El 14 de diciembre, Las Bodas Químicas se presentarán en el icónico Club Atlético Fernández Fierro, donde continuarán la promoción de su nuevo disco, Razones poderosas, ya disponible en todas las plataformas digitales. Este cuarteto, conocido por su energía y matices musicales, ha creado un álbum que refleja una búsqueda auténtica y sincera en su sonido. La elección del CAF para esta presentación no es casual; este espacio se ha convertido en un símbolo de resistencia y contracultura, un lugar donde la música se vive de manera intensa y comprometida. Actualmente la banda está integrada por José Lavallén (guitarra y voz), Nicolás Daniluk (batería y teclados), Andrés Tersoni (bajo) y Roco Collado (teclados y percusión)
Antes de su llegada al Caff Hablamos con Nico Daniluk sobre la creación de disco, la importancia que tiene en el momento actual y tambien sobre la presentación que tendrán el 31 de Enero como banda nada más y nada menos que de Billy Bond.
O.c: Antes de empezar hablar de su último disco Razones Poderosas, me gustaría que me cuentes como están preparando el show del Gran Rex junto a Billy Bond y La pesada.
Con el bondo hemos hecho ya varias aventuras desde el año 2017 y ahora finalmente se va a poder hacer el rompan todo que él en su momento quería hacerlo en principio en el Luna Park y por diferentes complicaciones va ser en el Gran Rex.
O.c: ¿De dónde viene esa relación de cómo nace?
El vino a presentar reediciones de sus discos, incluyendo el catálogo del histórico Music Hall, que el INAMU recuperó para que los derechos fonográficos volvieran a ser parte del dominio de los artistas. Se reeditaron varios discos, como el volumen 1 de Billy Bond y La Pesada. En ese momento, yo tenía un programa de radio con Ezequiel Ávalos, un gran periodista contracultural y escritor sobre rock argentino.
Descubrimos a Las Bodas al escuchar lo que sucedía en la escena, y nos convocaron para hacer algunas experiencias en el estudio, lo que derivó en la grabación de varias canciones en 2018. Dos de ellas, «Loco no te sobre una moneda» y «Gracias al cielo», fueron reversionadas en el estudio Ión, con la participación de músicos históricos como Charly, Fito y Dante Spinetta. También invitamos a Sergio Dawi, un gran amigo con quien hemos tocado varias veces. Fue una experiencia muy linda, pero luego vino la pandemia y quedaron pendientes algunas cosas, incluida la idea de «Rompan todo».
En 2022, estuvimos en Panda grabando material para esa propuesta, que iba más allá de un simple concierto, pensada como una ópera rock. Finalmente, se realizará el 31 de enero de 2025 en el Gran Rex.
O.c En el medio están estrenando el cuarto álbum de la banda. Que para linkearlo con Billy Bond le encuentro algo parecido, como manteniendo esa impronta tradicional…
No nos consideramos específicamente diseñadores sonoros; nuestra música es bastante auténtica. Somos sinceros en el desarrollo de las canciones y en la búsqueda sonora que responde a las necesidades de la obra. Sin duda, Las Bodas tiene una punción rock evidente, pero eso está al servicio de las canciones. Priorizamos que cada canción tenga su mejor «ropa» y que su versión ayude a conectar, buscando ser lo más directos posible para quienes las escuchan.
En este cuarto disco, retomamos cierto matiz psicodélico en la amplitud sonora, en contraste con nuestro primer disco homónimo de 2012, que tenía más capas de sonido. El segundo, «Juguete de Troya», y el tercero, «Ley de Gravedad», tienen un perfil más acorde a Las Bodas.
«Razones Poderosas» es un disco con más amplitudes de coloraciones musicales. La canción que da nombre al disco tiene arreglos de cuerdas y algunos de bronces, pero no buscamos orquestar; simplemente queríamos añadir matices que beneficiaran a la canción. Roco, el cuarto integrante, aportó coloraciones con sus sintetizadores y programaciones, lo que nos permitió ampliar nuestro rango sonoro. Yo también grabé pianos graves y sintetizadores, creando así un espectro sonoro más amplio.
