El escritor Argentino radicado en México Gastón García Marinozzi es el autor del libro ¿Quien dijo que todo está perdido?, Biografía de una canción (Turner Libros). La obra indaga la historia y la importancia de lo que él llama «el último himno latinoamericano» que es nada más y nada menos que la canción Yo vengo a Ofrecer mi corazón de Fito Paéz. Aunque dé para debatir si la canción del rosarino es el último himno latinoamericano, Gastón Marinozzi a lo largo de 254 páginas argumenta de manera convincente su tesis. Para ello charló con diferentes referentes de la música, la política y el periodismo como Armando Manzanero, Eugenia León, Pablo Milanés, Andrea Echeverri, Joan Manuel Serrat, Mónica Maristain, Susana Baca entre otros referentes de distintos países. También revindica el boom cultural postdictadura sobre todo durante 1984 y 1985.
El flamante libro se divide en dos partes, la primera haciendo hincapié en la importancia de la música popular en la sociedad tomando como ejemplo Bella Ciao y algunas otras. Porque, como sostiene su autor en el libro los movimientos sociales necesitan que sus juglares escriban sus himnos. Para ello cita la importancia de la chanson francesa, Bob Dylan hasta llegar al folclore, pasando por el tango y terminando con Fito Paéz.
Por supuesto que durante casi todo el libro está presente la imagen de Mercedes Sosa, quien según Marinozzi «Capaz que si no la hubiera cantado la negra hubiera quedado perdida en un gran disco como Giros». Tal vez eso sea porque la negra fue la encargada de convertirla en un himno ya en postdictadura y después de muchos años exiliada. Gracias a la interpretación de la tucumana Yo vengo ofrecer mi corazón toma vuelo propio, se convierte en himno y empieza la segunda parte del libro donde su autor indaga la importancia de la canción en países como Chile, Perú, España, Colombia, Nicaragua gracias a los diferentes entrevistados.
Otra Canción: Me interesa saber cómo surge la idea de hacer la biografía de una canción como Yo vengo a ofrecer mi corazón y no tango de Fito Paéz.
Gastón Marinozzi: Yo no quería contar la vida de Fito porque hay otros libros que la cuentan y él también en sus canciones. Lo quería tomar a Fito como excusa para contar otras cosas. En el libro agarro la canción Yo vengo a ofrecer mi corazón y planteo una teoría alrededor de ella. La idea era contar la vida de ese artefacto cultural tan pequeño como es una canción, pero que puede ser impactante. Eso me permitió hurgar mucho más, irme hacia la historia de la música y la canción. Me interesaba la vertiente de canción himno que tiene Yo vengo a ofrecer mi corazón.
Me preguntaba en mi tesis porqué era la última canción himno. Aunque hay muchos movimientos reivindicatorios que tienen sus canciones a lo largo del mundo. Un ejemplo puede ser Bella Ciao que pasaron 100 años y se volvió a cantar en Irán por chicas en contra del velo obligatorio. Me quería abocar a la idea de porque una canción podía tener ese poder de himno. Además de hablar de una época muy específica de la Argentina como fueron los años 1984 y 1985 que son muy importantes para mí y que creo que hay que reivindicar.
Todo esto nació como un documental que todavía está inédito que hicimos con Fito Paéz y Diego Álvarez. Fue un pedido de Fito para celebrar los 35 años de Giros, supongo que se publicará en cualquier momento. Algunas de las entrevistas del libro están en el documental
O.C: ¿Pero por qué elegiste yo vengo ofrecer mi corazón para abordar esos años? Creo que en el imaginario social hay otras canciones son más representativa o están más involucradas socialmente. Por ejemplo en el imaginario de esa época está más presente por ahí Serú Giran con canciones que reflejan de manera más directa lo que pasaba en ese entonces que Fito.
G.M: Estoy totalmente de acuerdo con vos. Si nos concentramos solamente en Argentina encontramos el boom cultural con Charly García por encima de todo. De alguna manera fue Charly el que nos contó la vida de los argentinos. Pero lo que sucedió con Yo vengo a ofrecer mi corazón es que junta a muchas otras canciones y momentos. Es un tema que trascendió la argentina y por supuesto a Fito Páez.
