El músico y compositor oriundo de Mendoza y radicado en Buenos aires desde el 2010, dio a conocer en mayo, su último trabajo discográfico Ofrendas para el universo, compuesto por 11canciones donde confluyen géneros como la canción, el rock, la tonada cuyana, la chacarera y algunos matices afros. Desde allí, Emanuel invita desde la música y la poesía a «re descubrir la esperanza, no como una vida después de la vida, sino naufragando a expensas de ésta, en un mar donde proliferan las orillas».
Otra Canción: Me gustaría empezar porque nos cuentes quien es Emanuel Bonnacorso.
Emanuel Bonnacorso: Es una pregunta compleja, quizás porque cuando pienso lo que soy no me podría definir de una sola manera. No porque me crea que soy especial sino porque mi visión sobre el individuo se acerca a quienes sostienen que el ser humano interactúa con un determinado contexto y sus circunstancias. Pero hablando un poco de esa construcción que hago sobre mí como artista te podría decir que soy un cantautor por la razón de que lo que más me gusta del arte es la música y la poesía. La canción tiene la particularidad de juntar estas dos disciplinas artísticas como ninguna, y por otro lado me da mucho placer cantar las canciones que compongo.
O.C: Encuentro muchas influencias en la forma de componer y la interpretación como, por
ejemplo por momentos me hizo recordar a Fandermole. Le sumo que sos de San Carlos,
Mendoza, lugar donde nacieron Los Altamirano, aunque tenes una clara influencia también
del rock o la canción.
E.B: Fandermole es fundamental, creo que no solo en mí, sino también en la mayor parte de los cancionistas de los últimos treinta años. Él ha sido el gran influyente, es como Peteco Carabajal, una luz en el cancionero folklórico contemporáneo. A Fandermole lo conocí por Baglietto que también le canta canciones a Fito (Páez). Creo que todo lo que haya interpretado Baglietto ha influenciado en mí. Por otro lado, la puerta de la casa de Los Altamirano está pegada a la puerta de la casa de mi vieja. Hay una historia de amistad de mi madre con Daniel Altamirano desde la infancia. Y si uno recorre las calles de La Consulta en San Carlos cualquier día de la semana, en alguno de sus hogares están sonando Los Altamirano. Con respecto al rock claramente estoy influenciado por los que considero pilares del género acá en Argentina: Charly, El Flaco, Cerati y Fito. De entradita me hicieron escuchar a los Beatles y desde muy pibe con ellos me empezó a gustar la filosofía cuando no tenían ni idea quienes hacían filosofía. Imaginate!
O.C: El disco se llama Ofrendas para el universo, a mí me gusta pensar que más allá que todos
compartimos el mismo universo, hay pequeñas cosas que crean nuestro propio universo
personal, como los amigos, las cosas que leemos, la música que escuchamos. ¿Cómo es
el universo que te llevo a escribir este disco?
E.B: El universo que me lleva a realizar este material es hermoso. Entiendo que todas y todos los que buscamos como fin al amor vamos tejiendo urdimbres resistentes a este contexto poco amable con nosotras y nosotros. La historia de la humanidad ha dejado mucho que desear, salvo algunas excepciones. Si llevo esto a lo personal mi experiencia no dista al resto de la humanidad. Mi vida está cargada de desaciertos, pero intento que cada mañana sea un despertar y hay mucha gente que me ayuda para que así sea, y viceversa. Ese ida y vuelta con mis seres queridos es el motor de Ofrendas para el universo.
O.C: Me gustaría saber un poco como nace la canción Boomerang. Me resulta interesante la idea de mirar alrededor y percibir que todo el mundo a nuestros ojos son un espejo de nuestra mente.
E.B: La canción nace de la idea de soltar ataduras, cadenas. Dejar que todo fluya. No es fácil, pero no imposible. Es más bien una práctica. El boomerang es un arma, y como todo lo que consideramos negativo contiene en sí un lado positivo, visto desde desde ahí la considero un arma de liberación. Eso de “mirar alrededor y percibir que todo el mundo a nuestros ojos es un espejo de nuestra mente” es un poco la mirada junguiana de que “todo lo que no se hace consciente se manifiesta en la vida de nosotros como destino”. Estoy convencido de que lo lindo de estar en este planeta es hacer consciente nuestra mirada con respecto a lo que nos rodea, hacer consciente nuestro destino, poder verlo. Eso es lo que intento decir. Igual no se si me expliqué bien.
O.C: En el solsticio del porvenir decís “me junte con brujos para no decir que estaba todo dicho (….) en mi interior pude encontrar lo que haya fuera nada nos puede dar (…)” Creo que el arte en general tiene algo de hechicería hablando metafóricamente que nos llega de diferentes maneras.
E.B: De que el arte es un hechicero en sí, no tengo ninguna duda. Lo he puesto en práctica haciendo música en la calle, le cambia la vida aunque sea por unos minutos a los demás y a uno mismo. Cuando el arte está en conexión, transforma. Las diferentes tradiciones místicas hicieron simbiosis con el arte y de su intersección surgió la llave para la sanación. Lo simbólico fue fundamental en ese proceso, y es el arte que a través de los tiempos ha podido sostener esto. Por último, no hay ninguna cultura en la historia de la humanidad que haya perdurado si no es a través del arte. Que hoy la cultura dominante lo niegue o se haga la zonza, eso es otra cosa.