O.c: El disco lleva un poco más de un mes y ya lo han presentado una vez… ¿Qué repercusiones tuvieron?
La experiencia fue muy linda. La primera presentación la hicimos en Lucile, y la particularidad de ese concierto fue que tocamos las 12 canciones del disco en el orden en que aparecen en el álbum. El disco salió esa semana, cerca del día del concierto, y nos sorprendió ver que el público ya conocía bastante las canciones; incluso tarareaban algunas melodías que habían salido 48 horas antes. Esto nos dio mucha alegría y, por momentos, nos sorprendió, ya que, en la actualidad, con las redes y las plataformas, parece utópico que alguien se siente, ponga pausa y se dedique a escuchar un disco de 12 canciones.
Sin embargo, sigue existiendo ese romanticismo. No es solo una burbuja nuestra de querer seguir haciendo álbumes; hay gente que realmente tiene ganas de tomarse el tiempo para escucharlos.
O.c: ¿Si me tuvieras que decís en líneas generales el hilo del disco cual sería? Que razones poderosas los llevaron hacer este disco que por momentos es distopico, donde hay como una realidad imaginaria que nos lleva después a pegarnos una patada para vivir la realidad.
Bueno, un poco de lo que te venía diciendo: las canciones se transforman una vez que las publicamos y las ponemos a disposición de los oyentes. El entendimiento y la asimilación de esas canciones por parte del público también se modifican; las personas se apropian del sentido de las canciones. Me resulta interesante lo que comentas, porque refleja tu sensación, y creo que esa es la idea. Lo valioso es sentir que el álbum transmite lo que a ti te parece, y eso es lo que más nos interesa.
Desde el lado del artista, sin duda podemos pensar que es un disco que continúa cierta línea lírica que surge de manera natural. No es un diseño 100%, sino que se trata de lo que queremos expresar, de qué queremos contar con las canciones. Es un mundo subjetivo, con marcos de realidades muy diversas, y en ese sentido hay una búsqueda de trascender la cotidianidad a través de una fortaleza espiritual.
Creo que es un disco que busca conectar con esa espiritualidad, que a veces es compleja de alcanzar en medio de tanto barullo, como hablábamos, de información y de cómo nos comunicamos unos con otros. También está el atosigamiento del día a día y la sobreexplotación que estamos viviendo como humanidad. A veces, poner pausa y encontrarse con nuestras emociones nos obliga a encontrar maneras de sobrellevar las dificultades cotidianas. Ahí están un poco las razones poderosas para continuar, que es lo que expresa la canción y que está presente en todo el álbum.
Creo que es un disco que, sin llegar a ser conceptual —porque no hay una narrativa específica y concreta que queramos contar—, sí tiene un núcleo de canciones que comparten un sentido uniforme, a pesar de la variedad. Me parece que es mejor que hablen los demás en lugar de que uno hable de sí mismo. Siempre me parece particular cómo el artista puede explicar lo que hace, sobre todo en relación a lo que genera su obra, pero creo que eso es algo que debería venir del lado de los oyentes. Sin embargo, puedo decirte que es una banda que, por naturaleza, maneja cierta amplitud en lo sonoro y estético. Sí, somos una banda de rock y hacemos canciones, pero hay diferentes ropajes que forman parte de nuestra personalidad. Me parece que ahí está esa diversidad, pero unificada en el sentido de lo que queremos expresar.
O.C.: Un día cualquiera plantea, de alguna forma, la necesidad de hacer un viaje hacia adentro, de vivir en un mundo propio fuera del caos que experimentamos hoy. ¿Qué tan necesario fue para la banda escaparse de esa realidad y realizar ese viaje interior?
Eso es una búsqueda que inevitablemente hay que atravesar y que puede considerarse un foco existencialista, algo que se refleja en nuestras canciones. Está presente en nuestra obra y quizás a eso te referías con la idea de mundos diferentes. El mundo interior de cada uno es una realidad, y esa interpretación construye la forma de entender no solo a uno mismo, sino también a los demás y lo que sucede a nuestro alrededor. Creo que salir del barullo y del ritmo que impone el sistema es fundamental, porque de lo contrario uno queda alienado, atomizado y dominado por lo que supuestamente tiene que hacer.