Esa canción tiene algo particular y es que Mercedes Sosa la cantó y la movió por el mundo convirtiéndola en himno. El viaje de la canción comienza con Mercedes para luego ser cantada en México por Eugenia León, en Cuba, en Chile. También en las marchas por el proceso de paz en Colombia. Me contó un colombiano que cuando cantaban tanta sangre que se llevó el río es porque en Colombia se tiraban literalmente los muertos al río. Después que matan a los 43 estudiantes de Ayotzinapa en México y se comienza a cantar la canción en las marchas. Se cantó en Nicaragua en la marcha contra Ortega.
En España tomó otro vuelo porque la cantó Ana Belén, Buika, Sole Giménez, Serrat con un vuelo más romántico.
Pedro Mairal en una de las entrevistas del libro dice que parece una canción más latinoamericana que argentina. Creo que es verdad sobre todo por la manera que está compuesta, con un aire folclórico que funciona bien en cualquier lado. Tiene una serie de consideraciones que la hacen bastante universal e hicieron que se cante en griego, francés, alemán…
Sin duda para los argentinos hay otras canciones o expresiones que pueden ser más importante, pero Yo vengo ofrecer mi corazón tiene un perfil regional como ninguna otra.
O.C: Entonces lo que hizo trascender la canción fueron las distintas interpretaciones que tuvo. Algunos más por el lado político mientras otros por el lado del amor.
G.M: Si, Fito tuvo ese momento de hacer canciones universales. Escribió canciones de un modo genérico que la podes utilizar en muchas situaciones como sucede con Yo vengo a ofrecer mi corazón. También la posibilidad de cantarla simplemente con un bombo la torna tan falsamente básica que parece que cualquiera la puede cantar o tocar. No hay nada más latinoamericano que un bombo, con eso ya podes cantar la canción.
O.C: En la primera parte del libro lo relacionás a Fito con libros y autores como Respiración artificial, Walsh, Aroldo Conti, Moyano, Jorge Asís entre otros. ¿Qué relación encontraste entre esos libros y la canción?. A simple vista diría que no se nota mucho ese bagaje en la canción.
G.M: Fito es un gran lector. La relación con estos libros está dada por la época y el lugar. Es muy resonante entender el boom cultural de Argentina en esos años. El descubrimiento de libros como Respiración Artificial que si bien se escribió unos años antes en dictadura, en los años que salió la canción circulaba mucho. Lo mismo pasa con Moyano, autor del que nunca se habla y es un asunto pendiente de la crítica, sobre todo de Buenos Aires.
O.C: De hecho a Moyano lo conocí hace un par de años por una movida cultural que se armó detrás de su imagen en La Rioja. Creo que existe en los últimos años una necesidad de difundir a Moyano, de hecho se reeditaron su obras hasta salieron algunas inéditas…
G.M: Yo lo descubrí de casualidad cuando vivía en Córdoba por un profe que me lo recomendó. Es como Saer y grandes autores de provincias que no pagaron su cuota en Buenos aires.
Volviendo a la relación de estos autores y Fito, está dada por la época, por saber que pasaba en la literatura, en el cine y el teatro que fue un boom impresionante. Córdoba por eso años tuvo una explosión importante con el teatro.
Había una especie de primavera en lo democrático, social y cultural. Fueron años de una gran producción musical. Estaba naciendo Soda Stereo, Los redonditos de Ricota. Estaba Virus, Sumo y por supuesto Charly.
Yo vengo a ofrecer mi corazón en las voces de Fito y Mercedes convive el mundo del arte y lo social. Capaz que si no la hubiera cantado la negra hubiera quedado perdida en un gran disco como Giros. Pero al sacarla Mercedes del montón que se estaba produciendo la transforma en un boom. También fue la cortina de una telenovela de Alberto Migré, era la canción del momento.
