La cantante y actriz Grisel Bercovich revisita y dialoga con la obra que el compositor José María Contursi le dedicó a Susana Gricel Viganó. «Katunga» (como lo apodaban al famoso letrista) fue conocido en el mundo del tango por composiciones como Tú, Tango Triste y Gricel. Esta última interpretada en el famoso disco Lalalá de Fito Páez y Luis Alberto Spinetta.
La nueva obra de Grisel Bercovich se divide en dos partes. La primera publicada en enero es el Ep Grisel canta Contursi. La cantante interpreta las canciones junto a Juan Correa en piano creando una impronta propia influenciada por el jazz. La segunda parte, Traspacielo, publicada en abril, está compuesta por cinco canciones propias las cuales Grisel Bercovich se pone en el papel imaginario de Gricel Viganó respondiendo a los famosos tangos que Katunga le dedico.
O.C:¿Cómo llegaste a la obra de Contursi? Tengo entendido que, indirectamente, fue gracias al disco Lalala, de Spinetta y Páez.
Grisel Bercovich: Cuando era chica me decían que había un tango con mi nombre. De tango no sabía demasiado, salvo por algunos programas de televisión en los que participaban cantores y cantoras. Ojalá pudiera acordarme del momento exacto que escuché por primera vez Gricel. Lo que sí recuerdo claramente es que me acerqué a ese tango, y al tango en general, a través y a partir de escuchar la versión de Spinetta – Páez. Fue un acercamiento, podría decirse, más suave y un poco más rockero. Después me fueron dando ganas de tango, de conocerlo, y lentamente lo fui haciendo, a partir de escuchar mucho a Horacio Molina y en la medida que iba sintiendo que me era cómodo, placentero y me permitía expresarme.
O.C: Para quienes no conocen todavía la historia de Gricel y José María Contursi, ¿podrías contarnos un poco de qué se trata?
G.B: Claro que sí. La historia de amor de Contursi y Gricel es una historia de amor con final feliz. José María Contursi, hijo de Pascual Contursi, quien fuera uno de los precursores del tango canción, conoce a Gricel en Radio Stentor, donde él trabajaba como locutor. Gricel, que tenía quince años y vivía en Capilla del Monte, había sido invitada por Nelly Omar y su hermana a la Capital para asistir al programa de “Katunga”. En el momento que se vieron se produjo un flechazo y quedaron imantados el resto de su vida. Contursi estaba casado y vivía con su familia en Buenos Aires. Luego de un tiempo, Contursi, que se encontraba con algunos temas de salud, viaja a las sierras cordobesas para reponerse y es hospedado por la familia de Gricel. Luego de ese encuentro fueron años de cartas y luego de canciones que el letrista le dedicara durante años a su musa inspiradora.
O.C: En lo que va del año lanzaste dos EPs: Grisel canta a Contursi y Traspacielo. ¿Cómo fue la búsqueda de la sonoridad y la decisión de los arreglos en ambos discos? Se nota un trabajo muy fino; Juan Correa, en el piano, te acompaña muy bien. Además, cuando interpretás a Contursi, te corrés del tango tradicional para hacer tango canción con una impronta jazzera.
G.B: Qué bueno que se perciba ese trabajo fino. La verdad que fue un trabajo minucioso y condensado. Durante cuatro meses ensayamos todo lo que necesitamos, casi sin límite, salvo unos pocos. Juan Correa, el pianista y arreglador me preguntaba qué era lo que me imaginaba de cada canción, casi como Aladino con su lámpara, y yo le decía por ejemplo Tú me encantaría que fuese muy canción, que sea dulce y que la parte B contraste con la A. Juan lo procesaba y llegaba con ideas ya plasmadas en la partitura. Entonces lo uníamos con la voz y lo pasábamos varias veces. En esas pasadas se pulían las dinámicas, los matices y a través de la repetición, cual texto dramático, iban quedando fijadas. El día de la grabación fuimos con todo ensayadísimo, entonces fue ir a divertirnos… ¡a estallar! Es parecido a lo que sucede en el vivo, que vas con todo lo más sabido posible y si los astros confluyen sólo queda fluir. En el vivo lo diferente y más especial y necesario es la presencia del público. Al grabar está la presión del tiempo pero como dije antes, con todo bien ensayado, pasan otras cosas.
Juan es un pianista muy especial, está en cada detalle y en su pianística confluyen, a mi criterio, jazz, folklore y música clásica. Ese lugar de abordaje o de pensar y crear la música que me propone el pianista hace que yo modifique mi lugar de cantante y también de la voz. Propone una riqueza nueva y diferente, una expresividad más sutil que a mí como artista me hizo despegar-me de ciertos lugares a veces más comunes. Aparece una “canción-tango” como capítulo que se abre.
O.C: Por otro lado,”Tango triste” me parece que es la canción más rockera de Grisel canta… tiene un ritmo irregular. ¿La idea de hacerla de esa forma fue tuya?
G.B: Qué interesante tu apreciación. ¡Es tal cual! Tango triste es la más rockera . Fue una propuesta totalmente de Juan llevarla hacia ese lado. Al ser irregular también necesita más tiempo de madurar para poder interpretarla con más libertad y más despojada. Es una versión que necesita añejarse un poco más, a mi criterio.
O.C: Contanos sobre el EP Traspacielo y tu propuesta de imaginar qué le contestaría Gricel a Contursi.
G.B: Traspacielo como palabra a mí me encanta, me lleva a un lugar de posibilidad. Traspacielo es una palabra que inventé y que se refiere a las uniones con personas, objetos, ideas que traspasan el cielo. El EP Traspacielo y Gricel canta a Contursi son dos creaciones que funcionan juntas y separadas. La contestación de Gricel es un poco la contestación de Grisel. En esas “respuestas”, en mí como cantautora, se fusionan las Grisceles. Susana Gricel Viganó le dice primero que lo espera, que espera sus canciones, que las escucha en la radio y que sabe que él la está “mirando” cuando ella se despierta. También le dice que lo extraña cuando se baña, que lo extraña de un modo extraño y le confiesa, al irlo a buscar, que lo quiere y que guardó durante muchos años en una cajita “mi boca pintada, entradas usadas de cine, dibujos, embrujos, poemas, dilemas, preguntas”.
O.C: ¿Cómo te llevás con el rol de cantautora? En Traspacielo, tanto desde las canciones como la interpretación, quedan expresadas emociones variadas, sin embargo, en las letras resalta tu sentido del humor.
G.B: La verdad que el rol de cantautora me encanta. Hace no muchos años empecé a pensar la idea de hacer obra. Antes componía como necesidad, como que las canciones aparecían y casi había que atajarlas. Para bien o para mal, en un momento empecé a pensar un poco más en cómo llegaban y en cómo moldearlas, en cómo tener más recursos compositivos. Es cierto que se impone lo emotivo y también es cierto que atrás de todo siempre está el humor, por suerte, guiñando un ojo…