Hoy vivimos en un marco de ultramegacapitalismo individual, donde cada uno se convierte en su propio explotador. Esto ha cambiado a través de las redes sociales y la forma de comunicarnos, incluso en cómo trabajamos, ya que cada uno tiene que venderse permanentemente en el sentido de lo que hace. No es algo completamente negativo, pero es cierto que, de manera extrema, eso va fagocitando a las personas y distorsionando su entendimiento de la realidad.
Me parece que es importante buscarse un poco. La idea de «pienso, luego existo» es histórica, pero puede ayudar a no sentirse tan exigido y desequilibrado por las demandas del sistema. A veces, el término «escaparse hacia adentro» puede sonar raro, porque uno podría pensar que huir del sistema implica ir hacia algún lugar. Sin embargo, muchas veces es todo lo contrario; se trata de trabajar en uno mismo para recuperar una entidad saludable y no ser parte de un sistema que irradia esa toxificación permanente.
O.C.: Río nos invita a salir de lo común, a ser diferentes en un mundo donde todo está atomizado y parece tan igual. ¿Es necesario hoy en día ir contra la corriente en un entorno tan homogéneo? En algún momento mencionabas que los encuentro similares a Billy Bond; en ese sentido, para las nuevas generaciones, ustedes son una novedad.
Bueno, lo mencionábamos en una canción del segundo disco que dice que los clásicos son la novedad. No existe nada 100% nuevo; todo tiene alguna referencia a algo, y eso no es algo malo. Es una línea de tiempo que vamos construyendo, aunque a veces uno desearía que esa línea tomara un rumbo diferente al que toma. Pero eso es un concepto general de las cosas. Hoy no creo que estemos en un periodo muy virtuoso en esa línea de tiempo; no estoy hablando del arte, sino más bien en el sentido general de nuestra existencia como humanidad.
En cuanto a las canciones, es una mezcla de todo. Somos parte de una cronología musical que, en cierto modo, tiene un paralelismo con Billy Bond. No es algo que tengamos como bandera a defender permanentemente; simplemente somos eso, y no necesitamos dar muchas excusas. Es parte natural de nuestra esencia. Me parece que en toda expresión hay virtud, aunque también hay una saturación de expresiones. La búsqueda de la originalidad a veces radica en la sinceridad, porque hay un montón de parámetros establecidos que dictan lo que supuestamente conviene hacer, como un manual.
Hoy, todo el mundo está buscando qué es lo que conviene en términos comunicacionales, estéticos o comerciales, y eso consume mucha energía, especialmente en los artistas. Es un estrés estar enfocado en lo que supuestamente es conveniente. En ese momento, la música empieza a tener un sentido diferente, porque no termina de ser la prioridad, cuando la expresión artística debería serlo, sin tantos parámetros previos. Más allá de que uno pueda detenerse a buscar algo que le sirva para el desarrollo de su propia creación o proyecto.
Hay una poesía en el medio del amigo Pablo Chapas, un poeta contracultural que está constantemente desde sus trincheras poéticas tratando de modificar las conciencias. Fue un placer pedirle que se sumara a la canción. Él también es amigo de Ezequiel Ávalos; juntos tienen una agrupación llamada Hospicantes, que es un grupo de poetas contraculturales que ya han hecho sus discos y defienden la independencia de conciencia, más allá de estar o no con una compañía. Estamos hablando de la independencia de criterio, que es lo más importante. Así que esta canción tiene sin duda esa vinculación.
O.c: ¿Qué tan importante es la conexión entre diferentes artes, como la poesía y el diseño gráfico de la tapa del disco? En un momento en que a los artistas a veces se les pide que solo entretengan y eviten hablar de política, ¿crees que hay una reacción en contra de algunos músicos y artistas en los últimos años?