O.C: ¿Qué influencia tuvo su paso por la trova en la canción Yo vengo a ofrecer mi corazón?. ¿Percibiste alguna influencia del Fito que compuso La vida es una moneda, Actuar para vivir entre otras?. Me da la sensación que después de la trova Fito se vuelve más rockero.
G.M: Creo que Giros es el carpetazo a la trova y no nos refiramos solo a la rosarina, sino a todo lo que se entiende como trova latinoamericana con gran influencia cubana. Yo vengo a ofrecer mi corazón viene a cerrar esa etapa de la canción de los 70 principios de los 80 que tuvo ese coletazo fuerte en Rosario. Los tiempos cambiaron para ese tipo de música que planteaba una pequeña revolución dentro de una canción.
Siento que Yo vengo a ofrecer mi corazón es la última de todo un género que va mucho más allá de la trova. Es algo que ahondó más en el libro cuando hablo de la canción italiana de los 50 y 60, la canción francesa, la española con Serrat y otros cantantes.
A veces observo que pasa con las canciones en movimientos como Black Lives Matter o los movimientos feministas en Estados unidos. Por ejemplo Kendrik Lamar es uno de los raperos que ganó el Pulitzer y es uno de los músicos principales de los movimientos antirracistas junto a Beyonce. Algo parecido pasa con el rap español con Mala Rodríguez llegando al hip hop de los cubanos en la última etapa. Creo sus canciones tienen una intención por su contexto social de convertirse en himnos, pero el tiempo es el que define que canción se convierte en himno. Eso es algo que trasciende al artista.
Pensemos en chile donde cantaban en las marchas el Baile de los que sobran, una canción que tiene 20 años se convierte en un himno. En México Vivir Quintana escribió una canción muy bonita contra los feminicidios que se canta en todas las marchas. En Chile el colectivo Las Tesis hicieron la canción Un Violador en tu camino. Todas son canciones que en su contexto son representativas. Hay que ver si superan el tiempo y quedan como himnos porque son canciones que tienen apenas dos o tres años. La de Fito ya tiene 40 años y se sigue cantando.
O.C: Podemos decir que Giros marca una ruptura. Se ve una clara influencia de Charly, Spinetta aunque también está el folclore por supuesto…
G.M: Eso es interesante porque no sé si Fito decide irse a un género u otro. Me parece que asume la mezcla de géneros sin ningún complejo. Después de eso hace La la la y canta Grisel con Spinetta. Para mí eso es un hito importante porque cuando cantan ese tango están diciendo que todo es posible. Después de ese disco el rock argentino va asumir sin complejo esa amalgama. Esa cosa de pelearse por quien era más tanguero, folclórico o rockero queda de lado.
Fito con Giros siento que muestra esa amalgama que dice que el rock argentino tiene folclore, Baguala (como D.L.G) y todo el rock que quieras. Igual no se lo adjudico a solamente a Fito pero sí creo que inventa una manera de entender de que estábamos hechos en Argentina y eso si fue revolucionario e inspirador. Por ejemplo en Colombia y México los grandes grupos de los 90 como Café Tacuba, los Caifanes, Los Arterciopelados o los Prisioneros de Chile, entendieron que tenían que hacer ese rock abregando toda la música de su región.
Aterciopelados triunfa porque no tiene prejuicio de hacer folclore colombiano. El disco de Carlos Vives recuerdos de provincia con instrumentos de rock es un golazo. Café Tacuba cuando saca Re con cero complejos en hacer música tradicional mexicana.
Todas esas cosas estaban en el disco Giros 15 años antes. Excepto Charly que no necesitó hacer nada de eso y es un genio al que todos tienen presente.
Creo que Giros juega con todas esas influencias de una manera muy buena. Para mí tiene ese efecto de prisma refractario. Es como la portada de Pink Floyd donde hay un prisma que le entra un rayo de luz y luego se refracta en todos los colores. Fito fue un chico que creció con un padre melómano y desde chico escuchaba The Beatles, Bossanova, Serrat, King Crimson, Charly, Litto Nebbia, Spinetta. Además de tango, jazz y Mercedes Sosa. Creo que fue un chico que absorbió lo mejor de la música del mundo y se ve resumido en Giros y con tan solo 22 años.
