vol. 1 no pide análisis. Pide escucha. Pide cuerpo disponible. Que lo camines sin auriculares, con el viento en la cara. O que lo abraces desde la cama, cuando el mundo hace demasiado ruido.

Onda Vaga no vuelve igual. Pero vuelve mejor: más sabia, más liviana, más fiel a esa primera intuición que los trajo desde Cabo Polonio hasta acá, donde la música no era un producto, sino un ritual.

Acércate” es umbral y susurro. Invita sin alardes, como quien abre la puerta y se corre para dejar pasar la luz. “Acorde” es aceptación: de lo que fue, de lo que no, de lo que aún vibra en silencio. “De este día” se queda quieta, como quien mira por la ventana sin esperar nada pero sintiéndolo todo.

En “Mata Hari” no hay espionaje ni ficción: hay deseo. Una voz que no interroga, sino que invita. Una melodía que no busca certezas, sino resonancias.

Y en “Amuleto de Cristal”, el corazón del EP, la voz se confiesa sin pedir perdón: “yo tengo un amuleto de cristal”. No es un objeto mágico, es símbolo de todo lo frágil que, aun a punto de romperse, nos sostiene.

En tiempos de algoritmos y vértigo, Onda Vaga desacelera. Nos recuerda que hay canciones que no quieren ser entendidas, sino acompañadas.
Y que a veces —sólo a veces— lo más urgente es sentarse, sentir y cantar con el corazón sin apuro.