Bueno, es todo un tema porque creo que al fin de cuentas el aspecto político está presente en cada acción, inclusive en un acto no político. Nosotros trabajamos con matices cínicos e irónicos, pero también con la metáfora, que consideramos una herramienta poderosa y natural. A veces elegimos no ser tan literales, especialmente en opiniones políticas, pero el sentido de las coyunturas siempre está presente en nuestras canciones. Es interesante ver cómo las canciones, que pueden haber tenido un objetivo inicial, cobran nuevos significados a través de esta búsqueda metafórica.
La política a veces requiere ser puntual y concreto, especialmente cuando se busca mejorar la sociedad o señalar acciones negativas. La metáfora, en contextos de censura o represión, puede ser una forma de resistencia. Hoy, esa crítica se ha trasladado a las redes sociales, donde la sociedad se atomiza y se censura a sí misma, sin necesidad de un ente superior. Esto crea conflictos internos, y aunque uno pueda estar más alineado con un lado, la búsqueda debería ser encontrar puentes y formas de integridad más saludable.
Siempre habrá diferencias de opinión y modelos políticos, pero falta madurez para diferenciar proyectos de personalismos que generan rupturas. El arte debería ayudarnos a unirnos, no a distanciarnos. La metáfora puede facilitar una reflexión más profunda, evitando críticas superficiales. Hay situaciones donde oponerse es necesario, pero desde el arte, deberíamos potenciar la búsqueda de conexiones a través de nuestras canciones y expresiones artísticas, buscando reducir distancias.
O.c: Siento que en los últimos tiempos muchos artistas están comenzando a hablar de la realidad a través de metáforas o de manera indirecta. En cambio, en los 90, las bandas solían ser más concretas en sus canciones.
En este contexto, aparece un sentido más partidario de las opiniones, lo cual me parece positivo. Tal vez sea importante alejarnos de nuestro propio entendimiento y reconocer que, desde la obra, cada uno puede tener una idea clara. Inclusive, ser parte de un colectivo político y llevar adelante una militancia es algo que considero valioso. Esto implica comprometerse con una visión dentro de un colectivo específico que represente nuestras búsquedas para solucionar las dificultades que enfrenta la sociedad en diversos aspectos, ya sea a nivel económico, social, cultural, de salud o alimentario. Hay un montón de trabajo por hacer en esos ámbitos, y creo que es fundamental poner el cuerpo en ello, lo cual es un valor en sí mismo.
Sin embargo, cuando hablamos de arte, de canciones y de transmisiones, me parece que es más importante esta búsqueda de conmover la sensibilidad que todos tenemos. No importa de qué lado de la mecha estemos; hay que tratar de encontrarnos. En este sentido, creo que la metáfora no es pasiva. No estoy diciendo que la literalidad sea inactiva o proactiva. Muchos creen que la metáfora es cómoda porque no es directa, pero para mí eso es una interpretación con la que no coincido del todo. La metáfora puede ser incluso más profunda, ya que se asemeja a la filosofía en cierto modo. Nos ayuda a cuestionarnos y a seguir pensando.
La metáfora busca profundizar y, a menudo, trae más preguntas que respuestas. No sé si las respuestas que necesitamos están en una primera escucha; quizás es necesario profundizar un poco más y entregarse a analizar un disco de 12 canciones, en lugar de escuchar solo 30 segundos mientras hacemos zapping desde el celular y estamos ocupados con otras cosas.
¿Cómo podemos realmente sentarnos a escuchar un disco de 12 canciones? La clave está en apagar las distracciones y permitirnos escuchar de manera consciente. Es un proceso que requiere ir hacia adentro, para luego poder salir y encontrarnos con los demás. Esa conexión es lo que realmente importa en el arte y la música.
O.c: ¿se puede ser feliz sin saberlo, como dice la canción de la salida? A lo mejor somos felices y no lo sabemos por no mirar la simpleza que nos rodea..