O.C: En esta conversación siempre está presente Charly. Capaz me equivoco pero me da la sensación que si bien Charly es el más grande en Argentina, Fito supo trascender más a nivel latinoamericano. De hecho Fito tocó con Carlos Varela, Silvio, Sabina con Pablo…
G.M: Charly es el más grande y eso es indiscutible. Lo reconocen en todos lados y cada vez más. Estoy fascinado porque llevo catorce años en México y nunca escuche tanto a Charly fuera de argentina como desde hace 4 años. Acá salís a cualquier lado y siguen sonando Los enanitos verdes, Vilma palma, Los Cadillacs, Caligaris como música ambiental. Después hay un reconocimiento total por Charly.
Lo que le paso a Chary fue que convirtió su carrera en un desastre. Cada vez que me junto con amigos a hablar de música todos tienen una anécdota fallida sobre un concierto o una visita de Charly en México. Al igual que nosotros en Argentina, yo tengo el recuerdo de haberlo esperado hasta las 5 de la mañana en La Vieja Usina. Esas eran cosas que en Argentina se las aguantaban, pero no en el mundo profesional de México. A diferencia de Soda Stereo que es el que inventa en beneficio de la música esa profesionalización de la música latinoamericana. Ellos inventan las grandes giras en la región y se convierten en ídolos en todos los países. Fito sabe hacer eso muy bien, aún hoy a sus casi 60 años.
Fito y su himno Latinoamericano
O.C: Qué importancia tiene para Fito Cuba y la invitación de Pablo Milanés al festival de Varadero. Recordemos venía de un momento duro después del asesinato de sus tías.
G.M: Totalmente, es un momento trascendental. En el capítulo que hablo de Cuba hay testimonios muy interesantes de Pablo Milanés, Wendy guerra, Carlos Varela y Kelvis Ochoa.
Para Fito fue trascendental porque acaba de ocurrir la tragedia de las tías y Pablo Milanés lo lleva a uno de los festivales más importantes de Cuba donde cantaban Caetano, Chico Buarque y todos los grandes de Latinoamérica. Fito lleva al festival la rebeldía y el rock and roll argentino a una Cuba que pensábamos que era libre pero que en realidad no lo era.
Uno veía a todos sentados en una banqueta vestido de negro cantando y llega Fito saltando y con un montaje escénico apabullante que todos alucinan. En ese festival están las mexicanas Eugenia León y Tania que traen a Fito desde la Habana a México. Todo eso para Fito fue muy importante porque fué su primera trascendencia fuera de argentina.
Al año Fito vuelve a Cuba para tocar en el Karl Marx. Un teatro conocido por ser de los militares y donde daba su discurso Fidel. En ese contexto llega Fito con el pelo largo y para los jóvenes cubanos que estaban inmersos en ese régimen fue muy shockeante. Todavía ahora hay músicos como Cimafunk que admiran mucho a Fito Páez.
O.C:¿Cómo hiciste para elegir los entrevistados? Hay músicos, políticos hasta un sobreviviente de Ayotzinapa.
G.M: Fui investigando los efectos que tenía la canción en distintos lugares. Había que hablar con músicos que interpretaron Yo vengo a Ofrecer mi corazón. Les pregunté porque la canción es un himno, sobre todo cuando estuve al frente de Armando Manzanero, Pablo Milanés o Serrat. A todos ellos les pregunté como se hace una canción y me dijeron no hay ningún misterio porque no saben cómo sale una canción. Por eso hay una parte a la que me dedico hablar de esa magia tan hermosa del arte que nadie puede explicar.
Fuí país por país, me faltó Brasil en la que teníamos varias entrevistas pero que no terminaban siendo tan fuerte. Las que forman parte del libro estaban más cerradas como en el caso de Colombia con Andrea Echeverri, Chile con Camila Vallejo o el abogado Luciano Foullioux Fernández que en su alegato contra Pinochet cita la canción.
O.C: Hay algo que me quedó dando vueltas que es la relación de Fito con Feliú. Algo que muchos nombran en tu libro. En algún punto dicen como que Santiago es el Fito de Cuba…
G.M: Santiago fue un rebelde de la revolución en la medida que eso era posible. Santiago es el hermano mayor de la generación de Carlos Varela y Kelvis Ochoa que todo el tiempo debaten entre quedarse o irse de Cuba.
Por otro lado Santiago tiene la ventaja de haber fallecido y congelar su imagen como el revolucionario de la música dentro de la revolución. Pablo y Silvio se quedaron haciendo mas o menos lo mismo con su calidad artística.
Feliú tenía otra cosa que es el altísimo prestigio lirico y poético. Es una ventaja que tuvieron Cerati, Spinetta y Charly. Creo que la música argentina tiene una particularidad estética en las letras que lo distingue. Me parece que eso tiene que ver con la potencia de los poetas del tango y folclore que han sido muy particulares. Creo que Santiago está relacionado con esa onda, fue un gran letrista y eso lo distinguió del resto.
O.C: Esto me hace pensar lo que sostiene Julieta Roffo cuando dice que Fito desafina pero aún así es precioso como canta. Personalmente creo que canta de una manera muy particular y supo sacarle provecho a eso…
G.M: Fito tiene su estilo cuando habla, cuando se mueve y canta. Sus shows son impecables, de una entrega muy ordenada y profesional. Tiene esa capacidad de trascender generaciones. Vas a los shows que está haciendo por los 30 años del Amor después del amor y hay chicos de 20 años. Es como dice Julieta tiene ese algo que encanta a la gente.
O.C: Monica Maristain equipara Yo vengo a ofrecer mi corazón con Canción de la bestia. ¿Para vos hay alguna canción que este a la par de Yo vengo a ofrecer mi corazón?.
G.M: En el efecto de todo lo que estamos hablando creo que no. Pero hay que darle tiempo. Yo creo que Canción de las bestias no ha sonado lo suficiente por lo menos en México. Luego está El amor después del amor que es un disco completo. Ese trabajo tiene un poder emocional que aún se sigue escuchando. Fue tan impactante la salida del Amor después del amor que creo que tiene algo similar a Yo vengo a ofrecer mi corazón.
O.C: Si bien Giros es un discazo, el gran éxito de Fito es sin duda El Amor después del amor. De hecho es el disco más vendido del rock argentino.
G.M: Había dos discos que tenía casi todo el mundo, uno era El amor después del amor y Romance de Luis Miguel. Era impresionante porque no tenían nada que ver el uno con el otro pero todos tenían esos discos. Fue la mirada de un Fito inspirado y haciendo un producto perfecto a diferencia de otros discos suyos que parece faltarle filtros que él no tiene, ni le importa tener. Eso hace que saque discos todo el tiempo con canciones buenas o malas pero que ahí están.
O.C: En poco tiempo sacó tres discos, uno de piano, uno sinfónico y otro de rock que forman Los Años salvajes…
G.M: Admiro mucho la energía del alguien así. Es extraordinario porque va haciendo cosas que son prueba y error pero siempre hay algo que termina gustándole a la gente.
O.C: Hay muchas versiones de Yo vengo a ofrecer mi corazón, que versión es la que más te gusta. Además de la de Fito o Mercedes…
G.M: Justo en la etapa de finalización del libro salió la de Susana Baca que me conmovió mucho. Hay una versión en vivo que hace el dúo pop Jesse Joy durante la entrega de unos premios justo en el momento del conflicto de Trump con los migrantes. Ellas le dedican esa versión a los migrantes con una puesta en escena que hace una alegoría al problema. En ese momento la canción toma esa dimensión nueva, tal es así que una de las chicas termina llorando. Creo que me quedo con esa.
O.C: Para terminar, que otros proyectos tenes. Sé que escribís novelas también.
G.M: Acaba de salir mi nueva novela por Alfaguara que espero que llegue pronto por argentina. Se llama Los lugares verdaderos. También estoy con otra novela y ensayo que supongo saldrán el próximo año.
Foto de portada: Magdalena Audap Soubie