Es un tema importante, porque esta atomización de la que hablamos refleja la forma de comunicarnos como sociedad desde hace varios años, impulsada por las redes sociales y la efimeridad de los contenidos. A veces, la sociedad habla de contenido y no de arte. Hoy no sé si los contenidos son realmente observados con la atención y dedicación que merecen. Esto también se refleja en lo cotidiano; en esta atomización, dejamos de prestar atención a nuestros padres, amigos y a la posibilidad de caminar, movernos o hacer actividades que nos hacen felices.
A menudo, damos por sentado el acceso a consumos culturales y no valoramos la riqueza humana que nos rodea. Tal vez la estamos denostando al no prestarle la atención que requiere, ya que nos pasamos quejándonos de lo que sucede. Es cierto que hay motivos para quejarse, pero ¿cómo apagamos eso y enfocamos en lo positivo que seguramente tenemos? No hablo de conformismo, y la canción «La Salida» tampoco se centra en eso. ¿Qué salida encontraremos si no valoramos las cosas buenas que tenemos? Si estamos dedicados solo a la negatividad y el conflicto, podemos perder la batalla.
Creo que podemos alimentarnos y fortalecernos, incluso si tenemos que enfrentar conflictos que requieren mucha energía. ¿Cómo nos fortalecemos para enfrentar eso? Tal vez ya tengamos las herramientas; solo hay que ponerlas en valor.
O.c: ¿La Salida puede estar en la música, en el arte, hablando un poco de esto?
Sin duda, esta es una herramienta que nos ayuda a salir de esos encerrones, de esos laberintos que, en muchos momentos, nosotros mismos abonamos. Hablo de nosotros como humanidad. A veces, parece que los problemas que enfrentamos provienen únicamente de esferas que no nos afectan directamente, como si la clase política viniera de otro planeta. Sin embargo, en muchos casos, estas cuestiones impactan nuestro día a día de manera significativa. Creo firmemente que tenemos las herramientas necesarias para modificarnos, comenzando por nosotros mismos, sin necesariamente tener que cambiar la realidad que nos rodea. Podemos aportar luz y ser actores del bien en nuestras comunidades.
Es importante señalar que el concepto de bien y mal es subjetivo, y eso podría ser objeto de otra charla más profunda. Pero, al menos, podemos esforzarnos por ser actores que no dañen a los demás, a la otra persona, al otre, desde una intención genuina y positiva. En este sentido, creo que la música, que es uno de los lenguajes universales más directos que existen, puede ser una salida. Sin embargo, también puede convertirse en un medio de escapismo, y ahí es donde radica el peligro. Cuando la música y el arte se convierten en meros entretenimientos, pueden contribuir a la alienación y a la superficialidad de nuestras vidas.
A veces, me gusta diferenciar entre arte y entretenimiento, y hoy en día estamos en una etapa en la que el entretenimiento se ha instalado de manera muy fuerte en nuestra cultura. No estoy seguro de que haya tanto arte genuino como se dice; muchas veces, todo el mundo habla de arte, pero no sé si todo lo que se presenta realmente califica como tal o si es simplemente entretenimiento. Lo que realmente buscamos es esa profundidad; no solo nos interesa consumir contenidos, sino encontrar obras que realmente puedan revolucionarnos internamente, que generen modificaciones en nuestra forma de ser y de ver el mundo, en lugar de limitarnos a entretenernos por un rato. La búsqueda de esa profundidad es lo que puede llevarnos a un cambio real y significativo en nuestras vidas.
O.c: Para cerrar, el 14 de diciembre se presentan nuevamente en el Club Atlético Fernández Fierro, un lugar que debemos apoyar por su espíritu contracultural. ¿Tienen planes de girar por otras provincias después de eso?
Por spuesto, pero el plan para la presentación del disco es para 2025. Ahora estamos enfocados en el concierto en el CAF, un lugar que representa esa búsqueda contracultural y se aleja del molde. La Fernández Fierro, como cooperativa, modifica las lógicas tangueras y es un espacio de resistencia. Es un lugar que queremos mucho, con amigos en la organización, y es un placer tocar allí porque enriquece la experiencia.